Temas de Política Clínica (4)

La solución de los problemas públicos

Ésta es la cuarta entrada de una serie de breves lecciones sobre los principios de la Política Clínica. Es el punto de vista asumido explícitamente por el suscrito desde 1984, y la aproximación que ha guiado las publicaciones de doctorpolítico. Entre los servicios que se anunciará prontamente en este blog, se encuentra un curso formal de Introducción a la Política Clínica, a ofrecer en varias ciudades del país.

Aquí en archivo de audio:

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político, ca. 7. f. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

clínico, ca. 1. adj. Perteneciente o relativo al ejercicio práctico de la medicina basado en la observación directa de los pacientes y en su tratamiento.

Diccionario de la Real Academia Española

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Política Clínica (4)

Si el Ministerio de Salud se encontrase ante la necesidad de construir un nuevo hospital público, seguramente no convocaría a una masiva reunión de arquitectos, médicos, pacientes, enfermeros, administradores de salud, aseguradores y sepultureros a celebrarse en un gran espacio como el Parque del Este para que, “participativamente”, se pusieran de acuerdo sobre el diseño del hospital.

En cambio, determinaría como primera cosa, técnicamente, los criterios de diseño: debe ser un hospital para 1.500 camas, debe cubrir las especialidades tales y cuales, no debe pasar de un costo de tanto, etcétera.

Una vez con tales criterios en mano, procedería a llamar a licitación a unas cuantas oficinas de arquitectura demostradamente capaces. Las oficinas de arquitectos que participaran en la licitación desarrollarían, cada una por su lado, un proyecto completo y coherente. No serían admitidas, por ejemplo, proposiciones que sólo diseñaran la sala de partos o la admisión de emergencias. Cada oficina tendría que presentar un proyecto completo. Sólo así podrían competir, la una contra la otra, en una licitación que compararía una proposición coherente y de conjunto contra otras equivalentes.

Este es el mismo método que debe emplearse para la emergencia de una solución política. Lo que el espacio político nacional debe alojar es licitaciones políticas con claras reglas para el contraste de proposiciones de conjunto.

¿Cuáles son estas reglas? Si a la discusión se propone una formulación que parece resolver un cierto número de problemas, la decisión de no adoptar tal formulación debiera darse si y sólo si se da alguna o varias de las siguientes condiciones:

a. cuando la formulación no resuelva, más allá de cierto umbral de satisfacción que debiera en principio hacerse explícito, los problemas planteados.

b. cuando la formulación genere más problemas que los que puede resolver.

c. cuando exista otra formulación—que alguien debiera plantear coherentemente, orgánicamente—que resuelve todos los problemas que la formulación original resuelve, pero que además resuelve puntos adicionales que ésta no soluciona.

d. cuando exista otra formulación explícita y sistemáticamente propuesta que resuelve sólo lo que la otra soluciona, pero lo hace de un modo más sencillo. (En otros términos, da la misma solución pero a un menor costo).

Si ninguna de las condiciones precedentes existe, la formulación propuesta debe ser llevada a la práctica. Los problemas públicos exigen su tratamiento, y no puede hacerse eterna la espera por una solución teóricamente perfecta. Lo mejor es enemigo de lo bueno, y la Política no es Matemática. LEA

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Temas de Política Clínica (3)

La solución de los problemas públicos

Ésta es la tercera entrada de una serie de breves lecciones sobre los principios de la Política Clínica. Es el punto de vista asumido explícitamente por el suscrito desde 1984, y la aproximación que ha guiado las publicaciones de doctorpolítico. Entre los servicios que se anunciará prontamente en este blog, se encuentra un curso formal de Introducción a la Política Clínica, a ofrecer en varias ciudades del país.


(Aquí en archivo de audio):

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político, ca. 7. f. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

clínico, ca. 1. adj. Perteneciente o relativo al ejercicio práctico de la medicina basado en la observación directa de los pacientes y en su tratamiento.

Diccionario de la Real Academia Española

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Política Clínica (3)

Las fuentes paradigmáticas más adecuadas a la Política Clínica están en la moderna Ciencia de los Sistemas Complejos, la que incluye la Teoría del Caos. Ella, a su vez, se maneja mejor con las llamadas “matemáticas fractales”, cuyo fundador consciente es Benoît Mandelbrot, matemático franco-americano nacido en Varsovia y autor de La Geometría Fractal de la Naturaleza (1982).

Un sistema complejo es un conjunto de muy numerosos componentes que interactúan entre sí. El clima de la tierra, por ejemplo, es un sistema complejo, como lo son el aparato circulatorio humano, la dinámica turbulenta de los fluidos, los mercados de valores, las sociedades en general y, naturalmente, el mismo universo entero. Las Ciencias Sociales clásicas procuraban construir modelos lineales y simples en imitación de la Física Clásica; ahora disponen de las estructuras conceptuales provistas por la Ciencia de la Complejidad, que son mucho más poderosas para modelar entes complejos como las sociedades y su desenvolvimiento histórico. Si Carlos Marx hubiera tenido a la mano la Ciencia de la Complejidad, nunca hubiera desarrollado su “materialismo histórico”.

Uno de los rasgos definitorios de los sistemas complejos es la presencia, en el conjunto, de “propiedades emergentes” que no están presentes en los componentes individuales y por esto son impredecibles a partir de ellos.

En ilustración de Ilya Prigogine, Premio Nóbel de Química: si ante un ejército de hormigas que se desplaza por una pared, uno fija la atención en cualquier hormiga elegida al azar, podrá notar que la hormiga en cuestión despliega un comportamiento verdaderamente errático. El pequeño insecto se dirigirá hacia adelante, luego se detendrá, dará una vuelta, se comunicará con una vecina, tornará a darse vuelta, etcétera. Pero el conjunto de las hormigas tendrá una dirección claramente definida.

Para la economía clásica, la mano misteriosa del mercado estaba basada en la eficiencia del decisor individual. Se lo postulaba como miembro de la especie homo œconomicus, hombre económicamente racional. Los modelos del comportamiento microeconómico postulaban competencia perfecta e información transparente. El mercado era perfecto porque el átomo que lo componía, el decisor individual, era perfecto. La propiedad del conjunto estaba presente en el componente.

Hoy en día, no es necesario suponer esa racionalidad individual para postular la racionalidad del conjunto: el mercado es un mecanismo eficiente independientemente y por encima de la lógica de las decisiones individuales.

Es esta característica natural de los sistemas complejos el más sólido fundamento de la democracia y el mercado. A pesar de la imperfección política de los ciudadanos concretos, la democracia sabe encontrar el bien común mejor que otras formas de gobierno; a pesar de la imperfección económica de los consumidores, el mercado es preferible como distribuidor social. LEA

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Temas de Política Clínica (2)

La solución de los problemas públicos

Ésta es la segunda entrada de una serie de breves lecciones sobre los principios de la Política Clínica. Es el punto de vista asumido explícitamente por el suscrito desde 1984, y la aproximación que ha guiado las publicaciones de doctorpolítico. Entre los servicios que se anunciará prontamente en este blog, se encuentra un curso formal de Introducción a la Política Clínica, a ofrecer en varias ciudades del país.

(Aquí en archivo de audio):

político, ca. 7. f. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

clínico, ca. 1. adj. Perteneciente o relativo al ejercicio práctico de la medicina basado en la observación directa de los pacientes y en su tratamiento.

Diccionario de la Real Academia Española

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Política Clínica (2)

La definición que ofrece el Diccionario indica que la clínica es una aproximación empírica, basada en la observación directa de los casos y no en alguna teoría preconcebida. Llevada al campo de la Política, la palabra implica que se trata de un arte que ha dejado atrás el recurso a las ideologías, esos sistemas de creencias más o menos supersticiosas acerca de cuál sería la sociedad humana teóricamente perfecta. En una Política Clínica, el lugar de la ideología es ocupado por la metodología que permita la solución de problemas concretos de carácter público. La Política Clínica no pretende saber cuál es la sociedad perfecta: su preocupación es conocer qué constituye una sociedad sana, una sociedad normal.

¿Qué es, entonces, una sociedad normal para la Política Clínica? En materia de renta, por ejemplo, una sociedad normal mostrará una distribución estadística normal; es decir, muy pocos serán muy ricos, un poco más serán no tan ricos, una gran mayoría formará una gran clase media, bastante menos serán pobres y muy pocos serán muy pobres.

Curva de distribución normal o Curva de Gauss

La existencia de una exigua clase muy rica es una constante histórica que no depende del sistema político. No ha habido revolución que no genere una clase privilegiada, como nos enseñó Milovan Djilas respecto de la revolución soviética. Pero la sustitución de una hegemonía por otra, de una clase social próspera por otra distinta no es la solución a la enfermiza distribución de las rentas en nuestro país, que se compone de los inevitables y escasos ricos, una delgada clase media en vía de depauperación y una grande masa de pobres.

Cualquier definición de sociedad normal se verá expuesta a cambios de significado con el correr del tiempo, así como la definición de “hombre sano” ha variado en el curso de la historia. No puede ser la misma concepción de salud la de una sociedad en la que la esperanza de vida alcanzaba apenas a los treinta años, que la que es exigible en una que extiende la longevidad con las nuevas tecnologías médicas.

Del mismo modo, una cosa era la “sociedad normal” alcanzable a fines del siglo XVIII y otra muy distinta la asequible a las tecnologías políticas de hoy en día. Es innegable el hecho de que muchas entre las naciones del planeta exhiben una distribución del ingreso que dista bastante de lo que una “curva de distribución normal” describiría. LEA

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Temas de Política Clínica (1)

La solución de los problemas públicos

La solución de los problemas públicos

Ésta es la primera entrada de una serie de breves lecciones sobre los principios de la Política Clínica. Es el punto de vista asumido explícitamente por el suscrito desde 1984, y la aproximación que ha guiado las publicaciones de doctorpolítico. Entre los servicios que se anunciará prontamente en este blog, se encuentra un curso formal de Introducción a la Política Clínica, a ofrecer en varias ciudades del país.

(Aquí en archivo de audio):

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político, ca. 7. f. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados.

clínico, ca. 1. adj. Perteneciente o relativo al ejercicio práctico de la medicina basado en la observación directa de los pacientes y en su tratamiento.

Diccionario de la Real Academia Española

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Política Clínica (1)

Esencialmente, la Política Clínica es la práctica de la Política como un arte de carácter médico. De tan simple postulación, se desprende una buena cantidad de consecuencias.

Primero que nada, que la Política no es una ciencia; es un arte, un oficio, una ocupación, un métier, como la Medicina o la Ingeniería, que tampoco son ciencias, y mucho menos es la Política una ciencia deductiva, como la Geometría. (En un viejo y erróneo concepto, la Política se derivaría, como un teorema, a partir de primeros principios: las ideologías). Hay ciencias médicas, por supuesto—la Anatomía y la Histología, la Fisiología y la Fisiopatología, la Bioquímica y la Biofísica—, como se habla de “las ciencias de la Ingeniería” (Matemática, Física, Ciencia de los Materiales). Pero el médico y el ingeniero no son investigadores que contestan preguntas y expanden el campo del conocimiento teórico; son profesionales que resuelven problemas, son practicantes de un arte. Porque quieren ejercerlo responsablemente, buscan el auxilio de la ciencia, el modo más riguroso y serio de obtener conocimiento.

El arte de la Política es el de resolver problemas de carácter público. Muchos problemas humanos, la gran mayoría, encuentran solución en el intercambio privado: las interacciones de personas individuales que componen el reino del Derecho Civil o Mercantil. Otros adquieren una dimensión que escapa a esa capacidad de la interacción privada y afectan a grandes contingentes de personas, a pueblos enteros, incluso al mundo todo. Entonces se hacen necesarias las instancias que puedan tramitarlos, entenderlos y resolverlos: las instituciones públicas.

El diseño, la invención de las instituciones y su operación—mediante “las políticas”, ahora en plural—para resolver los problemas públicos, es la médula del arte de la Política. Ninguna otra cosa que la solución a esta clase de problemas justifica a los actores públicos: partidos y líderes, instituciones y ministros, estados y gobernantes. Es para eso, y solamente para eso, que las sociedades constituyen estados; ninguno se justifica sino por eso.

Por consiguiente, los dirigentes de los estados no son los jefes de los pueblos o sociedades; son quienes comandan un aparato institucional que resuelve problemas públicos, los que aquejan a las sociedades, a los pueblos. Un médico no es el jefe de sus pacientes; es su servidor, su consejero. LEA

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Nociones elementales de Política

Sesión en el Instituto Pedro Gual

 

El 2 de junio de 2017 hice constar, en De un proyecto irrealizado, que emprendí por empujones de José Rafael Revenga y Victoria Destefano, prologuistas—junto con Ramón J. Velásquez—de Las élites culposas, todos desaparecidos, un ejercicio de política ficción. De tal emprendimiento guardo pocos trozos, como el que se pone abajo. La comparecencia del imaginario Santiago de Las Casas al Instituto Pedro Gual—dirigido en tiempos pasados por el increíble Alfredo Toro Hardy, quien alguna vez me invitó a exponer allí—jamás tuvo lugar. Las iniciales JACD corresponden a un tal José Antonio Caballero Díaz, quien redactara las minutas de las imaginarias sesiones de unos tales Coloquios de Juan Griego.

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Nociones elementales de Política

El texto que sigue es versión escrita, compendiada y editada de una grabación de la charla que, con el título que antecede, fue ofrecida por el Dr. Santiago De Las Casas, el 18 de enero de 2008, en el Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual, adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela. No ha recibido el visto bueno del conferencista, aunque sí el disgusto de la Cancillería. Quien lo invitó a hablar, pensó que en virtud de antiguas posiciones, y de su amistad con Iñaki Anasagasti, disertaría con simpatía mayor por el gobierno venezolano. De Las Casas no hizo ninguna crítica especial contra el proyecto oficial, pero sí se declaró contrario a toda ideología. JACD

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Hola a todos. Es un gran gusto conversar con ustedes en este nuevo programa del Instituto Pedro Gual. Este sobrino de Manuel, quien luchó ya en 1797 para independizar a los venezolanos de la nación que se llama como su socio revolucionario, José María España, sufrió junto con su familia las represalias españolas por los hechos de su tío; es decir, de gente como yo y como mis padres, que somos peninsulares.

La Independencia de las colonias americanas de España fue, ciertamente, un desgarrón inmenso. Para España fue una amputación que no quiere recordar. En los siete tomos de la historia española de Alfaguara, la relación de sus vicisitudes no alcanza a las diez páginas, procurando minimizar su significado. Hoy España ha cambiado, y si antes era madre de la que los hijos se emanciparon con violencia que respondía a la suya, ahora entiende que no es otra cosa que vuestra hermana. Por lo demás, el Maestro Pedro Grases demostró a la Generalitat catalana cómo el Bolívar tardío era un Bolívar hispánico, cómo su último sueño era un gobierno republicano en la Península, al que hubiera dedicado otro juramento y otras batallas si las fuerzas no le hubieran faltado.

Me siento aquí, pues, como en mi propia casa, donde declaro mi admiración por Pedro Gual, el gran político y diplomático nacido en esta ciudad de Caracas el mismo año que el Libertador, secretario personal de Francisco de Miranda, tres veces Presidente de la Sociedad Patriótica, Ministro de Hacienda y Relaciones Exteriores de la Gran Colombia.

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Hoy quiero proponer a ustedes tan sólo tres nociones elementales pero también fundamentales de política: que ella no es una ciencia, sino una profesión; que los pueblos son el sujeto que la ocupa; que no son las naciones la última unidad significativa de esos pueblos.

Naturalmente, hay escuelas de ciencias políticas. Yo mismo he dado clases en una. ¿No es, entonces, la política una ciencia? ¿Qué aprenden sus estudiantes sino, precisamente, política?

De la política lo más importante es aprender a hacerla como se debe. Pero no es esto lo que enseñan los estudios de ciencias políticas, puesto que no enseñan el oficio. En los centros que las enseñan, por cierto, se habla cada vez más acerca de la ciencia y la tecnología de la decisión, pero las técnicas de cálculo de esta disciplina se aplican, lamentablemente, sólo a muy contados casos. Lo que las ciencias políticas logran es ayudar a entender la política, no a hacerla.

Un ejemplo puede aclarar lo que quiero decir. Creo que fue a mediados de los ochenta cuando vi, por casualidad, un capítulo de una telenovela brasileña: “Una mujer llamada Malú”. Malú era una madre soltera con una hija de unos doce o trece años de edad, y llegaba a su casa después de una más de sus jornadas infructuosas en busca de empleo. La hija le preguntó por qué le resultaba tan difícil conseguirlo y ella contestó: “Es que la sociología no es una profesión”.

Malú tenía razón. La sociología no es una profesión, sino una ciencia, bastante incipiente, por cierto. Si uno va a los laboratorios del IVIC y se topa con alguien que trabaje, digamos, en fisiología celular y uno le pregunta cuál es su profesión, no oiremos que nos contesta que su profesión es la fisiología. Nos dirá que su profesión es la de investigador. La fisiología es un campo, una disciplina, una ciencia, pero no una profesión. Del mismo modo son ciencias y no profesiones la sociología, la antropología, la politología y aún la misma economía. Es la política, la ocupación de resolver problemas públicos, lo que es una profesión, que se ejerce desde distintas posiciones. Hay algunos políticos que ejercen su profesión clínicamente, limitando su acción hasta la prescripción de los tratamientos. Otros son más médicos de cabecera o políticos terapeutas o cirujanos, más directamente involucrados en operaciones o aplicaciones de los tratamientos. Hay políticos generales, análogos a los médicos que hacen medicina general. Hay políticos especialistas, como los hay también en la profesión médica.

Debiera haber, por supuesto, escuelas de Política como las hay de Medicina. La Medicina tampoco es una ciencia. Existe lo que se llama «ciencias médicas», ciencias auxiliares de la Medicina como la Fisiología o la Bioquímica o la Embriología. Pero ella es, en sí misma, una profesión, un oficio.¶

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