De sirios y sroyanos

Estuvieron de acuerdo en que no están de acuerdo

Estuvieron de acuerdo en que no están de acuerdo

 

“No se debe permitir al dictador iraquí que amenace a América y el mundo con venenos, enfermedades y gases horribles y con armas nucleares”. (George W. Bush, Cincinnatti, 7 de octubre de 2002). Hasta ahora nadie ha podido mostrar absolutamente nada que se parezca a lo descrito por Bush. En chiste que ha circulado por Internet, la Casa Blanca habría decidido suspender la tradicional búsqueda de huevos de Pascua en sus jardines, porque después de bin Laden, Hussein y las armas iraquíes de destrucción masiva, no necesita otra cosa que no pueda encontrar.

Carta Semanal #43 de doctorpolítico, 3 de julio de 2003

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El Jefe del Equipo de Barack Obama, Denis McDonough, ha declarado el 8 de septiembre que el gobierno estadounidense carece de «evidencia irrefutable, más allá de una duda razonable» sobre la responsabilidad del régimen de Bashar al-Hassad en el incidente del 21 de agosto a las afueras de Damasco, cuando la explosión de armas químicas dejó como resultado centenares de muertos. A pesar de esta admisión, McDonough quiso disminuir la significación de ese dato al argumentar: «Esto no es un tribunal de justicia. Y la inteligencia no funciona así. La prueba del sentido común dice que él [al-Hassad] es responsable por esto. Debiera ser tenido como responsable». (Reportado para Associated Press por Philip Elliott, quien redactó así: «…McDonough concedió que los Estados Unidos no poseen evidencia concreta de que Assad estuvo tras los ataques químicos»). Ni siquiera hay consenso sobre el número de víctimas; la inteligencia de los EEUU habla de 1.429 fallecidos, que incluirían 426 niños, y un representante de la coalición anti-Hassad asegura que el número es mayor. Pero el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, residenciado en Inglaterra y nutrido por una red de activistas antigubernamentales, reporta que sólo ha podido confirmar 502 muertes acaecidas el 21 de agosto. El sentido común aconseja no actuar drásticamente sobre base incierta.

Pero es ese estado de información lo que sostiene la postura de Vladimir Putin: lo que han aducido los EEUU no lo convence; no hay hasta el momento pruebas irrefutables de la culpa de al-Hassad. El Presidente de la Federación Rusa está, en esa posición, mucho más cerca del público estadounidense que el propio presidente Obama. Pew Research dio a conocer el martes de la semana pasada (3 de septiembre) su encuesta sobre el asunto: sólo 32% de los estadounidenses cree que Obama ha explicado claramente por qué los EEUU deben lanzar ataques militares contra Siria, y 48% está en contra de ellos ante 29% que los aceptan. El mismo día, una encuesta del Washington Post y ABC News encontraba 36% de apoyo a las intenciones punitivas de Obama pero una oposición de 59% de los consultados. (Igualmente, este estudio medía que sólo 27% apoyaba el suministro de armas a las fuerzas rebeldes de Siria, contra 70% que se oponía). Y hoy mismo, la cadena CNN ha dado a conocer su propia encuesta nacional (del 6 al 8 de septiembre: sus resultados aquí: 6a.poll.syria); éstas son sus principales preguntas y las respuestas:

Luego de reportes de que el gobierno sirio ha usado armas químicas para matar civiles en su país, el Congreso está considerando una resolución para autorizar una acción militar limitada en Siria. La resolución sólo autoriza una acción militar de 60 a 90 días y prohíbe el uso de tropas de los EEUU en un rol de combate en Siria. ¿Cree Ud. que el Congreso debe o no debe aprobar esa resolución?

Debe aprobarla: 39%

No debe aprobarla: 59%

Sin opinión: 2%

¿Estaría Ud. a favor o se opondría a ataques aéreos de los EEUU contra blancos militares en Siria si el Congreso aprueba esa resolución?

A favor: 43%

En contra: 55%

Sin opinión: 2%

¿Y estaría Ud. a favor o en contra de ataques aéreos de los EEUU contra blancos militares en Siria si el Congreso NO aprueba esa resolución?

A favor: 27%

En contra: 71%

Sin opinión: 1%

(Ver también la más reciente encuesta por The New York Times/CBS News, igualmente del 6 al 8 de septiembre).

Creo que puede adelantarse la conjetura de que la mayoría de la opinión mundial se manifestaría en proporciones similares.

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La retórica de Obama y su Secretario de Estado, John Kerry, emplea las hipérboles típicas de la industria publicitaria: «Estamos en nuestro momento Munich», dijo Kerry, aludiendo al pacto de 1938 en el que Neville Chamberlain y Édouard Daladier, reunidos con Adolfo Hitler y Benito Mussolini, accedieron a las pretensiones del penúltimo en Checoeslovaquia, con la esperanza de que sus concesiones evitaran una guerra europea. Un año después, Alemania invadía a Polonia y desencadenaba la Segunda Guerra Mundial. Pero la propaganda de Kerry es una falacia: Siria no tiene la capacidad militar de los nazis, y la preservación de la integridad checoeslovaca no hubiera, necesariamente, atenuado las ambiciones de Hitler; probablemente hubiera anexado a Alemania, de todos modos, el territorio de los sudeten y tal vez habría atacado a Polonia antes de 1939. Así no se puede hacer historia y no se debe hacer política.

Otra retórica es la del papa Francisco I, que envió el jueves 5 de septiembre una preocupada carta a los mandatarios de los países del G20 reunidos en San Petersburgo: «A los dirigentes presentes, a cada uno de ellos, hago un llamamiento desde el fondo de mi corazón para que ayuden a encontrar las vías para superar las posiciones de conflicto y para que abandonen el vano afán de una solución militar». Luego insistió en su homilía de la vigilia de ayuno y oración que convocara (7 de septiembre):

¡La violencia y la guerra nunca son el camino para la paz! Que cada uno mire dentro de su propia conciencia y escuche la palabra que dice: Sal de tus intereses que atrofian tu corazón, supera la indiferencia hacia el otro que hace insensible tu corazón, vence tus razones de muerte y ábrete al diálogo, a la reconciliación; mira el dolor de tu hermano—pienso en los niños, solamente en ellos…—, mira el dolor de tu hermano, y no añadas más dolor, detén tu mano, reconstruye la armonía que se ha roto; y esto no con la confrontación, sino con el encuentro. ¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad. Resuenen una vez más las palabras de Pablo VI: «Nunca más los unos contra los otros; jamás, nunca más… ¡Nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra!» (Discurso a las Naciones Unidas, 4 octubre 1965: AAS 57 [1965], 881). «La Paz se afianza solamente con la paz; la paz no separada de los deberes de la justicia, sino alimentada por el propio sacrificio, por la clemencia, por la misericordia, por la caridad» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1976: AAS 67 [1975], 671). Hermanos y hermanas, perdón, diálogo, reconciliación son las palabras de la paz: en la amada nación siria, en Oriente Medio, en todo el mundo. Recemos esta noche por la reconciliación y por la paz, contribuyamos a la reconciliación y a la paz, y convirtámonos todos, en cualquier lugar donde nos encontremos, en hombres y mujeres de reconciliación y de paz. Así sea.

Por quítame esas pajas

Quítame la pajita

Justo antes del Ángelus, condenó ayer, ante una multitud reunida en la Plaza de San Pedro, especialmente las guerras que se emprenden para vender armas, y dijo: «Esto implica, entre otras cosas, decir no al odio fratricida y a las mentiras de las que se sirve, a la violencia en todas sus formas, a la proliferación de armas y su comercio ilegal. Éstos son los enemigos que hay que combatir unidos y con coherencia, no siguiendo intereses que no sean los de la paz y el bien común».

Claro, Barack Obama no es católico. Sobre su psicología pesa que el 19 de agosto de 2012 trazó una «raya roja» para al-Hassad: que no usara armas químicas. Debe pensar que quedaría como un pusilánime si ahora, cuando cree que el presidente sirio cruzó la línea, no pelea. «Que a que no me quitas la pajita», dijo, y ahora cree que se la han quitado. Por supuesto, esto se expone de una manera menos obvia: «Si no respondemos a esta violación de una norma internacional estaremos enviando una señal a las naciones forajidas, los regímenes autoritarios y las organizaciones terroristas: que pueden desarrollar y emplear armas de destrucción masiva sin pagar las consecuencias».

Por fortuna, las más recientes noticias son más bien positivas: Kerry indicó que Siria pudiera evitar los ataques en su contra si entrega su arsenal químico, y Putin ha hecho la proposición formal de que esas armas sean entregadas a inspectores internacionales. El canciller sirio, Walid al-Moualem, ha manifestado en Moscú que su gobierno da la bienvenida a la propuesta rusa. (Ver nota de Reuters sobre este desarrollo). Parece que, after all, в конце концов, la bomba de tensión internacional puede ser desactivada y el honor de Obama salvado. El mismo Obama ha reaccionado ya, mientras mantiene su escepticismo: «…esto representa un desarrollo potencialmente positivo», llegando a calificarlo de «significant breakthrough», un progreso significativo. (Ver nota en The Washington Post). LEA

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Alto al fuego

La paz no necesita dudas

La paz no necesita dudas

 

Imagine all the people
 living life in peace… Imagine all the people
 sharing all the world…

John LennonImagine

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Condena de la hipocresía

Condena de la hipocresía

Un libro en octavo recortado con carátula verde, de tal vez 120 páginas de contenido, me llamaba desde la vitrina de una librería en la Avda. Independencia de Mérida, frente al Rectorado de la Universidad de Los Andes. Era Kalki o el futuro de la civilización, obra publicada en castellano por Doxa en 1954; su autor, Sri Radhakrishnan. Era el año de 1962 cuando la compré y la leí, pero no logro olvidar la página impar en la que resaltaba una condena de Radhakrishnan, que comenté en la Carta Semanal #38 de doctorpolítico (29 de mayo de 2003):

En Kalki: El futuro de la Civilización, Sri Radhakrishnan postulaba una convergencia, si se nos permite el uso del término, entre la civilización oriental—de la que él era, por supuesto, un representante—y la civilización occidental, predicción que por cierto no habría satisfecho a Mohatmas Gandhi en sus momentos de mayor ironía, pues a éste le preguntó una vez un periodista: “¿Qué opina Ud. de la civilización occidental?” Gandhi replicó: “Me parece una buena idea”. Radhakrishnan, en un pasaje del libro mencionado, discutía el fundamento ético del protocolo de Ginebra que proscribe el empleo de gases y armas bacteriológicas (1925) en los conflictos bélicos. No le parecía consistente que fuera permitido achicharrar a decenas de personas con bombas incendiarias o que fuese comme il faut atravesar el cerebro de alguien con una bayoneta, mientras se consideraba un atentado contra la urbanidad de la guerra el uso de un gas venenoso. Para Radhakrishnan esto equivalía a criticar a un lobo “no porque se comiese al cordero, sino porque no lo hacía con cubiertos”. Es decir, opinaba que el protocolo de Ginebra no era otra cosa que un ejercicio de hipocresía típicamente occidental.

«Según el Bhagavata puraná, Kalki vendrá al final de kali iugá—la era del demonio Kali (que no se debe confundir con la diosa Kalí)—montado en un caballo blanco, blandiendo una espada para matar a toda la humanidad (que estará completamente degradada) e iniciar una nueva satiá iugá—la era de la verdad—con los sabios que se han conservado puros en los Himalayas». (Wikipedia en Español).

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El mundo está en vilo por los acontecimientos de Ghouta, suburbio de Damasco en Siria bajo control rebelde, y sus posibles secuelas. Ya no se discute si el 21 de agosto armas químicas fueron empleadas allí—posiblemente la neurotoxina Sarín—, sino el número de víctimas—entre 300 y 1.700—y la autoría del ataque. Los representantes de la Mesa de la Unidad Democrática—Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Israel, Suecia y Turquía, junto con otros partidos menores—adjudicaron la culpa al gobierno sirio; los representantes del PSUV—el propio gobierno sirio, Irán y Rusia—acusaron a los rebeldes del ataque. (El incidente ocurrió casi un año exacto después de que Barack Obama dijera—el 19 de agosto de 2012—que el uso de armas químicas por parte del gobierno de Bashar al-Assad modificaría el «cálculo» de los Estados Unidos sobre el persistente conflicto civil sirio).

Ahora se espera los resultados de la observación de funcionarios de las Naciones Unidas en el área. Al principio, Assad negó el acceso a los inspectores, que se encontraban a unos 10 kilómetros del sitio envenenado; el 26 extendió el permiso a la inspección—luego de que la ONG Médicos Sin Fronteras contabilizara 355 muertes por armas químicas, el 24—y los funcionarios de la ONU fueron recibidos a tiros. El ejército de Hassad ha procedido a bombardear sistemáticamente el área del incidente, por lo que tal vez sea imposible encontrar una escena del crimen como lo quisiera CSI Miami.

Pero cuatro buques de guerra estadounidenses se aproximan a las costas sirias, mientras el Reino Unido reúne aviones ofensivos en Chipre, su base mediterránea. No se descarta que los EEUU e Inglaterra ataquen objetivos militares sirios en represalia por lo que han llamado una «absoluta aberración». Una operación de esa clase es sólo un castigo; no tendría como objetivo el derrocamiento del régimen de Assad, y si fuere dirigida, al menos en parte, contra los depósitos sirios de armas químicas posiblemente esparcería gases venenosos que pudieran matar más personas que las que murieron en Ghouta.

Los cadáveres de Gouta (clic amplía)

Los cadáveres de Ghouta (clic amplía)

Ese cuadro horrible es el resultado del pigmento con que se le pinta: el óleo de la Realpolitik. (Según la Enciclopedia Británica, esta clase de política “…postula que los estados buscan el engrandecimiento de su propio poder como un fin en sí mismo y que la búsqueda de ese poder se basa en la amenaza y el empleo de la fuerza militar y la coerción económica”). Es eso lo que el concepto convencional de la política—«los intelectuales, los sectores profesionales y empresariales, los líderes de la sociedad civil no pueden seguir de espaldas (…) a la realidad de los partidos que protagonizan la lucha por el poder”; Pedro Pablo Aguilar, 7 de junio de 1986—es perfectamente capaz de producir, porque la política «sería» así: «un peligroso escenario de Causas Generales que dominan el planeta (Montesquieu; Darwin)», según instruía Hugo Chávez a la Corte Suprema de Justicia en 1999. Bueno, en Siria este peligroso escenario darwiniano ya va por 100.000 muertos: en junio, 25.000 muertos (31,25%) eran del PSUV (soldados de Assad); 18.000 (22,5%) de la MUD (rebeldes) y 46,25% o ¡37.000 muertos eran civiles ajenos a la confrontación o Ni-ni! (Parecen números de IVAD: en julio, 34,8% de oficialistas, 23,2% de opositores, 42% de independientes no alineados).

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El mundo debe repudiar deliberadamente, con la mayor claridad y decisión, a los políticos que sólo saben pelear. En nuestro patio, una dolencia relativamente leve nos acosa cada día. Empalidece ante las tragedias siria y egipcia, por supuesto, pero tiene enferma a la psiquis nacional. Mutuas acusaciones y descréditos hablan de atentados reales o fabricados, corrupción oficialista u opositora, criminal negligencia industrial o traicioneros sabotajes, intenciones aviesas en la oposición o el gobierno. Asistimos a un teatro que no queremos contemplar y se nos impone: una guerra civil de baja intensidad. Una «patria segura» requiere también la seguridad psicológica, pero los asesores de imagen se han graduado en gerencia del espectáculo, y todos los días nos ofrecen un capítulo nuevo de su reality show más elaborado: La letrina nacional. (Descriptor de la Profra. María Eugenia García en Dr. Político #56 por Radio Caracas Radio, el 17 de este mes a punto de concluir).

Y esto consta en este blog en El causahabiente (4 de julio de 2013):

…en la quincuagésima emisión del programa Dr. Político por Radio Caracas Radio, sugerí al presidente Maduro la utilidad de verse en el espejo egipcio, cuatro días antes de que los militares depusieran el gobierno de Mohamed Morsi, que el domingo pasado cumplió escasamente un año de haber sido electo. Ayer, diecisiete millones de egipcios protestaban su gobierno en muchas de las ciudades de Egipto, y ese enorme enjambre ciudadano forzó su término y la transición en circunstancias que llaman a la preocupación. Wael Ghonim, un respetado ícono cívico en Egipto que había apoyado a Morsi hace un año, lo acusó de polarizar y paralizar al país, y opinó así: “Ningún país avanza cuando la sociedad está dividida de este modo, y el principal papel del Presidente de la República es unir, pero, desafortunadamente, el Dr. Morsi, el Presidente de la República, ha fracasado miserablemente en este objetivo”.

Si la paz va a llegar algún día a Egipto y Siria ¿qué excusa pudieran esgrimir nuestros operadores políticos convencionales para seguir sacándose los ojos entre sí? Hay que exigirles que depongan sus armas difamatorias y se sienten a conversar. Ya basta. LEA

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Los entrometidos

Nadie pidió la opinión a Romero Bonifaz, negador de su segundo apellido

Mantén tu atención centrada enteramente en lo que es verdaderamente tu propio asunto, y permanece lejos de lo que pertenece a otros; es de su incumbencia y en caso ninguno cosa tuya.

Epicteto

El consejo no solicitado es siempre entrometido.

Jonathan Lockwood Huie

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No debe haber quien ignore entre nosotros que en cuatro días, el domingo 7 de octubre, Venezuela celebrará la elección presidencial que en principio debe determinar quién será el Jefe del Estado para el período 2013-2019. Cada ciudadano deberá ser respetado en su decisión electoral, sea que quiera votar por Hugo Chávez Frías, Henrique Capriles Radonski, María Bolívar, Orlando Chirinos, Reina Sequera o por Luis Reyes Castillo. (Yoel Acosta Chirinos nos hizo el favor de retirar su candidatura). También deberá ser respetado quien decida abstenerse de votar por cualquiera de ellos o quien produzca conscientemente un voto nulo, e incluso quien se equivoque y lo produzca sin intención. Es de la esencia de la democracia ese respeto; sobre todo quienes se autodefinen como demócratas con «patriótica» arrogancia moralista están obligados a tal respeto so pena de inconsistencia. Cualquiera que pretenda forzar a otro a votar en contra de su conciencia es un entrometido.

Pero también se entrometen quienes, desde afuera, emiten solemnes declaraciones que dejan entrever dudas acerca del proceso electoral venezolano. Por ejemplo, dos senadores estadounidenses—Robert Menéndez, demócrata y Marco Rubio, republicano—que ayer declararon así conjuntamente:

El 7 de octubre, los venezolanos tendrán que elegir entre dos futuros radicalmente diferentes para su país en elecciones de importancia estratégica para nuestro hemisferio. El gobierno venezolano tiene la obligación de realizar un proceso electoral libre y transparente, garantizar la seguridad de todos los votantes, y respetar la voluntad de los electores. El pueblo venezolano debe saber que las democracias del Hemisferio Occidental están dispuestas a responsabilizar a cualquier persona que amenace con perturbar la celebración pacífica de elecciones libres y justas.

Instamos a la Administración y la comunidad de las democracias en el hemisferio a mantener un ojo vigilante sobre las condiciones previas y durante el día de las elecciones para garantizar que la voluntad del pueblo se exprese en los resultados.

Eso es una falta de respeto, una intromisión, además de una velada amenaza incumplible. Es al Consejo Nacional Electoral y a los venezolanos todos a quienes corresponde «garantizar que la voluntad del pueblo se exprese en los resultados». No le sale a los senadores Menéndez y Rubio señalarle obligaciones al gobierno de Venezuela, ni a nuestro pueblo cuáles cosas debiéramos saber.

Buscando votos en Florida

Días antes, el presidente Barack Obama había dicho a América TV (Miami): «Mi gran preocupación respecto a Venezuela es que el pueblo venezolano tenga una voz en sus asuntos internos y que, en última instancia, pueda tener elecciones libres y justas». El pueblo venezolano tiene voz en sus asuntos internos, y no recuerdo que Obama haya manifestado sus deseos de elecciones libres y justas en la Inglaterra que eligió a Cameron, la España que optó por Rajoy y la Francia que escogió a Hollande. Uno entiende las propias necesidades electorales del Presidente de los Estados Unidos, acusado de mano débil con Chávez, pero con esas declaraciones se ha entrometido. Captando sus implicaciones, el Palacio de Itamaraty observó por boca del canciller Antonio Patriota que el gobierno de Brasil tiene plena confianza en que el proceso electoral en Venezuela será «creíble y transparente».

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Pero es un entrometido mucho peor Carlos Gustavo Romero Bonifaz, Ministro de Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. Este señor ha salido a decir que en caso de un triunfo electoral de Capriles, Bolivia se vería obligada a «revisar las relaciones bilaterales con Venezuela“. Metiéndose donde no debe, ha opinado que si Chávez perdiera la votación «se pretendería retornar a la subordinación de nuestros países al imperio del norte».

Aclaremos algunas cosas al entrometido funcionario boliviano. Bolivia recibe importante apoyo monetario venezolano gracias a los dólares que fluyen a las arcas de PDVSA, y ésta es una empresa nacional desde que Carlos Andrés Pérez nacionalizara la industria petrolera venezolana en 1975, afectando a empresas extranjeras de las que las principales eran del «imperio del norte». Tampoco parece que en su segundo gobierno Pérez diera muestras de subordinación a los EEUU cuando escogió, como invitados especialísimos a su segunda investidura, al socialista Felipe González y a Fidel Castro. Antes del primer período de Pérez, Rafael Caldera Rodríguez procedió a denunciar el tratado comercial de Venezuela con los Estados Unidos y a promover la Ley de Reversión de las concesiones petroleras.

En un famoso debate de la campaña electoral de 1963, se enfrentaron—por primera vez en la televisión venezolana—dos de los candidatos del momento: Rafael Caldera y Arturo Úslar Pietri. Éste enrostraba al primero el pecado de haber participado en el gobierno electo en 1958—en cumplimiento caballeroso del Pacto de Punto Fijo—, puesto que Acción Democrática era marxista, la encarnación del demonio. Caldera se mostró extrañado de que esa reconvención viniera de quien fuese ministro del gobierno de Isaías Medina Angarita, cuando éste había pactado con el Partido Comunista de Venezuela en las elecciones municipales de 1941 y había establecido relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. Úslar calló respecto del primer detalle, pero atinó a responder que las relaciones con la URSS habían sido inauguradas «por presión abierta y expresa del gobierno de los Estados Unidos». Claro, los EEUU estaban en guerra con Hitler y la URSS era aliado momentáneo de ese país y de Inglaterra, pero no fue Caldera quien reveló la enormidad de la soberanía disminuida sino Úslar, que al cabo de la elección acordó muy inconsistentemente que su partido ingresara al «Gobierno de Ancha Base» presidido por Raúl Leoni, militante de AD, la encarnación de Satán según los medinistas.

En Venezuela hay, naturalmente y como la hay en Bolivia, gente que piensa que los Estados Unidos son lo máximo; durante el segundo período de Caldera una fuerte corriente de opinión quería dolarizar la economía venezolana, y se promovió la «caja de conversión» como el método para hacerlo, como Argentina lo hizo, con resultados desastrosos, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem bajo su ministro financiero Domingo Cavalho. Pero la opinión de esos venezolanos y bolivianos es algo que debe ser respetado, y lo que es una irrespetuosa distorsión de nuestra historia, y un entrometimiento inaceptable, es la falsa noción de que los gobiernos democráticos venezolanos se subordinaron alguna vez al «imperio del norte».

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Medalla de oro

Romero Bonifaz es sólo el subcampeón del entrometimiento, a pesar de su notable esfuerzo. El primer lugar en el podio le corresponde al general Henry Rangel Silva, Ministro de la Defensa. Refiriéndose a Capriles, dijo: «El señor dice ayer [1º de octubre] de que va a nombrar un Ministro de la Defensa, un general activo como su Ministro de la Defensa. Eso es una de las declaraciones que realmente nunca debió haber sacado porque quiere generar o quiere proyectar un nivel de triunfalismo. ¿Cómo va a decir que va a nombrar un general activo cuando en su plan de gobierno está desarticulando a la Fuerza Armada? Yo no creo que haya general activo que se preste, en el supuesto negado por supuesto, a desarticular a la Fuerza Armada».

Bueno, veamos. En el programa de gobierno de Capriles (ProgramadeGobiernoCaprilesRadonski) no se encontrará ni una sola mención de la palabra militar o el término defensa. Varias veces se consigue la noción de seguridad, sólo que exclusivamente referida al plano social y jurídico.

Pero sí dice ese documento:

Hemos tomado como punto de partida los Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional 2013-2019 y, con la participación de cientos de expertos de todo el país y tomando en cuenta lo que aprendimos y escuchamos en nuestros recorridos por comunidades de toda Venezuela, hemos elaborado este Programa de Gobierno en función del trayecto de vida de la familia y cada uno de sus miembros y, en particular, del trayecto de aquellos que tienen más obstáculos para progresar.

Busquemos entonces en aquel acuerdo previo (lineamientosmesaunidad) el plan de «desarticular la Fuerza Armada». Esto es lo que dice en materia de La Fuerza Armada Nacional:

106. Reformular la institución castrense y redefinir su rol en el nuevo gobierno democrático, para despojarla de sujeciones ideológico partidistas.

107. Subordinar el estamento militar a los principios constitucionales y a los lineamientos institucionales del poder civil, lo que es fundamental para el fortalecimiento del sistema político.

108. Restablecer el carácter de la Fuerza Armada Nacional como una institución apolítica, obediente al poder civil, no deliberante y sometida a la Constitución y a las Leyes.

109. Proponer la revisión de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación.

110. Distinguir y definir las áreas de interés común y las áreas de interés propio para los civiles y los militares, respectivamente, a los fines de lograr el equilibrio entre ambos sectores.

111. Reducir progresivamente el monopolio militar en materia de seguridad, en la medida en que organizaciones civiles diseñen, desarrollen y ejecuten eficazmente dicha función, a los fines de que se concrete la corresponsabilidad.

112. Eliminar la Milicia Bolivariana, como cuerpo militar separado de los componentes constitucionales de la Fuerza Armada Nacional, dependiente del Presidente de la República.

113. Fortalecer los mecanismos que garanticen la investigación y el proceso por parte de autoridades civiles de las violaciones a los derechos humanos cometidas por los militares, la reparación del daño causado y la adopción de medidas que eviten la repetición de tales abusos.

114. Adoptar las decisiones dirigidas a reducir la competencia de los tribunales militares al ámbito estrictamente castrense.

115. Propiciar espacios de colaboración entre civiles y militares, en los que éstos se mantengan dentro de la esfera de actuación que democrática y constitucionalmente les corresponde.

En lo que antecede, que suscribo por entero, no hay otra cosa que la corrección de las aberraciones que las administraciones de Hugo Chávez, en contravención de la Constitución Nacional, han producido en el estamento militar venezolano, al que se le hace gritar «Patria, socialismo o muerte». Esto dice el Artículo 328 de la carta política fundamental de Venezuela:

La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su respectiva ley orgánica.

Está claro ¿no? En ningún caso puede ser llamada una desarticulación de la Fuerza Armada Nacional su regreso a lo que la Constitución le prescribe. La Fuerza Armada Nacional es hoy, por obra de Hugo Chávez y ministros como Rangel Silva, un órgano deformado, groseramente puesto al servicio de una persona y su parcialidad política. La agenda explicada arriba es una necesidad.

Quien está excedido, entrometido, es Rangel Silva. No le toca a él, no le incumbe, no es su asunto debatir si un legítimo candidato presidencial puede nombrar un militar activo como su Ministro de Defensa—del «Poder Popular», por si acaso—en la eventualidad de ser electo Presidente de la República. Claro, es característico del Ministro de la Defensa este tipo de exabruptos. (Ver en este blog Glosa de cuatro soles). Habría que preguntarle cómo es que él, general activo, se prestó a la desarticulación de la Fuerza Armada con la introducción de una milicia «bolivariana» que es, por la medida chiquita, una ocurrencia extraconstitucional. LEA

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Obama mata Osama

Ya no podrá seguir riendo de las muertes que causara

 

En la misma semana que alojó el matrimonio real inglés y la beatificación de Karol Wojtyla, Barack Obama ha anunciado la muerte violenta de Osama bin Laden, el primer hiperterrorista de la historia. (No faltará gente supersticiosa que atribuya el hecho a marcado milagro de Juan Pablo II). Se cierra, por fin, un ciclo que comenzara el 11 de septiembre de 2001, justamente al comienzo del milenio tercero, en año que ha debido estar reservado para la celebración de la humanidad. (Como en nuestro febrero de 1992, cuando un irresponsable intento golpista aguó la fiesta de los quinientos años del Descubrimiento de América). El Presidente de los Estados Unidos informó que el cadáver del hombre más buscado del mundo está en poder de efectivos militares de ese país. Una fuente de inteligencia que emergió en agosto pasado permitió ubicar al alienado líder de al Quaeda y atacarlo en las afueras de Islamabad, Pakistán, donde murió sin que hubiera bajas estadounidenses. Una rica mansión, no una cueva del desierto, fue el contexto del fin de sus días.

Obama, quien autorizó personalmente la operación que culminó en tiroteo, dijo: «Se ha hecho justicia», y el ex presidente George W. Bush, que inició las guerras de Afganistán e Irak a raíz de los ataques de 2001, hizo eco en declaración escrita: «La lucha contra el terror continúa, pero esta noche América ha enviado un mensaje inequívoco: sin importar el tiempo que tome, se hará justicia».

Los crímenes de bin Laden, por supuesto, fueron horrendos en magnitud desconocida en la historia, pero no es tampoco bueno que la muerte sea la justicia. El 3 de julio de 2003, escribía algo que quiero recordar con ocasión del deceso de bin Laden (en la Carta Semanal #43—Bushit—de doctorpolítico):

El gobierno mundial no puede ser impuesto por los Estados Unidos. Es posible y admisible que, como se daba con frecuencia en la Alta Edad Media, se reconozca que los Estados Unidos, entre los barones del planeta, ostente la distinción de primus inter pares. Lo que no puede aceptarse es su impunidad. Un esquema justo de polis planetaria requerirá, sin embargo, la cesación del gobierno del segundo Bush. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington fueron sin duda brutales, salvajes, psicopáticos. No pueden ser asimilados, sin embargo, a una dinámica bélica. Se trató, a escala hiperterrorista, de actos delictivos que debieron ser castigados como tales, mediante la acción policial—de una policía mundial que no tenemos todavía—y una corte penal—que ahora sí tenemos. Jamás con la brutalidad de un gigante militar y tecnológico que descarga su abrumadora ventaja sobre pueblos y naciones incapaces de defenderse.

LEA

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Discurso balsámico

¿Cómo se cura la vergüenza de una ciudad, de un pueblo? Comprometiéndola, comprometiéndolo con un futuro distinto, trasmutando pena en compromiso de amor y de trabajo transformador. La gente de Tucson estaba en el purgatorio, su corazón roto por la tragedia del 8 de enero. Hasta allá fue el Presidente de los Estados Unidos, en compañía del senador John McCain, para curar almas adoloridas que, de algún modo, se sentían culpables. Allá habló a la gente de Tucson, a la de Arizona, a todo su pueblo. Allí indicó el camino y el alivio de la expiación. He aquí el video que recoge sus mágicas palabras (en inglés), sus palabras sabias, necesarias y bienvenidas. Con ellas renace la política buena. LEA

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