El texto que sigue está tomado de correo proveniente de The New York Times con fecha de hoy.
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América Latina vive una ola de recambio político. Argentina, Ecuador, Guatemala y Paraguay eligieron nuevos presidentes este año. México, Venezuela y El Salvador harán lo mismo en 2024.
El domingo, Javier Milei asumió la presidencia de Argentina diciendo: “Hoy enterramos décadas de fracasos, peleas intestinas y disputas sin sentido”. Milei, candidato de ultraderecha que ganó en segunda vuelta con promesas de dolarizar la economía, recortar ministerios y privatizar muchos sectores, también ofreció un mensaje de unión: “Recibiremos con brazos abiertos a todos aquellos dirigentes políticos, sindicales y empresariales que quieran sumarse a la nueva Argentina”.
Milei asumió el cargo tres semanas después de ganar las elecciones, como estaba previsto.
En Guatemala, a 6600 kilómetros al norte de Buenos Aires, han pasado cuatro meses desde que Bernardo Arévalo se impuso en las urnas con una aplastante victoria. Y en ese tiempo, la institucionalidad democrática ha sido puesta a prueba.
Arévalo se postuló con una plataforma anticorrupción y últimamente se ha visto inmerso en una serie de dificultades jurídicas.
Simon Romero, corresponsal del Times para México y Centroamérica, estuvo hace poco en el país. Ahí se han vivido semanas de protestas, de batallas en los tribunales y del éxodo de algunos de los fiscales anticorrupción, que han abandonado Guatemala por temor a represalias.
“Me quedé con la impresión de que Guatemala está al borde de una explosión”, me comentó Simon por correo electrónico ayer. “Y eso es lo que algunos partidarios de Arévalo temen, que sus oponentes estén impulsando una crisis más aguda que les permita intervenir en la transición y afirmar su propio poder”.
El viernes, el Ministerio Público anunció que, debido a supuestas irregularidades, las elecciones presidenciales debían anularse. Por su parte, el Tribunal Supremo Electoral reiteró que Arévalo debe ocupar la presidencia.
Ayer Jody me dijo que, por ahora, el ambiente en Guatemala es de nerviosismo aunado al bullicio habitual de las fiestas decembrinas.
Las calles de la Ciudad de Guatemala se han llenado de adornos y ventas navideñas. En medio del espíritu de fin de año, la población vive en la incertidumbre sobre el futuro de la democracia en el país. En las redes sociales, las calles, comedores, cafeterías, mercados y taxis, el tema de conversación son los intentos de la fiscalía, el Congreso y aliados al gobierno de Alejandro Giammattei de impedir una transición pacífica de poder. La tensión continuará las próximas semanas mientras se acerca la fecha para que asuma un nuevo gobierno que ha prometido luchar contra la corrupción tras más de dos años de persecución contra fiscales, jueces y activistas que investigaron estos delitos. ¶
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