Desde Libia en directo

Tiene corresponsales desalineados

Es posible que el jefe máximo de Telesur no esté muy contento con la labor de un corresponsal suyo en Libia, el Sr. Rid Litchie. La entrevista que hiciera Mari Pili Hernández a Litchie, por los micrófonos de la emisora Actualidad (Unión Radio), resultó ser una condena clarísima al régimen de Muammar Gaddafi, defendido por el gobierno de Venezuela, el de Cuba, por supuesto, el de Nicaragua y, últimamente, por el de Ecuador.

Peor aún, el Sr. Ritchie ha reportado que al este de Trípoli la gente le pregunta, al saber que trabaja para Telesur, cómo es posible que el gobierno del Sr. Chávez, que dice preocuparse por los pueblos, apoye al régimen de Gaddafi, que masacra al suyo.

De modo más interesante todavía, el corresponsal de la cadena noticiosa manejada desde Caracas registra que los libios en rebeldía tampoco quieren la intromisión de los Estados Unidos o Europa en sus asuntos internos. Su liberación de la dictadura es cosa enteramente suya. Es una magnífica advertencia a países que, como los miembros de la OTAN, están acostumbrados a meterse donde no los llaman.

Dice Rid Litchie que los militares rebeldes «…están entrenando a los civiles que habían luchado con piedras y pacíficamente en las calles, hasta el momento en que Gaddafi comenzaba a reprimirlos brutalmente».

Dice Rid Litchie: «…el problema para los periodistas está en Trípoli, donde ahí, pues, los periodistas sólo pueden entrar totalmente supervisados y controlados por los funcionarios del gobierno de Gaddafi».

Dice Rid Litchie: «…lo que nosotros hemos podido ver en los hospitales aquí es algo realmente asombroso. Hablan de crímenes de lesa humanidad… Y realmente hay mucha evidencia, evidencia abrumadora, realmente, [de] que el gobierno de Gaddafi ordenó a sus fuerzas de seguridad disparar a los manifestantes sin armas, y disparan a matar… Todas las heridas, o la gran mayoría de las heridas, [son] en el pecho, en el cuello, en la cabeza. Estaban apuntando a esas áreas, estaban intentando matar».

Dice Rid Litchie: «…lo que nos preguntó alguien aquí, porque trabajamos con Telesur, era por qué el Presidente de Venezuela apoya al gobierno de Muammar Gaddafi; por qué el presidente venezolano y otros líderes mandatarios de América Latina, que están a favor de los procesos sociales, de la justicia social y  los cambios revolucionarios, estarían apoyando a un dictador que dispara contra su propio pueblo».

Dice Rid Litchie: «…aquí la gente no está a favor de la política de los Estados Unidos. No quieren la intervención militar, no quieren la intervención de los EEUU… No quieren que ver nada con EEUU, no quieren que ver con Europa… Es, sin duda, una revolución popular».

He aquí el audio de la insólita entrevista el que, naturalmente, puede también ser escuchado en la página web de la emisora Actualidad. (Debo agradecer al físico venezolano José Álvarez Cornett el dato del audio que aquí se reproduce). LEA

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I Pagliacci Country Club

En cola: Mugabe, Lukashenko, Chávez

Es un club realmente exclusivo (y excluyente). Está conformado por los autócratas en el poder. Chávez es sólo de los más recientes, un recién venido, si se le compara con Fidel Castro (52 años mandando), Muammar al-Gaddafi (casi 42), Robert Mugabe (31), Kim Jong-il (18), Alexander Lukashenko (17)  o Abdullah bin Abdul-Aziz (15). Hu Jintao es un rookie que se encaramó tan recientemente como en 2003.

Ahora que está claro que el tsunami político del norte de África no ha cesado, ahora cuando colapsa el régimen del más destacado de los payasos, Gaddafi, a pesar de su «fraternal» brutalidad—uno de los títulos del déspota libio es el de Líder Fraternal y Guía de la Revolución—, que envía helicópteros a disparar desde el aire a los manifestantes en su contra y a masacrar entierros de sus previos asesinatos, está claro asimismo cuál es el tema central de las revueltas populares en el mundo árabe: el repudio de las autocracias. El mundo árabe, en una sorprendente lección de alcance planetario, está diciendo que los dictadores que se venden como indispensables son en verdad enteramente prescindibles, se disfracen o no de demócratas, celebren o no elecciones.

De este descomunal movimiento no hay que temer que surjan estados teocráticos al estilo iraní. Es la gente joven, secularizada, moderna, respetuosa de los derechos de la mujer, lo que irrumpe como ola imparable. Ninguna otra cosa que un abrazo que cruce océanos es lo que debemos ofrecer a esta liberación. Nada justifica que alguien se crea necesario como gobernante; incluso más: nadie debe verse más nunca como gobernante, sino como servidor. Menos todavía cuando se trata de un gobierno absoluto. (DRAE: Aquel en que todos los poderes se hallan reunidos en una sola persona o cuerpo, sin limitación, especialmente en un monarca).

Hugo Chávez no ha escondido nunca su vocación autocrática. En abril de 1999 escribía una trasnochada carta a la Corte Suprema de Justicia, que concluyó de este modo: «Inmerso en un peligroso escenario de Causas Generales que dominan el planeta (Montesquieu; Darwin), debo confirmar ante la Honorabilísima Corte Suprema de Justicia el Principio de la exclusividad presidencial en la conducción del Estado». (Destacado de este blog). Al estilo del prototipo de los monarcas absolutos, Luis XIV, Chávez produjo una engorrosa oración altisonante y pretenciosa—todavía lo asesoraba Norberto Ceresole—que viene a decir más o menos lo mismo que l’État c’est moi. Tampoco ha ocultado que se siente mucho más a gusto reuniéndose con Castro (sobre todo), Ahmadinejad, Gaddafi, Lukashenko y cualquier otro tirano en el mundo. Es esta clase de conchupancia interesada lo que hizo crédulo a William Hague, Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, quien dijo que Gaddafi pudiera haber huido de Libia para refugiarse en Venezuela. Por algo prestó crédito a la especie, ya desmentida por el gobierno venezolano. El prepotente hijo del tirano libio, Saif al-Islam, dijo por la televisión estatal—una VTV cualquiera—que la salida de su padre traería el caos a su país. Es el mismo chantaje que Chávez ha usado más de una vez en contra nuestra.

Mutuo afecto

Chávez, por supuesto, no ha llegado a los extremos inmisericordes de Gaddafi. En otras ocasiones se ha precisado aquí una noción que no debe ser olvidada, en momentos cuando la neurosis de los opositores enfermizos del régimen venezolano saca las cosas de proporción. Por ejemplo, en el artículo Contra los necios, de hace exactamente un año, donde se apuntaba: «…no se necesita mucha sagacidad para entender que el chavoma, por más pernicioso e invasivo que sea, es mucho menos virulento que el hitleroma». (Al hacer defensa de José Antonio Abreu y Gustavo Dudamel, con frecuencia molestados por una mezquina necedad).

Pero a pesar de su relativamente baja virulencia, el pernicioso régimen chavista debe estar consternado con estas protestas populares que se extienden desde Túnez hasta el Yemen, pasando por Egipto y por Libia. Por ahora, Chávez calla ante la masacre del pueblo libio. No ha tenido la ocurrencia de pedir a su compinche Muammar que devuelva la réplica de la espada de nuestro Libertador. LEA

La profanación de los símbolos

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(Ver en La Patilla, Chávez comparó a Gadafi con Bolívar).

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La corrupción de la historia

23 de enero de 1958: inmediaciones de la Seguridad Nacional

A los forasteros les parecía  que los espartanos habían vendido su alma. No sólo oprimían a sus siervos, sino que habían entregado gran parte de su libertad a su maquinaria militar. Culturalmente, sus vidas eran estériles. Mucho antes, los espartanos habían sido conocidos por sus poetas, su música y su alfarería y sus armas fundidas en bronce. Los poetas de toda Grecia habían competido todos los otoños en un festival espartano. Pero en la época de su apogeo, Esparta era un páramo cultural. Su capital era una simple colección de aldeas, con apenas algún bello templo. Para los espartanos, la música eran simplemente canciones de guerra y el sonido de las flautas cuando marchaban a la batalla.

James C. Davis

La increíble historia de la humanidad

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Hoy han salido a la calle manifestaciones oficialistas y opositoras para conmemorar los acontecimientos del 23 de enero de 1958. Todos sabemos que ese hito marcó el inicio de la vida democrática venezolana (luego del breve interregno de 1947-48). Uno de los dos lados no tiene autoridad moral para festejar, y dos videos, ambos llenos de distorsión, lo comprueban. El primero exhibe cómo presentó hoy Telesur la historia a partir de entonces, con una carga de adulteración esperada de un medio oficialista. (Ni siquiera tiene como son los datos más elementales: la locución señala que la Junta Patriótica se formó a raíz del derrocamiento de Pérez Jiménez, a quien correctamente califica de dictador, cuando esa agrupación clandestina estuvo muy activa antes del hecho y fue un factor decisivo en la conclusión del régimen. Tampoco fue, como afirma el locutor, una alianza de civiles y militares). El video de Telesur dice que la democracia antes de Chávez sumió a Venezuela en la miseria. ¿Qué pudiera decirse de la dictadura cubana, favorita del régimen actual, que ha mantenido en la miseria al pueblo de Cuba durante 52 años, ante la que la pobreza que hubiera habido en Venezuela para 1998 resultaba ser opulencia envidiable para los cubanos? También «reporta» el canal gobiernero que la democracia pre-chavista (toda ella) habría impuesto una agenda «neoliberal» (vigente sólo durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez). ¿Sería neoliberal la decisión del mismo Pérez de nacionalizar la industria petrolera venezolana en 1975, cosa que ha permitido al incompetente gobierno de Chávez financiar su resentida farsa del socialismo del siglo XXI?

Pero el segundo video es increíble. El amo de Telesur, canal que celebra la mascarada oficialista de marchar para festejar la caída del dictador en 1958, se encarga de exponer ante una asamblea de militares venezolanos que Pérez Jiménez fue ¡el mejor presidente que tuvo el país! (Antes de su propia pasantía, por supuesto). La tesis de Chávez es que Pérez Jiménez, pobrecito, fue desacreditado por ser militar, como los espartanos.

¿En qué quedamos? LEA

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Glosa de cuatro soles

¿Curándose en salud?

En el sitio web de Últimas Noticias ya no puede leerse la entrevista realizada al general Henry Rangel Silva, que le mereciera un cuarto sol sobre su charretera al jefe del Comando Estratégico Operacional, la suprema instancia militar del país, inferior únicamente al Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, el Presidente de la República. En su lugar, aparece ahora la siguiente advertencia: Server Error in ‘/’ Application. The resource cannot be found. Description: HTTP 404. The resource you are looking for (or one of its dependencies) could have been removed, had its name changed, or is temporarily unavailable.

Lo que sí puede encontrarse es la oferta de un video—en realidad sólo una banda de audio con títulos frecuentemente infieles—colocado por el propio periódico en YouTube, en el que obviamente se ha editado las palabras del premiado y apremiado general. Hay una sección crucial de sus declaraciones que ha desaparecido. He aquí el «video»:

La tramposa selección hecha por Últimas Noticias deja en pie declaraciones que pudieran estirarse para argüir, oficialistamente, que Rangel Silva se ha atenido a una interpretación tolerable de la Constitución. De lo suprimido, sin embargo, hay registro, pues Noticias 24 tiene en su web el texto que fuera impreso en el periódico insignia, complaciente e interesado y medroso, de la Cadena Capriles. Las afirmaciones suprimidas, esfumadas, escamoteadas son las siguientes: “Los ataques están en la agenda de la oposición. El elemento Fuerza Armada históricamente ha sido utilizado para de alguna manera derrocar gobiernos… Ellos actúan apoyados por terceros países y eso afecta el nacionalismo. La hipótesis (de un gobierno de la oposición) es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN no, y el pueblo menos”.

En primer término, es realmente irónico que se postule la utilización de los militares para derrocar gobiernos como verdad histórica. Si acaso, pudiera sostenerse que tal cosa ocurrió—en una larguísima serie de golpes de Estado por los militares y para usufructo de militares—únicamente en 1945, cuando en su 18 de octubre se produjo un golpe en alianza de civiles (Acción Democrática) y militares para dar paso a un gobierno civil democráticamente electo (que de todos modos fue depuesto por militares el 24 de noviembre de 1948, en sólo nueve meses después de la toma de posesión de Rómulo Gallegos). Apartando esa única excepción, absolutamente todos los derrocamientos de gobiernos ocurridos en Venezuela—y son muchos, aunque menos que los de Bolivia—han sido emprendidos por militares sin que civil alguno los utilizara. Ellos utilizaron a los civiles, como Juan Vicente Gómez a Laureano Vallenilla Lanz o José Gil Fortoul. Hay que tener tupé para proponer esa absurda distorsión de la historia.

Luego, salta a la vista que Rangel Silva no se ha percatado de que el gobierno del Sr. Chávez actúa apoyado «por terceros países»—Cuba, principalmente, Bolivia, Argentina, Ecuador, Nicaragua—y que tampoco cree que tal cosa «afecta al nacionalismo».

Lo peor de su concepción, sin embargo, es que un gobierno de la oposición, a pesar de que viniera determinado y decidido por una mayoría popular, «sería vender al país», y que eso ameritaría el desconocimiento de un resultado electoral. Eso fue lo que verdaderamente Últimas Noticias ha intentado borrar.

Rangel Silva no tiene la menor base para suponer que un gobierno presidido por alguien que no comulgue con la política de Hugo Chávez negaría la inclusión social o la disminución de la pobreza, por una parte; por la otra, el gobierno de Chávez es excluyente, y hoy hay en el país más pobreza que nunca. Ha habido, sí, disminución de la pobreza durante el régimen chavista: la de gente como Antonini Wilson, por ejemplo, con quien Rangel Silva conversara—¿cuál era la razón militar, profesional, de su conversación?—luego de que fuera denunciado por la entrada ilegal de 800 mil dólares a Argentina en vuelo de PDVSA, o la pobreza de Walid Makled.

En el simplista mundo de Chávez, que ofrece como gastado pretexto, y el de personas aparentemente mesmerizadas por él, como Rangel Silva, todo aquel que repudie el modo de gobernar del primero es automáticamente un vendepatria, un golpista—como él—, un salvaje capitalista, un agente del imperio. La muy inmensa mayoría del país no es ninguna de esas cosas y, como quedó demostrado el 26 de septiembre, la mitad de ella está enfrentada al gobierno.

Es francamente un razonamiento muy defectuoso postular que el pueblo rechazaría un hipotético gobierno opositor, cuando la única manera de que llegara a constituirse es, precisamente, por una decisión de la mayoría de ese pueblo.

Sobre todo Chávez, sin embargo, deja traslucir él mismo sus temores. En el programa en el que anunciara el cuarto sol para Rangel Silva, dijo: “Siguen tratando de generar divisiones en la Fuerza Armada, en el pueblo, en el partido, y tratan de dividir para golpear, por eso nuestra respuesta debe ser, unidad, unidad y más unidad”.

¿A cuál división se refería? Sólo puede ser la división entre Rangel Silva y él mismo, puesto que la «unidad, unidad y más unidad», que prescribía con evidente angustia, se manifestaba con el premio del ascenso como antídoto de la división. Así se unía, se unía y se unía más a Rangel Silva.

El fundado temor de Chávez de perder las elecciones de 2012 fue destacado por Teodoro Petkoff en su programa por Globovisión. He aquí lo que expuso:

En las últimas «Líneas de Chávez» ha escrito el Presidente de la República, un mandatario con propensión usurpadora de la Corona que es el Pueblo:

La canalla ha convertido unas palabras de un soldado venezolano, palabras que expresan una firme posición de dignidad, en el pretexto para agredir a la Patria, transgrediendo lo que el buen sentido dictamina e insinuando cualquier tipo de intervención foránea contra Venezuela.

Esa canalla que aplaude todo lo que vomita desde Colombia un confeso narcotraficante en contra de los poderes nacionales, de nuestras instituciones y de compatriotas de dilatada trayectoria a los que me une la vergüenza patria y la vocación de servicio, es la misma canalla que pide que echemos a los leones al General Henry Rangel Silva, precisamente por diferenciarse años luz de aquella casta militar corrupta y complaciente* con los intereses apátridas.

Los párrafos citados vienen justamente después de alabar la intervención foránea de Cuba en Venezuela, pero lo sintomático es su alusión a lo que está dispuesto a cantar Walid Makled. Rangel Silva no nombró para nada a Makled en sus declaraciones a Últimas Noticias, hoy un archivo que could have been removed, had its name changed, or is temporarily unavailable. LEA

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* Respecto de ser complaciente: Un año antes de declararse marxista—“Lo asumo. Yo cuando asumo, asumo”—ante la Asamblea Nacional, hablaba allí mismo en ocasión similar (13 de enero de 2009). En uno de sus peculiares recuentos históricos, regresó a febrero de 1989, cuando Carlos Andrés Pérez asumía por segunda vez la Presidencia de la República. Chávez aludió específicamente al acto de toma de posesión de Pérez en el Teatro Teresa Carreño, el fastuoso acto que mereció el cognomento de “coronación”. Recordó Chávez, incluso, que Fidel Castro—su “padre”—estaba entre los circunstantes que aplaudían a Pérez. Entonces, el Presidente de la República dijo que él era quien aplaudía más frenéticamente—aunque por supuesto conspiraba ya activamente—para disimular y que se le tuviera por persona afecta al régimen. Esta confesión la expuso con orgullo satisfecho, como si el engaño fuera travesura meritoria, inmoralidad necesaria a la revolución que todo lo absuelve. (Ser marxista, 18 de julio de 2010). Él mismo, a confesión de parte, se mostró complaciente con Pérez, sólo que a su complacencia añadió la hipocresía.

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Ésas son puras mentiras* (Actualizado)

Manipulación enteramente inútil

Archivo de audio con la lectura del artículo: Ir a descargar

El Presidente de la República seudobolivariana de Venezuela me perdonará si no interpreto con fidelidad lo que dijo ayer, en la rueda de prensa a la que convocó representantes de la prensa extranjera, para un intento de controlar los daños que sufriera su anacrónica e inepta revolución el domingo 26 de septiembre. No vi prácticamente nada de esa rueda de prensa salvo el fragmento en el que la periodista Andreína Flores lo hace desvariar y contestarle con ataques personales, en una nueva exhibición de su pobreza argumental. Lo que conozco es la concisa y útil sinopsis que hiciera de ella Noticias 24, la que estimo fiel.

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Pone la nota de Noticias 24: “Chávez criticó a voceros opositores que se han adjudicado la victoria en las parlamentarias de ayer. ‘Esa es su naturaleza, (están) mintiendo, manipulando’, dijo”. Más adelante reporta: “Dijo entonces que la oposición logró 5.320.175 votos ayer, estableciendo una diferencia de más de 100 mil votos con respecto a las alianzas del oficialismo, que lograron 5.422.040 votos, aun cuando esto no era una elección nacional… ‘Ellos están sumando para sí más de 500 mil votos que corresponden a un conjunto de otros partidos que no son de la Mesa de la Ultraderecha’, aseguró Chávez”.

El presidente Chávez no tiene poderes sobrehumanos que le permitan conocer la naturaleza de nadie; ni siquiera tiene estudios de Psicología. La acusación de que quienes señalan que el domingo hubo más votos contra Chávez mienten y manipulan, en cambio, es una proyección clásica: el segundo más primitivo de los mecanismos de defensa psicológicos enumerados por Sigmund Freud. El presidente Chávez miente de modo consuetudinario, y con la misma frecuencia atribuye su conducta falaz a los que disienten de su política. Ya el 10 de agosto de 1998 escribí sobre esto un artículo (Yugo Chávez es un mentiroso) que publicó El Diario de Caracas, del que transcribo ahora unos pocos fragmentos:

Una de sus reiteradas explicaciones, cuando intenta defender su infeliz ocurrencia del 4 de febrero de 1992, es que el frustrado levantamiento de esa fecha se produce como rectificación “bolivariana” de los acontecimientos del 27 y el 28 de febrero de 1989. La lógica chavista procede más o menos de este modo: primero, Simón Bolívar había señalado que un ejército sería maldito si enfilaba las armas contra su pueblo; segundo, Carlos Andrés Pérez ordenó al ejército venezolano enfilar sus armas contra el pueblo en 1989; tercero, en consecuencia, la asonada del 4 de febrero no fue otra cosa que el castigo merecido por el pecado perecista.

Eso es mentira. Mentira dicha con el mayor desparpajo, con el mayor irrespeto por la inteligencia y la memoria de ese pueblo que él dice defender. Durante su breve prisión en el penal de Yare, cuando no preveía aún el posterior desarrollo de los acontecimientos y por tanto se encontraba algo descuidado, Hugo Chávez Frías admitió que el grupo que encabezó el intento de golpe de Estado de 1992 llevaba muchos años conspirando, por lo menos cinco años antes de que se produjeran los disturbios de 1989, la excusa que ahora ofrece como explicación.

Hugo Chávez Frías miente. Miente cuando dice y repite que el artículo 250 de la Constitución Nacional lo obligaba a la asonada. (Así declaró, por ejemplo, a la revista Newsweek en 1994). Hugo Chávez Frías miente. Porque el texto del artículo 250, que por sí solo constituye el Título XI (De la inviolabilidad de la Constitución) lo que dice en su primer inciso es lo siguiente: “Esta Constitución no perderá vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En tal eventualidad, todo ciudadano, investido o no de autoridad tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

Veamos entonces. Hugo Chávez Frías estaría diciendo la verdad, por una parte, si el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez hubiera dejado de observar la Constitución por acto de fuerza o la hubiera derogado por un medio distinto del que ella misma dispone. Y es muy claro que ninguno de esos dos casos estuvieron presentes en 1992. Por otra parte, no creo que puede sostenerse que una conspiración militar, preparada largamente, puede ser entendida como una “colaboración” para el restablecimiento de la efectiva vigencia de la Constitución. Al contrario, nada hay más inconstitucional que la única acción notoria de Hugo Chávez Frías. (Artículo 115 de la Constitución: “Los ciudadanos tienen el derecho de manifestar pacíficamente y sin armas, sin más requisitos que los que establezca la ley”. Artículo 119: “Toda autoridad usurpada es ineficaz, y sus actos son nulos”. Artículo 120: “Es nula toda decisión acordada por requisición directa o indirecta de la fuerza, o por reunión de individuos en actitud subversiva”).

También manipula, para no decir que miente, el presidente Chávez cuando se refiere a la Mesa de la Unidad Democrática como la “Mesa de la Ultraderecha”. El partido COPEI, que antaño se ubicara al centro-izquierda, es hoy una organización de centro-derecha, como lo es Primero Justicia; ninguno de los dos puede ser ubicado sin faltar a la verdad en la derecha extrema. Los partidos Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, miembros como los anteriores de la MUD, son formaciones socialdemócratas, colocadas en el centro-izquierda. Los partidos Podemos, La Causa R y Bandera Roja son socialistas, organizaciones de izquierda. (Y el partido Patria Para Todos, que no pertenece a la MUD pero también se opuso al PSUV desde una postura socialista, tampoco puede ser considerado de derecha, mucho menos de ultraderecha. Si alguien manipula en estas cosas expertamente es Hugo Chávez).

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El domingo 26 de septiembre hubo más votos por candidatos que no eran del PSUV o sus aliados. Las cifras que ofreció el propio Presidente reflejan inequívocamente ese resultado. Más de la mitad de los votantes optó por rechazar la oferta oficialista, y esto es una realidad que el Presidente no podrá ocultar con ningún malabarismo, como tampoco el Consejo Nacional Electoral. (Cuadro de abajo con cifras totales definitivas del CNE).

Esto sí es una victoria de m...

Dice Noticias 24: “Chávez puso la jornada de ayer en cifras, indicando que las fuerzas aliadas al gobierno lograron el 59,39% de los diputados, mientras que la oposición logró 40% del parlamento”. Pero lo que Chávez oculta para su conveniencia es que en la Asamblea Nacional actuante el PSUV sienta a 139 diputados y esta vez logró elegir a 98; esto es una pérdida de 41 curules. Del lado opositor, la actual Asamblea tiene 11 diputados; la nueva tendrá 67 (65 MUD + 2 PPT), para una ganancia de 56 curules. (El oficialismo, no obstante, tiene una manera peculiar de sacar sus cuentas. Hoy reporta la web de Unión Radio declaraciones de la diputada electa al Parlamento Latinoamericano por el PSUV, Ana Elisa Osorio, quien dijo: “Hubo un decrecimiento, porque hoy en día sólo con el Partido Comunista y nosotros tenemos 98, y ellos llegaron a 65 después que tuvieron 80, así que realmente han venido perdiendo espacios”. De su propia pérdida parece no tener ningún conocimiento).

Que el PSUV alcanzó una votación mayor en mayor número de estados es verdad, pero la unidad de la democracia no es el territorio, es el ciudadano, y un mayor número de ciudadanos votó en su contra. Gracias a la redistribución sesgada de los circuitos efectuada por el CNE—así venga hoy la rectora Lucena, algo tarde, a defenderla con la cínica noción de que no se hizo para favorecer a nadie—, las zonas menos pobladas y desarrolladas del país quedaron sobrerepresentadas en la Asamblea. (Gustavo  Tarre Briceño no tiene razón, sin embargo, cuando dice que esto es inconstitucional, puesto que la Constitución garantiza la representación de las minorías, pero igualmente garantiza la personalización del voto, es decir, la elección nominal, sin indicar la proporción de la mezcla de ambos principios. Ver sobre el punto Elecciones de Asamblea Nacional en este blog).

Que la elección tuvo una estructura mayormente circuital, como la llama el Presidente de la República, es también cierto, pero verdad es asimismo que el presidente Chávez quiso que se interpretara como un plebiscito sobre su persona, y aseguraba (el 16 de septiembre) que  ya estaba en campaña para las elecciones de 2012 y que la elección de la Asamblea sería un preludio de lo que pudiera suceder en las elecciones presidenciales. No puede, por tanto, sin incurrir una vez más en la inconsistencia que le es tan característica, venir ahora con que las elecciones del pasado domingo eran circuitales y no deben ser interpretadas como un evento nacional.

Más aún: la campaña de los candidatos del PSUV fue asumida como una sola tarea colocada sobre los hombros universales y únicos de Hugo Chávez. Todavía cuelgan en las calles los carteles en los que el rostro del Presidente empequeñece el de los verdaderos candidatos. Y tan temprano como en mayo de este año, el fallecido Willian Lara, cuyo nombre fue escogido por el presidente Chávez para designar las operaciones de su aparato en la fecha electoral, definía el carácter único de la campaña. Leo en Correo del Orinoco del 10 de mayo:

Willian Lara, gobernador del estado Guárico y miembro del PSUV, hizo referencia a la campaña  única que realizarán las candidatas y los candidatos que resultaron ganadores en las elecciones internas del partido revolucionario, para participar en la contienda por los curules de la Asamblea Nacional que se efectuarán el próximo 26 de septiembre.

El periodista y Gobernador del estado Guárico indicó que los candidatos ganadores en los comicios internos no podrán realizar campañas políticas individuales, sino en equipo. En ese sentido, el militante de la organización revolucionaria resaltó que se conformará un comando nacional de campaña, el cual se regirá bajo los estatutos de la dirección nacional del PSUV.

“Este comando de campaña abarcará cada uno de los circuitos electorales y, por ende, en cada uno de los estados del país”, dijo Lara, al tiempo que precisó que se debe “hacer una sola campaña para no segmentar al electorado“.

Ahora, cuando una mayoría nacional ha votado contra los candidatos de la alianza encabezada por el PSUV, el presidente Hugo Chávez pretende que ese planteamiento centralista y único de la campaña, en ámbito nacional, sea olvidado. Ya no quiere que se le mencione lo que Lara y él dijeron.

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Curiosamente, el presidente Chávez escogió referirse ayer a dos temas ajenos a las elecciones del 26 de septiembre: el primero fue su reiterada invitación—más bien desafío—a la convocatoria de un referendo revocatorio de su mandato.

Noticias 24 reproduce sus palabras: “Si dicen que ya son mayoría, convoquen un revocatorio. Les hago un reto, como dicen que son mayoría, ya yo cumplí tres años de este período, tres años y medio, les hago un reto: convoquen a referéndum. ¿No son mayoría? Háganlo. ¿Por qué esperar dos años?”

Es un tema que se ha convertido para él en obsesión. Desde el año pasado anda en eso. La última vez que lo planteara fue el 2 de junio, cuando añadiera un elemento nuevo: “¿Por qué no llaman a un referendo revocatorio, si la constitución les da ese derecho? Aprovechan las elecciones y piden un referendo para el 26 de septiembre”. Noticias 24 reportó ese día: “Según Chávez, el Consejo Nacional Electoral está en capacidad de organizar la consulta revocatoria en 4 meses”.

La idea de celebrar el referéndum junto con las elecciones la había plagiado de este blog, que había propuesto el 31 de mayo, dos días antes de lo que Chávez presentó como su ocurrencia, lo siguiente:

…somos los Electores—10% del registro electoral—quienes debemos ocuparnos de la convocatoria. Somos nosotros quienes, por iniciativa popular, tendremos que causar la consideración, por parte de cada ciudadano hábil para votar, de esta pregunta: “¿Está usted de acuerdo con la implantación en Venezuela de un sistema político-económico socialista?”

Este blog anuncia que ya hay quienes estamos estudiando la ingeniería de la cosa, y que nos proponemos que la consulta tenga lugar exactamente el domingo 26 de septiembre de este mismo año. De este modo, no se exige un gasto adicional y un esfuerzo organizativo distinto al Consejo Nacional Electoral.

Y es que este referéndum sobre el socialismo fue propuesto por vez primera en la Carta Semanal #341—Parada de trote—de Dr. Político el 23 de julio de 2009. Se trata de un referéndum que el Presidente de la República habría podido convocar en Consejo de Ministros si hubiera tenido las agallas, a diferencia del revocatorio que no puede convocar contra sí mismo. De hecho, en este blog—leído, si no por él mismo (águila no caza moscas), por su Sala Situacional—le dije:

De modo, pues, Señor Presidente, que si Usted ha recomendado insistentemente a sus opositores organizados en partidos políticos la convocatoria de un referéndum revocatorio en Su contra, a Usted puede recomendársele recíprocamente, más bien exigírsele, que convoque Usted mismo, en acuerdo con Sus ministros, el referéndum consultivo sobre la conveniencia de instaurar en nuestro país un régimen político-económico socialista.

Si Usted cree verdaderamente en la democracia participativa, si Usted puede ver que la pretendida instauración modifica profundamente la estructura y el concepto del Estado venezolano y las costumbres de la Nación, si puede ver que Usted no tiene derecho de imponer tal cosa, por su gravedad, sin recabar la opinión del Soberano, entonces Usted no puede negarse a la inmediata convocatoria del referéndum descrito. Usted nos debe esa consulta; se la debe al Pueblo, el Poder que le supera. (Emplazamiento de Caracas, 8 de febrero de 2010).

El presidente desafiante, el político que se la pasa retando y profiriendo amenazas, optó por ignorar el razonable emplazamiento. No tuvo el valor de asumirlo; él, que acostumbra decir que asume.

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La segunda referencia presidencial a un asunto desconectado de las elecciones del 26 de septiembre fue el descarado, lastimero y repetido intento de que no se le tenga por golpista. Una vez más, la cita procede de Noticias 24: “Yo participé en una rebelión, si lo llaman golpe, está bien, lo acepto. La rebelión está diametralmente opuesta a los golpes de Estado; fue la juventud militar que se alzó contra los altos mandos”.

Cada vez que Hugo Chávez se refiere a los actos abusivos del 4 de febrero de 1992 cambia los matices, dice cosas distintas. Él recordará que nos vimos por primera vez en un desayuno durante la campaña presidencial de 1998, y que ya en esa ocasión le hice conocer mi opinión acerca de su criminal abuso. Tal vez, en cambio, no leyera un artículo con el que penetré la revista Zeta, algo premonitoriamente, un mes antes del Carmonazo. De él cito:

Esto dice, por ejemplo, la Declaración de Derechos de Virginia, de la que calcaba tres semanas después la Declaración de Independencia de los Estados Unidos: “…cuando cualquier gobierno resultare inadecuado o contrario a estos propósitos—el beneficio común y la protección y la seguridad del pueblo, la nación o la comunidad—una mayoría de la comunidad tendrá un derecho indubitable, inalienable e irrevocable de reformarlo, alterarlo o abolirlo, del modo como sea considerado más conducente a la prosperidad pública”.

El sujeto del derecho de rebelión, como lo establece el documento virginiano, es la mayoría de la comunidad. No es ése un derecho que repose en Pedro Carmona Estanga o un grupo de comandantes que juran prepotencias ante los despojos de un noble y decrépito samán. No es derecho de las iglesias, las ONG, los medios de comunicación o de ninguna institución, por más meritoria o gloriosa que pudiese ser su trayectoria. Es sólo la mayoría de la comunidad la que tiene todo el derecho de abolir un gobierno que no le convenga. El esgrimir el derecho de rebelión como justificación de golpe de Estado equivaldría a cohonestar el abuso de poder de Chávez, Arias Cárdenas, Cabello, Visconti, Gruber Odremán, Chacón y demás golpistas de nuestra historia, y esta gente lo que necesita es una lección de democracia. (3 de marzo de 2002, referido en Salir de la caja, 25 de marzo de 2004).

Pero todavía insiste desde su mala conciencia, aunque nadie le hubiera tocado ayer el tema, ni siquiera Andreína Flores. Con la negación: el más primitivo de todos los mecanismos freudianos de defensa. LEA

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*Ésas son puras mentiras. Los amigos invisibles. Ir a descargar
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