AVISO: El Blog de Dr. Político estará en receso durante el mes de febrero. En este lapso, sólo habrá cambios en la Lectura y el Tragaluz de la parte superior de su columna izquierda y, en ella misma cada sábado, la incorporación del audio de la emisión correspondiente de Dr. Político en RCR.
André Rieu: Koning van lekkere muziek
A mis amigos Cornelis y Vera
sabroso. 1. adj. Sazonado y grato al sentido del gusto.2. adj. Delicioso, gustoso, deleitable al ánimo.
Dicionario de la Lengua Española
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La música es el mejor de los elíxires: entra por el oído y por la piel (especialmente por la que cubre el vientre), pero es posible degustarla como manjar maravilloso; nada mejor para expresar y contagiar la alegría. Naturalmente, hay música melancólica y triste, pues su rango emocional equipara al de los sentimientos humanos, pero puede argumentarse que la que más disfrutamos es aquella que tenemos, simplemente, por música sabrosa.
Shostakovich sobre Mravinsky
Hay música sabrosa en la que han hecho los grandes compositores clásicos. Juan Sebastián Bach es seguramente el jefe en esta materia; hasta un joropo compuso. No otra cosa es el Allegro que cierra su Concierto de Brandenburgo #3 en Sol mayor (BWV 1.048). Si tiene a mano alpargatas, úselas para iniciar bailando esta entrega musical. (En vez de Juan Vicente Torrealba, tenemos a Simon Addison dirigiendo a la Orquesta Filarmónica Inglesa).
Allegro
No sólo en el Barroco era posible componer música sabrosa. Dmitri Shostakovich podía hacerlo convincentemente, como lo demostró con el 2do. movimiento (Allegretto) de su Sinfonía #5 en Re menor, op. 47. Una versión de lujo está acá por la Orquesta Filarmónica de Leningrado bajo la dirección de Yevgeny Mravinsky, el mismo conjunto y el mismo conductor que estrenaron la obra en 1937.
Allegretto
Después de esta sabrosura sofisticada, noble y de trovador, admitamos nuestras raíces plebeyas—todo el mundo tiene al menos una—y abracemos el canto del juglar. Podemos comenzar por Nuestramérica y pedir a Soledad Bravo que nos cante Déjala bailar en paz. (Que no nos engañe la letra castellana; la pieza es del brasileño Chico Buarque de Holanda, y se llama originalmente Deixe a menina).
Déjala bailar en paz
Barry, Robin y Maurice Gibb formaron el popular grupo los Bee Gees, e hicieron varias canciones de gran éxito. En el filme insignia de la música disco, descuella entre ellas Stayin’ alive, que John Travolta bailó famosamente en Saturday Night Fever (1977) junto a Olivia Newton-John. Hela aquí:
Stayin’ alive
El grupo sueco ABBA—Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad—llenó los oídos del mundo con música buena y sabrosa en los años setenta y ochenta. Uno de sus números más incitantes al baile alegre es Super Trooper, canción que dio el nombre al álbum en el que se grabara.
Super Trooper
Para los caraqueños, la alegre sabrosura se consigue concentrada en la Billo’s Caracas Boys, la maravillosa orquesta que formó el ilustre inmigrante dominicano Luis María Frómeta Pereira. Todos hemos bailado felices su Canto a Caracas.
Canto a Caracas
Andrea y Eros
Es claro que Andrea Bocelli es uno de los líderes del género crossover (combinación de música clásica y pop); canta con igual propiedad arias de ópera y temas del repertorio popular. Protegido de Luciano Pavarotti, gusta de cantar en compañía de colegas, tal como su mentor lo hiciera. Con Eros Ramazzotti ha cantado muchas veces, e Il mare calmo della sera—canción de Zucchero Fornaciari, Giampiero Felisatti y Gloria Nuties—es una de sus mejores colaboraciones; es muy agradable al oído el contraste de la voz redonda del primero con la áspera del otro.
Il mare calmo della sera
Difícil resulta a los melómanos de esta época concebir la música sin la presencia del guitarrista andaluz Paco de Lucía. Inolvidable, por ejemplo, es su participación en Carmen, la película de Carlos Saura con la compañía de baile de Antonio Gades. Con Al Di Meola grabó Mediterranean Sundance en 1977; luego, éste formó The Guitar Trio—aumentando el requisito de Chopin («Sólo hay algo más hermoso que una guitarra: dos guitarras»)—al añadir a John Mc Laughlin, un grupo excepcional que grabó en 1981 Río Ancho-Mediterranean Sundance como oímos a continuación del álbum Friday Night in San Francisco, en una endemoniada fusión de flamenco y jazz.
Río Ancho-Mediterranean Sundance
Hablando de jazz, un álbum experimental del digno género, con altísima popularidad, fue Time Out, por el Cuarteto de Dave Brubeck. Las piezas ocurren en ritmos inusuales, siendo la más convencional Strange Meadowlark que, arrancando en tiempo indefinido, pronto se acomoda en un familiar 4/4.
Strange Meadowlark
En mi memoria auditiva ocupan neuronas muy próximas It’s not unusual, el número que lanzó a Tom Jones a la fama, y Music to watch girls go by, que confirmó la de Andy Williams (fallecido el año pasado a sus 84 años). ¿Quién discutirá que son piezas de música sabrosa?
It’s not unusual
Music to watch girls go by
Toda la música del musical cumbre de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II, The Sound of Music, es un festín auditivo, pero seguramente es uno de los números más simpáticos These are a few of my favorite things, que María canta con los niños von Trapp para ahuyentar el miedo. (En teatros desde 1959; en el cine en 1965 con sendos Premios Oscar a la Mejor Película y el Mejor Director). La versión que sigue es de la voz inconfundible de la dueña del rol principal, Julie Andrews.
These are a few of my favorite things
Cartel de película
Otra María protagoniza West Side Story, el musical con las piezas compuestas por Leonard Bernstein, mítico Director de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. America es un número de entreverado y sabroso ritmo, que cantan los jóvenes portorriqueños liderados por María (Natalie Wood) y Anita (Rita Moreno). Robert Wise, quien había ganado el Oscar como director de la película precedente, había hecho lo mismo en este filme de 1961 en compañía de Jerome Robbins; en total, la película que coloca a Romeo y Julieta en las calles de Nueva York obtuvo de la Academia del Cine diez premios de once nominaciones.
America
Pero si, ya no la Academia del Cine, sino la Sueca como en el caso de Jorge Luis Borges en Literatura, se niega a conceder a José Antonio Abreu el Premio Nóbel de la Paz, insistiré con la candidatura de André Rieu, el violinista y director de orquesta holandés que puede ser tenido como el Isaac Asimov de la música. No sólo es que la divulga, sino que su gusto es, como el del escritor ruso-estadounidense, universal y dirige como éste escribe, con sabrosura. He aquí su rauda versión sintética de la Obertura de Carmen, la ópera magna de Georges Bizet. (Rieu dirige su Orquesta Johann Strauss).
Carmen
Rieu, por otra parte, tiene un sentido espectacular del espectáculo, valga la redundancia. En múltiples ocasiones, se agencia el concurso de otros magníficos artistas, como ahora, cuando convoca a los Coros Evangélicos de Harlem y Soweto para una eléctrica rendición de When the saints go marching in (en Maastricht, la ciudad capital de la provincia holandesa de Limburg donde se fabricó la Unión Europea).
Valió la pena ese concierto neerlandés a cargo del gran holandés errante, y así cerramos con el testimonio de Mark Anthony quien canta, precisamente y pensando no en Europa sino en la estupendísima Jennifer López, Valió la pena. La salsa, sin duda, es sabrosura pura. LEA
Cinco veces Caruso por un fotomultígrafo (Myers-Cope Co., Atlantic City)
Un gran pecho, una boca grande, noventa por ciento de memoria, diez por ciento de inteligencia, mucho trabajo duro y algo en el corazón.
Enrico Caruso
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Para celebrar un cumpleaños argentino fue puesta aquí La voz de la mujer el 12 de septiembre, una entrada de dieciséis canciones en voces femeninas cuya demagógica y feminista declaración final fue: «…sin la voz de la mujer la propia música sería un error». Es un grande compromiso, por tanto, el contraste de esa ofrenda musical con lo que pueden hacer los varones con su garganta. Un modo desleal de competir es aumentar la oferta a veinte canciones por veinte cantantes y, además, tomarlas en su mayoría del drama cantado: ópera, opereta, zarzuela, musical. Es exactamente una selección ventajista lo que sigue: veinte números por veinte voces masculinas de primerísima línea. Nosotros ganaremos estas elecciones a lo macho.
¿Por dónde empezar? ¿Habrá que seguir criterio cronológico, alfabético, geográfico? Se me pone que para no abusar entraremos poco a poco en profundidades, primero con canciones y sólo después en el mundo del aria operística. Esto nos ofrece la ventaja de escoger la canción napolitana, un género en sí misma, para iniciar la serie con nadie menos que Enrico Caruso (1873-1921), un semidiós del canto. Para su maravillosa voz compuso Salvatore Cardillo la bella canción Core ‘ngrato en 1911. Desde entonces, numerosos cantores italianos la han hecho suya, pero Caruso la cantaba, naturalmente, con gran gusto. Pocas grabaciones hacen justicia a su voz, dada la tecnología de la época; acá nos valemos de una rematrización digital por Tom Froekjaer que recupera buena parte de su registro grave.
Caruso
El gran payaso
Fue en 1880 cuando se estrenara Funiculì, Funiculà, justamente para celebrar la inauguración del funicular en el monte Vesuvio. El periodista Peppino Turco se ocupó de la letra y Luigi Denza proveyó la música. Tiene ésta un entusiasmo que cautivó inmediatamente al público y a compositores como Arnold Schönberg (la arregló para cuarteto de cuerdas), Nikolai Rimsky Korsakoff y Richard Strauss. Los dos últimos creyeron que era música folclórica y la emplearon inadvertidamente en piezas suyas (Rimsky: Neapolitanskaya pesenka, 1907; Strauss: Aus Italien, 1886). A Strauss le salió cara la gracia; Denza lo demandó por plagio y el alemán se vio forzado a pagarle regalías. En 1944, una erupción del famoso volcán destruyó el teleférico conmemorado, pero la canción perdurará por siempre. La canta acá Luciano Pavarotti (1935-2007), que la repopularizó con una interpretación fabulosa.
Pavarotti
La voz de plata
Rudolf Sieczyński compuso Wien, du Stadt meiner Träume (Viena, ciudad de mis sueños) en el año en que comenzaría la Primera Guerra Mundial, el doloroso conflicto de cuatro años que acabó con el Imperio Austro-Húngaro que lo inició sin proponérselo. Fue el mítico cantante austríaco Richard Tauber (1891-1948) quien la cantó mejor que otro cualquiera. Aquí está su voz como fuera grabada en la película Deseo del corazón, realizada en 1935. Si la guerra hizo que las ínfulas imperiales quedaran borradas de una vez para siempre, no así el amor de los vieneses por su ciudad, una de las más hermosas del mundo, asiento de refinada y desarrollada civilización (Universidad de Viena, Filarmónica de Viena, Círculo de Viena, Sigmund Freud, Franz Schubert, Arnold Schönberg, Otto Wagner, Gustav Klimt, Porcelana de Augarten, Wiener Schnitzel, Sachertorte). Debemos mucho a esa ciudad soñada.
Tauber
Uno de la Trinidad
Era de Tauber su canción insignia Dein ist mein ganzes Herz (Tú eres mi corazón), el aria más popular de la opereta El país de las sonrisas (Das Land des Lächelns), compuesta por Franz Lehár, el autor de La viuda alegre, en 1929. Pero desde los conciertos de «los Tres Tenores»—Luciano Pavarotti, Plácido Domingo, José Carreras—es a éste último a quien se le ha dejado la interpretación de la hermosa pieza. Una versión más antigua de la opereta (1923) fue producida bajo el nombre Das gelbe Jacke (La chaqueta amarilla) con poco éxito. La posterior revisión de Lehár, estrenada en el Teatro Metropol de Berlín, la transformó en una de las más apreciadas operetas del compositor, cuya acción alterna entre Viena y China. Aquí está el catalán Josep Maria Carreras i Coll, nacido en 1946, valiente vencedor de la leucemia en dura batalla de 1988.
Carreras
La muerte prematura
Nos cuesta salir de Viena, donde oímos ahora Grüß mir mein Wien (Saludos a mi Viena) un aria compuesta por Emmerich Kálmán (Imre Koppstein, húngaro) para su opereta Gräfin Mariza (La condesa Mariza, Viena, 1924). Como en las más de las operetas vienesas, el asunto es intrascendente, lleno con las frívolas preocupaciones y enredos de condes y condesas. El número ha sido encargado por este blog a Fritz Wunderlich (1930-1966), fallecido a raíz de un accidente doméstico en la casa de campo de unos amigos, donde cayó por una escalera días antes de cumplir 36 años. Antiguo panadero, había estudiado canto y aprendió a tocar el corno francés; entre sus pasatiempos favoritos estaban la cacería y manejar carros veloces. En su corta carrera, el cantor alemán llegó a distinguirse como el cuarto más grande tenor de todos los tiempos, según una amplia consulta de la Revista de Música de la BBC en 2008. Sin duda, una hermosa voz truncada por un descuido.
Wunderlich
Bajo profundo
Es hora de que entren voces más graves, todavía en territorio de música más bien ligera. Entre los más conocidos musicales de la prolífica pareja creativa formada por Richard Rodgers y Oscar Hammerstein está, sin duda, South Pacific, llevado al cine con Mitzi Gaynor y Rossano Brazzi como protagonistas en 1958. (La historia está basada en Cuentos del Pacífico Sur, libro de 1946 que mereció el Premio Pulitzer a James A. Michener). Brazzi no podía cantar Some enchanted evening como la pegajosa canción lo requería, y nadie menos que el gran bajo Giorgio Tozzi suplió la voz de la película. Pero es la versión que Ezio Pinza (1892-1957)—con numerosas temporadas en el Metropolitan Opera House de Nueva York, así como en Milán, Roma y Londres—llevó al musical en los teatros de Broadway en pareja con Mary Martin, la que aquí se escucha. Si no hubiese muerto el año anterior ni Gaynor ni Brazzi habrían aparecido en el filme.
Pinza
La voz de un caballero
Ahora, señoras, agárrense las medias, que pudieran caérseles con la poderosa y noble voz del gran Plácido Domingo (José Plácido Domingo Embil, 1941), señor del canto, la amistad y la filantropía. Posee Domingo una de las voces más versátiles de la actualidad, la que le permite cantar más recientemente en papeles reservados a los barítonos. De él ha dicho la gran soprano wagneriana Birgitt Nilson: «Dios ha debido estar en excelente estado de ánimo el día que creó a Plácido. Tiene todo lo que se necesita para una de las más grandes carreras que hayamos visto: una voz increíblemente hermosa, gran inteligencia, asombrosas musicalidad y capacidad de actuación, una maravillosa apariencia, un gran corazón y es además un querido colega. Es casi el lingüista perfecto, pero aún no ha aprendido a decir no en ningún idioma». Ha aprendido, sin embargo, a cantar la negación: helo aquí en No puede ser, el persuasivo número de La Tabernera del puerto, zarzuela de Pablo Sorozábal. (Waldbühne de Berlín, 2006).
Domingo
Un maestro
Pasemos ahora al trago amargo de Gustav Mahler. De sus Canciones de un compañero de viaje (Lieder eines fahrenden Gesellen) escuchemos Ich hab’ein glühend Messer (Tengo un cuchillo centelleante), lo que es en verdad un extraño título de canción que tal vez deba decirse solamente en alemán. La magnífica voz de Dietrich Fischer-Dieskau (1925-2012; murió en mayo) es la encargada de interpretar esta dramática y difícil canción. De nuevo, es inglesa la clasificación de Fischer-Dieskau como el segundo cantante más grande del siglo XX (detrás de Jussi Bjoerling), según la encuesta Classic CD-Top Singers of the Century a críticos de música en junio de 1999. En cualquier caso, es el cantante de ópera y Lieder más grabado de la historia (principalmente por Deutsche Grammophon). Elisabeth Schwarzkopf, que cantó con él en innumerables ocasiones, lo llamó «un dios nato que lo tiene todo». Quizás es más significativo que en Francia, de eterna competencia con Alemania, lo llamaran «El milagro Fischer-Dieskau».
Fischer-Dieskau
Un tubo de órgano
Ciertamente tenía Feodor Ivanovich Chaliapin (1873-1938) una voz oscura. Uno de los más grandes bajos de la historia, se apropió de los roles de Boris Godunov, Iván el Terrible, Don Quijote y Mefistófeles, aunque también combinaba en sus recitales canciones del folclor ruso, como Los boteros del Volga, que popularizó. Era un personaje pintoresco y generoso, alegre y divertido pero igualmente propenso a liarse a golpes. Hijo de una familia campesina de Kazan, en Rusia, fue esencialmente un autodidacta. La Revolución Rusa de 1917 afectó su existencia, y dejó su patria para radicarse en París, desde donde viajaba por todo el mundo con su exitoso y admirado arte; fue Sergei Rachmaninoff su muy especial amigo y promotor. Llegó a hacer cine en 1933: Las aventuras de Don Quijote, una película filmada tres veces (en alemán, francés e inglés). Aquí canta en ruso la Elegía de Jules Massenett, una melodía de sobrecogedora belleza.
Chaliapin
Vino al país
Para cerrar el grupo de voces graves he escogido el Prólogo de la ópera más famosa e interpretada de Ruggiero Leoncavallo: I Pagliacci. Todo barítono que se precie la ha cantado en sus recitales; su letra explica el tenso nudo dramático de la ópera: los artistas son de carne y hueso, y al par de nosotros respiran el aire. Es decir, disfrutan o sufren la vida en cada momento; que los protagonistas vivan en la vida real el mismo conflicto que actúan es un estupendo recurso teatral. El bajo-barítono Ettore Bastianini (1922-1967) canta ese inteligente prólogo para nosotros. En 1952 se decidió por la tesitura baritonal, pero antes ya había dejado huella en sus papeles como bajo. (En la década de los cuarenta vino a Venezuela, donde cantó Lucia di Lammermoor, Aída, Rigoletto y La bohème). En 1965, un cáncer en la garganta, su instrumento de trabajo, determinó el fin de su carrera de cantante y, dos años después, su muerte.
Bastianini
El viaducto metropolitano
De la mano de Leoncavallo reingresan los tenores, esta vez con uno de los grandes, Beniamino Gigli (1890-1957). Le tocó nada menos que ser el puente entre Caruso y Bjoerling en el Metropolitan Opera House de Nueva York, donde debutó en 1920, y lo tendió con gracia y la musicalidad de su privilegiada voz. Le oiremos Mattinata, la canción que Leoncavallo compusiera para Caruso, quien la grabó por primera vez en 1904 con el compositor al piano. Después la grabarían muchos tenores y hasta Joan Sutherland, pero las damas ya no tienen la palabra sino para hablar bien de los varones. Una de ellas, su madre, le aconsejó sobre cantar bien: «Tienes que ser bueno y tener amor en tu corazón». Bueno era; no hay otro cantante que haya recaudado más dinero que él para fines benéficos, en casi mil conciertos a beneficio de causas diversas. Ud. juzgará al oírlo si Gigli tenía amor en el corazón.
Gigli
No necesita ver
Nadie discutirá que Andrea Bocelli tiene una voz muy poderosa y gran gusto para cantar. Nacido en 1958 en la Toscana de padres campesinos, vino al mundo con problemas de visión—glaucoma congénito—que se convirtieron en ceguera total a sus doce años, a consecuencia de un encontronazo en un partido de fútbol. La introspección característica del invidente tal vez lo ayude, como a José Feliciano, a concentrase en la música, el arte del oído. La productora Caterina Caselli había grabado una cinta con el canto de Bocelli, y ésta terminó llegando a manos de Luciano Pavarotti, quien recomendó a Zucchero, la estrella italiana de rock, que no perdiera de vista al cantante ciego. Una memorable actuación en el Festival de San Remo de 1994 fue su lanzamiento definitivo. Bocelli se mueve con igual soltura en la canción y en el aria; de hecho, se lo tiene por un distinguido profesional del crossover clásico. Nos trae a esta selección un aria del Werther de Massenett: la hermosísima Pourquoi me réveiller? (¿Por qué me despiertan?)
Bocelli
Un cantante añorado
La juive (La judía) es una ópera en cinco actos de Fromental Halévy, estrenada en 1835 en la Opéra de Paris. Llegó a ser una de las obras del teatro lírico más apreciadas en el siglo XIX, en buena medida por el eficaz libreto original de Eugène Scribe, quien narró apasionadamente el amor imposible de un cristiano y una mujer judía. Sin embargo, el aria que cierra el Acto Cuarto, Rachel, quand du Seigneur, puede deber parcialmente su texto y seguramente su ubicación al tenor del estreno, Adolphe Nourrit. El fino tenor estadounidense Richard Tucker (1913-1975) canta esa aria de seguidas, en una demostración de su impecable técnica. Al Sr. Tucker le dio por asumir cierta costumbre italiana de cantar sollozando, pero a pesar de eso su tono spinto—entre lírico y dramático, o a mitad de camino entre Pavarotti y Domingo—se sobrepuso a las críticas acerca de ese estilo efectista, que no deja de ser cómico en un gringo, si no cursi.
Tucker
Una verdadera pérdida
Algo de ese estilo hiperemocional se consigue en el canto de Salvatore Licitra (1968-2011), quien tenía una voz delgada y meliflua, dulce y afinada, capaz, sin embargo, de un registro grave considerable. En la tercera aria en francés de esta entrega, la melodiosa Je crois entendre encore (Creo escuchar todavía) de Los pescadores de perlas (1863) de Georges Bizet, se ponen de manifiesto tales características. Licitra cantó un buen número de papeles en los mejores teatros; un golpe de suerte lo llevó a sustituir en 2002 a Pavarotti en el Metropolitan en el papel de Mario Cavaradossi en Tosca, cuando il divo anunció su imposibilidad de cantar con sólo dos horas de anticipación. Su prematura muerte se debió, como en el caso de Wunderlich, a causas accidentales; en su caso, estrelló su motoneta contra un muro en Donnalucata, Sicilia. Luego de nueve días en coma, falleció el 5 de septiembre del año pasado.
Licitra
De Lara para el mundo
En todo tiempo y lugar, ha sido Una furtiva lagrima un aria cantada muy a menudo. Es el emblema vocal de L’elisir d’amore (Milán, 1832) una de las óperas más distinguidas del compositor de bel canto Gaetano Donizetti, ya muy popular en el siglo XIX y listada como la duodécima ópera más cantada en la actualidad. Es una romanza—una balada narrativa de carácter íntimo—tal como el aria de Bizet que antecede, a la que el compositor marcó como tal en la partitura. Se convoca acá al tenor barquisimetano Aquiles Machado para que se ocupe de su inevitable canto. Machado, nacido en 1973, debutó en Caracas (1996) justamente en El elíxir del amor. Ya ha sido escuchado con aprecio en Roma, Nápoles, Berlín, Barcelona, Nueva York, Los Ángeles, Madrid, Viena; es el primer cantante venezolano en presentarse en La Scala de Milán, y un verdadero orgullo nacional.
Machado
Potencia en la voz
Nada íntimo es otro emblema operístico: La donna è mobile de la ópera Rigoletto, famosa entre las famosas de Giuseppe Verdi. El Duque de Mantua explica a quien quiera oírlo, con Do de pecho y todo, que las mujeres son frívolas y mudables qual piuma al vento, a pesar de que él mismo es tan variable en sus amores como lo que describe. Pero los personajes de la ópera—el Duque, su bufón jorobado Rigoletto, la hija de éste Gilda y el espadachín (hoy diríamos sicario) Sparafucile—resaltan entre los más inolvidables en el campo del canto dramático. Francesco Maria Piave basó su libreto para la ópera en El rey se divierte, un drama de Víctor Hugo de connotaciones políticas, las que siempre están presentes en la obra de Verdi; de hecho, Rigoletto tuvo problemas con los censores austríacos, a cuyo control estaban sometidos los teatros del norte de Italia. (El estreno tuvo lugar en Venecia en 1851). Otro latinoamericano (un año mayor que Machado), el magnífico tenor mexicano Rolando Villazón, canta ahora una de las arias más conocidas del mundo.
Villazón
Un tenor detallista
Carlo Bergonzi (Vidalenzo, 1924), ya retirado, fue justamente conocido como tenor especializado en óperas de Verdi. A pesar de esto, lo traemos acá con un aria de Manon Lescaut, bella ópera de Giacomo Puccini. El aria de tenor más conocida de esta obra es Donna non vidi mai (No he visto mujer antes… simile a questa). A Bergonzi se le ha reconocido «su bella dicción, su suave legato, su cálido timbre y su elegante fraseo». Un tenor refinadísimo, sin duda, apropiado para el aria del caballero Des Grieux, enamorado a primera vista de Manon. Los amantes, empujados por las ruinas periódicas que les afligen por codicia de la dama, irán desde Francia a parar a Luisiana, poco después de la época en que John Law, el escocés que rigió la economía francesa bajo Luis XV, inflara con artificiales manejos la famosa burbuja financiera del Mississippi, antecesora de fiascos capitalistas más modernos.
Bergonzi
Un gran tenor
Es igualmente de Puccini, por supuesto, la ópera Tosca, una de sus más logradas y apreciadas, llena de hermosas melodías y drama político de alta tensión. (El barón Scarpia es el antecesor profesional de nuestro Pedro Estrada, jefe de la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez). Al inicio del Acto III, el pintor Mario Cavaradossi se dispone a morir fusilado por orden de Scarpia y evoca, mientras escribe una nota a su amada que el carcelero entregará a cambio de un anillo de valor, la pasión con la que él y Floria Tosca se amaban. Una furia desesperada le hace gritar que morirá cuando nunca había amado tanto la vida. Esto es el aria E lucevan le estelle, con una de las melodías más hermosas y con más interesante armonía del maestro de la ópera italiana. La canta aquí Giuseppe di Stefano, a quien el gentil lector Leonardo Durán llamara (en un comentario en este blog) «el Ferrari de los tenores».
di Stefano
Capaz de todo
Nicolai (Gustav Harry) Gedda (Estocolmo, 1925) es un perfecto tenor sueco apreciado por su disciplina y el control de su voz, de hermoso tono. Es probablemente el tenor operático más grabado de la historia (más de doscientos registros). Debutó en la Ópera Real Sueca a sus 26 años, en un papel exigentísimo, el de Chapelou en Le postillon de Lonjumeau, ópera de Adolphe Adam; el aria Mes amis, écoutez l’histoire, requiere entonar un Re sobreagudo, un tono por encima de un Do de pecho, cosa que Gedda puede hacer con pasmosa facilidad. Con estas condiciones y la longevidad de su carrera, no hay plaza importante que no haya escuchado a Gedda—Cantante de la Corte Sueca, Legión de Honor francesa, Miembro Honorario de la Royal Society de Londres—, a quien escucharemos en uno de los roles que son su especialidad cantando la noble Aria de Lenski, del Eugene Oneguin de Pyotr Illich Tchaikovsky.
Gedda
La voz de titanio
Pero hay perfecciones aun más perfectas y, sorprendentemente, en la misma Suecia. Jussi Bjoerling (1911-1960) es el tenor hasta ahora insuperado en la historia de la ópera grabada. (Es opinión que asentara arbitrariamente en este blog en La voz de titanio, el 1º de mayo de 2010. Me conforta el apoyo de la encuesta Top Singers of the Century, mencionada arriba). Antes de hacer una comparación que pudiera ser definitiva para saldar el asunto de quién es el mejor tenor de todos los tiempos, le oiremos en la brevísima aria de Fedora (Umberto Giordano), un encore casi: Amor ti vieta (El amor te prohíbe). Otra vez, pidamos la opinión de una dama de la ópera, la soprano Victoria de los Ángeles, que cantó y grabó con Bjoerling muchas veces: «A pesar de los desarrollos técnicos, ninguna de las grabaciones de Jussi Bjoerling nos da el verdadero sonido de su voz. Era una voz mucho, mucho más hermosa que la que podemos oír en las grabaciones que nos dejó».
Bjoerling
El remate ahora. La calidad especialísima de la voz de Bjoerling tiene un nombre específico: squillo. El término alude a la cualidad resonante, como una trompeta, de una voz lírica. Es lo que le permite sobreponerse a las orquestaciones más enriquecidas; es una técnica de proyección de la voz que debe ser usada en su justo término, ni mucho porque sonaría estridente ni muy poco porque se ahogaría dentro de la riqueza orquestal.
Pues bien, el tenor Gioacchino Lauro Li Vigni, que aunque nacido en Brooklyn fue criado en Palermo, ha hecho un análisis que le permite postular con bastante seguridad que hay una diferencia en el control del squillo entre cantantes recientes de la época de Pavarotti—que favorecen la sexta y séptima armónicas de una nota—y los de la era de Bjoerling, que proyectaban con preferencia la quinta armónica (más grave). Es esa sutil diferencia una de las que separan al italiano del sueco, y podemos escucharla con nitidez en las frases finales de Nessun dorma que concluyen en el Do de pecho. Los partidarios de Luciano creyeron que su versión de la difícil aria de Turandot era la definitiva; los de Jussi sabemos que la medalla de titanio es suya. Abajo está, primero, la ejecución de Pavarotti y la imagen de su espectro sonoro; después, la huella acústica y gráfica de Bjoerling. Cotéjese asimismo la duración y potencia del clímax en ambos cantantes.
María Ignacia, Cecilia Ignacia, Eugenia Josefina y Luis Armando
Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera, se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga y al del coche que empuja la institutriz inglesa y al niño gringo que carga la criolla y al niño blanco que carga la negra y al niño indio que carga la india y al niño negro que carga la tierra.
Andrés Eloy Blanco
Los hijos infinitos
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La dedicatoria de Las élites culposas pone: A Eugenia Josefina, la hija bien nacida; a Luis Armando, el hijo que envidio; a María Ignacia, la hija que quise tener. A Leopoldo Enrique, el hijo primero; a Beatriz Cecilia, la hija que vale la pena. A Nacha Sucre, “ese norte tan cercano”.
Quiero explicarla.
A Eugenia, la mayor de mis hijas, su nombre le viene de su abuelo materno, Armando Sucre Eduardo, quien lo escogió para ella y dijo: «En griego significa bien nacida». Comoquiera que ya yo veneraba a mi suegro, agradecí con orgullo que él dijera eso, pues equivalía a su aprobación de mi matrimonio con su hija. Recién nacida la llevé a mi oficina en el CONICIT, donde la visitaron los empleados como pastores y Reyes Magos y la admiraron maravillados sobre una mesa de reuniones; uno le puso el mote de Estrella de la mañana. Hoy, cuando ya no le da hipo reír, sigue siendo bella y buena.
Luis Armando tiene invertidos los nombres de su abuelo y es su vivo retrato; porta un cromosoma Alcalá y cuarenta y cinco Sucre. Es el primer descendiente varón de Armando y tiene un talento para la amistad y un instinto innato de la justicia; sus amigos son legión y lo adoran. Es hombre sensato y amable y a la vez un hombre serio. Por esas cosas lo envidio. Tendría diez u once años cuando me escribió en una tarjeta del Día del Padre: «No cambies nunca». ¿Cómo podría no quererlo?
María Ignacia lleva el primer nombre de mi madre—nació, como ella, un 12 de septiembre—y el segundo de mi esposa. Cuando ella y yo la concebimos en diciembre de 1984, como otras veces, la economía de la casa, por culpa de mi actividad política, no estaba boyante. En misMemorias prematurasregistré una apelación en sala de parto: «Cuando cargué a María Ignacia por primera vez le dije al oído que me ayudara, que yo había querido tenerla porque había sentido que yo saldría adelante y podría mantenerla, y que ahora le pedía me transmitiera la fuerza de su vida comenzando».
Tomé prestado de mi señora para referirme a ella, la gestadora de esos hijos, una frase de su libro: Alicia Eduardo – Una parte de la vida. Allí refiere la impresión que causaba a sus bisabuelos marabinos, ya residenciados en Caracas, «la cercanía de la imponente cordillera, el cerro Ávila, de inmensa mole verde como gigante siempre presente. Las ciudades donde hasta ahora habían vivido eran todas planas, y este cerro, este norte tan cercano de donde bajaban burros con flores de Galipán al amanecer, y adonde volvían las periqueras en las tardes después de bañarse en el río Guaire, los sobrecogió por algún tiempo». Nacha es mi cerro Ávila, mi brújula.
Beatriz Cecilia y su hija menor, Anabella Del Valle
Ella también me trajo a Beatriz Cecilia, la hija de su primer matrimonio con Antonio Escalona. Es hija que vale la pena, por su incansable fuerza, su fantástica habilidad para resolver situaciones difíciles y su generosa diligencia.
A mi vez, le aporté a Leopoldo Enrique, quien era el niño más hermoso que yo hubiera conocido y es ahora un varón a quien debo muchas ayudas, incluyendo las necesarias a la creación y mantenimiento de este blog; además me ha dado una nieta maravillosa, mi princesa Maya, nacida el primer Día de Reyes del tercer milenio. Pareció mezquina la escueta mención de hijo primero en la dedicatoria, pero es que ya le había dedicado mi primer libro, de esta manera:
Leopoldo Enrique cumplía tres años
Mi padre fue quien me enseñó aquello de que un hombre no está completo si no ha tenido un hijo, si no ha sembrado un árbol y si no ha escrito un libro. Este es mi primer libro y si no sé cuál es el primer árbol que sembré no tengo dudas de quien fue mi primer hijo. Es causa de un amor y de un orgullo de los que no he podido recuperarme. Dedico mi primer libro a Leopoldo Enrique Alcalá Manzanilla.
Puedo decir lo mismo de todos mis hijos. Dios me ha concedido la petición que hace aquí Andrés Eloy Blanco, con su propia voz, en Coloquio bajo la palma:
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Cada pulpero alaba su queso, por supuesto, y ahora quiero precisamente por eso celebrar, con un tributo musical, a los millones de colegas que tengo en el mundo, a los padres en su día.
Todos los padres—que no lo seríamos sin las madres—sabemos que serlo no es cosa fácil. Es ley de vida que la distancia de las generaciones traiga consigo la incomprensión inevitable de padres e hijos, pero esto es una tensión creadora. Por mi parte, he averiguado hace un tiempo—entre risas filiales divertidas con mi decrepitud terminológica—algunas palabras más modernas que me facilitan la comunicación con los míos. Ya no digo, por ejemplo, «conjunto» para referirme a los músicos en una fiesta, sino «grupo». Nadie como Cat Stevens retrató en una canción esta diferencia generacional. Ahora nos canta Father and son:
Father It’s not time to make a change, Just relax, take it easy. You’re still young, that’s your fault, There’s so much you have to know. Find a girl, settle down, If you want you can marry. Look at me, I am old, but I’m happy.
I was once like you are now, and I know that it’s not easy, To be calm when you’ve found something going on. But take your time, think a lot, Why, think of everything you’ve got. For you will still be here tomorrow, but your dreams may not.
Son How can I try to explain, when I do he turns away again. It’s always been the same, same old story. From the moment I could talk I was ordered to listen. Now there’s a way and I know that I have to go away. I know I have to go.
Father It’s not time to make a change, Just sit down, take it slowly. You’re still young, that’s your fault, There’s so much you have to go through. Find a girl, settle down, If you want you can marry. Look at me, I am old, but I’m happy.
Son All the times that I cried, keeping all the things I knew inside, It’s hard, but it’s harder to ignore it. If they were right, I’d agree, but it’s them you know not me. Now there’s a way and I know that I have to go away. I know I have to go.
Un problema análogo confrontó Andrea Bocelli el 6 de mayo de 1992, cuando compuso una carta a su padre que recita abajo contra un fondo musical, pero si en la canción anterior no emerge el cariño en A mio padre hay claramente tanto respeto como amor:
Caro Babbo, Inutile discutere D’accordo non saremo mai Che cosa c’e di strano in cio Trent’anni ci separano O forse C’e il timore in te Di non trovare piu la forza D’essere al mio fianco Se gli ostacoli mi fermano.
Non preoccuparti, ascoltami Avro problemi Affronto infami ma Niente mi spaventera’ Niente mi corrompera’ Niente al mondo Mi fara scordare che Posso vincere E voglio farcela da me. E voglio farcela da me.
So bene che per te e difficile Giustificare Questa smania di combattere Osare l’impossibile….lo so
Ti sembrera incredibile Ma piu ci penso piu m’accorgo che Assomiglio proprio a te E non sai come vorrei Che la forza non ti abbandonasse mai Per averti qui E non arrendermi Mai
Ciao Babbo, A presto
Los padres tenemos que explicar el mundo a los hijos, desde que comienzan con sus porqués y hasta más grandes, como exige Joan Manuel Serrat al suyo en la canción que canta en catalán: Padre («Dime que le han hecho al río que ya no canta», una típica canción de protesta).
Pare digueu-me què li han fet al riu que ja no canta. Rellisca com un barb mort sota un pam d’escuma blanca.
Pare que el riu ja no és el riu. Pare abans que torni l’estiu amagui tot el que és viu.
Pare digueu-me què li han fet al bosc que no hi ha arbres. A l’hivern no tindrem foc ni a l’estiu lloc per aturar-se.
Pare que el bosc ja no és el bosc. Pare abans de que no es faci fosc ompliu de vida el rebost.
Sense llenya i sense peixos, pare, ens caldrà cremar la barca, llaurar el blat entre les enrunes, pare i tancar amb tres panys la casa i deia vostè…
Pare si no hi ha pins no es fan pinyons ni cucs, ni ocells.
Pare on no hi ha flors no es fan abelles, cera, ni mel.
Pare que el camp ja no és el camp. Pare demà del cel plourà sang. El vent ho canta plorant.
Pare ja són aquí… Monstres de carn amb cucs de ferro.
Pare no, no tingeu por, i digueu que no, que jo us espero.
Pare que estan matant la terra. Pare deixeu de plorar que ens han declarat la guerra.
En cambio, Barbra Streisand canta a un padre ausente un llamado amoroso y desgarrador: Papa, can you hear me? de la película musical Yentl.
PRAYER God – our heavenly Father. Oh, God – and my father Who is also in heaven. May the light Of this flickering candle Illuminate the night the way Your spirit illuminates my soul.
Papa, can you hear me? Papa, can you see me? Papa, can you find me in the night?
Papa, are you near me? Papa, can you hear me? Papa, can you help me not be frightened?
Looking at the skies I seem to see a million eyes Which ones are yours? Where are you now that yesterday Waved goodbye And closed its doors? The night is so much darker. The wind is so much colder
The world I see is so much bigger now that I’m alone.
Papa, please forgive me. Try to understand me. Papa, don’t you know I had no choice?
Can you hear me praying, Anything I’m saying, Even though the night is filled with voices?
I remember ev’rything you taught me Ev’ry book I’ve ever read. Can all the words in all the books Help me to face what lies ahead? The trees are so much taller And I feel so much smaller. The moon is twice as lonely And the stars are half as bright.
Papa, how I love you. Papa, how I need you. Papa, how I miss you Kissing me goodnight.
Ahora tenemos Canción a papá (Song for dad) en la agradable voz de Keith Urban:
Lately I’ve been noticing I say the same things he used to say And I even find myself acting the very same way I tap my fingers on the table To the rhythm in my soul And I jingle the car keys When I’m ready to go When I look in the mirror He’s right there in my eyes Starin’ back at me and I realize
The older I get The more I can see How much he loved my mother and my brother and me And he did the best that he could And I only hope when I have my own family That everyday I see A little more of my father in me
There were times I thought he was bein’ Just a little bit hard on me But now I understand he was makin’ me Become the man he knew that I could be In everything he ever did He always did with love And I’m proud today to say I’m his son When somebody says I hope I get to meet your dad I just smile and say you already have
The older I get The more I can see How much he loved my mother and my brother and me And he did the best that he could And I only hope when I have my own family That everyday I see A little more of my father in me
He’s in my eyes My heart, my soul My hands, my pride And when I feel alone
And I think I can’t go on I hear him sayin’ «Son you’ll be alright» Everything’s gonna be alright» Yes it is
The older I get The more I can see That he loved my mother and my brother and me And he did the best that he could And I only hope when I have my own family That everyday I see Oh I hope I see I hope everyday I see A little more of my father in me
A little more of my father in me I hope everyday I see in me In me In me I hope everyday I see
A little more of my father in me
Enrique Iglesias siguió la huella de su padre, el crooner español Julio Iglesias. La canción Quizás es un tributo a quien le dio la mitad de su ser y le marcó el camino:
Hola viejo, dime como estás,
los años pasan y no hemos vuelto a hablar
y no quiero que te pienses
que me he olvidado de ti.
Yo por mi parte no me puedo quejar
trabajando como siempre igual
aunque confieso que en mi vida
hay mucha soledad.
En el fondo tú y yo somos casi igual
y me vuelvo loco sólo con pensar.
Quizás la vida nos separe cada día más,
quizás la vida nos aleje de la realidad,
quizás tú buscas un desierto y yo busco un mar,
quizás que gracias a la vida hoy te quiero más.
Hola viejo, dime como estás,
hay tantas cosas que te quiero explicar
porque uno nunca sabe
si mañana este aquí.
A veces hemos ido marcha atrás
y la razón siempre querías llevar,
pero estoy cansado
no quiero discutir.
En el fondo tú y yo somos casi igual
y me vuelvo loco sólo con pensar.
Quizás la vida nos separe cada día más,
quizás la vida nos aleje de la realidad,
quizás tú buscas un desierto y yo busco un mar,
quizás que gracias a la vida hoy te quiero más. Quizás la vida nos separe cada día más,
quizás la vida nos aleje de la realidad,
quizás tú buscas un desierto y yo busco un mar,
quizás que gracias a la vida hoy te quiero más.
Hola, viejo dime como estás,
los años pasan y no hemos vuelto a hablar
y no quiero que te pienses
que me he olvidado, de ti.
Los abuelos son, naturalmente, padres; por así decirlo, por partida doble, progenitores en cascada. Uno de los tangos de lujo del gran Astor Piazzolla se llama Adiós, nonino:
Por supuesto, los noninos dan babbinos (papitos), como atestigua Renée Fleming cantando, de la ópera Gianni Schicchi de Giacomo Puccini, O mio babbino caro:
Matt Redman llega ahora con su canción del padre, Father’s song, que alude al celestial:
I have heard so many songs Listened to a thousand tongues But there is one That sounds above them all
The Father’s song The Father’s love You sung it over me and for eternity It’s written on my heart
Heaven’s perfect melody The Creator’s symphony You are singing over me The Father’s song Heaven’s perfect mystery The king of love has sent for me And now you’re singing over me The Father’s song
I have heard so many songs Listened to a thousand tongues But there is one That sounds above them all [Sounds above them all]
The Father’s song The Father’s love You sung it over me and for eternity It’s written on my heart
It’s Heaven’s perfect mystery The king of love has sent for me And now you’re singing over me The Father’s song
The Father’s song The Father’s love You sung it over me and for eternity It’s written on my heart [It’s written on my heart]
The Father’s song The Father’s love You sung it over me and for eternity It’s written on my heart It’s written on my heart You sing it over me Father
Es así; los padres tenemos el honor de ser tenidos como dioses: en las mitologías más cercanas el dios principal es paternal. El Dyus pitar del sánscrito es Zeus pater para los griegos y Júpiter (Diespiter en itálico, Deus pater en latín) para los romanos. El Dios de Abrahán, común al judaísmo, al catolicismo y el islamismo, es el Padre Celestial. Jesús de Nazaret compuso la oración cristiana por excelencia: el Padre Nuestro. Acá canta precisamente eso, de nuevo, Andrea Bocelli, esta vez en compañía del Coro del Tabernáculo Mormón (y no es una cuña a favor de Mitt Romney):
¡Feliz día, Padre eterno! LEA ______________________________________________________________
balada. (Del prov. balada). 1. f. Canción de ritmo lento y de carácter popular, cuyo asunto es generalmente amoroso.
Real Academia Española
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Es verdaderamente el amor el tema recurrente en la mayoría de las baladas o canciones; entre nosotros, boleros cuando pueden ser bailadas. Por otra parte, parece ser lo más frecuente que el amor cantado en ellas esté seriamente en problemas: añoranza y despecho, traición y cuernos o, simplemente, amor imposible son los incidentes y cuestiones que se explica en las letras que nos son más familiares. Hasta en María bonita, ranchera relativamente feliz dedicada a María Félix por Agustín Lara, hay algo de sospecha, de celos anticipados. Aquí la canta la opulenta voz de Pedro Vargas.
María bonita
Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches María bonita, María del alma; acuérdate que en la playa, con tus manitas, las estrellitas las enjuagabas.
Tu cuerpo, del mar juguete, nave al garete, venían las olas, lo columpiaban y mientras yo te miraba, lo digo con sentimiento, mi pensamiento me traicionaba.
Te dije muchas palabras, de esas bonitas con que se arrullan los corazones, pidiendo que me quisieras, que convirtieras en realidades mis ilusiones.
La luna que nos miraba ya hacía ratito se hizo un poquito desentendida, y cuando la vi escondida me arrodillé para besarte y así entregarte toda mi vida.
Amores habrás tenido, muchos amores Maria bonita, María del alma; pero ninguno tan bueno ni tan honrado como el que hiciste que en mí brotara. Lo traigo lleno de flores como una ofrenda para dejarla bajo tus plantas; recíbelo emocionada y júrame que no mientes porque te sientes idolatrada.
Bueno, después de esta clásica introducción, se me antoja escuchar la canción que me parece más real entre las que conozco, seguramente porque he tenido la experiencia que describe el compositor argentino Andrés Calamaro en su Algo contigo.Moncho—el catalán Ramón Calabuch Batista—canta esta versión que difiere en unos pocos puntos de la letra que emplean, entre otros, Los Panchos, grandes intérpretes de este drama amoroso. (Ellos preguntan, por ejemplo: «¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?») De mi experiencia puedo testificar que cuando la cosa parece más desesperada la conquista es aún posible. Y debo gratitud eterna a mi compadre—Horacio Vanegas Fischbach, el mejor serenatero del mundo—por haberme dado a conocer esta maravilla.
Algo contigo
No hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo. ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?
Ya no puedo acercarme a tu boca sin desearte de una manera loca; necesito controlar tu vida, saber quién te besa y quién te abriga.
No hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo. ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?
Ya me quedan muy pocos motivos y aunque pueda parecerte un desatino, no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.
Ya no puedo continuar espiando día y noche tu llegada adivinando, yo no sé con qué inocente excusa pasar por tu casa… ay…
Ya me quedan muy pocos motivos y aunque pueda parecerte un desatino, no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.
(Bis)
Una balada terapéutica, optimista, marcial y grandilocuente es Con te partirò, la pieza crossover (que puede ser clasificada en más de un estilo) que compuso Francesco Sartori, con letra de Lucio Quarantotto, para Andrea Bocelli, aquí presente. (Se atribuye a Carlos V Emperador—a veces a Federico el Grande—haber dicho que el italiano era la lengua para hablar a las mujeres).
Con te partirò
Quando sono solo sogno all’orizzonte e mancan le parole si lo so che non c’luce in una stanza quando manca il sole se non ci sei tu con me, con me.
Su le finestre mostra a tutti il mio cuore che hai acceso chiudi, dentro me la luce che hai incontrato per strada
Con te partirò, paesi che non ho mai veduto e vissuto con te adesso sui li vivrò.
Con te partirò, su navi per mari che io lo so no, no, non esistono più con te io li vivrò.
Quando sei lontana sogno all’orizzonte e mancan le parole e io solo so che sei con me, con me, tu mia luna tu sei qui con me mio sole tu sei qui con me, con me, con me, con me.
Con te partirò Paesi che non ho mai veduto e vissuto con te adesso si li vivrò.
Con te partirò su navi per mari che, io lo so no, no, non esistono più con te io li rivivrò.
Con te partirò su navi per mari che, io lo so no, no, non esistono più con te io li rivivrò.
Con te partirò…
Io con te!
Tres canciones que comienzan con una negativa pondré a continuación; son No puedo ser feliz (de Francisco Céspedes por Bola de Nieve), y dos francesas: Non, je ne regrette rien, de Charles Dumont por la señora Edith Piaf, y Non, c’est rien (Michel Jourdan, Armand Canfora, Joseph Basile) en la voix incroyable de Barbra Streisand.
No puedo ser feliz
No puedo ser feliz, no te puedo olvidar; siento que te perdí y eso me hace pensar…
He renunciado a ti, ardiente de pasión, no se puede tener conciencia y corazón.
Hoy que ya nos separan la ley y la razón, si las almas hablaran, en su conversación las nuestras se dirían cosas de enamorados.
No puedo ser feliz no te puedo olvidar.
Non, je ne regrette rien
Non, rien de rien Non, je ne regrette rien Ni le bien qu’on m’a fait
Ni le mal; tout ça m’est bien égal! Non, rien de rien Non, je ne regrette rien
C’est payé, balayé, oublié Je me fous du passé! Avec mes souvenirs J’ai allumé le feu Mes chagrins, mes plaisirs Je n’ai plus besoin d’eux! Balayées les amours Et tous leurs trémolos Balayés pour toujours
Je repars à zéro Non, rien de rien Non, je ne regrette rien Ni le bien qu’on m’a fait Ni le mal; tout ça m’est bien égal!
Non, rien de rien Non, je ne regrette rien Car ma vie, car mes joies Aujourd’hui, ça commence avec toi
Non, c’est rien
Non, c’est rien Aussi peu, croyez le bien Ça ira mieux dès demain Avec le temps qui passe Dans la vie tout s’efface
Non, c’est rien A qua bon tendre vos mains Je n’ai pas tant de chagrin C’est vous qui êtes triste Mes amis, partez vite
Laissez moi cette nuit Sortez, mais sans moi Allez boire à ma santé Rapportez votre pitié Vous me faites rire, bien rire…
Non, c’est rien Aussi peu croyez le bien Cet amour n’était plus rien D’autre qu’une habitude J’en ai la certitude
Non, c’est rien Ce garçon, moi j’ai le plains Ne croyez pas que demain Une seule segonde Je serai seule au monde
Laissez, laissez-moi cette nuit Sortez mais sans moi Allez boire à mes amours A tous mes futurs amours
Mes prochains je t’aime… Je t’aime… Laissez-moi et ne croyez pas surtout pas Que je vais pleurer pour ça Seul mon coeur n’y comprend rien Mais à part ça rien, rien Non c’est rien, aussi peu croyez le bien Je n’ai pas tant de chagrin Je n’ai pas tant de chagrin Non c’est rien… Non c’est rien… Rien!
Como acabamos de ver, las damas cantan sus desengaños con igual eficacia que los varones, aunque quizás sean muchas más las canciones en las que un hombre es el desencantado. Aquí es Julio Iglesias—alguna vez clasificado como «cantante de cama»—quien canta afectadamente Por el amor de una mujer, la canción que compusiera Danny Daniel.
Por el amor de una mujer
Por el amor de una mujer Jugué con fuego sin saber Que era yo quien me quemaba Bebí en las fuentes del placer Hasta llegar a comprender Que no era a mí a quien amaba.
Por el amor de una mujer He dado todo cuanto fui Lo más hermoso de mi vida, Mas ese tiempo que perdí Ha de servirme alguna vez Cuando se cure bien mi herida.
Todo me parece como un sueño todavía Pero sé que al fin podré olvidar un día Hoy me siento triste pero pronto cantaré Y prometo no acordarme nunca del ayer.
Por el amor de una mujer Llegué a llorar y enloquecer Mientras que ella se reía Rompí en pedazos un cristal Dejé mis venas desangrar Pues no sabía lo que hacía.
Por el amor de una mujer He dado todo cuanto fui Lo más hermoso de mi vida, Mas ese tiempo que perdí Ha de servirme alguna vez Cuando se cure bien mi herida.
Son, ciertamente, las melodías brasileñas una música especial, con dulzura especial o dolor especial; una añoranza especial—saudade—que le viene de una de sus raíces, el fado, la melancólica forma de canción portuguesa. Una perfecta versión de Apelo, la lenta desesperación expuesta en la canción de Vinicius de Moraes, es la lograda por Soledad Bravo.
Apelo
Ah, meu amor não vás embora Vê a vida como chora, vê que triste esta canção Não, eu te peço, não te ausentes Pois a dor que agora sentes, só se esquece no perdão Ah, meu amado me perdoa Pois embora ainda te doa a tristeza que causei Eu te suplico não destruas tantas coisas que são tuas Por um mal que já paguei Ah, meu amado, se soubesses Da tristeza que há nas preces Que a chorar te faço eu Se tu soubesses num momento todo arrependimento Como tudo entristeceu Ah, se soubesses como é triste Perceber que tu partiste Sem sequer dizer adeus Ah, meu amor tu voltarias E de novo cairias A chorar nos braços meus Ah, meu amor tu voltarias E de novo cairias A chorar nos braços meus
También en portugués, el gran Chico Buarque de Holanda canta en vivo su Atrás da porta, una desgarradora declaración que no se resigna a la pérdida de la amante y, como la anterior, puede ser cantada indistintamente por hombre o mujer mediante el cambio de los pronombres.
Atrás da porta
Quando olhaste bem nos olhos meus E o teu olhar era de adeus Juro que não acreditei Eu te estranhei Me debrucei sobre teu corpo E duvidei E me arrastei E te arranhei E me agarrei nos teus cabelos Nos teus pelos Teu pijama Nos teus pés Ao pé da cama Sem carinho, sem coberta No tapete atrás da porta Reclamei baixinho Dei pra maldizer o nosso lar Pra sujar teu nome, te humilhar E me vingar a qualquer preço Te adorando pelo avesso Pra mostrar que ainda sou tua Só pra provar que ‘inda sou tua
El DRAE nos advirtió que el tema de las baladas es generalmente amoroso; es decir, no siempre. Hay en más de una exaltación de la amistad. Es justamente lo que, muy tristemente, hace Joan Manuel Serrat en Elegía, música que puso a versos con los que Miguel Hernández elogia al amigo muerto, Ramón Sijé. También es la oferta de una amistad incondicional Bridge over troubled water, de Paul Simon y Art Garfunkel.
Elegía
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se nos ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a quien tanto quería…)
Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas, y órganos mi dolor sin instrumentos, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler, me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano está rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes, sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.
Quiero mirar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera, por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas y tu sangre se irá a cada lado, disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas, mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
Bridge over troubled water
When you’re weary, feeling small, When tears are in your eyes, I will dry them all; I’m on your side when times get rough And friends just can’t be found, Like a bridge over troubled water I will lay me down. Like a bridge over troubled water I will lay me down.
When you’re down and out, When you’re on the street, When evening falls so hard I will comfort you. I’ll take your part. When darkness comes And pains is all around, Like a bridge over troubled water I will lay me down. Like a bridge over troubled water I will lay me down.
Sail on silver girl, Sail on by. Your time has come to shine. All your dreams are on their way. See how they shine. If you need a friend I’m sailing right behind. Like a bridge over troubled water I will ease your mind. Like a bridge over troubled water I will ease your mind.
En ocasiones muy especiales, el amor o la amistad se expresan hacia un animal, y en algunos casos puede tratarse de uno fantástico, como en Mi unicornio azul, de Silvio Rodríguez, uno de los líderes de la Nueva Trova cubana, que aquí canta su dulce canción. Pero en otros se manifiesta el cariño por un animal de carne y hueso que es propio de la ruralidad; una de las más bellas tonadas venezolanas es Flor de mayo, de Otilio Galíndez—brota su copla y responde el llano—, que se canta a una vaca llanera. Simón Díaz, que sabe de tonadas y de llano, la interpreta aquí.
Mi unicornio azul
Mi unicornio azul ayer se me perdió Pastando lo dejé y desapareció Cualquier información bien la voy a pagar Las flores que dejó no me han querido hablar
Mi unicornio azul ayer se me perdió No sé si se me fue, no sé si se extravió Y yo no tengo más que un unicornio azul Si alguien sabe de él le ruego información Cien mil o un millón yo pagaré Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue
Mi unicornio y yo hicimos amistad Un poco con amor, un poco con verdad Con su cuerno de anís excava una canción Saberla compartir era su vocación
Mi unicornio azul ayer se me perdió Y puede parecer acaso una obsesión Pero no tengo mas que un unicornio azul Y aunque tuviera dos, yo sólo aquél Cualquier información la pagaré Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue
Flor de mayo
Mañana que va llegando rayito de sol que siento mañana que va llegando rayito de sol que siento llévame por la sabana llévame sabana adentro mañana que va llegando rayito de sol que siento
Flor de mayo, Flor de mayo, Flor de mayo no eres tan brava como Mariposa Flor de mayo, Flor de mayo
Agüita de hojitas verdes perlitas madrugadoras agüita de hojitas verdes perlitas madrugadoras decidme adiós que voy lejos cantando al morir la aurora agüita de hojitas verdes perlitas madrugadoras
Cabalgando en mi rucio paraulato brota mi copla y responde el llano Mariposa, Flor de mayo
Fantasmas de sombra y luna espantos y aparecidos fantasmas de sombra y luna espantos y aparecidos
El gallo de mi totumo ahuyenta con su cantío fantasmas de sombra y luna espantos y aparecíos
Azabache pintadita, Blanca espuma canta la lluvia, se acabó el verano Blanca Espuma, Flor de mayo.
Algo tan de pueblo como nuestro llanero es el jíbaro borinqueño, el indígena rural de Puerto Rico. La tragedia de Lamento borincano, inmortal canción de Rafael Hernández Marín que es todo un himno de la pobreza, suena dolorosa en el amplio registro de Marco Antonio Muñiz.
Lamento borincano
Sale loco de contento Con su cargamento Para la ciudad, sí, Para la ciudad.
Lleva en su pensamiento Todo un mundo lleno De felicidad, sí, De felicidad.
Piensa remediar la situación Del hogar que es toda su ilusión, si.
Y alegre el jibarito va Pensando así, diciendo así, Cantando así por el camino Si yo vendo la carga, mi Dios Querido Un traje a mi viejita voy a comprar.
Y alegre también su yegua va Al presentir que su cantar Es todo un himno de alegría. En esto le sorprende la luz del día Y llegan al mercado de la ciudad.
Pasa la mañana entera Sin que nadie pueda Su carga comprar, ay, Su carga comprar. Todo, todo está desierto, El pueblo está muerto De necesidad, ay, de necesidad.
Se oye este lamento por doquier, En mi desdichada Borínquen, si; Y triste, el, jibarito va pensando así, diciendo así Llorando así por el camino; ¡Que será de Borínquen Mi Dios querido! ¡Que será de mis hijos Y de mi hogar!
Borínquen, la tierra del edén La que al cantar, el gran Gauthier Llamó la perla de los mares. Ahora que tu te mueres Con tus pesares Déjame que te cante yo también. Yo también.
Las islas como Puerto Rico y Cuba suelen producir música y músicos excepcionales; la condición insular llama al canto. Las islas Hawai no son una excepción, como lo atestigua la popularísima versión en ukelele y voz del tema de El Mago de Oz: Somewhere over the rainbow. Se debe al fallecido cantante hawaiano Israel Kaʻanoʻi Kamakawiwoʻole, quien combinó la música de Harold Arlen con evocaciones fugaces de What a wonderful world de George David Weiss. (Es por esto que nuestro título habla de treinta… y una baladas). Kamakawiwoʻole fue un héroe para los habitantes de Hawai, al punto de que a su muerte recibió los honores de un funeral de Estado.
Somewhere over the rainbow – What a wonderful world
Somewhere over the rainbow Way up high And the dreams that you dreamed of Once in a lullaby ii ii iii oh Somewhere over the rainbow Blue birds fly And the dreams that you dreamed of Dreams really do come true ooh ooooh Someday I’ll wish upon a star Wake up where the clouds are far behind me ee ee eeh Where trouble melts like lemon drops High above the chimney tops thats where you’ll find me oh Somewhere over the rainbow bluebirds fly And the dream that you dare to,why, oh why can’t I? i iiii
Well I see trees of green and Red roses too, I’ll watch them bloom for me and you And I think to myself What a wonderful world
Well I see skies of blue and I see clouds of white And the brightness of day I like the dark and I think to myself What a wonderful world
The colors of the rainbow so pretty in the sky Are also on the faces of people passing by I see friends shaking hands Saying, «How do you do?» They’re really saying, I…I love you I hear babies cry and I watch them grow, They’ll learn much more Than we’ll know And I think to myself What a wonderful world (w)oohoorld
Someday I’ll wish upon a star, Wake up where the clouds are far behind me Where trouble melts like lemon drops High above the chimney top that’s where you’ll find me Oh, Somewhere over the rainbow way up high And the dream that you dare to, why, oh why can’t I? I hiii ?
Ricardo Montaner es ochentoso, sin duda. Tampoco puede dudarse que uno de sus grandes éxitos fue Tan enamorados. Es versión castellana de Per noi innamorati, canción de Gianni Togni y Guido Morra. Hela aquí por el cantautor venezolano nacido en Argentina.
Tan enamorados
Quizás te puedas preguntar Qué le hace falta a esta noche blanca A nuestras vidas que ya han vivido tanto Que han visto mil colores de sábanas de seda Y cuando llueve, te gusta caminar Vas abrazándome, sin prisa aunque te mojes Amor mío, lo nuestro es como es Es todo una aventura, no le hace falta nada
Y estoy aquí, tan enamorado de ti Que la noche dure un poco más El grito de una ciudad Que ve en nuestras caras la humedad Y te haré compañía más allá de la vida Yo te juro que arriba te amare más Tan enamorados y así La noche dura un poco más
La mañana nos traerá Un canto nuevo de pájaros alegres Amor mío, así es la vida juntos Dos locos de repente, sonriéndole a la gente Que los ve pasar
Tan enamorados y así La noche dura un poco más Viajar a tu lado en el tren Un sueño difícil, de creer Poco a poco el abrazo, boca a boca al espacio Aliento y suspiros tibios anochecer
Tan enamorados y así La noche dura un poco más Viajar a tu lado en el tren Un sueño difícil, de creer
Luis Miguel (Gallego Basteri), cantante mexicano que nació en Puerto Rico de padre español y madre italiana, tiene no sólo un enorme gusto para cantar, sino que su ángel sirvió para interesar a oyentes muy jóvenes en los grandes boleros que gustaban a los abuelos. Es, por tanto, un gran divulgador de esa música romántica. Oigámoslo en su interpretación de Usted es la culpable, clásico bolero de Gabriel Ruiz.
Usted es la culpable
Usted es la culpable De todas mis angustias y todos mis quebrantos Usted llenó mi vida De dulces inquietudes y amargos desencantos Su amor es como un grito Que llevo aquí en mi alma y aquí en mi corazón Y soy aunque no quiera, Esclavo de sus ojos, juguete de su amor No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos Que es lo único que tengo Usted es mi esperanza, mi última esperanza Comprenda de una vez Usted me desespera, Me mata, me enloquece Y hasta la vida diera por vencer el miedo De besarla a Usted
Dos otros boleros comparten con el anterior esa cualidad de quintaesencia de la balada caribeña: Palabras de mujer es maravillosa canción del maestro Agustín Lara que nos canta Alfredo Sadel; Fichas negras, en cambio, es cantada acá por nadie menos que Leo Marini—mi madre entornaba los ojos al referirse a él—y es canción de Johnny Rodríguez.
Palabras de mujer
Palabras de mujer que yo escuché cerca de ti, junto de mí, muy quedo, tan quedo como nunca. Las quiero repetir para que tú igual que ayer las digas sollozando, palabras de mujer.
Aunque no quieras tú ni quiera yo, lo quiso Dios; hasta la eternidad te seguirá mi amor.
Como una sombra iré, perfumaré tú inspiración y junto a ti estaré también en el dolor.
Aunque no quieras tú ni quiera yo, lo quiso Dios; hasta la eternidad te seguirá mi amor.
Hasta en tus besos me hallarás hasta en el agua y en el sol, aunque no quieras tú, aunque no quiera yo.
Fichas negras
Yo te perdí, como pierde aquel buen jugador que la suerte reversa marcó su destino fatal…
Yo ya jugué mis cartas abiertas al amor, la confianza que tuve tronchó nuestra felicidad.
Pero en cambio tú me jugaste fichas sin valor, fichas negras como es el color de tu perversidad…
Yo ya perdí… y te juro no vuelvo a jugar, porque nunca yo volveré a amar, como te quiero a ti…
Huyamos por un momento, y progresivamente, del castellano. Una magnífica canción de Baden Powell de Aquino y Vinicius de Moraes, que aquí cantan a dúo Agnes Jaoui y el emblema brasileño que es la famosa María Bethania, es Samba em preludio, cuya textura es contrapuntística. Dos melodías diferentes pero armónicamente afines son cantadas, primero, separadamente y en sucesión; luego, combinadamente para un hermoso efecto musical.
Samba em preludio
Eu sem você não tenho porquê Porque sem você não sei nem chorar Sou chama sem luz, jardim sem luar Luar sem amor, amor sem se dar Eu sem você sou só desamor Um barco sem mar, um campo sem flor Tristeza que vai, tristeza que vem Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Ah, que saudade Que vontade de ver renascer nossa vida Volta, querida Os meus braços precisam dos teus Teus abraços precisam dos meus Estou tão sozinho Tenho os olhos cansados de olhar para o além Vem ver a vida Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Eu sem você não tenho porquê Porque sem você não sei nem chorar Sou chama sem luz, jardim sem luar Luar sem amor, amor sem se dar Eu sem você sou só desamor Um barco sem mar, um campo sem flor Tristeza que vai, tristeza que vem Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Ah, que saudade Que vontade de ver renascer nossa vida Volta, querida Os meus braços precisam dos teus Teus abraços precisam dos meus Estou tão sozinho Tenho os olhos cansados de olhar para o além Vem ver a vida Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Sem você, meu amor, eu não sou ninguém
Tiene un carácter similar al del Bólero de Maurice Ravel la canción—¿himno?—de Gilbert Becaud, quien la canta, y Pierre Delanoë: Et maintenant. Es una suerte de mouvement perpétuel cuyo arreglo orquestal se hace cada vez más rico y fuerte; es triunfal.
Et maintenant
Et maintenant que vais-je faire De tout ce temps que sera ma vie De tous ces gens qui m’indiffèrent Maintenant que tu es partie
Toutes ces nuits, pourquoi pour qui Et ce matin qui revient pour rien Ce coeur qui bat, pour qui, pourquoi Qui bat trop fort, trop fort
Et maintenant que vais-je faire Vers quel néant glissera ma vie Tu m’as laissé la terre entière Mais la terre sans toi c’est petit
Vous, mes amis, soyez gentils Vous savez bien que l’on n’y peut rien Même Paris crève d’ennui Toutes ses rues me tuent
Et maintenant que vais-je faire Je vais en rire pour ne plus pleurer Je vais brûler des nuits entières Au matin je te haïrai
Et puis un soir dans mon miroir Je verrai bien la fin du chemin Pas une fleur et pas de pleurs Au moment de l’adieu
Je n’ai vraiment plus rien à faire Je n’ai vraiment plus rien…
Y uno pudiera suponer que si, tras Becaud, uno invita aquí a Charles Aznavour es para continuar oyendo canciones en francés. Pues no; ahora nos da una canción muy suya cantada en inglés: She, que compuso para que Herbert Kretzmer le pusiera letra.
She
She May be the face I can’t forget A trace of pleasure or regret May be my treasure or the price I have to pay She may be the song that summer sings May be the chill that autumn brings May be a hundred tearful things Within the measure of the day.
She May be the beauty or the beast May be the famine or the feast May turn each day into a heaven or a hell She may be the mirror of my dreams A smile reflected in a stream She may not be what she may seem Inside a shell
She who always seems so happy in a crowd Whose eyes can be so private and so proud No one’s allowed to see them when they cry She may be the love that can and hope to last May come to me from shadows of the past That I remember till the day I die
She May be the reason I survive The why and where for I’m alive The one I’ll care for through the rough and rainy years Me I’ll take her laughter and her tears And make them all my souvenirs For where she goes I got to be The meaning of my life is
She, she, she
Descarguemos de seguidas cinco canciones más en la lengua de Shakespeare antes de regresar a la materna. Éstas son: Imagine, de John Lennon, Oh very young, de Cat Stevens, The sage, de Emerson, Lake & Palmer, Me and Bobby McGee, por Janis Joplin y, finalmente, la célebre de Cole Porter I’ve got you under my skin por—who else?—Frank Sinatra.
Imagine
Imagine there’s no heaven It’s easy if you try No hell below us Above us only sky Imagine all the people Living for today… Imagine there’s no countries It isn’t hard to do Nothing to kill or die for And no religion too Imagine all the people Living life in peace… You may say I’m a dreamer But I’m not the only one I hope someday you’ll join us And the world will be as one Imagine no possessions I wonder if you can No need for greed or hunger A brotherhood of man Imagine all the people Sharing all the world… You may say I’m a dreamer But I’m not the only one I hope someday you’ll join us And the world will live as one
Oh very young
Oh Very Young, what will you leave us this time? You’re only dancin’ on this earth for a short while And though your dreams may toss and turn you now They will vanish away like your dads best jeans Denim blue, faded up to the sky And though you want them to last forever You know they never will (You know they never will) And the patches make the goodbye harder still.
Oh Very Young what will you leave us this time? There’ll never be a better chance to change your mind And if you want this world to see a better day Will you carry the words of love with you Will you ride the great white bird into heaven And though you want to last forever You know you never will (You know you never will) And the goodbye makes the journey harder still.
Will you carry the words of love with you Will you ride, oh, oooooooooooooh
Oh Very Young, what will you leave us this time? You’re only dancin’ on this earth for a short while Oh Very Young, what will you leave us this time?
The sage
I carry the dust of a journey that cannot be shaken away It lives deep within me For I breathe it every day.
You and I are yesterday’s answers; The earth of the past come to flesh, Eroded by Time’s rivers To the shapes we now possess.
Come share of my breath and my substance, and mingle our stream and our times. In bright, infinite moments, Our reasons are lost in our rhymes.
Me and Bobby McGee
Busted flat in Baton Rouge, waiting for a train And I’s feeling nearly as faded as my jeans. Bobby thumbed a diesel down just before it rained, It rode us all the way to New Orleans.
I pulled my harp on out of my dirty red bandanna, I was playing soft while Bobby sang the blues. Windshield wipers slapping time, I was holding Bobby’s hand in mine, We sang every song that driver knew.
Freedom’s just another word for nothing left to lose, Nothing don’t mean nothing honey if it ain’t free, now now. And feeling good was easy, Lord, when he sang the blues, You know feeling good was good enough for me, Good enough for me and my Bobby McGee.
From the Kentucky coal mines to the California sun, Hey, Bobby shared the secrets of my soul. Through all kinds of weather, through everything we done, Hey Bobby baby? kept me from the cold.
One day up near Salinas, Lord, I let him slip away, He’s looking for that home and I hope he finds it, But I’d trade all of my tomorrows for one single yesterday To be holding Bobby’s body next to mine.
Freedom is just another word for nothing left to lose, Nothing, that’s all that Bobby left me, yeah, But feeling good was easy, Lord, when he sang the blues, Hey, feeling good was good enough for me, hmm hmm, Good enough for me and my Bobby McGee.
La la la, la la la la, la la la, la la la la La la la la la Bobby McGee. La la la la la, la la la la la La la la la la, Bobby McGee, la.
La La la, la la la la la la, La La la la la la la la la, hey now Bobby now Bobby McGee yeah. Na na na na na na na na, na na na na na na na na na na na Hey now Bobby now, Bobby McGee, yeah.
Lord, I’m calling my lover, calling my man, I said I’m calling my lover just the best I can, C’mon, hey now Bobby yeah, hry now Bobby McGee, yeah, Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lord Hey, hey, hey, Bobby McGee, Lord!
Yeah! Whew!
Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lord Hey, hey, hey, Bobby McGee.
I’ve got you under my skin
I’ve got you under my skin I’ve got you deep in the heart of me So deep in my heart, that you’re really a part of me I’ve got you under my skin
I’ve tried so not to give in I’ve said to myself this affair never will go so well But why should I try to resist, when baby I know so well I’ve got you under my skin
I’d sacrifice anything come what might For the sake of having you near In spite of a warning voice that comes in the night And repeats, repeats in my ear
Don’t you know little fool, you never can win Use your mentality, wake up to reality But each time that I do, just the thought of you Makes me stop before I begin ‘cause I’ve got you under my skin
Esta selección, que ha sido un placer recopilar para Ud., cerrará con tres canciones de letra en nuestra lengua madre: Mujer contra mujer, que canta Ana Torroja de José María Cano (esto es, Mecano), una bella canción homoerótica lésbica; Paso la vida pensando, de Leonardo Schultz con elcantante (Duke Ellington dixit) José Feliciano; Vete de mí, que fuera canción compuesta por los hermanos Virgilio y Homero Expósito y fuese insignia de Bola de Nieve, interpretada por Bebo y Cigala, con sabroso tumbao flamenco.
Mujer contra mujer
Nada tienen de especial dos mujeres que se dan la mano; el matiz viene después cuando lo hacen por debajo del mantel. Luego a solas, sin nada que perder, tras las manos va el resto de la piel. Un amor por ocultar, aunque en cueros no hay donde esconderlo, lo disfrazan de amistad cuando sale a pasear por la ciudad. Una opina que aquello no está bien, la otra opina que qué se le va a hacer y lo que opinen los demás está de más. ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo, mujer contra mujer? No estoy yo por la labor de tirarles la primera piedra; si equivoco la ocasión y las hallo labio a labio en el salón, ni siquiera me atreveré a toser; si no gusto ya sé lo que hay que hacer, que con mis piedras hacen ellas su pared. ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo, mujer contra mujer? Una opina que aquello no está bien, la otra opina que qué se le va a hacer y lo que opinen los demás está de más. ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo, mujer contra mujer?
Paso la vida pensando
Yo te llevo muy dentro de mí, la locura que viví por ti aún se alberga en mi corazón; te dejé partir, no me explico la razón.
Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor, con tu amor.
Fue mi orgullo o mi estupidez que me entorpeció; no tuve sensatez, quizá no supe valorar tu amor, aunque te ofendí te suplico tu perdón.
Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor, con tu amor.
Vienen a mi mente tantas cosas que a mí no me puedo perdonar pero nunca, nunca te he dejado de amar.
Yo te llevo muy dentro de mí y si tú me llevas muy dentro de ti los dos sufrimos igual decepción el separarnos fue una tonta decisión.
Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey. Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor, con tu amor.
Vete de mí
Tú, que llenas todo de alegría y juventud y ves fantasmas en las noches de trasluz, y oyes el canto perfumado del azul, vete de mí…
No te detengas a mirar las ramas muertas del rosal que se marchitan sin dar flor.
Mira el paisaje del amor que es la razón para soñar y amar…
Yo, que ya he luchando contra toda la maldad, tengo las manos tan desechas de apretar, que ni te pueden sujetar. Vete de mí…
Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer, cuando me llegues a olvidar.
Cómo es mejor el verso aquel que no podemos recordar.
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