A Rafael Tomás Caldera Pietri
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Las traslúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.
(Las tardes a las tardes son iguales).
Jorge Luis Borges – Spinoza. (El otro, el mismo. 1964)
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A pesar del fondo rojo rojito de su logotipo, Commentary no es una publicación marxista:
Commentary es una revista mensual estadounidense sobre religión, judaísmo y política, así como temas sociales y culturales. Fundada por el Comité Judío Americano en 1945 bajo la dirección de Elliot E. Cohen (editor de 1945 a 1959), la revista Commentary se convirtió en la principal revista de asuntos judíos de la posguerra. El periódico se esforzó por construir una nueva identidad judía estadounidense mientras procesaba los eventos del Holocausto, la formación del Estado de Israel y la Guerra Fría. En su apogeo, la revista fue editada por Norman Podhoretz de 1960 a 1995. Además de su fuerte cobertura de temas culturales, Commentary proporcionó una fuerte voz a la izquierda antiestalinista. Podhoretz, originalmente un demócrata liberal convertido a neoconservador, movió la revista hacia la derecha y hacia el Partido Republicano en los años setenta y ochenta. Benjamin Balint ha descrito a Commentary como la «controversial revista que transformó la izquierda judía en derecha neoconservadora», mientras que, según el historiador y crítico literario Richard Pells, «ninguna otra revista del último medio siglo ha ha sido tan influyente o tan central en los principales debates que han transformado la vida política e intelectual de los Estados Unidos «. (Wikipedia).
Nunca se materializó el ofrecimiento del más estimado de mis profesores en 1967, quien me preguntó qué preferiría que me obsequiara: si una suscripción a Commentary o una de National Geographic. (Entonces opté decididamente por la primera).
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Un querido y respetadísimo amigo, de algún modo comprometiéndome, me hizo llegar un artículo en Commentary del 8 de este mes, pues opinó con reiteración: «Será bueno leer un comentario tuyo a ese enfoque. Tu comentario será de mucho interés». Ante su generosa presunción no me quedó otro remedio que prometer la lectura de la pieza y comentarla. Comienzo por transcribirla traducida:
Protestas, pandemias y sed de sentido
por Abe Greenwald
El activismo de justicia social que surgió a raíz del asesinato de George Floyd ha adquirido una atmósfera de culto religioso, pero cuenta con números mucho más grandes que los de un mero culto.
Miles de aliados de Black Lives Matter en Bethesda, Maryland, levantan sus manos hacia el cielo y repiten en tono monótono las solemnes promesas que su líder les gritara. En una reunión similar en Cary, Carolina del Norte, los devotos blancos de BLM se arrodillan y lavan los pies de los organizadores negros del evento. Un experto en justicia social aparece en CNN y anuncia que los niños blancos «no merecen inocencia». Y, para que no nos olvidemos del resto de la familia, un artículo de opinión en el New York Times sugiere enviar mensajes de texto a «sus familiares y seres queridos diciéndoles que no los visitará o que responderá llamadas telefónicas hasta que tomen medidas importantes para apoyar a las vidas de los negros. a través de protestas o contribuciones financieras».
Todos los días, nos despertamos con más evidencia de que hemos pasado a través de un agujero de gusano cósmico hacia una Corea del Norte con justicia social. ¿Cómo ha sucedido esto? ¿Por qué?
Aquí está el por qué: porque, al igual que en las películas, una pandemia global ha creado un ejército de zombis. Cuatrocientos años de maltrato a personas negras son un horror que bien merece protestas serias. Pero cien días de agotamiento de todas las verdades conocidas en la vida de las personas aseguraron que la protesta se viera como una conversión nacional a Raëlia.*
La pandemia de Covid-19 eliminó toda certeza de la existencia de las personas y las dejó inseguras de todo: lo que hacen, con quién deberían interactuar, lo que cualquiera sepa. Los días de la semana y las horas de esos días perdieron sentido. La gente ni siquiera podía confiar en el cambio de estaciones. Realmente no. ¿Qué había para marcar el comienzo de la primavera o el verano cuando tenías que quedarte en casa y escuchar sobre la muerte y la desesperación todo el día?
Además de todo, cualquier esperada reanudación de la vida normal ha sido empujada más lejos en el futuro. En otras palabras, millones de estadounidenses fueron destruidos, desprogramados psicológicamente y convertidos en reclutas de culto potenciales ideales. (Y no ayudó que se les negara la asistencia física a los servicios religiosos reales todo el tiempo). Vaciados de las cosas en las que habían confiado anteriormente para saber quiénes eran, incluida la presunta solidez del sistema estadounidense en el que participaban, la gente acudió a las protestas como si fuera la única cosa real en el mundo. Trajo propósito, estructura, enfoque moral y un nuevo norte verdadero a millones de vidas sin forma.
«Cuando sientes que tu identidad no es estable, o no estás realmente seguro de quién eres, entonces un culto lo hace simple», dice la psicóloga Perpetua Neo. Aún más importante, según la fallecida psicóloga y reconocida experta en cultos Margaret Singer, los cultos prosperan «durante las fallas en la estructura y las reglas de la sociedad prevaleciente». Recién estamos comenzando a salir de un colapso social como nunca antes habíamos presenciado.
Todo esto explica por qué este momento de protesta se siente tan diferente de otros en nuestro pasado reciente. Es por eso que la gente que antes fuera sobria ahora dice cosas alocadas. Es por eso que algunos estadounidenses se arrodillan ante otros. Es por eso que los lazos familiares están siendo pospuestos a favor de los objetivos del grupo. Y es por eso que la noble causa de los derechos civiles se está transformando en una teología autoritaria y oscurantista ante nuestros ojos.¶
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Esto es lo que opino de esa «tesis» («la noble causa de los derechos civiles se está transformando en una teología autoritaria y oscurantista»): que está sustentada sobre evidentes exageraciones. No son ciertas afirmaciones como éstas: «una pandemia global ha creado un ejército de zombis», «cien días de agotamiento de todas las verdades conocidas en la vida de las personas», «una conversión nacional a Raëlia», «La pandemia de Covid-19 eliminó toda certeza de la existencia de las personas y las dejó inseguras de todo». El Sr. Greenwald no puede mostrar ninguna medición seria que le permita afirmar que «la gente que antes fuera sobria ahora dice cosas alocadas». Seguramente puede encontrarse gente que antes fuera seria diciendo cosas alocadas, pero no toda la gente, «la gente».
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La escala de esta temporal alteración de la vida cotidiana es planetaria, sin duda, pero en un mundo mucho más poblado—7.700 millones de habitantes en lugar de 1.500 millones—y con mucho más contacto internacional que el de 1918, cuando murieron alrededor de 50 millones de personas (3,3%) por la Gripe «Española» que en verdad fuera gringa**, han muerto de Covid 19 unas 440.000 personas en más de doscientos países, o 0,0057% de la población mundial al 18 de junio de 2020, luego de algo más de medio año de los primeros casos en Wuhan. La tasa de mortalidad de hace un siglo es más de 500 veces la tasa de hoy.
Lo que sí es un factor que marca una gigantesca diferencia es la comunicabilidad actual. No hay servicio de noticias que no traiga, varias veces al día, alguna noticia o cifra relativas a la pandemia de estos días. También, naturalmente, del lado de la recepción hay cifras descomunales; se estima en 5.900 millones el número de teléfonos inteligentes activos en el mundo para este año. En Venezuela, a fines de 2017, se computaba en 16 millones la cantidad de teléfonos inteligentes en uso y a fines del año siguiente casi 19 millones de internautas, según cifras de Tendencias Digitales, filial de Datanálisis. (Ver El demos cabe en la red, 17 de octubre de 2019).
Es natural que la gente, con el marcadísimo aumento del ocio en el mundo, dedique mayor tiempo que el usual a explorar noticieros y redes sociales, y también a la cavilación. Hay mucho más pensamiento en el planeta que en noviembre del año pasado, lo que sin duda introduce con cada día que pasa cambios de importancia en las percepciones. Pero no puede atribuirse a un «culto» o secta la ola de cambios fundados en la toma de conciencia del asesinato de George Floyd; si acaso, son los propios tomadores de decisiones políticas en los Estados Unidos y algunos países europeos a los que se nota apresurados por introducir recientes refuerzos a la protección de los derechos humanos, en particular a los que son vulnerados por causa racial.
El efecto mariposa es un concepto que hace referencia en la noción del tiempo a las condiciones iniciales dentro del marco de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes. Sucediendo así que, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a mediano o corto plazo de tiempo. Su nombre proviene de las frases: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo” (proverbio chino) o “el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo” así como también “El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo”. Este nombre también fue acuñado a partir del resultado obtenido por el meteorólogo y matemático Edward Lorenz al intentar hacer una predicción del clima atmosférico. (Wikipedia en Español).
Hoy, cuando las tardes a las tardes son iguales, son miles de millones de mariposas lo que aletea en nuestros cráneos, y ningún comentario en Commentary puede aproximarse a los efectos de ese cambio multimillonario con una teoría sobresimplificada. LEA
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* El Movimiento Raeliano Internacional—también denominado como Raëlismo, Raëlianismo o Raël—, es una religión ovni que explica tras la racionalización de que no estamos solos en el universo ni que somos la raza más avanzada tanto política, social así como económicamente, que somos la creación de seres extraterrestres de una civilización mucho más avanzados que la nuestra llamados Elohim, siendo creada toda la vida sobre la Tierra mediante ingeniería genética. Según el credo raeliano, una combinación entre la clonación humana y la «transferencia mental» es en última instancia la forma de proveer a los humanos del don de la inmortalidad. (Wikipedia en Español).
** La pandemia de gripe de 1918, también conocida como la gripe española, fue una pandemia de gravedad, causada por un brote del virus Influenza A del subtipo H1N1. (…) Se considera la pandemia más devastadora de la historia humana, ya que en solo un año mató entre 20 y 40 millones de personas. (…) Recibió el nombre de gripe española porque la pandemia ocupó una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que no estaba involucrada en la guerra y por tanto no se censuró la información sobre la enfermedad. Aunque el origen del virus se acepta que fue Estados Unidos—fue el 4 de marzo de 1918 en Camp Funston, uno de los campamentos militares establecidos en Kansas tras el comienzo de la I Guerra Mundial donde se registró el primer caso—, un estudio de 2014 plantea la hipótesis de que el origen de una de las cepas letales del virus pudo estar en Madrid, aunque sin pruebas científicas de que esto fuera así. (Wikipedia en Español).
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