Por allá a comienzos de los años setenta del siglo pasado, era Ernest Ansermet uno de mis directores de orquesta favoritos. Recuerdo con especial aprecio una grabación de El pájaro de fuego de Igor Stravinsky, en la que el impar director suizo dirigía a la Nueva Orquesta Philharmonia. El álbum contenía el registro de parte del ensayo de la obra, lo que llegué a escuchar casi tanto como la interpretación del ballet russe. Abajo pongo casi 10 minutos de este regalo del sello Decca, en el que Ansermet indica en un inglés chapuceado a los ejecutantes cómo quiere que toquen, uno de los cuales discute y es prontamente reducido. Una instrucción particular ocurre hacia el final, cuando pide al timbalista que golpee sus cueros con mayor fuerza mediante su indicación: «Terrific!» («¡Terrorífico!») El músico lo complace, sin duda.
Ansermet fundó en 1918 lo que sería su propia orquesta, Orchestre de la Suisse Romande, un conjunto que pulió hasta la perfección y condujo innumerables veces. También grabó con ella en numerosas ocasiones. Una de mis grabaciones favoritas es la de otro ballet, esta vez de El sombrero de tres picos, compuesta por Don Manuel De Falla. Los músicos suizos lograron lo que tengo por la mejor ejecución de esa obra que rezuma lo español en su innata prestancia.* (Don Manuel se da el lujo de citar en su obra el famoso tema inicial de la Quinta Sinfonía de Ludwig van Beethoven; en esta versión a los 20′ 28″).
¡Bravo! LEA
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* «Venezuela no es un pueblo. Es tan sólo la población que de la parte septentrional de América del Sur ha hecho el pueblo hispánico. Ésta es la verdad que ya no debemos eludir. Un pueblo es un conjunto que sí puede ser, como lo exigía Toynbee, un ‘campo inteligible’ para el estudio histórico». (La verdad que ya no podemos eludir). Somos españoles con raíces indígena y africana, mezclados en esta tierra; por eso De Falla nos pone a vibrar con su música. (Ver comentarios a La tesis de la elegancia).
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