Perseo en el cielo con la cabeza de Medusa. A su lado izquierdo, Andrómeda.
Al llegar a Etiopía o, en otras versiones, a Jaffa, Perseo encontró a Andrómeda encadenada a una roca: la habían mandado dejar allí sus padres, los reyes Cefeo y Casiopea, para que fuera devorada por un monstruo marino, Ceto, que había sido enviado por los dioses como castigo por haberse jactado Casiopea de ser más hermosa que las nereidas. Un oráculo de Amón había dicho que solo se verían libres del monstruo si le era ofrecida Andrómeda como alimento. Perseo quedó prendado de Andrómeda y decidió liberarla. Tras pedir la mano de la princesa a Cefeo y Casiopea, mató al monstruo con su espada, o, según otras versiones, petrificando una parte del monstruo al mostrarle la cabeza de Medusa.
Las dimensiones de los dioses empequeñecen las de los mortales. En este blog —¿Somos únicos?—se registraba el 19 de septiembre del año pasado:
…la sonda espacial Nuevos Horizontes de la NASA ha ajustado a 200.000 millones de galaxias la población de estas gigantescas acumulaciones de estrellas en el universo observable, y el año pasado la Universidad de Columbia Británica ajustó la estimación del número de planetas parecidos a la Tierra sólo en nuestra Vía Láctea; es decir, la galaxia local, nuestro vecindario. Esta última cifra es de 6.000 millones. Probemos a escribir, pues, el número de planetas como el nuestro, con alta probabilidad de actividad biológica, en el único universo conocido. (Para no complicar más la cosa, pasemos por alto que hay astrofísicos que postulan la alucinante existencia de universos paralelos en un descomunal multiverso). Debiéramos, entonces, multiplicar doscientos mil millones por seis mil millones. Ésta es la cifra:
1.200.000.000.000.000.000
En palabras (castellanas): ¡un millón doscientos mil billones de planetas como el nuestro!
La galaxia espiral Andrómeda, a 2,537 millones años luz de nuestra galaxia local: la Vía Láctea
«La galaxia de Andrómeda, también conocida como Galaxia Espiral M31, Messier 31 o NGC 224, es una galaxia espiral con un diámetro de doscientos veinte mil años luz y de unos ciento cincuenta mil años luz entre los extremos de sus brazos. Es el objeto visible a simple vista más lejano de la Tierra».Wikipedia en Español.
Galaxia es término que procede del griego: γαλαξίας «lácteo». La Vía Láctea es la galaxia a la que pertenecemos, que debe su nombre al aspecto lechoso con el que viste al cielo nocturno. Luego se extendió al resto del universo observable, para designar a muchas otras que acompañan a la nuestra, una vez que los telescopios alcanzaran una potencia que permitió determinar que numerosas luminarias del cielo no eran una estrella única sino aglomeraciones de estrellas.
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La edición #134 (mayo 2007) de la publicación inglesa Prospect Magazine incluyó un trabajo que su autor, Julian Gough, tituló Divine comedy(Divina comedia). En él pone:
Los griegos entendieron que la comedia (la visión de los dioses acerca de la vida) es superior a la tragedia (lo meramente humano). Pero, desde la Edad Media, la cultura occidental ha sobrevalorado a lo trágico e infravalorado a lo cómico. Es por eso que la ficción de hoy está tan llena de ansiedad y sufrimiento. Es hora de que los escritores vuelvan al serio negocio de hacernos reír.
En tiempos de pandemias biológicas y políticas—COVID 19, conflictos armados en decenas de países, a los que se ha sumado la invasión rusa de Ucrania—habrá que dejar paso al dios del hinduismo Diaus Pitar, el Zeus pater de los griegos, el mismo Júpiter de los romanos. La obra más famosa del compositor inglés Gustav Holst es su suite sinfónica Los Planetas, en la que Júpiter es presentado como El portador de la alegría. Acá está el retrato musical del mayor de los planetas por la Orquesta Nacional de Francia bajo la batuta de Lorin Maazel.
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Volvamos a la NASA, que por estos días ha logrado registrar el sonido que produce la constelación Perseo, cercana a la galaxia de Andrómeda, como conviene a los amantes. Esto es lo que canta a su amada:
Evolución postulada de nuestro universo (clic sobre la imagen para ampliar)
Los astrofísicos consideran muy seriamente la posibilidad de vida inteligente extraterrestre. En realidad, dado el gigantesco número de estrellas y galaxias, contadas por centenares de millones, la hipótesis de que estamos solos en el cosmos resulta, decididamente, una conjetura presuntuosa.
Los números del epígrafe, escrito en diciembre de 1990, se quedan cortos. Saquemos cuentas: en este mismo año, la sonda espacial Nuevos Horizontes de la NASA ha ajustado a 200.000 millones de galaxias la población de estas gigantescas acumulaciones de estrellas en el universo observable, y el año pasado la Universidad de Columbia Británica ajustó la estimación del número de planetas parecidos a la Tierra sólo en nuestra Vía Láctea; es decir, la galaxia local, nuestro vecindario. Esta última cifra es de 6.000 millones. Probemos a escribir, pues, el número de planetas como el nuestro, con alta probabilidad de actividad biológica, en el único universo conocido. (Para no complicar más la cosa, pasemos por alto que hay astrofísicos que postulan la alucinante existencia de universos paralelos en un descomunal multiverso). Debiéramos, entonces, multiplicar doscientos mil millones por seis mil millones. Ésta es la cifra:
1.200.000.000.000.000.000
En palabras (castellanas): ¡un millón doscientos mil billones de planetas como el nuestro!
EnProyecto Fénix: Teología conjetural, Edward Fredkin hizo su aparición con la idea de un computador coextensivo al universo, que una inteligencia ha dotado de un programa que ha puesto a correr “para ver qué pasa”. (Recordemos que la filosofía digital de Fredkin sostiene que lo biológico se explica por lo químico, lo químico por lo físico y esto último sería sólo comprensible en términos de información). Conversando con el autor de Three Scientists and their Gods, Robert Wright, es requerido por éste, que admite una inclinación teleológica, la preferencia por una visión que postula una intencionalidad o propósito en ese “proyecto” informático universal: “Desde su punto de vista, la razón por la que todo esto ha ocurrido… es porque algo se propuso resolver un problema por simulación ¿no es así?” Fredkin responde: “…uno debe ver dónde fue que [ese algo] puso sus recursos. Los puso en las galaxias y las estrellas. (…) Puede que haya más sistemas interesantes que los que conocemos. ¿Quién sabe lo que ocurre en el interior de una estrella? La idea de que todo lo que vemos en ella es un trozo de total desperdicio cósmico, natural y azaroso, y que nosotros somos el único material ordenado por estos lados es muy inverosímil. Así que creo que hay algo mucho más complejo en las estrellas y galaxias que lo que reconocemos”.
Le faltó el salto final. ¿No es mucho más complejo todavía el universo entero? ¿No mantendrá esta Hipergaia una homeostasis descomunal que permite que haya millones de galaxias, formadas de innumerables estrellas que atraen planetas en los que puede darse la vida como la conocemos? ¿No será el universo todo, él mismo, un inmenso organismo vivo?
Stephen Hawking y Eddie Redmayne (Oscar a Mejor Actor 2014 por The Theory of Everything)
En la madrugada de hoy ha muerto Stephen Hawking, el autor de Una Breve Historia del Tiempo*, a los 76 años de edad. Más breve aún fue una conversación que tuve con él en la sede principal de la Corporación RAND, el más grande think tank del mundo, en abril de 1977; él tenía entonces 35 años de edad, el suscrito uno menos. No calibré hasta mucho más tarde la inmensa fortuna de que el Vicepresidente Ejecutivo de RAND nos presentara; en aquel momento me interesaba más Brian Jenkins, su experto en terrorismo.
Luego aprendí del gigantesco aporte de Hawking a la Física contemporánea: la matematización del comportamiento de los huecos negros y la generalización de sus conceptos a la comprensión del Big Bang. Tan sólo la semana pasada, teorizaba sobre la siguiente pregunta: ¿qué existió antes del Big Bang? Su respuesta: nada; con su peculiar pedagogía ilustró la noción al apuntar que eso era como preguntar qué estaba al sur del Polo Sur. «Nada andaba por ahí antes del Big, Big Bang», respondió, aduciendo: «El universo no tiene límites. Sí, es como el verdadero amor».
El argumento había sido anticipado, en el campo de la Lógica, por Ludwig Wiitgenstein en su Tractatus Logico-Philosophicus de 1921. He aquí a Bertrand Russell explicando el asunto en su prólogo al Tractatus:
Nosotros sólo podríamos decir cosas acerca del mundo como un todo si pudiéramos salir del mundo, si, es decir, cesara de ser para nosotros todo el mundo. Puede que nuestro mundo esté limitado para algún ser superior que pueda examinarlo desde arriba pero, para nosotros, sin importar cuán finito sea, no puede tener un límite, puesto que no tiene nada fuera de él.
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Seguramente fue su relación con Roger Penrose, de mutua admiración y afecto, una de sus relaciones más significativas. Penrose, tan inglés como Hawking y once años mayor, formó parte del comité evaluador de la tesis del doctorado que Hawking obtuvo en Cosmología de la Universidad de Cambridge. En 1964, había revolucionado el pensamiento cosmológico con su idea de una «censura cósmica»: una enorme masa estelar en colapso ejercería una gravitación tan grande que impediría incluso el escape de la luz, creando lo que luego se llamaría (John Archibald Wheeler) un hueco negro y, en términos técnicos, una singularidad: una región del espacio-tiempo en la que las leyes de la Física cesarían de operar. Junto con Hawking, trabajó la generalización del concepto al cosmos entero: el Big Bang habría surgido de una singularidad primordial. A partir de allí, su colaboración fue frecuente, y ambos recibieron juntos en 1988 el prestigioso Premio Wolf por su contribución a la comprensión del universo.
En 1996, se publicó el grupo de conferencias conjuntas dictadas dos años antes por Hawking y Penrose, sobre Relatividad General, en el Instituto Isaac Newton de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Cambridge. Las respectivas disertaciones incluyen frecuentes reconocimientos mutuos. Dijo Penrose de Hawking, por ejemplo: «Creo que la razón por la cual Einstein no continuó haciendo grandes progresos en teoría cuántica fue la falta en ella de un ingrediente crucial. Este ingrediente faltante fue el descubrimiento de Stephen, cincuenta años después, de la radiación del agujero negro. Es esa pérdida de información, conexa con la radiación de un hueco negro, lo que trajo el cambio». (Hawking había establecido teóricamente, en 1974, que de los huecos negros podía emerger radiación, pero que la energía que escapara de ese modo ya no conservaría la «información» que la acompañaba antes de ser tragada por la enorme gravedad).
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Video de TIME Magazine para conmemorar a Hawking. (Puede ser visto a pantalla completa)
Lo mostrado por Mandelbrot incide sobre un tema recalentado en nuestro tiempo: la existencia de Dios y lo que sobre ella puede o no decir la ciencia. (Hasta Stephen Hawking ha salido recientemente a decir necedades sobre la cosa, postulando que el sentido del cosmos no requiere otra cosa que la gravedad para ser explicado). La complejidad resultante de la iteración inacabable de una ecuación sencillísima (x = x² + z) permite entender a Dios—no el supersticioso o mitológico de las religiones históricas—como un ingeniero fractal.
Stephen Hawking nació trescientos años después de la muerte de Galileo Galilei y el nacimiento de Isaac Newton (1642), y escogió morir el Día de Pi, la constante matemática π: 3,141592… etcétera. En el formato anglosajón de fechas (March 14, 3/14) el día de hoy coincide con los tres primeros dígitos de la ubicua e imprescindible constante; la primera vez que se celebró en grande fue en 1988, el año del Premio Wolf que compartió con Penrose, su gran colega y amigo. Tal vez se deban tales coincidencias al campo gravitacional personal ejercido por Stephen Hawking, que hoy ha pasado a ser una enorme singularidad. LEA
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* No puedo menos que asociar A Brief History of Time con mi entrañable amigo Ignacio Andrade Arcaya; era el libro que leía mientras estaba postrado en cama por la agresiva leucemia que acabó con él.
Gracias a Teunis Felipe Stolk, amigo desde siempre y hasta siempre
La segunda virtud a exigir de un político es la humildad. El mejor de los médicos, graduado en Boloña, con postgrados sucesivos en París y Boston y una longeva experiencia clínica, sabe que el cuerpo humano es mucho mejor médico que él. Sabe, por ejemplo, que nada en el arsenal terapéutico que domina es tan sabio, o tan refinado y preciso, como el sistema inmunológico natural del organismo humano. Del mismo modo, un político responsable debe entender que el cuerpo social le supera en entendederas, y que no debe jamás creerse autorizado a imponer al pueblo su criterio individual. El primer día de este mes de octubre, la revista Newsweek reportaba sobre los problemas novísimos que ha traído a la Física la constatación de que el cosmos contiene inconmensurables cantidades de materia y energía “oscuras”, las que son muchísimo mayores que la materia y energía para las que existen teorías más o menos aceptables. Es decir, que ignoramos cómo es y cómo se comporta el 96% de la materia y la energía contenida en el universo. Nuestra ciencia más avanzada ha conseguido, a duras penas, articular explicación acerca del comportamiento de sólo el 4% del cosmos. Newsweek escogió el siguiente título para el artículo referido: “En la ‘energía oscura’, humildad cósmica”. (…) Pero los políticos, en abrumadora mayoría, se conducen por la vida como si fuesen seres inerrantes, y eso que su campo profesional es bastante más complejo que el asumido por las ciencias naturales. Su discurso es usualmente enfático, muchas veces furibundo, como si hubiesen alcanzado una certidumbre que les da derecho a la imposición de sus criterios e ideologías. En particular, son más arrogantes cuando rebasan el discurso meramente político para pontificar como jueces morales, con la condena de amplios conjuntos humanos y pretender que su opinión es moralmente superior. Los electores debiéramos bajarle el copete a los políticos que pretenden tener toda la razón. (El político virtuoso, 18 de octubre de 2007).
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Ese nuevo actor político, pues, requiere una valentía diferente a la que el actor político tradicional ha estimado necesaria. El actor político tradicional parte del principio de que debe exhibirse como un ser inerrante, como alguien que nunca se ha equivocado, pues sostiene que eso es exigencia de un pueblo que sólo valoraría la prepotencia. El nuevo actor político, en cambio, tiene la valentía y la honestidad intelectual de fundar sus cimientos sobre la realidad de la falibilidad humana. Por eso no teme a la crítica sino que la busca y la consagra. (Tiempo de incongruencia, en Proyecto SPV, 8 de febrero de 1985).
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5. Consideraré mis apreciaciones y dictámenes como susceptibles de mejora o superación, por lo que escucharé opiniones diferentes a las mías, someteré yo mismo a revisión tales apreciaciones y dictámenes y compensaré justamente los daños que mi intervención haya causado cuando éstos se debiesen a mi negligencia.
6. No dejaré de aprender lo que sea necesario para el mejor ejercicio del arte de la Política, y no pretenderé jamás que lo conozco completo o que no hay asuntos en los que otras opiniones sean más calificadas que las mías.
7. Reconoceré según mi conocimiento y en todo momento la precedencia de aquellos que hayan interpretado antes que yo o hayan recomendado antes que yo aquello que yo ofrezca como interpretación o recomendación, y estaré agradecido a aquellos que me enseñen del arte de la Política y procuraré corresponderles del mismo modo.
(Estipulaciones 5ª, 6ª y 7ª del Código de Ética de doctorpolítico, jurado públicamente el 24 de septiembre de 1995).
Hace aproximadamente una hora—esto se escribe a las 11:55 a. m.—, los científicos a cargo de LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) han confirmado la corrección de lo predicho por Albert Einstein hace un siglo sobre la existencia de ondas gravitacionales, que permanecía sin disponer de un caso empírico que la corroborara. El choque y fusión de dos gigantescos agujeros negros generó una distorsión del espacio que viajó a la velocidad de la luz y fue registrada, con diferencia de milisegundos, por dos enormes antenas en los estados de Luisiana y Washington el 14 de septiembre. Con característica prudencia científica, el equipo de físicos-astrónomos esperó a tener seguridad completa de la interpretación inequívoca del resultado: Einstein acertó de nuevo.
He aquí un video en The New York Times para explicar el monumental hallazgo:
Y acá un video en The Washington Post con el anuncio y otros con material adicional:
Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral, 24 de abril de 1990
Mañana se cumplen 25 años del despliegue del gran telescopio Hubble* en el espacio extraterrestre. Lanzado desde Cabo Cañaveral el día anterior, este poderoso instrumento ha alimentado toda una generación de astrofísicos que se empeñan en desentrañar la estructura y evolución del cosmos. He aquí un breve video preparado por USA Today en conmemoración de esta efeméride cósmica:
Gracias, Hubble. LEA
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*Nombrado por el astrónomo y cosmólogo estadounidense Edwin Hubble (1889-1953), quien estableciera una relación entre las distancias de galaxias lejanas y su espectro que implicaba que a mayor distancia mayor velocidad de alejamiento. Esto fue el primer registro que soportara el modelo de evolución cósmica que conoceríamos como Big Bang. Fue Georges Lemaître, físico y sacerdote belga, quien primero interpretara los resultados como un apoyo al modelo de un universo en expansión, derivado de las ecuaciones de la relatividad general de Albert Einstein.
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