por Luis Enrique Alcalá | Oct 31, 2021 | Política, Terceros |
Un mordaz artículo publicado en Salon, una publicación electrónica estupenda

Un expresidente con gorro de necio
Nuestro mayor problema de seguridad nacional es la «vasta y militante ignorancia» de los Estados Unidos. Millones de estadounidenses abrazan insípidas mentiras y teorías de conspiración, y al orgulloso líder estúpido que las difunde
Por Brian Karem *
Publicado el 28 de octubre de 2021 a las 10:57 a.m. (EDT)
Con el perdón de Paul Simon, y a pesar de toda la información disponible para el común mortal, todavía hay millones de estadounidenses que actualmente creen que se están deslizando por la carretera cuando en realidad escapan resbalando.
Mientras el presidente Biden se prepara para viajar a Europa a reunirse con el Papa y nuestros aliados de la OTAN la próxima semana, deja un gran problema de seguridad nacional con el que debe lidiar, uno que no se ha abordado de manera significativa durante muchos años.
Es la causa fundamental de nuestros problemas con China. Es por ella que algunas personas no quieren vacunarse. Es por ella que algunos todavía siguen alegremente a Donald Trump. Explica por qué el Congreso no puede reunirse de manera bipartidista para ocuparse de la infraestructura, la atención médica y el control de armas. Es por eso que tenemos problemas para comprender el cambio climático. Ella explica la supresión de electores. Es por eso que la «teoría crítica de la raza» se ha vuelto controvertida, por lo que algunos elementos de nuestra población de izquierda y derecha están en guerra entre sí y por qué algunos creen que la tierra es plana y que el Holocausto no ocurrió. Es por eso que algunos de nosotros creemos que seguimos siendo la nación «número uno» del mundo cuando, más allá de tener el ejército más grande, estamos claramente a la zaga de otras naciones importantes en muchos factores críticos. Más que cualquier otra cosa, explica por qué fallamos.
Los Estados Unidos son una nación de gente militantemente ignorante, arrogante en sus creencias, incapaz de cambiar de opinión y reacia a intentarlo. Carecemos de educación.
Y la falta de educación en este país es un problema tal que el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan lo describió esta semana como un tema crítico para nuestra seguridad nacional. «Lo considero un problema de seguridad nacional», me dijo el martes durante una sesión informativa en la Casa Blanca. «De hecho, es la Dra. [Jill] Biden quien ha dicho repetidamente, y el presidente la cita con frecuencia, que cualquier país que supere en educación a Estados Unidos superará a Estados Unidos, y ése es un problema fundamental de seguridad nacional».
NPR informó el martes que, en parte debido al COVID-19, tenemos este año 500,000 estudiantes menos inscritos en las universidades. Realmente ¿piensa alguien que podemos competir en los modernos lugares de trabajo con sólo una educación secundaria?
Fui entrenador de fútbol americano en la escuela secundaria durante muchos años. Puedo decirles de primera mano que la calidad de la educación del estudiante «promedio» de hoy en día habría estado por debajo del nivel de una educación de reparación cuando estuve en la escuela secundaria. Hay cantidades de estudiantes que son analfabetas funcionales y analfabetas en ciencias y matemáticas, y que no tienen idea de cómo funciona el gobierno o cuáles son sus responsabilidades en una democracia. Muchos gritan por «derechos». Son menos quienes entienden la responsabilidad.
Muchos esperan y rezan para encontrar un trabajo de baja categoría donde puedan «sobrevivir», y rara vez se atreven a soñar que podrían prosperar. Muchos claman por la atención médica universal, pero no creen que la obtengamos. Algunos ni siquiera entienden cómo obtener un salario decente, permisos médicos remunerados y otros beneficios laborales, y mucho menos cómo unirse a un sindicato podría ayudarlos a realizar esas tareas. No saben qué es el socialismo o el capitalismo, más allá de creer que uno es malo y el otro es estadounidense. No conocen nuestra historia, no ven el futuro y son moribundos en un presente que temen, odian y no entienden.
Tenemos que hacerlo mejor. Las razones son claras. Biden tiene razón: sin una educación competitiva, sentenciamos a nuestra progenie a la servidumbre industrial, mientras que aquellos que estén educados acumularán poder y riqueza. Veamos a nuestro alrededor. Estamos en una nueva carrera espacial con China. Estamos atrasados en tecnología hipersónica. Nuestros científicos dicen que debemos tener un cohete nuclear para ganarle a los chinos la carrera a Marte, pero millones de personas creen que Clorox podría tratar el coronavirus. Algunos incluso lo probaron.
Biden quiere brindar educación postsecundaria gratuita o asequible, y nos ha recordado deliberadamente lo inútil que es hoy un mero diploma de escuela secundaria, y eso nos asusta a algunos de nosotros. George Carlin nos advirtió que los señores supremos de la sociedad nos quieren lo suficientemente inteligentes como para operar máquinas, pero no más inteligentes que eso. Algunos creen que eso es cierto. Otros, en el Congreso, nos dicen que los necesarios desembolsos educativos del presupuesto tienen un costo prohibitivo, mientras que al mismo tiempo asentimos reflexivamente cada vez que aumentamos nuestro inflado presupuesto militar.
Esto no es un desarrollo reciente. Nuestra dedicación a la educación ha caído constantemente durante los últimos 40 años y, como de la mayoría de la podredumbre que ha ocurrido en este país, culpo a Ronald Reagan y a los ultraconservadores por los que solía ser electo y a los que ayudó a incorporarse al cauce principal.
Si no se quiere aceptar que Reagan fue un tonto irresponsable que destruyó los sindicatos, la educación, la prensa libre y la atención médica, llevándonos por el camino de la ruina, entonces piénsese en el hedor causado por George W. Bush y su infame política educativa («Ningún niño se queda atrás»).
Ese mantra idiota se convirtió en que todos los niños se quedaron atrás, creando una generación entera de estadounidenses a quienes se les enseñó cómo aprobar exámenes, pero nunca cómo pensar críticamente.
Muchos de esos niños que crecieron y fueron entrenados para aprobar exámenes son ahora adultos y están comenzando a ocupar puestos gerenciales de nivel medio en la fuerza laboral estadounidense. Se han convertido en parte de lo que H.L. Mencken describió hace un siglo como una «ignorancia vasta y militante», lo que nos recuerda que la ignorancia arrogante no es un fenómeno nuevo, solo que “Ningún niño se queda atrás” exacerbó el problema. «Team America: La policía del mundo” e «Idiocracia” parecen películas documentales en lugar de sátiras en estos días.
¿Cuál es el ejemplo más llamativo de la falta de educación? Dos palabras: Donald Trump.
Y tengo una pregunta real que me gustaría me fuera respondida: ¿alguien dejará de enviarme correos electrónicos de Donald Trump y sus hijos, parientes, subordinados y secuaces, pidiéndome dinero y garantizándome tiempo privado con Donald?
¡Don Jr. me envió incluso un correo electrónico diciéndome que le diría a su papá si no le daba una cantidad de dinero ¡AHORA! También me prometieron una pelota de fútbol si contribuía con Donald Trump, quien ni siquiera se está postulando oficialmente para un cargo, pero ciertamente ha perfeccionado, con una precisión similar a la de un láser, el arte de estafar a la gente el dinero que tanto le costó ganar.
Conozco a docenas de otros reporteros de la Casa Blanca que aparentemente están en la lista de correo electrónico de Donald, y ninguno de nosotros se suscribió a sus sistemáticos acoso y mendicidad. Es un acosador de Internet y un vagabundo sin hogar combinados en uno. Aparentemente, el ex presidente se llevó la lista de correo electrónico de los corresponsales de la Casa Blanca cuando huyó de DC. Desde entonces, también recibo correo de la campaña de Sarah Sanders y de otros estrechos asociados de Trump con cargos públicos. Sólo puedo suponer que me envían sus escatológicas reflexiones porque Trump ha compartido la lista de correo electrónico con sus acólitos itinerantes, enfurecidos, con muerte cerebral.
Todos me envían contenido diseñado para hacer que los ignorantes aúllen a la luna y se rasquen como un perro de depósito de chatarra con pulgas. Estos «comunicados de prensa» de los idiotas discípulos de Trump son recibidos con gritos de placer por parte de sus fanáticos. Dejando a un lado la mala gramática y la ortografía, estas liberaciones fecales generalmente no tienen sentido y parecen ser los murmullos de tontos que han ingerido alucinógenos contaminados.
La idea de que el candidato más calificado del Partido Republicano para el cargo más alto del país podría otra vez ser un tipo que fue acusado dos veces y nos alentó a ingerir Clorox y a hacer brillar luz ultravioleta dentro de nuestros cuerpos, eso es algo que no puede explicarse ni siquiera por una sobredosis de psilocibina en el torrente sanguíneo.
Pero una falta de educación lo explica todo, incluyendo, entre otros, a Jim Jordan, Matt Gaetz, Lauren Boebert, Joe Manchin y Kyrsten Sinema.
Nuestra falta de educación es la mayor amenaza para la existencia de nuestra nación. Jake Sullivan tiene razón: es un problema de seguridad nacional.
También nos dijo Paul Simon: «Aun cuando mi falta de educación no me ha hecho daño ninguno / puedo leer la escritura en la pared».
Hoy en día, no estoy seguro de cuántas personas son capaces de leer eso. ¶
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* Brian Karem, corresponsal de la Casa Blanca desde hace mucho tiempo, escribe una columna semanal para Salon.
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por Luis Enrique Alcalá | Abr 4, 2021 | Memorias, Música |

Un genio como ha habido pocos
A Mary Taurel, su gran amiga
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De no haber fallecido hace veinte años, Fredy Reyna habría cumplido ayer ciento cuatro. La madre Venezuela, de cuando en cuando, alumbra genios; en el caso de Fredy, de la música, los títeres, los juguetes, la enseñanza y la amistad.
La primera vez que lo vi, yo era un niño. Mi padre, Pedro Enrique Alcalá y Reverón, nos llevó un domingo, a la hermana que me sigue y a mí, a ver un espectáculo de títeres que manejaban Fredy y Lolita, su especialísima esposa, en el club de empleados de la Creole Petroleum Corporation en Los Chaguaramos. Varios años después, me invitó Mercedes Luisa Agostini a escuchar uno de sus conciertos de cuatro en el Instituto Politécnico Educacional de la urbanización El Bosque, en Caracas. Faltaban unos cuantos años para que el mago Fredy me regalara su amistad, que continuaría con su hijo, Federico. Entonces aprecié su magia en la cocina de su casa en Los Rosales, donde—lo juro—sacó una melodía, con una simple varita, de una gavera de hielo metálica, pues no sólo ritmo sino notas musicales le extrajo ante mis ojos y oídos atónitos.
Creo que es de esa misma visita a su casa que se complaciera en mostrarme su colección de juguetería inglesa, con algunas piezas que se remontaban al siglo XIX. En efecto, según supe antes de tratarlo, Fredy y Lolita vivieron en Londres con el apoyo de algunos honorarios que le remitía nuestro Ministerio de Educación. Hugo Ramón Manzanilla me refirió que mientras estaban allá se interrumpió por unos pocos meses el flujo de cheques, y cuando finalmente se restituyera Fredy fue a buscar el salvador dinero. De allí regresó contentísimo a su residencia, para saludar a la esposa con estas palabras: «¡Lolita! ¡No vas a creer la maravilla de flauta que me encontré!» Había gastado casi toda la plata comprando el instrumento que en el camino vio en una vitrina, así que tendrían que subsistir alimentándose de notas musicales.
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Además de todo, Fredy Reyna tenía un desarrollado sentido del humor, como comprobaría años más tarde. Él y yo conversábamos mientras procedíamos a devorar una mousse de salmón preparada por Mary Taurel de Salas, como anticipo a una abundante y deliciosa cena en casa de ella y su esposo, el gran empresario y filántropo Roberto Salas Capriles. Habríamos consumido cada uno media docena de tan excelentes entremeses cuando Fredy me confió: «¿Sabes, Luis Enrique? He llegado a pensar que ¡si yo fuese modesto sería perfecto!»
Ése era Fredy. Naturalmente, la mayoría de la gente lo recuerda como un cuatrista excepcional. Fue a él a quien se le ocurriera afinar la última cuerda del cuatro, nuestro instrumento nacional, una octava más arriba como si fuese la última de una guitarra, lo que permitió emplearlo ya no como acompañante sino como instrumento solista. Dejemos que él mismo vuelva a despedirse de nosotros con esta rendición suya de Quirpa guatireña:
LEA
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por Luis Enrique Alcalá | Mar 25, 2021 | Polémica, Política |

Tuit de quien se sigue llamando alcalde
Es de hoy mismo un tuit de Antonio Ledezma, recogido en la imagen precedente. Paso a comentar, primeramente, su muy simplista y falsa afirmación inicial: que un referéndum revocatorio no sería aplicable a Nicolás Maduro por cuanto éste no sería el legítimo Presidente de la República de Venezuela.
Son dos los argumentos esgrimidos para sostener la falsa especie de que Maduro no es un presidente legítimo:
…se reputa de fraudulenta la convocatoria a las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018 por cuanto habría provenido de la ANC y porque se produjeron en fecha desacostumbrada. (Algunos, Cecilia García Arocha y José Virtuoso S. J., por ejemplo, argumentaron equivocadamente que la Constitución especificaba una fecha a fines de año). Las elecciones terminaron siendo convocadas y organizadas por el Consejo Nacional Electoral, y este órgano no podía desacatar a la ANC:
Art. 349: Los poderes constituidos no podrán impedir las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente.
En tanto esas decisiones sean de rango subconstitucional—la Constitución no está suspendida mientras la ANC opera—, como lo es la fijación de fecha para unas elecciones, la validez de ese artículo se sostiene. (Lloviendo sobre mojado, 15 de marzo de 2019).
Luego, aduce el «alcalde» Ledezma que en 2016 se intentó convocar un referendo revocatorio y que «sabemos qué ocurrió». Bueno, lo que ocurrió fue que la Asamblea Nacional bajo absoluto control de la oposición desenterró el hacha de guerra el mismo día de su inauguración, el 5 de enero de 2016:
El papel de protagonista estuvo, naturalmente, a cargo de Henry Ramos Allup, elegido por el voto de 109 diputados Presidente del Poder Legislativo Nacional hasta el 4 de enero de 2017. Por una parte, su experiencia le permitió no caer en la trampa del ruidoso boicot de los diputados y barras del PSUV y su discurso inicial de autoridad máxima del Parlamento estuvo muy bueno, salvo en el tercer punto de la recapitulación de los objetivos de la Asamblea Nacional: por medio “constitucional, democrático, pacífico y electoral”, lograr la salida del actual gobierno en un plazo de seis meses contados desde esta fecha.
Fragmento del discurso de Ramos Allup en el que se compromete a salir del gobierno
Lo de la recuperación de la autonomía parlamentaria está muy bien; lo de una “ley de amnistía”, como se argumentó acá el 11 de diciembre (Sobre amnistías), sería mejor sustituirlo con un decreto de amnistía que por su carácter no puede ser objetado por la Presidencia de la República; pero la tercera formulación es un claro despropósito, que desdice previas afirmaciones en lo que dijo Ramos Allup: que la Asamblea estaría abierta al diálogo y que no se concibe como un contrapoder. La Asamblea Nacional sólo podría causar por su cuenta el resultado que Ramos Allup presentó como compromiso no transable, mediante la declaratoria de abandono del cargo de Nicolás Maduro, Presidente de la República.
Artículo 233. Serán faltas absolutas del Presidente o Presidenta de la República: la muerte, su renuncia, la destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, la incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional, el abandono del cargo, declarado éste por la Asamblea Nacional, así como la revocatoria popular de su mandato.
La revocatoria del mandato de Maduro no es prerrogativa de la Asamblea Nacional; eso es potestad exclusiva de los Electores. Es el Tribunal Supremo de Justicia el órgano que nombraría una junta médica que pudiera, si lo amarrara para examinarlo, declarar la incapacidad física o mental permanente del mismo ciudadano; la Asamblea sólo podría prestar su anuencia a una iniciativa que no es suya. Es sólo el TSJ el poder que puede sentenciar la destitución, luego de juicio previo por algún grave delito. La renuncia es prerrogativa de la persona presidencial. La muerte está vedada a la Asamblea según la condición de un medio pacífico expuesta por Ramos Allup; aunque sería indudablemente eficaz y hasta constitucional—es la primera causal prevista en el Art. 233—, sería criminal y nada pacífico un sicariato contratado al efecto.
Las palabras de Ramos Allup en promesa con plazo de medio año no le corresponden; quizás pudiera pronunciarlas como dirigente máximo de Acción Democrática, seguramente le corresponderían a Jesús Torrealba en tanto Secretario Ejecutivo de la MUD si anunciara la recolección de casi cuatro millones de firmas necesarias para convocar a referendo revocatorio, pero jamás es esa tarea algo que corresponda a la Asamblea Nacional. (Crítica teatral, 5 de enero de 2016).
No era en ningún caso función o prerrogativa de la Asamblea Nacional, mucho menos uno de sus compromisos «no transables» lograr la cesación del gobierno de Nicolás Maduro. (Al año siguiente, ya bajo la presidencia de Julio Borges, la misma Asamblea Nacional creyó que se la comía declarando peregrinamente la falta absoluta del Presidente de la República porque ¡Maduro había abandonado su cargo!)
………
También ocurrió, Sr. Ledezma—como Ud. debe saber—, que Henry Ramos Allup, apoyado por Jesús Torrealba, determinó que la Mesa de la Unidad Democrática se moviera para procurar la convocatoria de un referéndum revocatorio con dos meses de retraso. (Con el único y paupérrimo argumento de que era un procedimiento «muy engorroso»). Los remolones dirigentes no querían que subieran las acciones electorales de Henrique Capriles Radonski, posicionado entonces como el campeón de la causa revocatoria, pero así desperdiciaron dos meses que a la postre resultaron ser preciosos, pues una media docena de tribunales en distintos estados del país encontró problemas en la identificación de un buen número de convocantes. Ni Ramos Allup, ni Torrealba ni la MUD interpusieron defensa alguna ante tales sentencias tribunalicias.
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La convocatoria de un referéndum revocatorio de la presidencia de Nicolás Maduro es, en efecto, perfectamente posible a partir del 10 de enero de 2022. La Constitución Nacional así lo prevé:
Artículo 72. Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables.
Transcurrida la mitad del período para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del veinte por ciento de los electores o electoras inscritos en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato.
Cuando igual o mayor número de electores y electoras que eligieron al funcionario o funcionaria hubieren votado a favor de la revocatoria, siempre que haya concurrido al referendo un número de electores y electoras igual o superior al veinticinco por ciento de los electores y electoras inscritos, se considerará revocado su mandato y se procederá de inmediato a cubrir la falta absoluta conforme a lo dispuesto en esta Constitución y la ley.
(…)
Artículo 233. (…) Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva.
De aquí a allá son nueve meses de un embarazo que esta vez debiera llegar a feliz término. LEA
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por Luis Enrique Alcalá | Oct 26, 2020 | Notas |

A punto de beatificación
A Su Eminencia Baltazar Cardenal Porras, líder del proceso
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Con fecha de hoy se ha procedido, en la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, a la exhumación de los restos de José Gregorio Hernández, como paso previo a su definitiva beatificación. El acto fue dirigido por el cardenal Porras en su condición de Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, e incluyó palabras de su purpurado colega, Jorge Urosa Savino, Arzobispo titular.
Una pareja marabina fallecida en Caracas, la formada por Juan Eduardo Bustamante y María Durán de Eduardo, tuvo una amistad especial en confianza e intimidad con el Dr. Hernández, como testimoniara mi esposa, Cecilia Ignacia Sucre Anderson, en su libro: Alicia Eduardo – Una parte de la vida. (Edición de la Fundación Empresas Polar, 2009). Los aludidos eran sus bisabuelos paternos, padres de Alicia Eduardo, la madre de la docena de hermanos Sucre Eduardo.* No debe extrañar, por tanto, las repetidas menciones en su texto del Dr. Hernández, que además de santa persona fue gloria científica de Venezuela.
Acá transcribo los pasajes de Una parte de la vida donde lo nombra:
Capítulo III
Juan Pablo no podía dormir. Fue de nuevo al cuarto de las niñas, tres ahora con una nueva pequeña, para asegurarse de que estaban bien. Tocó sus frentes con cuidado de no despertarlas, pero Alicia abrió los ojos cuando su padre puso sus dedos frescos en su cara. Ella sonrió y él la bendijo, cerrando sus párpados con suaves besos. Le preocupaba mucho la salud de sus hijas; iba a sus cuartos varias veces por la noche para comprobar que estuvieran bien. Era una costumbre que lo tranquilizaba, pues estaba seguro de que podría salvar a las niñas de las enfermedades comunes en aquellos días si descubría a tiempo cualquier quebranto. Jadeando un poco por aquel sencillo recorrido, fue al baño de nuevo antes de acostarse a luchar contra el desvelo.
Él mismo no se sentía bien; la indisposición estomacal persistía. Pensó que tendría que pasar por la consulta del doctor José Gregorio Hernández,** su médico de cabecera, pues había aumentado de peso, sus pies estaban inflamados y había tenido palpitaciones en el pecho y mucha debilidad. Pero lo peor era la falta de concentración y el desgano que sentía constantemente. La administración de las casas, su trabajo habitual, le causaba un agotamiento que lo preocupaba. El insomnio lo había estado acosando últimamente y aquella madrugada no parecía ser distinta, más con el calor y la humedad de aquellos últimos días del mes de octubre de 1900.
Después de leer un rato, pasadas las cuatro de la mañana, se quedó semidormido. Sentía su cuerpo en total reposo y hasta roncaba rítmicamente, pero de algún modo su mente estaba despierta y alerta. Sumido en el letargo escuchaba, por más que no quería, cómo aullaban los perros de forma extraña, como si anunciaran algo indefinido e inminente. De pronto escuchó un ruido sordo, un rugido pavoroso que crecía acompañando una violenta sacudida de la tierra. Las cosas que caían al piso haciéndose pedazos terminaron de despertarlo. Se levantó, y tuvo que luchar con la puerta de dos hojas que se había atascado. Con un empujón logró abrirla de par en par y corrió hacia el patio. Volvió a acosarlo el malestar, pero era tan fuerte su miedo por el sobrecogedor terremoto que no lo tomó en cuenta. Escuchó gritos, y pudo ver cómo se desprendía el techo sobre el sitio donde segundos antes descansara y que un amasijo de la intrincada red de caña brava y tejas de arcilla ocupaba ahora su lugar en la cama.
Dio gracias por haber corrido a tiempo, pero se percató con horror de que su familia, su tesoro, podía quedar sepultada bajo kilos de escombros. Tenía que salvarla. A partir de ese momento, corrió varias veces por la rampa que llevaba al patio de arriba, para verse invariablemente devuelto al mismo sitio, pues los espasmódicos movimientos no lo dejaban avanzar. Sentía los alaridos de sus hijas, que paradójicamente lo tranquilizaron. Estaban vivas, pensó agradecido, pero no podía llegar hasta ellas. Sintió un fuerte dolor en el brazo izquierdo, un puño enorme que le retorcía el corazón y lo dejaba sin resuello, justo cuando la tierra se calmaba y dejaba de temblar. El clamor terrestre había cesado, para ser suplantado por la cacofonía de los gritos, las jaculatorias en voz alta y los lamentos que escuchaba venir de todas partes.
Escuchó que María gritaba su nombre y pudo por fin llegar adonde estaba el resto de la familia, a la que tranquilizó lo mejor que pudo. Todos, familia y criadas, estaban bien; María cargaba a la más pequeña, nacida dos años antes. Juan intentó moverse, pero Alicia y María Teresa se abrazaron a cada una de sus piernas y no quisieron zafarse de ellas. Entonces comenzó otro temblor de tierra, que hizo que parte del cielorraso se rajara y cayera más techo con espantoso estruendo. Oyó a la araña del comedor, a la que mientras subía había visto bambolearse, cuando se desplomaba y hacía añicos con ruido de mil cristales rotos.
Un dolor insoportable le atravesó el pecho como una flecha ardiente y, pensando que se moría, se encomendó seguramente a Dios y no supo más de sí.
La insistente voz de María, llamándolo cerca de su oído, lo sacó de la profundidad de su inconsciencia. Respiraba en el ambiente el húmedo polvo del terremoto, pero él estaba vivo. La cara de su amada fue lo primero que vio cuando abrió los ojos a la luz del amanecer, y supo que ella estaba bien y también las niñas, porque estaban a su lado observándolo con ojos asustados y las cabezas llenas de cascote y polvo gris. Cada vez que intentaba moverse o levantarse del suelo, sentía un dolor que lo abatía en el pecho y en el brazo izquierdo, y palpitaciones que le hacían doler hasta los dientes. Cuando pudo hablar pidió que le trajeran algo donde sentarse. Buscaron de inmediato la mecedora del cuarto de María, y las mujeres de la casa, ayudadas por las niñas, cargaron al hombre hasta la silla. La maniobra le causó un breve colapso, del que sólo se recuperó después de que le dieran un trago de ron de una botella que milagrosamente se había salvado del siniestro.
María, reaccionando sabiamente ante la calamidad, mandó a buscar al médico y pidió con autoridad a las criadas que comenzaran a recoger el estropicio. Le rogó a Juan que no hablara, que se estuviera quieto. Le contó que había despertado cuando el crucifijo de la cabecera de su cama cayó sobre ella y, al percatarse del temblor, corrió al cuarto de al lado y tomó a la bebé en sus brazos, pensando en él y en sus otras hijas. Le dijo que lo amaba, le pidió que se estuviera quieto y con suaves arrumacos lo fue tranquilizando, asegurándole que pronto vendría el doctor. Arropándolo con cariño pudo ver, aliviada, que su marido se dormía.
Al fin, cerca del mediodía, entró de sombrero puesto el doctor Hernández. Después de examinar cuidadosamente a Juan Pablo, dictaminó que había tenido un ataque al corazón, y que era mejor trasladarlo hasta una cama con mucha precaución, darle los medicamentos que recetaría y cuidarlo con amor. Les refirió impresionado, mientras compartía con ellos una taza de sopa, que tuvo que atender varios heridos de gravedad afectados por el sismo, y se decía que había algunos muertos y un inmenso desastre. Los habitantes de Caracas se habían echado a la calle, atemorizados por las numerosas réplicas y el latente recuerdo del terremoto que en 1812 había destrozado la ciudad. Hasta el presidente Castro, en paños menores, se había lanzado desde el balcón del segundo piso de la Casa Amarilla, el que daba a la calle entre las esquinas de Principal y Conde, y se había fracturado un pie. Lo habían acostado en plena plaza Bolívar sobre un colchón. Contó que tanto la Bolívar como todas las demás plazas se habían llenado de gente, y en el laguito del Paraíso se había improvisado un rústico campamento, pues muchas personas habían huido de las calles excesivamente edificadas del centro de la ciudad. Algunos matrimonios de apuro se habían celebrado en las barracas, por el temor de una catástrofe inminente. A pesar de que los daños no eran muchos, la gente estaba muy asustada.
Ante la ocurrencia de más repeticiones, Juan se opuso con terquedad a ser trasladado hasta la cama. Aseguró que no se movería pues estaba muy bien en la mecedora, y que prefería permanecer en ella, en el medio del patio. El médico estuvo de acuerdo y recomendó no contradecirlo. Allí se quedó. Esa noche, la familia compartió el techo único del cielo con casi todos los pobladores de Caracas, pues “…los ánimos estaban acobardados. Circulaban predicciones horribles; se temían verdaderas catástrofes. Llegó a decirse que en el Observatorio Cajigal ondeaba una bandera negra, señal de futuros desastres. Pero lo peor eran los sacudimientos que seguían produciéndose… Caracas se puso tétrica. Durante todo un mes no cesó de temblar, ni de día ni de noche. Todo el que pudo hacerlo salió de la ciudad para los campos vecinos. Los que no tenían donde refugiarse se acogían a la estación del ferrocarril, a dormir en los vagones del tren, o en las plazas donde instalaban sus tiendas. Hubo mujeres que dieron a luz en estos sitios públicos. La ciudad quedó desierta. De noche no se veía ni un alma por esas calles. Y cuando temblaba subía un impresionante clamor: ‘misericordia, misericordia’, acompañado del ladrido de los perros”.
Un mes después, cuando una cierta calma había vuelto a la ciudad y ya hacía tiempo que los muertos habían sido enterrados, María intentó convencer otra vez a Juan de pasarse a la cama. Pero de nuevo él se negó rotundamente, y permaneció allí sin despegarse de su asiento para nada. Desde la silla supervisaría después, como sabio maestro de obras, a los albañiles que arreglaron el techo de la casa. Sus amigos, y el mismo doctor Hernández cuando le hacía su examen médico semanal, le contaban los estragos que había producido el terremoto de cuarenta y cinco segundos, con sus doscientas cincuenta réplicas.
(…)
Se deterioraba rápidamente frente a los ojos de María. Tenía los pies y el abdomen inflamados, aunque casi no comía por las constantes náuseas y vómitos. Le costaba mucho respirar y se le notaban visiblemente inflamadas las venas del cuello. Cada vez se sentía más indispuesto. Por su insomnio y su gravedad llenaron de paja la calle del frente, “para mitigar el ruido que hacían las llantas de hierro de los coches sobre el empedrado”. Juan desesperaba al considerar, en las noches interminables, que la tierra con sus sacudidas había alterado su vida, convirtiéndolo en un lisiado fundido a una mecedora, y que de nada le valdrían los buenos negocios, ni las haciendas, ni las casas que había comprado para devolverle la salud. Pronto iba a morir; estaba convencido de ello. Entendió que tendría que ponerse en paz con Dios y arreglar sus cosas. Comenzaron los preparativos para la administración de los bienes que María y las niñas habían de heredar. Quedaron de acuerdo en otorgarle a Francisco Mayz, amigo y administrador confiable, el manejo del patrimonio conyugal mediante un poder registrado en 1901. El 7 de julio de ese año, pasada la media noche, Juan Pablo Eduardo Bustamante, acosado por sus mortificaciones y con el corazón destrozado, murió sentado en su mecedora.
(…)
Para 1906, con el país pacificado bajo la férrea mano de Gómez, la salud de María comenzó a quebrantarse. Fue a ver a José Gregorio Hernández aquejada de fatiga, fiebre leve y sudoración excesiva, la que se presentaba sobre todo por las noches y que en un principio atribuía a su edad. Había perdido peso y sentía una opresión en el pecho, que había ido aumentado con el tiempo desde la muerte de Juan. El doctor Hernández se mostró muy preocupado por el terrible diagnóstico que tuvo que darle a María: tenía tuberculosis. Le pidió que guardara cama y no tosiera sobre las niñas para no contagiarlas, y prometió ir a verla con frecuencia a revisar la salud de ella y de las muchachas, cada vez que lo necesitaran. Cuando le hizo la primera visita en la casa, le pidió a las criadas que estuvieran pendientes de los medicamentos, mantuvieran la habitación de María ventilada, iluminada y limpia, se lavaran las manos antes y después de cada comida con agua y jabón, le pusieran una gotita de lejía al agua de enjuague de los utensilios de la enferma, y recogieran las expectoraciones en una bolsa de papel para ser quemadas en el patio. De inmediato José Gregorio comenzó una terapia con el aceite de chalmoogra*** que hasta ese entonces se usaba para tratar los enfermos de lepra, pero era el medicamento que el sabio médico venía utilizando con mayor éxito en el tratamiento de la mortal enfermedad. Cada cierto tiempo le ponía una dolorosa inyección del aceite a María, quien al principio, y con los cuidados del buen doctor, comenzó a mejorar.
(…)
La salud de María Durán había empeorado en el último año, y auxiliada por Francisco Mayz puso en orden sus cosas, disponiendo con tiempo y serenidad de lo que, gracias al arduo trabajo de Juan, les dejaría a sus hijas. Para ella era una gran mortificación pensar que tuviera que abandonarlas, pero los días pasaron y la tos era constante y los pañuelos se manchaban con sangre cuando tenía los accesos. Sufría de disnea y tenía un fuerte dolor en la punta de un costado. Muchas veces tenía fiebre muy alta, que la hacía sudar copiosamente y sentirse agotada. Un día, cuando José Gregorio Hernández llegó a la casa de improviso, se encontró a la pequeña Margot acostada en la cama de su madre, abrazada a ella. El médico regañó a María por poner a la niña en peligro de contagio. Ni el consuelo del contacto con sus hijas le estaba permitido.
(…)
En vista del agravamiento de su salud, puso por escrito su última voluntad. Le pidió a Mayz que continuara ocupándose del patrimonio después de que ella muriese. Juntos elaboraron una lista de las personas idóneas para formar un consejo de tutela que se ocupara de sus niñas cuando ella faltara. Fue un proceso doloroso y complicado que la entristeció mucho, pero consiguió dejar organizado el cuidado de sus hijas en manos de su amiga Carlota Cuello de Fleury, esposa del también amigo de Juan, Carlos Fleury. La pareja le juró a María cuidarlas con dedicación.
María Durán amplió el consejo de tutela, que en principio estaba formado por Carlos Fleury y Francisco Javier Mayz, con la incorporación de cinco personas más de su total confianza, incluyendo a su médico y amigo de tantos años, José Gregorio Hernández.
(…)
Francisco J. Mayz, cumpliendo con lo que María tenía dispuesto, compró el 9 de enero de 1908 en 16.000 bolívares una casa en la calle Sur 10 de la parroquia San Juan, entre las esquinas de Quebrada y Pescador. Esta compra se realizó justamente el día antes de la muerte de María, quien venía sufriendo de intensos dolores de cabeza y seguía con fiebre muy alta. No retenía alimentos a causa de los constantes vómitos, y después de sufrir varias convulsiones murió el 10 de enero de 1908, antes de cumplir los cincuenta y dos años de edad.****
(…)
Siete días después estaban en el juzgado los señores Francisco (Pancho) Larrazábal Fagúndez, José Gregorio Hernández, Charles Röhl y Otto Römer, quienes habían sido llamados por el juez para ser informados de su designación como miembros del consejo de tutela. El 20 de enero, el doctor José Gregorio Hernández presentó sus excusas ante el juez y declinó participar en el consejo “debido a sus múltiples ocupaciones”. Entonces fue llamado en su lugar Pedro Larrazábal, el adorado profesor de María Teresa y hermano de Pancho, para formar parte del consejo tutelar, quien aceptó de inmediato la responsabilidad.
Capítulo V
Josefina y Graziella***** vieron con sus propios ojos el tamaño del mundo, y le tocaron a cuatro manos los valses criollos en el pabellón de Venezuela. En el Grand Hotel de París tocaron para la corte del ex presidente Guzmán, como tantas veces lo hicieran para muy pocos oídos afortunados en tardes caraqueñas. Compartieron con Arturo Michelena cuando presenciaron la inauguración de la Torre Eiffel, y admiraron la obra que él pintara para esa Exposición Universal. La pintura, un teatral cuadro de Carlota Corday camino al cadalso, que recrea la atmósfera del instante retratado con impactante realismo, obtuvo medalla de oro. Naturalmente, esto fue considerado en Venezuela un triunfo, que fue celebrado de manera estruendosa. Otro pintor venezolano, Emilio Boggio, ganó medalla de bronce.

La pintura de Michelena
Los venezolanos que estaban en París se alegraron también con la medalla de oro que otorgaron a Vicente Marcano en química agronómica, por su muestra de diversos tipos de guano de aves de nuestras cuevas. El mismo Marcano montó en el pabellón de Venezuela, cuya fachada era copia exacta de la catedral de Caracas y estaba situado al lado del templo inca del Ecuador, un mapa geológico del país con muestras de minerales nativos que fue muy elogiado. En la espaciosa sala se exponía además “…muestra de café, y pilones de su panela dulce, y libros de versos y de ingeniería, y zapatos ligeros y finos”. Los visitantes del pabellón venezolano también pudieron descubrir algunos de nuestros típicos productos alimenticios, como lairén, apio, ocumo, ñame, batata, mamón y yuca, y asimismo muestras de más de veinte aguas termominerales, tejidos, cestería y artesanía indígena.
La medalla de oro al mejor violín expuesto también estuvo relacionada con Venezuela. El instrumento****** fue comprado por José Gregorio Hernández, quien se encontraba en la ciudad estudiando en el laboratorio de histología de Mathias Duval, mientras conseguía el instrumental necesario para el Laboratorio de Fisiología Experimental del Hospital Vargas de Caracas. El médico tocaba ese violín esporádicamente, y terminó regalándolo a un sobrino al abandonar todas sus posesiones para ingresar a la Cartuja de Lucca.
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* La docena de los Sucre-Eduardo y sus padres tuvieron como rasgo distintivo el fervor religioso. En el prólogo al libro de mi esposa que tuve el honor de escribir, dejé esta constancia:
Y es que para hablar con propiedad de los Sucre Eduardo se requeriría oficio de antropólogo, puesto que hay una cultura Sucre Eduardo. Seguramente es su primer rasgo distintivo la religiosidad. Don Andrés y Doña Alicia fueron católicos fervientes, y decir Sucre Eduardo es decir Loyola, y no sólo por el deporte. En recuerdo del cura Gustavo también Hernando habría considerado el sacerdocio como vocación, tal como le confiara en una carta, y son las innumerables misas en familia, en fechas especiales del santoral o en recuerdo de los muertos, ocasión a la vez de recogimiento y regocijo, y no pocas terminan en condumio copioso, recientemente en areperas.
Antes dije del «cura Sucre»:
Al padre Gustavo Sucre S.J., verdadera columna vertebral de la Universidad Católica Andrés Bello, su Decano de la Facultad de Economía y su Secretario por muchos años. La universidad quiso premiarle con un especialísimo Doctorado Honoris Causa en Derecho, pues como cuenta el jurista José Luís Aguilar Gorrondona, quería ser abogado y sacrificó su interés al de la universidad, que tenía demasiados hombres de leyes cuando carecía de quienes supieran ciencia económica. No hay misas que den más paz y más sucintas que las que oficia, en cuyos escuetos y pertinentes sermones nunca falta una balsámica nota de humor.
** “Sabio y santo que murió tiempo después en la esquina de Amadores, al bajarse del tranvía de La Pastora que llegaba hasta la esquina de Tajamar. Iba este tranvía pegado a la acera norte, vereda del Guanábano, y José Gregorio se bajó del lado sur de la calle y un carro lo atropelló”. Nota de Andrés Sucre Eduardo.
*** También chaulmoogra, Ginocarda odorata. En sesión de la Academia de Medicina en 1918, Hernández presenta una nota provisional al respecto, la cual finaliza así: “Aunque esta es una comunicación preliminar, pues no hemos tenido el tiempo suficiente para un estudio definido, podemos sin embargo deducir de nuestro trabajo las conclusiones siguientes: el aceite de chaulmoogra ciertamente mata al bacilo de Koch, los enfermos tratados mejoran su estado general después de la inyección… las inyecciones de uno o dos c.c. separados por largos intervalos es lo mejor…”
**** Una certificación que se refiere al acta de defunción de María Durán, firmada por su médico de cabecera, el Siervo de Dios doctor José Gregorio Hernández, la guarda Gustavo Larrazábal Eduardo.
***** Josefina Sucre de Sucre (bisabuela de mi esposa) y Graziella Calcaño Sánchez (tía bisabuela del suscrito) fueron grandes amigas que coincidieron, como estupendas pianistas que eran, en la Exposición Internacional de París de 1889 que celebraba el centenario de la revolución que daría origen a la República Francesa.
****** Elaborado por C. Jean Baptiste Collin-Mezin, quien está catalogado como uno de los mejores luthiers franceses; sus diseños siguen la tradición de los famosos luthiers italianos—Stradivarius, Guarneri y Amati—, aunque él desarrolló su propio barniz único; sus violines son elaborados artesanalmente, trabajando muy finamente cada detalle. Reporte Católico Laico.
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por Luis Enrique Alcalá | May 6, 2020 | Política, Terceros |
Se reproduce a continuación, traducido apresuradamente de The Daily Beast, un trabajo de Jeremy Kryt publicado hoy acerca de las expediciones fallidas en costas del estado Vargas—me niego a decir estado La Guaira—y el estado Aragua. (A tales incidentes, el penetrante diputado Guaidó los llamó un «falso positivo» y un «montaje del gobierno». ¿No y que quien gobernaba era él?).
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Foto de Matias Delacroix / AP
Trump acaba de inspirar la trama golpista más tonta de la historia de LatAm, completa con su QAnon Crazy *
¿CAZA RECOMPENSAS?
Los aventureros gringos han estado tratando de lograr golpes de Estado sudamericanos durante unos 200 años, y han fracasado miserablemente. Pero los sobrevivientes de esta operación pertenecen a su propia clase de estúpidos.
Jeremy Kryt
Actualizado en mayo 06, 2020 2:26 PM ET / Publicado en mayo 06, 2020 2:08 PM ET
CALI, Colombia: una pequeña fuerza mercenaria dirigida por ex militares de los EE. UU. intentó invadir y conquistar Venezuela durante el fin de semana.
Los titulares sobre la operación han avergonzado a la administración estadounidense de Donald Trump aun más que los intentos fallidos anteriores para derrocar a la pútrida dictadura del presidente venezolano Nicolás Maduro, y Trump dice que no tuvo nada que ver en esto, lo que podría ser cierto. Pero no hay duda de que los conspiradores pensaron que estaría complacido y pagaría en efectivo, si tenían éxito.
Hace apenas unas semanas, el 26 de marzo, el Secretario de Estado Mike Pompeo prometió grandes recompensas por «información que conduzca al arresto y/o condena» de las personas más importantes en un régimen venezolano que Estados Unidos ya no reconoce: $15 millones por el propio Maduro, y $10 millones cada uno por cuatro de sus principales funcionarios, todos acusados por Washington de narcotráfico. Entonces, sí, $55 millones en recompensas, eso es un incentivo para los aspirantes a Rambos.
En los viejos tiempos, la CIA trató de respaldar golpes con fondos secretos, y luego negó lo que estaba haciendo si la descubrían. La administración Trump parece haber intentado algo así el año pasado y fracasó. Así que ahora, agitándose, ofrece decenas de millones de dólares, en público, pero también insinúa y sugiere que hay grandes complots y planes en marcha. Por lo tanto, Pompeo aludió el miércoles al comentario del presidente Trump de que no había una participación directa del gobierno de EE. UU. en esta operación, y luego agregó: «Si hubiéramos estado involucrados, habría sido diferente». Por supuesto. «En cuanto a quién lo financió, no estamos preparados para compartir más información sobre lo que sabemos que ocurrió. Lo desempacaremos en el momento apropiado. Compartiremos la información que tenga sentido». Es decir: seguiremos haciendo tonterías hasta que alguien haga el trabajo, esperamos.
¿Pero estos chicos? Estos tipos simplemente no estaban a la altura. Eran un grupo de asalto de unos 60 hombres en el mar, con otros 50 o más quintacolumnistas ya detrás de las líneas enemigas, todos empeñados en el cambio de régimen. Iban contra los 130.000 soldados en servicio activo del ejército venezolano y otros 220.000 paramilitares leales.
Suena casi como un vehículo de acción de Stallone de período tardío, ¿no? Alguna fantasía de Hollywood del porno de guerra donde los chicos malos no pueden disparar en la dirección correcta. Pero, desafortunadamente para estos pobres bastardos golpistas que cazaban recompensas, todo fue demasiado real. Y el objetivo de los malos era fatalmente bueno.
Los atacantes lanzaron lo que llamaron «Operación Gedeón» desde la vecina Colombia, después de dividir sus escasas fuerzas en dos grupos de desembarco anfibio. El primer grupo fue interceptado por la armada de Venezuela frente a la costa caribeña de ese país el domingo. Esos aspirantes a libertadores lograron desembarcar a unos pocos combatientes a unas 20 millas al norte de Caracas. Pero las fuerzas terrestres de Maduro los sometieron rápidamente y recuperaron la cabeza de playa. La segunda punta fue lanzada el lunes, supuestamente después de que una comunidad de pescadores locales furiosos la rodeara. Si. Pescadores.
Cuando el polvo se asentó, Maduro, un ex conductor de autobús que sucedió al fallecido demagogo populista Hugo Chávez y que se ha mantenido en el poder con el apoyo de los servicios de inteligencia cubanos, apareció en la televisión estatal para presumir de que ocho «mercenarios profesionales estadounidenses» habían sido muertos y 23 capturados. Estos incluyen dos ex boinas verdes y un agente retirado de la DEA. Maduro hizo para las cámaras un gran espectáculo, al mostrar los pasaportes azules de los hombres capturados. También agradeció a los pescadores. «El gobierno de los Estados Unidos está completamente involucrado en esta incursión derrotada», dijo Maduro, y también culpó al presidente de extrema derecha de Colombia, Iván Duque. Al igual que Washington, Bogotá ha negado cualquier participación en el intento de golpe de Estado, pero los líderes de ambas capitales han pedido reiteradamente la expulsión de Maduro, y se ofreció recompensa por eso.
Mientras tanto, los dos principales autores intelectuales de la Operación Gedeón se mantenían valientemente en Estados Unidos durante la invasión fallida. «He tratado de involucrar a todos los que conozco en todos los niveles», dijo a Associated Press Jordan Goudreau, de 43 años, un ex boina verde que había reclutado y organizado la expedición. «Nadie me devuelve las llamadas. Es una pesadilla”. Aparentemente, no es una pesadilla de la que se despierte pronto. Los comandantes de los mercenarios informaron en los EE. UU., al Miami Herald, que simplemente estaban suspendiendo la actividad temporalmente, debido a «filtraciones» e «infiltrados» en su fuerza, que en gran parte está compuesta por exiliados venezolanos descontentos. Javier Nieto, ex capitán de la Guardia Nacional de Venezuela y comandante de Goudreau, ofreció un informe tan discreto que podría ser cómico, si sus camaradas de armas no estuvieran muertos o pudriéndose en una prisión venezolana: «Las operaciones se detendrán dado que se cometieron varios errores», dijo Nieto.
La Operación Gedeón ha recibido una amplia cobertura en todo el hemisferio y más allá. Pero por la mayor parte ha tendido a centrarse en quién hizo qué y cuándo. Poco se ha escrito hasta ahora sobre el por qué y el cómo.
¿Por qué un personal militar entrenado cree que una fuerza de invasión de unas pocas docenas de combatientes podría derrocar a las fuerzas armadas de la nación y «capturar a Maduro», que declararon era su objetivo? ¿Cómo, en nombre de Dios, podían estar tan equivocados?
Por supuesto, el carácter es el destino, como dice el viejo dicho. Por lo tanto, no debería sorprendernos saber que uno de los ex boinas verdes capturados, Airan Berry, parece ser un devoto de la teoría de la conspiración QAnon, que asegura la existencia de un complot de un «estado profundo» dirigido contra el presidente Trump.
Tanto Berry como el otro estadounidense capturado, Luke Denman, habían trabajado como contratistas privados en Silvercorp USA, empresa de Goudreau con sede en Florida. Originalmente fundada para proporcionar «protección» contra los tiradores escolares, al incorporar a «agentes antiterroristas en escuelas disfrazadas de maestros», Silvercorp fue aprovechada finalmente por los operadores del presidente Trump para proporcionar seguridad en sus manifestaciones. Según la extensa evidencia fotográfica compilada por Bellingcat, sabemos que el propio Goudreau era un hombre de seguridad que usaba auriculares cerca del Presidente durante un mitin en octubre de 2018 en Charlotte, Carolina del Norte. Y es probable que Silvercorp haya sido aprovechada también para proteger las reuniones de Trump en Houston y Pensilvania ese mismo año.
Entonces, ¿qué impulsaba a los hombres de sangre roja y mentalidad MAGA ** como Goudreau, Denman y Berry a arriesgar sus vidas emancipando a toda una nación llena de «hombres malos» al sur de la frontera? Una sugerencia que han adelantado los expertos es que simplemente ese golpe de Estado de aficionados se disfrazó, en aras de las buenas relaciones públicas, para parecerse a los luchadores por la libertad que la buscan para un pueblo oprimido, cuando en realidad estaba realmente motivado, como hemos sugerido, por una buena codicia pasada de moda. «Dado su enfoque sobre la captura de Maduro, parece bastante posible que Goudreau estuviera motivado en parte por la recompensa de $15 millones por Maduro, así como por las recompensas por otros altos funcionarios del gobierno venezolano», le dijo a The Daily Beast Alex Main, Director de Política Internacional en el Centro para Investigación Económica y Política (CEPR).
Goudreau afirma también tener un contrato por $212 millones firmado por el líder opositor venezolano, aliado de Trump y autoproclamado «presidente interino» Juan Guaidó. Los fondos contratados, citados por Maduro en su discurso a la nación, aparentemente estaban destinados a derribarlo e instalar a Guaidó en el palacio presidencial. Según Steve Ellner, editor de la revista Latin American Perspectives, «Guaidó al principio estaba de acuerdo con el plan, pero luego desconfió de él, al darse cuenta de que estaba condenado al fracaso». Ellner señaló que, «después de haber emprendido varios intentos abortados y vergonzosos de derrocar a Maduro con el apoyo de Washington en 2019, [Guaidó] es ahora más cauteloso, ya que aprendió de esas experiencias frustrantes». Según Main de CEPR, Goudreau y Nieto pueden haber visto en una incursión exitosa una forma de obligar a Guaidó a honrar el acuerdo suscrito. «Es posible que Goudreau considerara que él y sus cómplices podrían obtener una compensación monetaria [de Guaidó] por la operación si lograban capturar a Maduro y otros altos funcionarios», dijo Main.
Otros observadores culpan a la simple arrogancia gringa, y no es que la arrogancia y la codicia sean mutuamente excluyentes. La primera mitad del siglo XIX estuvo llena de aventureros norteamericanos que pensaban que el destino manifiesto de los Estados Unidos debía incluir las riquezas del Caribe y América Central. Freebooters o «filibusteros», a menudo trabajando con «luchadores por la libertad» locales pero apoyados por los intereses de los dueños de esclavos de América del Norte, intentaron derrocar repetidamente a varios regímenes.
Uno de los intrusos más famosos, William Walker, que posteriormente fue elogiado en el sur como el «hombre de destino de ojos grises», en realidad logró apoderarse de Nicaragua por un tiempo, pero incluso su éxito de corta duración fue raro. Más típico fue un intento fallido de apoderarse de Cuba en 1851, cuando 40 aventureros norteamericanos fueron capturados y fusilados sumariamente.
Las intervenciones, invasiones, ocupaciones y operaciones encubiertas continuaron casi hasta finales del siglo XX. Una y otra vez—incluyendo la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos a Cuba en 1961 y la guerra de la Contra dirigida por la CIA en Nicaragua en la década de 1980—los políticos, aventureros y fantasmas estadounidenses abrigaron la fatal ilusión de que pequeños grupos podrían provocar levantamientos masivos. Todo lo cual es historia familiar en América del Sur, y en gran parte olvidada en el Norte.
«Uno de los mayores fracasos de la política estadounidense es ver a América Latina a través de ojos imperiales, sin ver la realidad en el terreno», dice Miguel Tinker Salas, profesor de estudios venezolanos en el Pomona College de California. «En Venezuela, como en otros lugares, confían en un puñado de individuos que repiten la política de Estados Unidos».
Algunos de esos loros podrían haber confundido a los modernos William Walkers de Gedeón, esos Rambos sin causa. Aunque Trump pinta a Maduro como una figura odiada, y muchos venezolanos de clase media y alta se oponen a él, sigue siendo popular entre las clases bajas empobrecidas, a las que proporciona generosos subsidios para alimentos y combustible. La mayoría de los comandantes militares también se ha mantenido leal, a pesar de los esfuerzos concertados de los republicanos de EE. UU., figuras de la oposición venezolana y cualquier agente clandestino que Washington tenga trabajando para influir en ellos.
Venezuela sigue siendo uno de los países más problemáticos e inestables del mundo, plagado de corrupción desenfrenada, inflación vertiginosa y crímenes violentos. Las sanciones paralizantes impuestas por Washington sólo han aumentado el caos. El colapso de los precios del petróleo ha empeorado las cosas para un país que anteriormente encontró consuelo en el hecho de que tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Y, debido al sistema de atención médica ya debilitado, los expertos médicos dicen que el país pronto podría ver una explosión de coronavirus de proporciones extraordinarias.
Sin embargo, el impulso de liberación liderado por los yanquis no había logrado seguidores. «Los elementos más radicales de la oposición venezolana han promovido desde 2014 la narrativa de que Maduro se tambalea y sólo necesita un empujón para caer», dijo Tinker Salas. «Por trágico que sea, ésta no es la primera vez que Estados Unidos es culpable de creer su propia retórica fabricada».
La Operación Gedeón viene inmediatamente después de otra fuerza de invasión aun mayor, que la boina verde retirada de Goudreau intentó organizar pero se vino abajo. A principios de este mes, la AP informó que Goudreau, quien supuestamente se reunió por primera vez con el líder de la oposición Guaidó a través de uno de los guardaespaldas de Trump, había dirigido una serie de campos de entrenamiento paramilitar en Colombia. Los campos albergaban a unos 300 ex soldados venezolanos que habían desertado y huido a través de la frontera en protesta contra el gobierno de Maduro.
Esos aprendices también tenían la intención de participar en un intento de golpe de Estado, hasta que el socio de Goudreau, el exiliado venezolano Cliver Alcalá, fue arrestado por cargos de drogas y extraditado a los Estados Unidos en marzo de este año. Poco después, los funcionarios colombianos atraparon un cargamento de armas y equipo militar por valor de unos $150.000, luego de lo cual los campos se disolvieron. Sin embargo, por alguna razón, menos de una semana después de la noticia de la extinción de los campos de entrenamiento, Goudreau decidió lanzar la Operación Gedeón.
El lunes, Trump declaró que el ataque fallido «no tiene nada que ver con nuestro gobierno». Y el secretario de Defensa, Mark Esper, dijo: «el gobierno de los Estados Unidos no tuvo nada que ver con lo que sucedió en Venezuela». Hasta ahora, no ha surgido evidencia directa que vincule ya sea a Bogotá o a Washington con los campos de entrenamiento o la Operación Gedeón. Pero eso no significa que no sean cómplices en este fiasco. «Es imposible imaginar que el gobierno de los Estados Unidos no tenía conocimiento previo de la operación. La inteligencia de Estados Unidos sigue de cerca los desarrollos a lo largo de la frontera colombo-venezolana donde estos individuos supuestamente entrenaron ”, dijo Tinker Salas. Para Salas, el uso de fuerzas irregulares le permite a Estados Unidos mantener una «negación creíble mientras espera cosechar los beneficios que podrían haberse derivado de la operación». Alex Main en CEPR estuvo de acuerdo: «Es muy poco probable que el gobierno colombiano, que mantiene vínculos militares muy estrechos con el gobierno de los Estados Unidos, no hubiera sido informado de [estas] actividades», dijo. También señaló que la administración Trump tiene una larga trayectoria de amenazas abiertas al cambio de régimen y la intervención militar contra Maduro. «El gobierno de los Estados Unidos probablemente conocía directamente los planes en curso para organizar otro ataque armado desde Colombia». Si Trump o el presidente Duque hubieran estado preocupados por eso, dijo Main, «podrían haber intervenido hace mucho tiempo».
Ellner agregó que habría sido poco probable que los boinas verdes, tácticamente inteligentes, emprendieran una misión tan arriesgada si no hubieran creído que al menos el apoyo internacional tácito estaba detrás de ellos. *** «Obviamente, Goudreau confiaba en que una vez que la incursión militar mostrara signos de viabilidad, los rebeldes podrían contar con el sólido respaldo de Washington y Bogotá», dijo.
Ya sea por ganancias financieras o influencia política, la obsesión por desplazar violentamente a Maduro, sin importar cuán controvertido pueda ser, ha llevado a «muchas oportunidades perdidas para apoyar el diálogo nacional entre fuerzas políticas divergentes», dijo Tinker Salas. «Al final, solo un proceso de negociación entre los propios venezolanos puede preparar el escenario para resolver los problemas de la nación».
Pero no es probable que tales sentimientos tengan mucho peso con los trumpistas.¶
Christopher Dickey y Will Sommer también contribuyeron con información a esta historia.
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* QAnon es una teoría conspirativa de extrema derecha que detalla el supuesto complot secreto de un presunto “estado profundo” en contra del presidente Donald Trump y sus partidarios. (Wikipedia). «QAnon Crazy» vendría siendo un «loco de los de QAnon», atributo que Kryt endilga a Airan Berry, uno de los boinas verdes apresados.
** MAGA: Make America Great Again, lema de Donald Trump.
*** «Obviamente, Goudreau confiaba en que una vez que la incursión militar mostrara signos de viabilidad, los rebeldes podrían contar con el sólido respaldo de Washington y Bogotá». Steve Ellner, Perspectivas latinoamericanas.
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ACTUALIZACIONES al 7 de mayo de 2020 – 8:37 a. m.
Fernando Del Rincón entrevistó a J. J. Rendón en Conclusiones, programa que transmite la cadena CNN:
Por su parte, el «gobierno legítimo» que presidiría Juan Guaidólar,* emitió un comunicado al respecto:

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- «Guaidólar» no es apelativo de mi invención. Lo noté repetido en Twitter como hashtag (#Guai$) y he empleado el muy apropiado apellido ficticio desde entonces; prácticamente lo dice todo.
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