En tennis es izquierdista

 

“Trump estará dispuesto a hacer casi cualquier cosa para seguir en el poder”

 

George Soros asegura que la UE es «mucho más vulnerable» que EE UU porque es una «unión incompleta» y «tiene muchos enemigos»

 

MARIO PLATERO (LA REPUBBLICA)

Southampton (Nueva York) – 12 AGO 2020 – 07:54 GMT-4

 

George Soros acaba de jugar un partido de tenis. A sus 90 años, juega tres veces a la semana. Por supuesto, su movilidad ya no es lo que era, pero marca sus puntos con impecable elegancia. Y cuando comete una doble falta en el servicio, sus rugidos de frustración resultan intimidantes. Pocos días antes de su cumpleaños [nacido en Budapest, que este 12 de agosto cumplió 90], está en perfecta forma física y más determinado que nunca a continuar luchando por una sociedad abierta. Tan pronto como nos sentamos en su casa para la entrevista —La Repubblica forma parte de la alianza de medios europeos LENA—, le pregunto por la situación actual de pandemia.

Pregunta. El coronavirus ha trastornado la vida del planeta. ¿Cómo ve la situación?

Respuesta. Estamos en una crisis, la peor crisis que he vivido desde la Segunda Guerra Mundial. Yo la describiría como un momento revolucionario, en que la gama de posibilidades es mucho mayor que en tiempos normales. Aquello que en una situación de normalidad sería inconcebible, no solo se vuelve posible, sino que de hecho ocurre. La gente está desorientada y asustada. Hacen cosas que son malas tanto para ellos mismos como para el mundo.

¿Usted también se siente confundido?

Tal vez un poco menos que la mayoría. He desarrollado un marco conceptual que me coloca ligeramente por delante del pelotón.

¿Y cómo ve la situación en Europa y en Estados Unidos?

Creo que Europa es muy vulnerable, mucho más que Estados Unidos. EE UU es una de las democracias más longevas de la historia. Pero incluso allí, un embaucador como [Donald] Trump puede ganar unas elecciones presidenciales y socavar la democracia desde dentro. Sin embargo, EE UU tiene una larga trayectoria en la implementación de controles y contrapesos, y también cuenta con unas reglas bien establecidas. Y, sobre todo, tiene la Constitución. Así que estoy convencido de que Trump será un fenómeno transitorio que, con un poco de suerte, se acabará en noviembre. Sin embargo, es un individuo muy peligroso porque está luchando por su vida, y estará dispuesto a hacer prácticamente cualquier cosa para mantenerse en el poder, porque ha infringido la Constitución de muchas maneras diferentes. Si pierde la presidencia, tendrá que rendir cuentas. Pero la UE es mucho más vulnerable, porque es una unión incompleta. Y tiene muchos enemigos, tanto internos como externos.

¿Quiénes son los enemigos internos?

Hay muchos líderes y movimientos que se oponen a los valores fundamentales de la UE. Existen dos casos en los que estos enemigos han llegado al poder y han capturado al Gobierno: Viktor Orbán en Hungría y Jaroslaw Kaczynski en Polonia. Sucede que precisamente Polonia y Hungría son los mayores receptores del fondo estructural que distribuye la UE. Pero mi mayor preocupación es Italia. Un líder antieuropeo muy popular, Matteo Salvini, logró ganar bastante terreno hasta que sobreestimó su éxito y desmembró al Gobierno. Eso fue un error fatal. Ahora su popularidad va en declive. Pero ha sido efectivamente reemplazado por Giorgia Meloni, del partido Fratelli d’Italia, que es incluso más extremista. La coalición de gobierno actual es sumamente frágil.

Lo único que les une es el deseo de evitar unas elecciones, que las fuerzas antieuropeas de seguro ganarían. Y estamos hablando de un país que otrora fue el partidario más entusiasta de Europa. Porque la gente confiaba en la UE más que en sus propios Gobiernos. Pero ahora, las encuestas de opinión pública revelan que los números de los partidarios de Europa se están encogiendo, y que el apoyo a permanecer dentro de la eurozona está disminuyendo. Pero Italia es uno de los mayores miembros, es demasiado importante para Europa. No podría imaginarme una Unión Europea sin Italia. La gran pregunta es si la UE será capaz de brindar suficiente apoyo a Italia.

La UE acaba de aprobar un fondo de recuperación de 750.000 millones de euros…

Es cierto. La UE ha dado un paso muy grande y positivo al comprometerse a pedir dinero prestado al mercado, a una escala mucho mayor que nunca. Pero también es cierto que algunos Estados, los denominados cinco frugales: Holanda, Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia, lograron volver menos eficaz al acuerdo. La tragedia es que todos ellos son básicamente proeuropeos, pero son muy egoístas. Y también muy frugales. Y han llevado a un acuerdo que resultará inadecuado. Las reducciones en la magnitud de los planes para el cambio climático y la política de defensa son particularmente decepcionantes. En segundo lugar, también quieren asegurarse de que el dinero se gaste correctamente. Esto les crea problemas a los Estados del sur, que fueron los más afectados por el virus.

¿Aún cree en un bono perpetuo europeo?

Aún no lo doy por perdido, pero no creo que haya suficiente tiempo como para que se acepte. Déjeme explicarle qué es lo que vuelve tan atractivos a los bonos perpetuos y por qué son una idea poco práctica ahora mismo. Como su nombre sugiere, el principal de un bono perpetuo nunca tiene que pagarse, sino solamente sus intereses. Asumiendo una tasa de interés del 1%, bastante generosa en un momento en que Alemania es capaz de vender bonos a 30 años con una tasa de interés negativa, el servicio de la deuda de un bono de un billón de euros solamente costaría 10.000 millones de euros al año. Esto representa una bajísima relación coste/beneficio de 1:100. Además, el billón de euros estaría disponible de inmediato, en un momento en que se necesita con urgencia, mientras que los intereses deben pagarse con el tiempo, y mientras más tiempo transcurre menor es el valor presente descontado. Entonces, ¿por qué no se emiten? Los compradores del bono deben tener garantías de que la Unión Europea sea capaz de pagar los intereses de la deuda. Esto necesitaría que la UE tuviese recursos suficientes (es decir, capacidad de recaudar impuestos) y los Estados miembros están muy lejos de autorizar tales impuestos. Los cuatro frugales: Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca (que ahora son cinco, porque Finlandia se les unió) se oponen. Los impuestos ni siquiera tendrían que cobrarse, sino que su mera autorización bastaría. En pocas palabras, esto es lo que vuelve imposible la emisión de bonos perpetuos.

¿Y no podría hacer algo al respecto la canciller Merkel, determinada a que su presidencia sea un éxito?

Está haciendo su mejor esfuerzo, pero se enfrenta a una oposición cultural fuertemente arraigada: la palabra alemana schuld tiene un doble significado. Significa deuda y culpa. Los que incurren en deudas son culpables. Esto no toma en cuenta que los acreedores también pueden ser culpables. Este es un tema cultural muy, muy arraigado en Alemania. Ha creado un conflicto entre ser alemán y europeo a la vez. Y explica la reciente decisión del Tribunal Supremo de Alemania, que entra en conflicto con el Tribunal de Justicia de la UE.

¿Quiénes son los enemigos externos de Europa?

Son numerosos, pero todos comparten una característica común: se oponen a la idea de una sociedad abierta. Yo me volví un defensor apasionado de la UE porque la considero una verdadera personificación de la sociedad abierta a escala europea. Rusia solía ser el mayor enemigo, pero últimamente China le ha arrebatado la supremacía. Rusia dominó a China hasta la época de Nixon, quien entendió que si se abría a China y apoyaba su desarrollo, podría debilitar tanto al comunismo en sí como a la Unión Soviética. Sí, fue destituido, pero tanto él como Kissinger fueron grandes estrategas. Sus acciones llevaron a las grandes reformas realizadas por Deng Xiaoping.

Hoy en día, las cosas son muy diferentes. China es líder en el campo de la inteligencia artificial. La inteligencia artificial genera instrumentos de control que son muy útiles para una sociedad cerrada, y que representan un peligro mortal para una sociedad abierta. Inclina la balanza a favor de las sociedades cerradas. La China actual es una amenaza mucho mayor a las sociedades abiertas que Rusia. Y en EE UU existe un consenso bipartidista de que China es un rival estratégico.

Volviendo al tema del coronavirus, ¿es provechoso o perjudicial para las sociedades abiertas?

Definitivamente perjudicial, porque los instrumentos de supervisión producidos mediante inteligencia artificial son muy útiles para controlar al virus, cosa que vuelve más aceptables a esos instrumentos incluso en sociedades abiertas.

¿Cómo llegó a tener tanto éxito en los mercados financieros?

Como dije antes, he desarrollado un marco conceptual que me proporcionó una ventaja. Se enfoca en la compleja relación entre el pensamiento y la realidad, pero yo usé al mercado como campo de pruebas para corroborar la validez de mi teoría. Puedo resumirla en dos postulados sencillos. El primero es que, en situaciones donde existen participantes pensantes, la visión del mundo de estos participantes siempre está incompleta y distorsionada. Eso es la falibilidad. El otro es que estas visiones distorsionadas pueden influir en la situación con la que están vinculadas, porque las visiones distorsionadas pueden llevar a acciones inapropiadas. Eso es la reflexividad. Esta teoría me dio una ventaja en su momento, pero ahora que mi libro La alquimia de las finanzas se ha convertido en una obra de consulta casi obligatoria para los participantes profesionales en el mercado, he perdido mi ventaja. Me doy cuenta de esto, y ya no participo activamente en el mercado.

¿Su marco conceptual le indica que debería preocuparse por la desconexión percibida entre las evaluaciones del mercado y la debilidad de la economía? ¿Nos encontramos en medio de una burbuja impulsada por la inmensa liquidez que ha generado la Reserva Federal?

Da usted en el clavo. La Fed hizo un trabajo mucho mejor que el presidente Trump, quien la criticó. Inundó de liquidez los mercados. Actualmente existen dos consideraciones que sustentan al mercado. Una de ellas es que se espera que ocurra a corto plazo una inyección de estímulos fiscales aún mayor que los 1,8 billones de dólares de la ley Cares; la otra es que Trump anunciará la existencia de una vacuna antes de las elecciones.

Ha donado 220 millones de dólares a las causas de la equidad racial y relacionadas con la población negra. ¿Cuál sería su evaluación del Black Lives Matter?

Es muy importante, porque esta es la primera vez que una gran mayoría de la población, más allá del segmento demográfico afroamericano, reconoce que existe una discriminación sistémica en contra de los negros, cuyo origen se remonta a la época de la esclavitud.

Muchos opinan que, después de la covid-19 y la experiencia de teletrabajo, el futuro de las ciudades y las áreas metropolitanas está en riesgo.

Muchas cosas cambiarán, pero es demasiado pronto para predecir cómo. Recuerdo que, después de la destrucción de las Torres Gemelas en 2001, la gente pensaba que ya nadie querría volver a vivir en Nueva York, y pocos años después este concepto ya había quedado en el olvido.

En esta revolución se están demoliendo estatuas y la corrección política se está volviendo importantísima.

Algunos lo llaman la cultura de la cancelación. Creo que es un fenómeno temporal. También creo que se ha exagerado mucho. Por otra parte, la corrección política en las universidades está muy, muy exagerada. Como defensor de una sociedad abierta, considero que la corrección política es políticamente incorrecta. Nunca debemos olvidar que la pluralidad de puntos de vista es fundamental para las sociedades abiertas.

Si pudiera enviar un mensaje al pueblo europeo, ¿cuál sería?

S.O.S. Si bien Europa está celebrando sus acostumbradas vacaciones de agosto, la reactivación de los viajes puede haber precipitado una nueva ola de infecciones. Si buscamos una referencia paralela, la epidemia de la llamada gripe española de 1918 salta a la vista de inmediato. Tuvo tres olas, de las cuales la segunda fue la más mortífera. La epidemiología y la ciencia médica en general han avanzado muchísimo desde entonces y estoy convencido de que la experiencia no tiene por qué repetirse. Pero, para poder emprender los pasos necesarios para evitar una segunda ola, primero es necesario admitir la posibilidad de su existencia. No soy un experto en epidemiología, pero sí tengo claro que las personas que usen el transporte público deben usar mascarillas y tomar otras precauciones.

Europa también enfrenta otro problema existencial: no tiene suficiente dinero para lidiar simultáneamente con el virus y el cambio climático. En retrospectiva, está claro que la reunión en persona del Consejo Europeo fue un fracaso rotundo. El curso que se ha trazado la Unión Europea producirá demasiado poco dinero y demasiado tarde. Esto me hace pensar nuevamente en la idea de los bonos perpetuos. En mi opinión, los cuatro frugales, o los cinco, deben reconocer esto: en lugar de oponerse a la idea, deberían convertirse en grandes defensores de esta. Solo su genuina conversión podría hacer aceptables los bonos perpetuos para los inversores de la UE. Sin ellos, existe la posibilidad de que la Unión Europea no sobreviva. Esto sería una pérdida terrible, no solo para Europa sino para el mundo entero. Y esto no es solo posible, sino incluso probable. Creo que, si la opinión pública presiona lo suficiente, las autoridades podrían evitar que ocurriese.¶

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