Jorge Luis Borges y María Kodama, su segunda esposa, ya fallecida.
El escritor que más admiro en lengua castellana es Jorge Luis Borges. Mario Vargas Llosa dijo de él: «Borges es uno de los más originales prosistas de la lengua española, acaso el más grande que ésta haya producido en el siglo XX». Menos dubitativo, otro Premio Nobel, Gabriel García Márquez, asentó: «Borges es el escritor de más altos méritos artísticos en lengua castellana». Pero quizás haya sido el tributo más honesto el de Julio Cortázar, que una vez dijo a un periodista, que buscaba malquistarlo con Borges al contraponerlos políticamente, algo que pudieran haber dicho todos los autores del Boom Latinoamericano: «No hay nada que yo haya escrito que no hubiera escrito antes Jorge Luis Borges».
Cuando hace poemas rompe la frase para preservar la consonancia de los versos, aun entre estrofas, como en las tres primeras y la última del Poema de los dones).
Poema de los dones
Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños a unos ojos sin luz, que sólo pueden leer en las bibliotecas de los sueños los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día les prodiga sus libros infinitos, arduos como los arduos manuscritos que perecieron en Alejandría.
De hambre y de sed (narra una historia griega) muere un rey entre fuentes y jardines; yo fatigo sin rumbo los confines de esta alta y honda biblioteca ciega.
Enciclopedias, atlas, el Oriente y el Occidente, siglos, dinastías, símbolos, cosmos y cosmogonías brindan los muros, pero inútilmente.
Lento en mi sombra, la penumbra hueca exploro con el báculo indeciso, yo, que me figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca.
Algo, que ciertamente no se nombra con la palabra azar, rige estas cosas; otro ya recibió en otras borrosas tardes los muchos libros y la sombra.
Al errar por las lentas galerías suelo sentir con vago horror sagrado que soy el otro, el muerto, que habrá dado los mismos pasos en los mismos días.
¿Cuál de los dos escribe este poema de un yo plural y de una sola sombra? ¿Qué importa la palabra que me nombra si es indiviso y uno el anatema?
Groussac o Borges, miro este querido mundo que se deforma y que se apaga en una pálida ceniza vaga que se parece al sueño y al olvido.
No sé suficientemente de poesía, pero los cuatro primeros versos de este poema son mis favoritos dentro de los pocos que he leído. La ceguera que sufrió el escritor—heredada de su padre—y la lectura, por supuesto, no son que se diga compatibles. Había gente amiga que le leía, y Borges excusó a la divinidad por irónica. LEA
El ancho de las bandas roja y negra está en proporción de las tropas de Bonaparte al invadir Rusia y al retirarse.
Napoleón Bonaparte intentó sojuzgar a Rusia con una invasión del país que ahora gobierna Vladimir Putin. Como lo muestra el gráfico, la iniciativa del Gran Corso resultó en desastre.
Pyotr Illyich Tchaikovsky compuso su Obertura 1812* para celebrar el triunfo sobre los franceses. Acá está en versión de Vladimir Ashkenazy al frente de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo:
Franceses en retirada. Illarion Mikhailovich Pryanishnikov
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Adolfo Hitler intentaría la misma cosa siglo y medio más tarde e igualmente fracasaría. Las dos imágenes que sigue son ejemplo del humor de Miguel Otero Silva en Un morrocoy en el cielo:
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El propio Tchaikovsky dirigió la obertura en 1891 para la inauguración del Carnegie Hall de Nueva York.
Finalmente, Napoleón Bonaparte enseñó a todo líder autoritario la esencia de la dictadura: la propaganda, una eficaz e inexorable policía secreta que formaba un Estado dentro del Estado, el empleo de dispositivos democráticos tales como el plebiscito para reunir apoyo popular del régimen, la burocratización estatal de instituciones críticas como la educación y la religión a fin de convertirlas en instrumentos de adoctrinamiento, y el valor de las aventuras foráneas para hacer tolerable la represión doméstica. Napoleón no originó ninguna de estas herramientas del autoritarismo; su contribución fue la de entretejerlas en instrumento del moderno Estado autoritario y demostrar cuán eficaz podía ser ese instrumento en su interior.
Jerome Blum, Rondo Cameron y Thomas G. Barnes (The European World)
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La prudencia (que es un juicio de valor en loterías) requiere… un “análisis del peor caso”, en el que lo pésimo de la continuación de tendencias o la no intervención en la turbulencia ambiental se compara con lo pésimo de los intentos de causar discontinuidad. La comparación de lo pésimo de la no intervención con lo óptimo de la intervención es un enfoque muy riesgoso que no puede ser recomendado. (Aunque, inherentemente, esto es un asunto de juicios de valor sobre las actitudes ante el riesgo). Por el otro lado, la comparación de lo óptimo de la no intervención contra lo pésimo de la intervención tampoco puede ser recomendada, por más que esto sea una difundida postura intelectual del incrementalismo y el conservatismo.
Yehezkel Dror
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En estos días escuchamos muchas propuestas sobre posibles soluciones, basadas en el marco de la Constitución. Con el mayor respeto, podríamos decir de la Constitución de un Estado lo que el Señor decía del sábado: así como el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, así una Constitución está hecha para el pueblo y no el pueblo para una Constitución.
Monseñor André Dupuy
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¿Está condicionada la humanidad a sentirse arrastrada sólo por líderes de gran potencia carismática, enraizada en tendencias neuróticas de agresividad tan fuertes e insatisfechas que despiertan y agrupan a las del mismo sentido que tienen latentes las masas? ¿Puede engañársenos con el señuelo artificial de un carisma inventado por los creadores profesionales de una imagen política, que al montarse sobre una personalidad endeble se derrumbará en los momentos de crisis, cuando su fuerza carismática, en realidad inexistente, sería necesaria para la defensa colectiva? ¿No es posible la agrupación en torno a un líder, sereno, equilibrado, que a la vez con fuerza y mesura sepa conducir sin avasallamiento?
Juan Antonio Vallejo-Nágera
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Este elemento del tiempo, de la lenta preparación de los individuos por la historia, encierra un predicamento y una paradoja. El predicamento es: ¿cómo quieren los pueblos que desean difundir la libertad al mundo proponer sus instituciones como modelos si éstas dependen de hábitos inculcados mucho tiempo atrás? Es bastante fácil copiar una pieza de maquinaria como una computadora o incluso un arma nuclear. Sólo se necesita unas cuantas personas inteligentes y bien preparadas que tengan el modelo frente a ellas. Pero copiar un gobierno no es algo que una población entera pueda lograr únicamente con proponérselo.
Jacques Barzun
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Somos la mayoría de la nación. Somos todo un pueblo. La dictadura está desasistida de todo respaldo social y de todo apoyo moral. Una indoblegable decisión de lucha alienta prodigiosamente nuestros corazones. Una fe desbordante enciende nuestra sangre. Contamos, en resumen, con preciosos factores humanos y morales suficientes para dotar nuestra capacidad de combate de un poderío mil veces más fuerte que las más aceradas corazas del despotismo.
Alberto Carnevali
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¿Hará usted política? ¿Y bajo qué máscara? Rehusarse a hacer política, es una manera de hacerla. Es como decir: “Yo me desintereso de mi ciudad, de mi país, de los negocios del mundo”. Es maniobrar muy cerca entrelazando a cada instante la elección, o la falta de elección, a los intereses personales o pasajeros. Sacrificar a una tranquilidad frágil sus intereses permanentes, puesto que se trata de sus asuntos. O más aún, como el perro muerto que una corriente fuerte arrastra, y un remolino rechaza a las aguas dormidas. Pero usted está bien vivo, usted nada, usted se manda; luego, usted hará política. No necesariamente política activa, militante. Todo lo que le pido es que trate de reunir los elementos necesarios para juzgar; en una palabra, para representar su papel de ciudadano.
André Maurois
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De ahí en más, mis entrevistas con funcionarios, académicos y empresarios en la capital china me depararían una sorpresa tras otra. Sobre todo, cuando entrevisté a los máximos expertos sobre América latina, que—sentados al lado de la bandera roja y profesando fidelidad plena al Partido Comunista—me señalaban que los países latinoamericanos necesitaban más reformas capitalistas, más apertura económica, más libre comercio y menos discursos pseudorrevolucionarios. Uno de ellos… me dijo que uno de los principales problemas de América Latina era que todavía seguía creyendo en la teoría de la dependencia, el credo económico de los años sesenta según el cual la pobreza en Latinoamérica se debe a la explotación de los Estados Unidos y Europa. En la República Popular China, el Partido Comunista había dejado atrás esta teoría hacía varias décadas, convencido de que China era la única responsable de sus éxitos o fracasos económicos. Echarles la culpa a otros no sólo era erróneo, sino contraproducente, porque desviaba la atención pública del objetivo nacional, que era aumentar la competitividad, me aseguró el entrevistado. Ése era el nuevo mantra de la política china, que eclipsaba a todos los demás: el aumento de la competitividad como herramienta para reducir la pobreza.
Andrés Oppenheimer
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Durante toda mi vida me he dedicado a esta lucha del pueblo africano. He combatido contra la dominación blanca, y he combatido contra la dominación negra. He amado el ideal de una sociedad democrática y libre en la que todas las personas vivan juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y espero lograr. Pero si fuere necesario, es un ideal por el que estoy preparado a morir.
El siguiente texto está tomado de TalCual digital, Se trata de una breve narración de María Ignacia Alcalá Sucre, la menor de mis hijos. Fue publicada por el diario en su web el 21 de octubre de 2010.
Nunca les he dirigido la palabra, a pesar de que ya son años de verlos o adelantarlos con el paso rápido que he llegado a dominar. Son años ya, más de cinco, de notar su presencia en los mismos caminos que camino, de verlos franquear las definitivas pero invisibles fronteras entre Sebucán, Santa Eduvigis y Los Palos Grandes. Es mejor así.
Él y ella, esposos, viven muy cerca de mi casa, cruzando la Avenida Miguel Otero Silva de Sebucán hacia una transversal. Mi madre afirma que es en el pequeño barrio que se esconde siguiendo mi calle, dando la curva y asomándose desde los nuevos edificios lujosos: “El hueco”, de donde salieron nuestro mecánico y nuestro herrero y un compañero de clases de una amiga (también vecina) que se convirtió en amigo propio. Yo creo más bien que su casa es una de las que sobreviven al borde del barrio, pequeñas, con materos afuera y flores rojas y rizadas.
La Miguel Otero Silva antes se llamaba Avenida La Salle. Recién mudados, correspondencia y facturas llegaban a mi casa con esa indicación. “Antigua Avenida La Salle”. Ellos caminan por allí, por la Avenida La Salle, cuando no era antigua. Innumerables veces suben o bajan, mecidos por el bambú que sirve de muralla vegetal y se alza sobre la pared de bloques de la Escuela Experimental de Enfermería. Él o ella o ambos (de la mano) pasan como abrazados por un hechizo que los ata a un tiempo distinto. No parecen escuchar la violencia de los partidos de fútbol que se juegan allí dentro los fines de semana, ni ver las cordilleras armadas por graffiti sobre graffiti.
Él siempre está de chemise. Con pantalón los días de semana, para el trabajo, para el Bazar Dinafra, para estar afuera cuando paso por esa calle que se estira y lleva finalmente a Altamira, a la esquina del Celarg, a La Castellana, al fin de mis paseos. Las bermudas son para el descanso, la canilla en una mano y la esposa en la otra, la parsimonia, los domingos de flojeras y mangos. Usa un bigote espeso, una cortina en su cara.
Ella va a buscarlo al trabajo. Jamás la he visto en pantalones. Ondea faldas de algodón que le llegan un poco más abajo de la rodilla. Tiene bonitas piernas, talladas a fuerza de mantener el equilibrio en tacones por calles imposibles. Ya conoce los huecos y las raíces que fracturan las aceras, sabe alejarse del lugar donde las ratas revuelven eternas bolsas de basura. No titubea ni tropieza. Pareciera que para ella ésa es la única manera de vivir: en falda y con tacones, siempre con gracia. Se pinta los labios de rojo y el pelo de negro. Quizás se lo arregla en la Segunda de Santa Eduvigis, en la peluquería de Fina, ese tesoro humilde en el que todavía pueden hacerte un buen moño (con secado incluido) por Bs. 25. A donde Fina van señoras, señoronas y niñas de todos los estratos sociales rezando el mantra democrático que las venezolanas conocemos desde el nacimiento. Todas tenemos el derecho (y el deber) de ser bellas. Ella parece extranjera (mi mamá dice que ellos son una pareja de libaneses), pero en eso, en el mandato estético, es criollísima.
Algunas noches se reparten el peso del mercado. Llevan bolsas del Excelsior o bolsas del Klasse, dependiendo de si deciden bajar hasta la Tercera de Los Palos Grandes o subir hasta el tope de Santa Eduvigis. Esas noches caminan más lento y van balanceándose un poco de lado a lado.
No los he visto por la Principal de Sebucán. En otras calles hay mejores panaderías, mejores farmacias y nada de hospitales psiquiátricos. Me da la impresión de que prefieren alejarse de la locura. Tampoco los he visto montados en Metrobús. Parecieran no salir al alboroto de la Rómulo Gallegos.
Nunca les he hablado y nunca les voy a hablar. ¿Qué les diría? “Hola, muy buenas. Yo siempre los veo y me sonrío. Ustedes me ponen contenta, ustedes me ponen triste, cuando pienso en esta zona siempre pienso en ustedes”. No. Sería una torpeza decir siquiera una palabra. Uno no le habla a una columna, o a un símbolo. Uno simplemente se siente contento de que esté allí sosteniendo el techo o llenando un mundo de significado. Los veo caminando, agradezco en silencio y camino yo también. ¶
Usted sabe que yo he mandado veinte años y de ellos no he sacado más que pocos resultados ciertos: Primero, la América es ingobernable para nosotros; Segundo, el que sirve en una revolución ara en el mar; Tercero, la única cosa que se puede hacer en América es emigrar; Cuarto, este país caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas; Quinto, devorados por todos los crímenes y extinguidos por la ferocidad, los europeos no se dignarán conquistarnos; Sexto, si fuera posible que una parte del mundo volviera al caos primitivo, éste sería el último período de América.
Simón Bolívar
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He visto también—deseara no haberlo visto—que la revolución, caso de ser practicada en serio y caso de triunfar, conduce a formas de injusticia y opresión más abominables que las actuales. Esas formas nuevas de injusticia y opresión las he visto en los ojos y en las palabras de los dirigentes más sinceros, más esforzados, más leales a la causa. Se sienten salvadores mesiánicos, avatares de la historia; creen conocer mis intereses, mis deseos y mis necesidades mejor que yo mismo; no me consultan ni me oyen; se han constituido por cuenta de ellos en representantes míos, en vanguardias de mi lucha; son tutelares y paternalistas; prefiguran ya el Olimpo futuro donde tomarán todas las decisiones para mi bienestar y mi progreso; las tomarán y me las impondrán en nombre mío, a sangre y fuego en nombre mío. Yo bajo la cabeza diciendo “Sí camarada, sí compañero, eso es lo que hay que hacer, tiene razón, viva”. Les sigo la corriente para que no me peguen y para no desanimarlos; pueden producir esos momentos de relajo, de caos, cuando parpadea la vigilancia de los gendarmes, cuando puedo descargar impune mi rencor, mi cólera reprimida, mi odio; después de todo, ese alivio esporádico es el mendrugo que me toca en el tejemaneje revolucionario mientras llegan días peores, los del triunfo revolucionario.
José Manuel Briceño Guerrero
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El pueblo no tiene derecho de golpear a un solo inocente, ni de tratar como culpable a un solo acusado, sin pruebas legales. Así, pues, no puede delegar semejante derecho a nadie. El pueblo no tiene derecho de atentar contra la libertad de opinión, la libertad religiosa, las garantías judiciales, las formas protectoras. Ningún déspota, ninguna asamblea, puede entonces ejercer un derecho semejante diciendo que el pueblo lo ha investido de él. Todo despotismo es ilegal; nada puede sancionarle, ni siquiera la voluntad popular que él alega. Pues se arroga, en nombre de la soberanía del pueblo, un poder que no está comprendido en esta soberanía, y no sólo es destitución irregular del poder que existe, sino la creación de un poder que no debe existir.
Benjamín Constant
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La prudencia (que es un juicio de valor en loterías) requiere… un “análisis del peor caso”, en el que lo pésimo de la continuación de tendencias o la no intervención en la turbulencia ambiental se compara con lo pésimo de los intentos de causar discontinuidad. La comparación de lo pésimo de la no intervención con lo óptimo de la intervención es un enfoque muy riesgoso que no puede ser recomendado. (Aunque, inherentemente, esto es un asunto de juicios de valor sobre las actitudes ante el riesgo). Por el otro lado, la comparación de lo óptimo de la no intervención contra lo pésimo de la intervención tampoco puede ser recomendada, por más que esto sea una difundida postura intelectual del incrementalismo y el conservatismo.
Yehezkel Dror
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De ahí en más, mis entrevistas con funcionarios, académicos y empresarios en la capital china me depararían una sorpresa tras otra. Sobre todo, cuando entrevisté a los máximos expertos sobre América latina, que—sentados al lado de la bandera roja y profesando fidelidad plena al Partido Comunista—me señalaban que los países latinoamericanos necesitaban más reformas capitalistas, más apertura económica, más libre comercio y menos discursos pseudorrevolucionarios. Uno de ellos… me dijo que uno de los principales problemas de América latina era que todavía seguía creyendo en la teoría de la dependencia, el credo económico de los años sesenta según el cual la pobreza en Latinoamérica se debe a la explotación de los Estados Unidos y Europa. En la República Popular China, el Partido Comunista había dejado atrás esta teoría hacía varias décadas, convencido de que China era la única responsable de sus éxitos o fracasos económicos. Echarles la culpa a otros no sólo era erróneo, sino contraproducente, porque desviaba la atención pública del objetivo nacional, que era aumentar la competitividad, me aseguró el entrevistado. Ése era el nuevo mantra de la política china, que eclipsaba a todos los demás: el aumento de la competitividad como herramienta para reducir la pobreza.
Andrés Oppenheimer
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¿Está condicionada la humanidad a sentirse arrastrada sólo por líderes de gran potencia carismática, enraizada en tendencias neuróticas de agresividad tan fuertes e insatisfechas que despiertan y agrupan a las del mismo sentido que tienen latentes las masas? ¿Puede engañársenos con el señuelo artificial de un carisma inventado por los creadores profesionales de una imagen política, que al montarse sobre una personalidad endeble se derrumbará en los momentos de crisis, cuando su fuerza carismática, en realidad inexistente, sería necesaria para la defensa colectiva? ¿No es posible la agrupación en torno a un líder, sereno, equilibrado, que a la vez con fuerza y mesura sepa conducir sin avasallamiento?
Juan Antonio Vallejo-Nágera
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Al referirse a los inicios de la Independencia, y a pesar de su limitada inteligencia, el autor de Recuerdos de la rebelión de Caracas, José Domingo Díaz, quien por ser vehemente realista e hijo expósito ha sido descalificado por muchos historiógrafos, dejó constancia de algo que no podía comprender del todo: «Allí por la primera vez se vio una revolución tramada y ejecutada por las personas que más tenían que perder…”; y, para evitar cualquier duda sobre cuáles eran a su juicio los verdaderos propósitos de nuestros héroes, nos legó estas palabras dichas por Bolívar a Iturbe después de la Campaña Admirable: “No tema usted por las castas: las adulo porque las necesito; la democracia en los labios y la aristocracia aquí”, señalando el corazón.
Ángel Bernardo Viso
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Este concepto de la “defensa nacional” no puede ser entendido como un fin en sí mismo, justificativo de cualquier ejercicio de poder legislativo diseñado para promover ese objetivo. Está implícita en el término “defensa nacional” la noción de defender aquellos valores e ideales que distinguen a esta nación. Durante casi dos siglos, nuestro país ha encontrado singular orgullo en los ideales democráticos consagrados en su Constitución, y los más apreciados de estos ideales han encontrado expresión en la Primera Enmienda. Sería verdaderamente irónico que, en nombre de la defensa nacional, sancionáramos la subversión de una de aquellas libertades—la libertad de asociación—que hacen que la defensa de la nación valga la pena.
El extenso texto que sigue está tomado de informe del Crisis Group con fecha del 12 de este mes. Venezuela no aparece mencionada en él y, en general, parece apreciar positivamente las actuaciones del gobierno de Gustavo Petro en la vecina Colombia.
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La amenaza del crimen organizado en América Latina está creciendo y plantea riesgos para la seguridad y los derechos humanos. En este extracto de laactualización de primavera del Watch List 2023, Crisis Group explica cómo la UE y sus Estados miembros pueden ayudar a abordar el problema.
En toda América Latina, el crimen organizado y el aumento de la violencia asociado a este amenazan la seguridad de los residentes y han hecho que los gobiernos luchen por encontrar respuestas efectivas. A pesar de que en general las tasas de homicidio se han estabilizado en los últimos años (aunque se encuentran en los niveles más altos del mundo), e incluso han disminuido en países notoriamente violentos como Colombia y El Salvador, el panorama sigue siendo desalentador. Alrededor de un tercio de todos los asesinatos del mundo se producen cada año en América Latina, y las autoridades nacionales atribuyen muchos o la mayoría de ellos al crimen organizado. Las tasas deasesinatos relacionados con el género han aumentadoen varios países. El comportamiento depredador de los grupos criminales también ha desencadenado y agravado las emergencias humanitarias ya existentes, tales como los desplazamientos masivos.
La geografía es una de las principales razones por las que América Latina se ha convertido en un punto crítico del crimen global. La región alberga a tres de los mayores productores de cocaína del mundo (Colombia, Perú y Bolivia), así como a los principales puntos de salida para las exportaciones de cocaína hacia Europa y EE. UU., y ha desempeñado un papel clave en los mercados de drogas ilícitas por más de cuatro décadas. Aunque Centroamérica, Colombia y México han estado plagados de violencia durante mucho tiempo, los cambios en las rutas y redes que sustentan el narcotráfico han provocado brotes de violencia en países como Ecuador y Costa Rica, que tradicionalmente se consideraban seguros y pacíficos en comparación con algunos de sus vecinos.
Muchos factores han contribuido al aumento real y percibido de la inseguridad. Los índices sin precedentes de producción de drogas y las nuevas y rentables rutas del narcotráfico, en países como Paraguay y Argentina, juegan un papel importante. Las dificultades económicas generalizadas en América Latina, que se agudizaron especialmente durante la pandemia, atrajeron a más personas al crimen organizado. Mientras tanto, la imperante corrupción de la región ha permitido el arraigo de toda una serie de mercados ilícitos. Estos mercados no se limitan al narcotráfico: los grupos criminales se dedican al tráfico de personas, robo de combustible, tala y minería ilegales y extorsión. Algunos grupos buscan intensificar su influencia sobre los negocios legales y consolidar su control de las comunidades como medio para adquirir nuevos reclutas y simpatizantes, y ampliar su base geográfica.
El nuevo panorama criminal de América Latina tiene repercusiones más allá de sus fronteras. Estados miembros de la UE están luchando contra un aumento en el tráfico de cocaína hacia costas europeas a medida que el continente se convierte en undestino preferido para la exportaciónde esta droga. La cooperación intrarregional de alto nivel para responder al narcotráfico y al crimen organizado se encuentra en gran parte inactiva. Mientras tanto, la cooperación de seguridad de EE. UU. sigue desempeñando un papel importante en América Latina, pero su incidencia parece estar disminuyendo, a medida que laasistencia financierapara el control de narcóticos y la aplicación de la ley en la región, especialmente enMéxico,CentroaméricayColombia, ha disminuido ligeramente en los últimos años.
Para ayudar a afrontar estos desafíos, la UE y sus Estados miembros deben:
Ayudar a los gobiernos socios a combatir el soborno y la corrupción a través de una combinación de políticas sólidas y una aplicación efectiva de la ley, respaldada por una actuación policial con base en labores de inteligencia y apoyada por un mayor intercambio transfronterizo de información.
Con el fin de incrementar la seguridad humana, respaldar esfuerzos para: reducir la impunidad a través de inversión en la capacidad de judicialización; proteger a las víctimas y los testigos apoyando la creación de refugios y canales de denuncia seguros, y generar alternativas a la criminalidad a través de programas sociales y de empleo.
Reforzar los programas de asistencia técnica y desarrollo de capacidades de la UE para combatir el crimen, incluido el Europa Latinoamérica Programa de Asistencia contra el Crimen Transnacional Organizado (EL PAcCTO) y el Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea en materia de políticas de drogas (COPOLAD).
Aprovechar la próxima cumbre de julio entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) para establecer una agenda de trabajo sobre crimen organizado con los líderes de la región, centrándose en temas desafiantes como la cooperación intrarregional, negociaciones con grupos criminales y formas para reorientar los esfuerzos antinarcóticos que con demasiada frecuencia resultan dirigidos contra los más pobres y vulnerables.
Nuevas tendencias y viejos crímenes
La debilidad de las instituciones democráticas, los altos niveles de corrupción y la extrema desigualdad han hecho de América Latina un terreno fértil para el crimen organizado. La gran inseguridad e inestabilidad vinculadas al crimen organizado se arraigaron por primera vez en la década de 1980. Aunque persisten elementos de la actividad delictiva organizada tradicional, en particular, el uso de la violencia selectiva y la complicidad con fuerzas políticas y negocios legítimos, el panorama actual de los mercados ilícitos se parece poco a su encarnación original.
En particular, la represión estatal, a menudo llevada a cabo con un fuerte apoyo de EE. UU., ha desarticulado las organizaciones jerárquicas tradicionales que operaban bajo un mando central y participaban en múltiples mercados ilícitos, por ejemplo, produciendo y comercializando drogas, así como ejecutando asesinatos y secuestros. Los típicos carteles de la droga, como los de Medellín o Cali en Colombia, o los del Golfo o Guadalajara en México, han dado paso a grupos delictivos más pequeños y emprendedores, decididos a buscar nuevas oportunidades ilícitas en lugar de depender de mercados establecidos. Colombia ahora alberga una variedad de grupos puramente criminales junto con otros grupos armados que combinan objetivos aparentemente revolucionarios con la generación de ingresos ilícitos. Se calcula que 24 mil combatientes hacen parte tanto de grupos armados como del crimen organizado, en áreas urbanas y rurales. El número de grupos criminales en México se duplicó entre 2010 y 2020, llegando a más de 200 según unanálisis de datos realizado por Crisis Group.
Por supuesto, las empresas criminales más pequeñas no siempre tienen asegurada su supervivencia. En Guerrero y Michoacán, en México, o Cauca y Nariño, en Colombia, los grupos ilegales se enfrentan regularmente en guerras territoriales. Los jefes criminales suelen tener carreras cortas: asesinatos, arrestos y extradiciones son desenlaces comunes. Pero las economías criminales más amplias se han vuelto más resistentes, en parte porque los flujos de ingresos de estos grupos, que ayudan a financiar protección política e impunidad judicial, se han vuelto menos vulnerables a las fluctuaciones repentinas.
Una gran parte del poder de los grupos criminales ahora puede atribuirse a la creciente influencia que ejercen sobre las comunidades en las que operan. En Colombia, grupos como el Clan del Golfo, actualmente la organización criminal más importante del país, ofrecen beneficios como la construcción de nuevas escuelas e incluso regalan juguetes para ganar simpatizantes en los territorios a los que se expanden. Sin embargo, estos grupos no se limitan a ofrecer beneficios para establecer su dominio: el uso delconfinamiento forzoso, mediante el cual obligan a los residentes a permanecer en sus hogares y abstenerse de salir a trabajar o ir a la escuela, se ha generalizado. Más de 100 mil personas fueron víctimas de confinamientos forzosos en 2022, muchas de ellas miembros de comunidades indígenas y afrocolombianas a lo largo de la costa del Pacífico. Grupos criminales y otros grupos armados están especialmente interesados en arrebatar estas comunidades a sus rivales porque suelen estar agrupadas cerca de puntos de exportación a mercados internacionales o territorios cruciales para negocios ilícitos.
En algunos casos, los grupos criminales locales alquilan territorios a empresarios que buscan producir o transportar drogas, que luego envían a los mercados globales. Este modelo de franquicia y asociación ha permitido que los mercados de drogas ilícitas crezcan y se diversifiquen. Aunque la producción y el transporte de drogas de origen vegetal sigue siendo una actividad delictiva importante en México, el país también se ha convertido en un actor importante en la producción y el tráfico de metanfetamina y opiáceos sintéticos a EE. UU. Las incautaciones de fentanilo en México han aumentado en más de 1 000 por ciento desde 2018. Las enormes ganancias del tráfico de drogas sintéticas financian guerras territoriales entre los carteles de Jalisco y Sinaloa, lo que genera gran parte de la violencia letal en el país. En Colombia, el Clan del Golfo presuntamente cobra impuestos a otros narcotraficantes que pasan por su territorio, según elacuerdo de culpabilidadpresentado a los tribunales estadounidenses por su exlíder extraditado Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel. Al mismo tiempo, el Clan opera rutas de tráfico de migrantes a través del Tapón del Darién entre Colombia y Panamá. También opera redes de extorsión y goza de numerosas conexiones con empresas privadas legítimas en todo el norte del país.
En otras partes de América Latina, han surgido nuevos centros criminales en áreas que ofrecen ventajas estratégicas a los narcotraficantes y permiten forjar nuevas conexiones entre grupos transnacionales, bandas locales y funcionarios corruptos en tribunales, prisiones y fuerzas policiales. Las ciudades portuarias de Guayaquil y Rosario, en Ecuador y Argentina respectivamente, así comoCosta Rica, Panamá y Paraguay, se han visto asoladas por extraordinarios brotes de violencia. Grupos criminales en Ecuador han intimidado a las comunidades locales con tácticas violentas como colgar cadáveres de un puente peatonal, detonar explosivos en tiendas y zonas residenciales, y decapitar a miembros de grupos rivales. El país ahora tiene una de las tasas de homicidios de más rápido crecimiento en la región, siendo 2022 su año más letal desde que se registran estas estadísticas. La expansión del Primer Comando de la Capital de Brasil (Primeiro Comando da Capital), la fuerza criminal más grande del país y una de las más poderosas de América Latina, explica gran parte del reciente aumento de la violencia letal en el este de Paraguay, justo al otro lado de la frontera con Brasil.
La expansión y diversificación de los grupos criminales en América Latina ha traído consigo un aumento en la extorsión y los delitos ambientales. Estas actividades ilícitas son menos rentables que el narcotráfico, pero se han vuelto cada vez más atractivas porque generan ingresos relativamente estables con un menor riesgo y permiten reforzar el control sobre las comunidades. En los países delnorte de Centroamérica(El Salvador, Guatemala y Honduras) se calcula que las redes de extorsión alcanzan a recaudar hasta mil cien millones de dólares al año. En Colombia, mientras tanto, los casos de extorsión denunciados han aumentado un 40 por ciento en los primeros tres meses de 2023 en comparación con el mismo período del año anterior, según fuentes militares.
Latinoamérica, donde se encuentra aproximadamente la mitad de los bosques tropicales del mundo, y en particular laselva amazónica, es también un punto crítico para los delitos ambientales. En muchos casos, este comercio ilícito se entrelaza con otras economías criminales, como el narcotráfico: los troncos huecos de árboles, por ejemplo, se utilizan para ocultar cargamentos de cocaína. Los traficantes también utilizan la ganadería para lavar dinero, lo que tiene el efecto adicional de contribuir a la deforestación en Brasil, Colombia y Bolivia. Periodistas y defensores ambientales, incluidos líderes indígenas, se destacan entre las víctimas de los grupos criminales que operan en la selva.
La violencia de género también ha aumentado en algunas zonas, exacerbada por el entorno general de impunidad y violencia extrema fomentado por los grupos criminales.Zacatecas, cuya ubicación al norte de México lo ha convertido en un sitio codiciado por las bandas que operan rutas de tráfico, registra la cuarta tasa de homicidios más alta de los treinta y dos estados del país. Las tasas de desaparición de mujeres en el estado de Zacatecas aumentaron en un 50 por ciento en 2022, con la mayoría de las víctimas entre los diez y diecinueve años. Otros tipos de violencia de género también se han generalizado a medida que se han expandido las operaciones criminales.
Estas transformaciones en las estructuras y la operación del crimen organizado han coincidido con cambios en las relaciones entre los grupos del crimen organizado y el sistema político. En lugar de intentar apropiarse de las instituciones estatales o enfrentarse a las fuerzas de seguridad en defensa de sus negocios, los grupos criminales discretamente han tejido redes de influencia con las autoridades y comunidades locales, combinando la intimidación violenta con técnicas sofisticadas de cooptación, como financiar campañas electorales para sus candidatos locales preferidos o impedir que ciertos candidatos hagan campaña en determinadas zonas. De este modo, los grupos aumentan las probabilidades de que las autoridades pasen por alto sus actividades ilícitas o incluso colaboren en ellas.
La búsqueda de un enfoque eficaz
Cuando las políticas destinadas a detener el crimen organizado en América Latina han tenido efectos positivos, su impacto ha tendido a disiparse rápidamente. Los gobiernos latinoamericanos, desesperados por aplacar el miedo de los ciudadanos, han optado por enfoques de “mano dura”, que combinan la aplicación coercitiva de la ley, el despliegue de fuerzas militares para vigilancia interna, detenciones masivas y castigos cada vez más severos. Sin embargo, a medio y largo plazo, estos enfoques no han erradicado el crimen organizado, sino que han provocado que éste adopte nuevas configuraciones que le permiten evitar o sobrellevar las medidas represivas del Estado, en ocasiones mediante la complicidad con funcionarios públicos. Por ejemplo, las duras políticas de aplicación de la ley en el norte de Centroamérica convirtieron las prisiones en núcleos en los que las pandillas se organizaban, consolidaban su identidad y ampliaban sus redes de extorsión. El enfoque de mano dura también ha provocado un aumento en las ejecuciones extrajudiciales, a menudo a manos de fuerzas parapoliciales.
Un acercamiento radicalmente diferente, como lo es entablar diálogos con grupos criminales para lograr su desmovilización, también tiene un historial decepcionante a largo plazo. La mayoría de las iniciativas de desmovilización de grupos criminales se han visto perjudicadas por los altos índices de reincidencia entre sus antiguos miembros. Basta pensar en lo que ocurrió después de que los paramilitares colombianos depusieran las armas entre 2003 y 2006: de los cerca de 55 milcombatientes desmovilizados, el 20 por ciento cometió delitos entre 2003 y 2012.
En el contexto de estas experiencias, los gobiernos latinoamericanos han adoptado una serie de estrategias para abordar la violencia criminal. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha recibido tanto reconocimiento regional como críticas internacionales por haber reducido las tasas de homicidio de su país a mínimos históricos en el último año mediante el uso de un “régimen de excepción” que ha implicado la detención y el encarcelamiento de 65 mil presuntos pandilleros, de los cuales el15 por ciento son mujeres. El Salvador ahora tiene la mayor población penitenciaria per cápita del mundo, con alrededor del dos por ciento de su población adulta tras las rejas. Los defensores de derechos humanos han expresado su legítima preocupación por las políticas de encarcelamiento masivo de Bukele, argumentando que se han llevado a cabo con fuerza excesiva, han socavado los derechos legales de los sospechosos y han debilitado las instituciones democráticas del país. Crisis Group y otras organizaciones también hanexpresado su preocupaciónsobre cuánto tiempo puede llegar a durar la mejora de la seguridad. Los efectos tangibles sobre la seguridad pública, sin embargo, le han dado a Bukele una extraordinaria popularidad. A pesar de la prohibición constitucional de postularse para otro mandato, es probable que sea reelegido en 2024.
Políticos de otros países de la región pretenden replicar el modelo de seguridad salvadoreño. Los principales candidatos a las elecciones presidenciales guatemaltecas de junio, Carlos Pineda, Sandra Torres y Zury Ríos, se han inspirado explícitamente en Bukele. La presidenta de izquierda de Honduras también ha tomadomedidas de seguridad de emergencia para combatir la extorsión.
En contraste, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha tomado un camino muy distinto para abordar los dilemas de seguridad de su país. Un amplio conjunto de políticas conocidas como “paz total” tiene como objetivo reducir la violencia y proteger a los civiles, sobre todo en las zonas rurales afectadas por el conflicto, a través de la búsqueda de conversaciones y condiciones para el cese al fuego con los grupos armados y criminales, en particular el Ejército de Liberación Nacional (ELN), los disidentes de las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Clan del Golfo. Por supuesto, dialogar con tantas organizaciones armadas distintas tiene muchas complicaciones. La ley colombiana prohíbe entablar un diálogo político con grupos criminales organizados, lo que significa que el propósito de cualquier conversación debe ser buscar la desmovilización y la judicialización de los integrantes de los grupos a través de la justicia ordinaria. Washington, por su parte, se muestra escéptico sobre las conversaciones con grupos criminales, especialmente cuando varios de los líderes de estos grupos enfrentan cargos en EE. UU.
Aun así, la política sigue siendo la iniciativa emblemática de Petro. Las negociaciones con el ELN continuarán en Cuba en mayo, y es posible que pronto se inicien conversaciones con un grupo disidente (es decir, escindido) de las ahora desmovilizadas FARC. Pero el gobierno suspendió un precario cese al fuego con el Clan del Golfo trasalegar que el grupo incitó a la violenciadurante un paro minero, incluyendo la quema de camiones, el bloqueo de carreteras y el intento de ataque a un acueducto en Tarazá, Antioquia.
Parte del enfoque de Petro está motivado por la convicción de que la resiliencia e influencia de los grupos armados se derivan de la falta de otras oportunidades económicas para los habitantes de las zonas rurales, así como de las fallas del régimen global de prohibición de las drogas. En opinión de su gobierno, las estrategias antinarcóticos aplicadas por los gobiernos latinoamericanos desde la década de 1980 y respaldadas por Washington han creado enormes incentivos económicos para la actividad ilícita al tiempo que castigan a los participantes más débiles y vulnerables de la cadena de suministro de drogas, generando las condiciones para que los grupos armados ilegales reúnan reclutas y recursos. Con su esfuerzo de paz total, Petro busca romper este ciclo.
Trazando un camino a seguir
La UE y sus Estados miembros deben apoyar los esfuerzos regionales para reducir el impacto que tiene el crimen organizado en la seguridad humana en la región, así como los desafíos que plantea para el respeto por el Estado de Derecho y la política pacífica y democrática. También deben intentar actuar como contrapeso a los enfoques de mano dura, que pueden ganar respaldo político con demasiada facilidad cuando las comunidades viven atemorizadas. Como alternativa, la UE y los Estados miembros deben promover iniciativas que combinen el desarrollo de la capacidad para una aplicación de la ley de manera humana y efectiva con programas económicos y sociales, incluidos los que tienen como objetivo proporcionar medios de vida lícitos a las comunidades empobrecidas. En particular:
En primer lugar, la UE y los Estados miembros deben apoyar políticas sólidas de lucha contra el soborno y la corrupción, incluido el establecimiento de controles financieros más estrictos y agencias de auditoría independientes para supervisar las finanzas públicas, e intentar fortalecer la actuación policial basada en labores de inteligencia para ayudar a garantizar el cumplimiento de estas políticas. Los esfuerzos de aplicación de la ley también pueden verse reforzados por el intercambio sistemático de información entre gobiernos europeos y latinoamericanos. La UE también debe respaldar las iniciativas de reforma penitenciaria destinadas a frenar el uso de las cárceles como centros de operaciones por parte de los grupos criminales y ofrecer a los presos más oportunidades de formación y educación durante su reclusión
Los donantes europeos y otros deben centrarse en ayudar a los gobiernos regionales a reducir las tasas de impunidad y brindar mayor seguridad a las víctimas.
En segundo lugar, los donantes europeos y otros deben centrarse en ayudar a los gobiernos regionales a reducir las tasas de impunidad y brindar mayor seguridad a las víctimas. Con este fin, deben apoyar los esfuerzos para mejorar las capacidades de investigación de los servicios de las fiscalías; establecer nuevos canales para que víctimas y testigos compartan información sobre delitos, y crear refugios para personas vulnerables que hayan denunciado delitos violentos, en particular para las mujeres. También deben enfocarse en iniciativas comunitarias que busquen reducir la violencia, como programas sociales y de empleo para jóvenes en situación de vulnerabilidad con el fin de contrarrestar la delincuencia y la violencia que ésta genera.
En tercer lugar, la UE y los Estados miembros deben considerar un mayor apoyo y promoción a los esfuerzos de cooperación regional existentes para combatir el narcotráfico. Estos incluyen laincipiente alianzaentre Ecuador y Colombia para proteger su frontera compartida y un esfuerzo liderado por Brasil parareducir la deforestaciónen el Amazonas, que podrían servir como un trampolín hacia programas de alianzas regionales a mayor escala. Paralelamente, los donantes europeos podrían aumentar la inversión en iniciativas de asistencia técnica para combatir el crimen organizado y el narcotráfico, comoEL PAcCTOyCOPOLAD; continuar respaldando los esfuerzos para lograr una mayor cooperación policial latinoamericana, incluida la naciente agencia Ameripol, y actualizar la programación en respuesta al cambiante panorama criminal de la región.
En cuarto lugar, la cumbre UE-CELAC que se realizará en julio, tras un paréntesis de ocho años, representa una oportunidad para establecer una agenda de trabajo sobre crimen organizado con los líderes de la región. Entre los temas de la agenda podrían figurar cómo la UE puede ayudar a promover una mayor cooperación intrarregional en materia de seguridad; cuestiones relacionadas con las negociaciones con grupos criminales, incluidas las limitadas condiciones en las que éstas podrían ser apropiadas, y cómo replantear los esfuerzos internacionales antinarcóticos para que el enfoque se aleje de las personas de bajo rango en los esquemas de tráfico (que a menudo incluyen agricultores de subsistencia altamente vulnerables) y en cambio se dirija a los segmentos de mayor valor de las cadenas de suministro, incluso buscando interrumpir los flujos financieros de forma más eficaz.¶
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