Los hermanos Alcalá-Corothie fuimos seis y quedamos cuatro, al irse hoy de nuestra compañía el tercero de nosotros, José Luis. El 19 de abril de 2011 se fue la primera, María Elena, la cuarta de la prole de Pedro Enrique Alcalá Reverón y María Josefina Corothie Chenel. Quedamos los dos hermanos mayores y los dos menores.
Yo le puse su nombre; mamá me había invitado a que lo hiciera y escogí José de su segundo nombre—todos la llamaban Josefina—y Luis para repetir el mío. Yo tenía seis años de edad al proponer la combinación. Venía a la casa de mi esposa en la que habito todas las semanas a jugar dominó con la hermana Sylvia, que me sigue, y su consorte, Lisandro Lecuna Rui. Él era, como puse en 02022020, entrada que le dediqué, «el mejor jugador de dominó que conozco».
José Luis era amor puro, generoso, divertido, respetuoso, siempre alegre. Nuestros corazones, ya cicatrizados del dolor por ME, alojan ahora una nueva y enorme herida, pero él habría prohibido nuestro luto. Era un extraordinario vendedor y un gran comprador, honesto como nuestro padre, de quien fue su mejor compañero. Le vi por última vez hace ocho días, cuando aceptó almorzar un plato de pasta con una de las mejores salsas de la cocina de mi señora. Su creciente malestar le impidió acercarse el último fin de semana para la ritual contienda de veintiocho pedradas.
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Uno contaba con José Luis para cualquier cosa. Ahora lo recibe San Pedro con un trago de güisqui en la patriarcal mano, sonriente, consciente de que el cielo tiene ahora un huésped de tronío. Esta constancia está en la primera entrada musical de este blog:
Resulta que uno de los mejores teóricos del juego de bridge era el inglés Víctor Mollo, y uno de sus más amenos libros es The Bridge Inmortals. En su introducción, Mollo imaginaba que los dioses del Olimpo, encontrándose infinitamente aburridos, optan por seguir la recomendación de combatir el tedio invitando a su divina morada a los más grandes bridgistas de todos los tiempos.
José Luis se ha ido a enseñar dominó a los santos del cielo. LEA
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Palabras muy sentidas, nuestro dominó no será lo mismo.
Ciertamente, cuñado. Estará en espíritu en nuestra recortada mesa, pues no querrá que dejemos de jugar. Lo haremos en su nombre, cuando la tristeza lo permita.
Gracias tío, por tus sentidas palabras hacia mi papá.
Que Dios te bendiga. Siempre estará en nuestros corazones.
Ahí estaremos para ocupar su lugar!!
Hermosa descripción de tu hermano, Luis Enrique. Sentido pésame y espero que la herida que deja José Luis por la separación sea sanada rápido, pues estoy seguro que el querido mocho nos invita a celebrar su partida a ese viaje Divino. ¡Cuántos chistes puede estar contando en su destino de esta divertida vida que eligió vivir! Yo elegí quedarme con la alegría fácil de su carcajada.
Gracias, querido yerno. Él te tenía en alto concepto.
Cuánto lo siento Luis Enrique!!! Qué dolor despedir a los hermanos. Pérdidas irreparables… Recibe todo mi afecto y oraciones por su eterno descanso…❤️🙏🏻
Gracias, Rosa Elena. Esta noche recibí llamada de Elizabeth y Carlos.
El mejor amigo de mi padre….. Por ende amigo y consejero mío. Gran conocedor de béisbol y protagonista de grandes anécdotas que me hacían reír. Vuela alto, estimado….
Tu padre fue su amigo especialísimo y muy querido. Se sentía en deuda con él.
Coye, Jose, la verdad formabas parte de mi vida tanto en mi niñez como ahora de adulto. Más que un amigo incondicional siempre te vi como un tío y a tus hijos como mis primos, por el fuerte linaje de más de 60 años de amistad entre mi papá y tú. Como dice mi hermano ¡cómo vamos a extrañar las anécdotas incontables de César Ponce y el mocho José Luis. El pecho es pequeño para expresar tanto dolor, pero siempre te recordaremos con esa alegría que te caracterizaba. Ya, sin duda alguna, debes estar con la Sra. Josefina, la cual no dejabas de visitar los domingos. Te quiero que jode y trataré de no llorar tanto, porque una del mocho era «El que manda manda… y no ruega».
Valoro mucho tus palabras hermano de vida
Luis Enrique: me llegaron al alma tus palabras, a pesar de no conocerlo…
A ti te conozco a través de mi querida Nacha por Las Hormigas y por lo que he leído de tu pluma.
Recibe mi más sentido pésame por la pérdida de tu querido hermano
Gracias, Chicha. Siempre he tenido a los Hardy como gente noble.
Me siento muy orgulloso de mí viejo querido y agradezco mucho todo lo que me dió. También valoro mucho el gran cariño que le tenían todos sus familiares y amistades. Con respecto al dominó, también siento orgulloso por ser yo junto a mi madre sus mejores alumnos.