Armando Sucre, mi suegro, es el más elegantemente uniformado al centro de la foto, flanqueado a la izquierda por Andrés, el mayor de los Sucre Eduardo, y a la derecha por Gonzalo Sucre (elevado al Salón de la Fama del Deporte Venezolano). Participaron en un juego de alumnos del Colegio San Ignacio contra unos antiguos, bastante mayores.

 

A NS

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En mi casa no mando yo, manda mi esposa. No en balde define el Diccionario de la Lengua Española:

señor, ra Del lat. senior, -ōris ‘más viejo’. 1. m y f. Persona que gobierna en un ámbito determinado. La señora de la casa.

Cuando hay campeonatos mundiales de fútbol, ella manda que lo que se vea en los televisores sea los juegos del gran evento cuatrienal; como comprueba la foto, es cosa de sangre. Algunos los vemos en su computador portátil gracias a un programa especializado en la transmisión de los partidos del jugado en Catar. En casa sólo recibimos en pantalla más grande la señal de Televén, y hoy estaba sintonizada en ella para los juegos de la jornada que transmitiría. Tal circunstancia me permitió, mientras esperaba, ver al presidente Nicolás Maduro en una gran rueda de prensa con participación de periodistas sobre lo acordado en la exitosa nueva rueda de negociaciones de gobierno y oposición celebrada en México.

Maduro centró la mayor parte de su discurso inicial en la celebración del acuerdo de gobierno y oposición contra las sanciones internacionales que pesan sobre Venezuela. En esto se regodeó, con razón y alguna inexactitud: más de una vez se refirió a las sanciones que impuso Donald Trump a Venezuela, pero ellas comenzaron—con menor crudeza y extensión, hay que admitir—en el gobierno de Barack Obama.

Este blog ha criticado sustancialmente a los gobiernos de Nicolás Maduro—antes a los de su predecesor—, pero la cosa ha podido ser peor. (Por ejemplo, para Juan Guaidó, quien no ha sido sancionado en modo significativo por su protagonismo patrañero. Para el suscrito, tal circunstancia revela no tanto una sabiduría política de Maduro como su temor a peores sanciones de los «más de cincuenta países» que reconocieron en Guaidó al Presidente «legítimo». Hace tiempo que Guaidó debió ser detenido).

Volvamos al balompié. El equipo favorito de mi señora y jefa es, desde siempre, el brasileño. En reconocimiento de tal hecho irrefutable, pongo acá el Himno Nacional de Brasil:

 

 

Personalmente, prefiero en el mundial catarí a ese vecino país sudamericano antes que al argentino, sobre todo luego de escuchar unas trescientas veces al narrador del enfrentamiento con Polonia decir Argentina, por más que respete y admire al Sr. Leo Messi.

LEA

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