El periódico que Hans Neumann financió para Teodoro Petkoff

 

He tropezado con un artículo que lleva por título Una historia de TalCual con Teodoro como periodista y empresario, cuyo autor es Juan Carlos Zapata. En él se lee:

Eran los tiempos de la última crisis de El Diario de Caracas. Llegó el pitazo de por qué no encargarse de su dirección. En conjunto desechamos la idea. Era imposible su rescate. Lo mejor fue que su máximo accionista, Hans Neumann, estaba dispuesto a voltear la propuesta y hacerse socio del nuevo proyecto de Petkoff, sin importarle que ello implicara cerrar El Diario de Caracas, cuya circulación había caído al mínimo.

Tales afirmaciones no son verdaderas; ni era imposible el rescate del periódico ni su circulación había caído al mínimo. En entrevista que me hiciera Marco Gómez mientras me desempeñaba como Editor en Jefe de El Diario de Caracas (reproducida en Del proverbial baúl…) puede leerse lo siguiente:

…si servimos bien a los Lectores, inevitablemente aumentará nuestra circulación—ya lo está haciendo: en las últimas semanas la circulación del periódico ha llegado a incrementarse en porcentajes de hasta 12% intersemanal—y cuando aumente la circulación inevitablemente aumentará el flujo de publicidad.

El «rescate» estaba siendo exitoso.

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Mientras ejercía como Editor Jefe de El Diario de Caracas, Hans Neumann me refirió cómo le habían visitado Allan Randolph Brewer Carías y Pedro Nikken (ya fallecido) para pedirle, en la Navidad de 1999, que «le diera un periódico» a Teodoro Petkoff. Comenté esto a Neumann en tres páginas de notas, de las que guardo imágenes de escáner, no un archivo de texto. Ésta es una de sus secciones:

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Como Editor en Jefe del periódico, escribía semanalmente sus editoriales. A fines de 1999 dejé esta constancia en Las élites culposas:

Quien sí se animó a una interpretación traída por los cabellos fue el cardenal Antonio Ignacio Velasco García, Arzobispo de Caracas. El domingo 19 de diciembre, sugirió en sermón que pronunciara en la Catedral de la ciudad demudada que los deslaves* habían sido el resultado de la ira del Cielo por la soberbia del Presidente de la República. A la sazón, yo me desempeñaba como Editor en Jefe de un disminuido periódico, El Diario de Caracas, y en ese carácter escribía una página semanal. A la próxima oportunidad, comenté en ella el dislate cardenalicio y le solicité que nos propusiera “un Dios menos estúpido”.

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Del mismo libro, en nota al pie de su página 128:

Hans Neumann, dueño del periódico, me había ofrecido el cargo a fines de septiembre, con la desesperada petición de que lo sacara a flote ¡en dos meses! Conseguí plazo de un mes adicional pero, antes de cumplirse, Neumann me convocó a su casa para decirme que estaba “muy satisfecho” con mi trabajo—lo repitió tres veces—, que me tomara mi tiempo sin preocuparme por los fondos, pues su posición económica había mejorado sustancialmente con la venta de algunos activos. El 6 de enero de 2000 me sorprendió con otra convocatoria, de muy diferente tenor. Allan Randolph Brewer-Carías y Pedro Nikken lo habían visitado en su casa de la isla de Mustique durante la Navidad de 1999 para pedirle que diera a Teodoro Petkoff la Dirección de El Diario de Caracas, y me invitó a ocuparme de sacar un semanario que alguna vez le propusiera como forma de salvar el diario, que me había entregado en graves problemas. Llegué a pensar que mi invectiva contra el Cardenal había causado el horror de gente como Brewer y Nikken, y dije a Neumann que él podía disponer de mi cargo pero no renunciaría. Poco después, quiso decirme que había decidido financiar un periódico bajo Petkoff—sería Tal Cual—porque la misión final y trascendente de su vida sería combatir a Hugo Chávez. En tales circunstancias, no podría costear dos periódicos. En doble ironía, la rotativa de El Diario de Caracas, periódico que terminó vendiendo a un grupo afecto a Hernán Grüber Odremán**, imprimió hasta su cierre El Diario del Presidente, el efímero periódico gratuito de Chávez que dirigiera Juan Barreto.

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También de Las élites culposas:

El 27 de ese mes y ese año, [abril de 2000] asistí, por invitación de Gustavo Ghersy, a una reunión en casa de su suegro donde expondría Francisco Arias Cárdenas, a la que asistió un buen número de figuras importantes: «Lo más interesante que recuerdo de esa cita es la presencia de Teodoro Petkoff, quien se había acercado al cónclave con una copia del número cero o ensayo de su nuevo periódico. Sentado a su lado, pude examinarla. Me gustó el nombre del proyectado vespertino—Petkoff venía de un notorio éxito en la Dirección de El Mundo, del que fue despedido por presiones gubernamentales contra la sucesión de Miguel Ángel Capriles—y su lema: Claro y raspao»

El Diario de Caracas cerró operaciones en ese mismo mes. Entonces había gente que argumentaba a favor de la candidatura de Arias Cárdenas, participante del intento golpista del 4F, porque «no hay mejor cuña que la del mismo palo». Ghersy me invitó luego de ver una entrevista que me hicieran poco antes en Globovisión, admitiendo que lo había impresionado. Cuando Petkoff dejara El Mundo, le ofrecí una página semanal en El Diario de Caracas. No fue necesaria; ya estaba firmada el acta de defunción del periódico que me hizo feliz por unos pocos meses.

Marco Gómez cerró la entrevista mencionada con estas palabras: «Salgo a la Sala de Redacción, donde el enjambre se encuentra en plena faena. Caras alegres, animadas. Rostros de gente que se sabe perteneciente a un proyecto ganador. Y es que, verdaderamente, ahora El Diario de Caracas es otra cosa». No habría podido escribir eso si hubiera sido verdad lo que afirmara Zapata: «Eran los tiempos de la última crisis de El Diario de Caracas. (…) Era imposible su rescate».

Unos años después, Petkoff me ofreció espacio para artículos míos en Tal Cual. También conversamos mucho.

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Hans Neumann moriría al año siguiente, tres años después de que una hemiplejia inmovilizara su costado derecho. Siempre pensé que fue causada por el doloroso desmembramiento de Corimón presidido por Philippe Erard, yerno de Lotar (hermano mayor de mi jefe), luego de que el divorcio de Hans de su primera esposa le obligara a debilitar su posición accionaria. Al presentar Del proverbial baúl… dejé estas constancias: «María Cristina Anzola Etchevers, a quien considero la cuarta de mis hermanas (…) el sepelio de Hans Neumann Haasova tuvo lugar en Caracas el 11 de septiembre de 2001, el mismo día del ataque hiperterrorista contra las torres gemelas del World Trade Center en la ciudad de Nueva York. Ese día, llamé a María Cristina, ya separada de Hans y residenciada en la metrópolis atacada, para asegurarme de que hubiera sobrevivido y recordar a quien quisimos tanto».

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* Los deslaves de Vargas, que ocurrían cuando la Constitución de Venezuela era aprobada en referendo el 15 de diciembre de 1999. Mucha angustia pasamos en El Diario de Caracas, mientras restablecíamos la comunicación con reporteras que vivían en el litoral central. Por fortuna, sobrevivieron al cataclismo.

** Luego de la intentona liderada por Hugo Chávez el 4 de febrero de 1992, Grüber Odremán lideró otro levantamiento frustrado el 27 de noviembre de ese mismo año.

LEA

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