Los astrofísicos consideran muy seriamente la posibilidad de vida inteligente extraterrestre. En realidad, dado el gigantesco número de estrellas y galaxias, contadas por centenares de millones, la hipótesis de que estamos solos en el cosmos resulta, decididamente, una conjetura presuntuosa.
Un tratamiento al problema de la calidad de la educación superior no vocacional en Venezuela
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Los números del epígrafe, escrito en diciembre de 1990, se quedan cortos. Saquemos cuentas: en este mismo año, la sonda espacial Nuevos Horizontes de la NASA ha ajustado a 200.000 millones de galaxias la población de estas gigantescas acumulaciones de estrellas en el universo observable, y el año pasado la Universidad de Columbia Británica ajustó la estimación del número de planetas parecidos a la Tierra sólo en nuestra Vía Láctea; es decir, la galaxia local, nuestro vecindario. Esta última cifra es de 6.000 millones. Probemos a escribir, pues, el número de planetas como el nuestro, con alta probabilidad de actividad biológica, en el único universo conocido. (Para no complicar más la cosa, pasemos por alto que hay astrofísicos que postulan la alucinante existencia de universos paralelos en un descomunal multiverso). Debiéramos, entonces, multiplicar doscientos mil millones por seis mil millones. Ésta es la cifra:
1.200.000.000.000.000.000
En palabras (castellanas): ¡un millón doscientos mil billones de planetas como el nuestro!
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Tomo ahora de La casa del delfín: Teología conjetural II:
En Proyecto Fénix: Teología conjetural, Edward Fredkin hizo su aparición con la idea de un computador coextensivo al universo, que una inteligencia ha dotado de un programa que ha puesto a correr “para ver qué pasa”. (Recordemos que la filosofía digital de Fredkin sostiene que lo biológico se explica por lo químico, lo químico por lo físico y esto último sería sólo comprensible en términos de información). Conversando con el autor de Three Scientists and their Gods, Robert Wright, es requerido por éste, que admite una inclinación teleológica, la preferencia por una visión que postula una intencionalidad o propósito en ese “proyecto” informático universal: “Desde su punto de vista, la razón por la que todo esto ha ocurrido… es porque algo se propuso resolver un problema por simulación ¿no es así?” Fredkin responde: “…uno debe ver dónde fue que [ese algo] puso sus recursos. Los puso en las galaxias y las estrellas. (…) Puede que haya más sistemas interesantes que los que conocemos. ¿Quién sabe lo que ocurre en el interior de una estrella? La idea de que todo lo que vemos en ella es un trozo de total desperdicio cósmico, natural y azaroso, y que nosotros somos el único material ordenado por estos lados es muy inverosímil. Así que creo que hay algo mucho más complejo en las estrellas y galaxias que lo que reconocemos”.
Le faltó el salto final. ¿No es mucho más complejo todavía el universo entero? ¿No mantendrá esta Hipergaia una homeostasis descomunal que permite que haya millones de galaxias, formadas de innumerables estrellas que atraen planetas en los que puede darse la vida como la conocemos? ¿No será el universo todo, él mismo, un inmenso organismo vivo?
Nos sale modestia ante tales enormidades. LEA
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Sencillamente como lo indicaste: «Nos sale modestia ante tales enormidades.»