Esto dice de Khashoggi Wikipedia en Español:
Yamal Ajmad Jashogyi (Medina, Arabia Saudita, 13 de octubre de 1958 – Estambul, Turquía, 2 de octubre de 2018), también transliterado (sobre todo en el dominante idioma inglés) como Jamal Khashoggi, fue un periodista saudí y columnista de opinión de The Washington Post, autor y exdirector general y redactor jefe del canal de noticias Al-Arab News Channel. También trabajó como redactor del periódico saudí Al Watan, convirtiéndolo en una plataforma para los progresistas saudíes. Jashogyi huyó de Arabia Saudí en septiembre de 2017 y desde entonces escribió artículos periodísticos críticos con el gobierno del país, en particular del poderoso príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, y de su rey, Salmán bin Abdulaziz. También criticó la intervención saudí en Yemen. Fue asesinado el 2 de octubre de 2018 en el consulado de Arabia Saudita en Estambul (Turquía). La Casa de Saud, tras 17 días sin pronunciarse sobre el hecho, confirmó su muerte en el consulado saudí, señalando que murió tras una pelea y que hay 18 detenidos por la causa. Fuentes turcas apuntan a la existencia de grabaciones de audio que demostrarían que fue torturado y asesinado cortándole el cuello, y que todo su cuerpo fue descuartizado con una motosierra. (…) El 10 de noviembre el presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, confirmó oficialmente la existencia de grabaciones del último momento de Jashogyi que fueron enviadas a Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia. El 11 de noviembre, la cadena televisiva Al Jazeera filtró la transcripción de lo que supuestamente —según una fuente periodística turca— habrían sido sus últimas palabras que contenía las grabaciones: «Me estoy asfixiando, quítame esta bolsa de encima… soy claustrofóbico». La agonía duró 7 minutos.
Mohammad bin Salman fue uno de los gobernantes favoritos del expresidente Donald Trump, quien también mostrara reiterada debilidad, entre otros jefes de Estado autoritarios, por Vladimir Putin y Kim Jong-un, a quien llamaba su «gran amigo». Uno esperaría de Joe Biden alguna postura diferente de la de su predecesor pero, según el periódico neoyorquino, no impondrá sanciones al autócrata saudí. Es más fácil sancionar a Nicolás Maduro con medidas que afectan negativamente a toda la población venezolana.
Condenar y sancionar al gobierno venezolano (afectando a su pueblo) se ha convertido en uno de los deportes políticos de moda, comme il faut, dirían los franceses chic. La autoridad que eso haga obtiene una certificación de demócrata preocupada por los derechos humanos a un costo bajísimo (para ella). Precisamos salir de Maduro cuanto antes, pero así no. (El caso Venezuela, un deporte internacional – 5 de febrero de 2019).
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