Herman Kahn: «Estoy en contra de la ignorancia».

 

Herman Kahn (Bayonne, 15 de febrero de 1922-7 de julio de 1983) fue uno de los fundadores del Instituto Hudson y uno de los futuristas más destacados de la última parte del siglo XX. Originalmente saltó a la fama como estratega militar y teórico de sistemas mientras trabajaba en RAND Corporation. Se hizo conocido por analizar las posibles consecuencias de la guerra nuclear y recomendar formas de mejorar la capacidad de supervivencia, lo que lo convirtió en una de las inspiraciones históricas para el personaje principal de la sátira clásica de comedia negra de Stanley Kubrick, Dr. Strangelove. (Wikipedia en Español).

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Sin que quepa dudaHerman Kahn fue el futurólogo más destacado del siglo XX. Supe de él en 1967, el año de la publicación de The Year 2000, en colaboración con Anthony Wiener. En esa época, había sido encargado de la Dirección del Instituto para el Desarrollo Económico y Social, que fundara Arístides Calvani con José Rafael Revenga. El primer gran texto de futurología lo leímos como si se tratara de palabra revelada.

Diez años más tarde vino a Caracas por invitación de la Fundación Neumann (de la que fui gerente entre 1968 y 1974). En 1976, año del bicentenario de la independencia de trece colonias inglesas en Norteamérica, Kahn volvió a las andadas futurológicas, sólo que con una penetración de 200 años en lugar de los treinta y tres a los que se había atrevido en 1967. Esta vez era el único autor de The Next 200 Years.

Leonid Rozental, uno de los ejecutivos y directivos estrella de la Corporación Industrial Montana (Corimón), dirigió un seminario en el que Kahn—provisto de bastón y sentado en una silla de ruedas—fue conferencista único. Recibí de Leonid una invitación especial y, por supuesto, asistí con el mayor interés.

La exposición de Kahn se centró en un enfoque yanqui de las cosas, a lo que me opuse en una primera intervención. La cosa no gustó al conferencista, quien se puso incomprensiblemente agresivo de modo personal. En un momento, abrió con argumentos particularmente falaces la oportunidad de asestarle una estocada argumental que no supo rebatir. Le señalé que, por más prestigiosos que fueran The Year 2000 y The Next 200 Years habían sido particularmente miopes en lo que respectaba a la emergencia de una conciencia ecológica mundial. En ninguno de esos libros se mencionaba la cuestión ecológica para nada, a pesar de que en 1969 se publicara la colección Subversive Science: Essays Towards an Ecology of Man.

Hans Neumann, mi tres veces jefe, asistió a ese debate en otra silla de ruedas, pues había tenido un accidente mientras jugaba polo, un deporte que empezaba a practicar. Al pasar frente a él me dijo con aprobación: «¡Bien hecho!».

Kahn decidió vengarse por escrito. Al final del evento, le pedí que autografiara el ejemplar de The Next 200 Years que, como más de un asistente, había adquirido. Kahn asintió y escribió lo siguiente en su dedicatoria: «A Luis, quien es muy perspicaz y conocedor y que, si no hubiera sido venezolano, habría tenido razón».

He aquí la prueba:

Dedicatoria de Herman Kahn al suscrito

 

Había agotado todos sus argumentos. LEA

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