En estos tiempos esdrújulos* en los que todo es épico, icónico, dramático, protagónico… es natural que abunden los signos de admiración, también llamados de exclamación. Las damas tienden a usarlos con más frecuencia; a fin de cuentas, suyo es el territorio de las emociones. También, por supuesto, el de los decretos domésticos. (En toda cultura. Ver video abajo).
Wikipedia explica:
Un signo de exclamación o signo de admiración (¡ !) es una seña escrita que denota sorpresa, asombro, alegría, súplica, mandato, deseo, etc. Se escribe signo de admiración de apertura («¡») y signo de admiración de cierre («!») para indicar el principio y el final de una exclamación respectivamente. (…) En español los signos de exclamación deben colocarse de forma obligatoria al comienzo y al final del enunciado correspondiente. Aunque en otras lenguas únicamente se coloca el signo de cierre, la entonación del español exige que sea necesario también el signo de apertura. (…) Los signos de exclamación se escriben separados por un espacio de las palabras que los preceden y que van tras ellos, pero pegados a la primera y la última palabra del enunciado que enmarcan. (…) En los textos literarios o muy expresivos está permitido utilizar dos o tres signos de exclamación al principio y al final del enunciado para dar mayor énfasis a la exclamación. Sin embargo, ese procedimiento no se debe extender a otros usos.
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*A propósito de tiempos esdrújulos, he aquí un fragmento de mi participación en el programa Y así nos va (Daniel Lara y Nehomar Hernández, conductores) del 17 de marzo de 2015:
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