Buscando hoy en la red algo sobre Antonio y Alejandro Suels Aranda, viejos amigos, conseguí un texto del fallecido profesor José Rafael Revenga Gorrondona en el que los nombra. A continuación lo reproduzco en su totalidad preservando la sintaxis y la ortografía originales.
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Me viene a la mente el recuerdo de una llamada telefónica recibida una tarde de julio 1963. Del otro lado de la línea se dirigía a mí el profesor, experto en Derecho Laboral, de la UCV y de la UCAB Arístides Calvani.
El connotado académico, pensador y activista político y social me invitaba a asumir su cátedra de Filosofía Política y Social en la Escuela de Ciencias Sociales fundada por él en la Universidad Católica Andrés Bello en 1959.*
Además de agradecerle el sorpresivo requerimiento no pude sino preguntarle a qué se debía semejante invitación. Calvani me responde alegando numerosas otras ocupaciones incluyendo de manera específica la atención requerida por la Escuela Católica de Servicio Social localizada en Caracas.
La Escuela había sido fundada por Inés Ponte de la Unión de Damas de la Acción Católica en 1945 con el apoyo del vizcaíno padre Manuel Aguirre Elorriaga S.J. llegado a Venezuela en 1926, fundador de la revista SIC en 1938 y del Circulo Obrero de Caracas y de la cual fue alumna Adela Abbo de Calvani quien posteriormente ejerció funciones de dirección del instituto.
Tanto Arístides como “Adelita” eran figuras prominentes del Apostolado Seglar y realizaban sus actividades acorde con el espíritu de la Acción Católica.
En aquel entonces—hace 55 años—me imaginé que mi nombre y mi supuesta competencia para el desempeño de tan exigente disciplina académica le habían llegado a Calvani al conocer de mi doctorado en el Instituto Superior de Filosofía en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) y de mi reciente incorporación como profesor asistente a Ernesto Mayz Vallenilla en la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela.
Mi aceptación dio pie a varias amables reuniones en la casa de los Calvani en la Avenida Gamboa en San Bernardino, en las cuales intenté precisar algunos lineamientos por parte del Maestro para el curso venidero el cual servía de hecho como introducción para todo la temática—relativamente poco conocida en nuestro país a pesar de la celebración del Congreso Latinoamericano de Sociología en 1961 en Caracas—de las Ciencias Sociales dada su ubicación en el primer año de los estudios universitarios.
Contrario a mis expectativas, Calvani no quiso condicionar en modo alguno mi enfoque académico. Solo me refirió como distante obra referencial a “Lecciones de Filosofía Social” (1949) de Gregorio R. de Yurre.
En alguna de dichas ocasiones me manifestó un interés especial por la epistemología o ciencia del conocimiento y me preguntó si conocía la obra del dominico polaco J.M. Bochenski, especialista en lógica formal, a lo cual respondí afirmativamente al indicarle el pequeño volumen de “Introducción al Pensamiento Filosófico” (1962). Me planteó la conveniencia de dar unas charlas al respecto que por motivo ya olvidado no tuvieron lugar.
Todas esas incidencias cimentaron mi reconocimiento por la absoluta libertad de cátedra otorgada por Arístides y su profundo respeto por el “pluralismo que debe reinar en las instituciones de educación superior.
Para cada curso anual seleccione un tema referencial y un libro o documento de apoyo. Recuerdo el impacto considerable que tuvieron “Antropología de la Pobreza” (1961) y “Los Hijos de Sánchez” (1964) de Oscar Lewis y “La Imaginación Sociológica” de C. Wright Mills (1961). En alguna oportunidad dedique amplio tiempo a “El Pensamiento de Karl Marx” del célebre Jean-Yves Calvez S.J. y a la encíclica “Pacem in Terris” (1963) de Juan XXIII.
A fines de 1963** le comenté a Calvani la conveniencia de promover un instituto de investigación modelado del IRFED fundado en 1958 por el padre dominico Louis – Joseph Lebret (1897- 1966) y con sede en París. El Instituto dedicado a la investigación y formación en función del desarrollo encontró su inspiración en el movimiento “Economía y Humanismo” que Lebret lanza en 1941 y cuya consigna, ideada por Francois Perroux, era: “el desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres”.
La existencia del Instituto ubicado en la rue Saint-Honoré llega a mi conocimiento a través de su revista “Développement et civilisations” lanzada en 1960 y leída en Lovaina. Eran tiempos de una agitada efervescencia para comprender ese disímil agregado de naciones definido como “el Tercer Mundo” o, de manera algo despectiva, como “las naciones subdesarrolladas”.
Después del letargo de la posguerra de los 50s se da una plétora de surgimientos de nuevos conceptos y disciplinas. La educación ocupa el lugar central pero se habla también de planificación, superación de la pobreza, “las etapas del crecimiento” y de los “polos de desarrollo”.
Un buen ejemplo, entre tantos otros, fue el Coloquio Internacional de París del 09.12 al 18.12.1959 sobre “La planificación de la educación y sus factores económicos y sociales” cuyos trabajos fueron recopilados en los dos primeros números (1960) de la prestigiosa revista Tiers-Monde.
Calvani de inmediato se entusiasma con mi proyecto de crear un instituto de investigación dedicado a orientar al sector empresarial privado en función de una “planificación democrática” con especial énfasis sobre el tema educativo. Arístides asumió la presidencia de la nueva plataforma y yo me reserve la vicepresidencia ejecutiva.
Él consideraba que la nueva plataforma era, en cierto sentido, complementaria al IFEDEC fundado por él en julio 1962 y que contaba igualmente con él como presidente. Nuevamente, él me reconoce total libertad de acción al frente del IDES.
En setiembre 1963 en el marco de un almuerzo con Alfredo Anzola Montauban, para entonces Director de la Fundación Creole y a quien yo asistía formalmente, me propone reunir a un conjunto de especialistas internacionales en el tema del desarrollo a fin de celebrar en Caracas lo que en esa época se denominaba un “simposio”.
Me dedique a elaborar una lista de invitados tanto europeos como estadounidenses. Calvani apoya la iniciativa desde el primer momento y seleccionamos al IDES como anfitrión.
Por su parte, Arístides invita al uruguayo Juan Pablo Terra, dirigente del partido Demócrata Cristiano y uno de los creadores del Centro Latinoamericano de Economía Humana en 1957 como discípulo del padre Lebret.
Mientras tanto, hago contacto con Kenneth Boulding, presidente de la influyente Asociación Americana de Economía (AEA) y cofundador de La Teoría General de Sistemas.
Con el mismo propósito de abarcar varias facetas del amplísimo tema me comunico con el profesor Frederick H. Harbison de la Universidad de Princeton, especialista en recursos humanos de alto nivel y coautor de Industrialism and industrial man: The problems of labor and management in economic growth. (1960). Ambos aceptan venir a Venezuela.
Ambos especialistas de clase mundial aceptaron la invitación.
La presentación pública del IDES la realiza Calvani como presidente del organismo el 03.12.1963 en el seno del Primer Seminario Internacional de Ejecutivos llevado a cabo en el Hotel Tamanaco, Caracas.
Pocos días mas tarde aprovecho un viaje a París con Alba a mediados de ese diciembre para invitar personalmente a cuatro eminentes especialistas franceses. Me reúno con el padre Lebret, quien había estado en Venezuela hacía unos cuatro años contratado por Cordiplan en función del desarrollo de la ciudad de Valencia; Jean-Yves Calvez S.I., reputado como el mejor conocedor y refutador del pensamiento de Karl Marx; Alfred Sauvy, demógrafo excepcional y con el magno economista François Perroux, colega de Lebret. Los tres primeros contestaron positivamente mientras que Perroux se disculpó pero siempre mantuvo un cercano interés por Venezuela.
A mi regreso a Venezuela comparto con Arístides los resultados obtenidos hasta la fecha y procedemos a organizar el “simposio” el cual se lleva a cabo bajo su presidencia del 13-07 al 17-07-1964, con gran cobertura mediática, en el auditórium y las salas de trabajo del Colegio de Ingenieros en Quebrada Honda, Caracas.
Suelo recordar el momento cuando fuimos a recibir a Lebret en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía la noche antes de la inauguración del Simposio. Estuvimos presentes Arístides, José Antonio Gil Yépez y el profesor Chi-Yi-Chen de la UCAB, experto en demografía,
En el simposio del IDES, Desarrollo y Promoción del Hombre, el padre Lebret tuvo una destacadísima intervención de la cual extraigo solo algunos de los enjundiosos párrafos y severas advertencias. Su exposición se denominó “Síntesis del Simposio”:
“…el sector privado, en todos los campos económicos, sociales, culturales, espirituales, debe organizarse de tal manera que su esfuerzo pueda unirse al esfuerzo del Estado. Pero la base de esta cooperación, de este diálogo, debe ser el conocimiento profundo, por ambas partes, de lo que existe y de lo que se debe hacer para asegurar la aceleración y la armonía del país”.
“…Si el incipiente desarrollo venezolano no se persigue con metodología y con vigor, Venezuela, a pesar de su ventajosa situación actual, conocerá graves contradicciones internas que podrían comprometer grandemente su avance”.
La intervención de Calvani en el encuentro organizado por el IDES se títula: “Instauración de las Estructuras Políticas mas favorables para el desarrollo del país”.
Quizás por su enfoque realista y operativo, en su intervención Calvani deja parcialmente al descubierto el secreto de cómo alcanzar las nobles e incuestionables metas propuestas. Si hemos olvidado a Calvani se debe primordialmente por descansar en un utopismo estéril. A continuación selecciono un par de párrafos:
“El nuevo contenido del acto político… …se puede resumir en una sola frase: ´el hombre debe asumir el desarrollo´. Porque el político está frente a dos realidades: por una parte, la exigencia de una población que demanda desarrollarse y, por la otra, los medios que él tiene en su mano para, por lo menos, hacer frente a las necesidades básicas. Entre estos dos términos extremos, va a establecerse una dialéctica de la acción, todo un asentamiento de las tensiones, toda una búsqueda de soluciones, todo el andamiaje de toda una serie de factores que deben concurrir, parcialmente, a aportar a las llamadas necesidades de una población la respuesta total que exige, que debe ser dada a la medida de estas necesidades”.
En su exposición Arístides dedica largo tiempo al tema “Análisis Crítico de las Principales Estructuras Políticas Actuales”. Selecciono una de las quince estructuras examinadas. Me atrae en particular por su actualidad aquella sobre los partidos políticos:
“De acuerdo con un extraordinario estudio de nuestro profesor de derecho constitucional comparado, el Dr. Manuel García Pelayo, la primera razón de ser de los partidos políticos estará en que el poder radica en el pueblo. Como el poder radica en el pueblo a él tenemos que darle la soberanía. Rápidamente se dividen las opiniones. Los ciudadanos se aglutinan en torno a opiniones compartidas en común y forman grupos estables: los partidos políticos. Esos partidos políticos necesitan de una unidad subyacente. Necesitan estar de acuerdo en lo fundamental y discrepar solo en lo accesorio. Si esto no ocurre, el régimen de partidos perturba la dinámica de la evolución del país. En efecto, si el desacuerdo reside en lo fundamental, si el desacuerdo se hace cada vez mas profundo, las tensiones que se abren entre los grupos hacen peligrar el sistema democrático y abren el camino a la dictadura”.
“…Todo ello nos muestra las tremendas fuerzas de incoherencia y desarmonía que desde el punto de vista político confluyen en nuestro país. Los partidos, por esa misma razón, no pocas veces tienen discrepancias entre ellos, no solo en lo accesorio, sino también en lo fundamental. Así surge en el país una situación de tensión violenta que amenaza destruir la estabilidad misma del régimen”.
Arístides se retira voluntariamente del IDES en diciembre 1964 para concentrarse en los cursos de formación del IFEDEC. El Instituto funcionará hasta 1968 con un valioso equipo humano integrado por Luis Enrique Alcalá, Armando Brons, Maritza Izaguirre, Alex y Antonio Suels y mi persona.
Quienes no conocieron a Calvani, y son legiones pues han pasado mas de treinta años de su desaparición, tienen motivos para preguntar ¿Quién fue AC?
Pienso que es insuficiente responder con una larga letanía de lo que hizo. Hay que hacer un esfuerzo por comunicar lo que sus ojos chispeantes señalaban cuando acometía una nueva iniciativa, una nueva aventura, un nuevo proyecto en el cual se podían aplicar los principios y valores que lo animaban.
Para percibir el animus de Calvani se me ocurre recurrir a lo que el padre Lebret describía como tarea existencial por ser vivida hasta los tuétanos:
“Luchar por la justicia entraña mucho: obliga a rectificarse, a rechazar cualquier compromiso dudoso, a multiplicar las marchas, a emprender procesos, a remover la opinión, a secundar e inspirar a los legisladores, a turbar la tranquilidad de los funcionarios, a multiplicar reuniones, a estudiar la economía, los códigos y la historia, a fundar periódicos, a escribir libros, a agrupar a los trabajadores, a fundar movimientos, a penetrar en los partidos políticos, a recorrer el mundo, a intervenir ante el Estado y en las conferencias internacionales, a encontrarse presente en cualquier sitio donde una persona esté amenazada, una minoría sea aplastada, una nación pequeña oprimida, a fin de imponer el respeto a sus derechos y ayudarlos a liberarse y progresar”.
Otra revelación sobre el ser de Calvani la brinda su amigo, desde 1943, el padre Jenaro Aguirre Elorriaga S.J. en una homilía publicada en 1993:
“Cultivé con Arístides una amistad profunda que nos resultaba agradable y mutuamente provechosa por la comunión en ideales y en idénticas maneras de plantear las cosas y juzgar los problemas de la Iglesia, de Venezuela, de Latinoamérica, del Mundo. Fui testigo de excepción de los orígenes de su vocación a la acción socio-política. Abandonó con dolor la Presidencia Nacional de la Acción Católica, para entregarse al quehacer político, por juzgarlo un servicio mas eficaz y universal para la Iglesia …”
“… Nunca sacralizó la política. Y si bien, miró con simpatía y trabajó denodadamente por la superación de las estructura opresivas del hombre; supo, sin embargo, exigirse a sí mismo e inculcar a los demás, que la actividad política con signo cristiano, debe promover una autentica liberación del hombre en su integridad, y no relegar a un segundo plano de transformación, cultural, social y espiritual de los pueblos”.
La influencia de Lebret sobre el pensamiento doctrinario de la Iglesia es amplia pero mal conocida debido principalmente a su fallecimiento en junio 1966, solo dos años después de su presencia en Caracas.
El sacerdote dominico participó como perito en la preparación del documento Gaudium et Spes emanado del Concilio Vaticano II.
Después de la clausura del Concilio Lebret pasó a ser un cercano colaborador del Papa Pablo VI a quien le sometió los primeros borradores de lo que llegaría a ser el 26/03/1966 una de las principales encíclicas del siglo XX: “Populorum Progressio” o “Desarrollo de los Pueblos”.
El documento pontificio fue rememorado por Juan Pablo II, a los 20 años de haber sido promulgado, en la encíclica Sollicitudo Rei Socialis (1996) y por Benedicto XVI en la encíclica Caritas in Veritate a los 40 años del pronunciamiento de Pablo VI (2006).
La encíclica de Pablo VI en cuestión incluye por lo menos once párrafos de evidente fabricación lebretiana y el Santo Padre hace suyo el siguiente párrafo proveniente de Dynamique concrète du développement, (1961) al citarlo expresamente:
“El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre. Con gran exactitud ha subrayado un eminente experto: «Nosotros no aceptamos la separación de la economía de lo humano, el desarrollo de las civilizaciones en que está inscrito. Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera”.
Al fallecer Lebret, Francois Perroux, queda a cargo del homenaje póstumo Présence de R.P. Lebret (1897-1966) del cual tomo el siguiente párrafo en su versión original:
A partir d’expériences tout à fait précises,le Père a pensé à neuf l’économie dans ses types d’organisation variés ; il a compris, dès ce moment, que l’esprit, les projets, les motifs des agents humains, que l’image de l’homme et la réalité de l’ensemble charnel et spirituel qu’est la personne, sont au fondement de toute structure et de toute politique économique.
Para contribuir al enraizamiento de AC en la actualidad se me ocurre la aplicación del conocido formato académico practicado por las mas acreditadas universidades que consiste en una Cátedra que llevaría su nombre a la cual se invitaría anualmente a una prestigiosa personalidad en el mundo de las Ciencias Sociales para dictar varias conferencias. Me imagino que la iniciativa debería caer en la UCAB y/o el IFEDEC.
Me enteré de la publicación de las obras reunidas de AC cuyo primer volumen ya es del dominio público. Sería conveniente que eventualmente se auspiciara la digitalización de las mismas.
Como dijera alguna vez Eduardo Fernández:
¡Qué bueno sería tener a Calvani, otra vez entre nosotros!
José Rafael Revenga
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