Hay música que no requiere la palabra. Se pudiera decir que es música pura; en un sentido, música muda. Es la música que llamamos instrumental.
Aquí llega el sonido
Muchas veces ha sido pensada para el baile, pero siempre lo es para ser escuchada. Es una de las maravillas de la vida que pueda suscitarse tanto placer por algo que llegue al cerebro desde dos apéndices en ubicación simétrica a los lados del cráneo. Un nervio especializado—el octavo par craneal—es el encargado de transmitir la sensación del oído a la corteza cerebral, junto con otra información esencial para el baile, el sentido del equilibrio. (Clásicamente denominado nervio auditivo o acústico, recibe hoy el nombre de nervio vestíbulo-coclear, justamente para recordar que transmite ambas sensaciones). Sus fibras alcanzan la llamada corteza auditiva primaria en el lóbulo temporal del cerebro (aréas 41 y 42 del mapa de Brodmann), pero hay al menos dos zonas adicionales, secundaria y terciaria, que procesan ulteriormente la percepción del sonido. El asunto es bilateral, como las orejas, una condición que permite la estereofonía y la capacidad de ubicar con precisión el origen espacial de una fuente sonora. (Esto no es posible con las frecuencias bajas, cuya longitud de onda supera la distancia entre las orejas. De allí que no importe la colocación de un subwoofer en una sala para disfrutar el rendimiento de un buen equipo de sonido).
El inolvidable Glenn Miller
Pero ¿qué hago en este territorio de la acústica? Entrémosle a la música instrumental de una buena vez. Glenn Miller (1904-1944), líder de una big band basada en saxofones (cum clarinete característico) y metales, hizo bailar a miles con Chattanooga Chooh Chooh, In the Mood o Pennsylvania 6-5000. En 1939 compuso y grabó por primera vez Moonlight Serenade, un foxtrot que tuvo letra de Mitchell Parish. Pero fue la versión instrumental la que se universalizaría como marca de fábrica de la orquesta de Miller, y ésta la adoptó como pieza que abría todas sus presentaciones. Es, por tanto, perfecta para abrir el grupo de esta entrada musical #49 del blog. Hela aquí por esta banda eterna, dirigida por el oficial especial Glenn Miller, perdido en acción el 15 de diciembre de 1944 sobre el Canal de la Mancha, cuando se dirigía a París para animar con la Banda de la Fuerza Aérea de los EEUU a los soldados que habían liberado a la Ciudad Luz de las garras nazis. Moonlight serenade
Annunzio Paolo Mantovani
Ray Conniff
Si seguimos «comenzando», Beguin the beguine, de Cole Porter (1891–1964) es la pieza indicada. En Una docena más en este blog, se indicó incorrectamente el origen mítico de esta pieza, señalando que Porter la habría «inventado» al piano del Hotel Ritz en París. La verdad es que la compuso en 1935 mientras viajaba por el Pacífico en el buque Franconia de la línea Cunard. En octubre de ese año, se estrenaría el musical Jubileo, con música enteramente compuesta por Porter sobre un libreto de Moss Hart. Uno de los números era el beguine que cantó June Knight con gran éxito. Mantovani y su orquesta nos traen la pegajosa pieza de Porter. Y, si seguimos con este compositor de canciones inolvidables, cabe colocar también I’ve got you under my skin, la pieza favorita de la hermana María Elena que cantara maravillosamente, entre muchos, Frank Sinatra. La versión instrumental es en esta ocasión la de la orquesta de Ray Conniff.
Begin the beguine
I’ve got you under my skin
Creía en el matrimonio
Fue hacia 1927 cuando Rita Montaner grabó una rumba de Moisés Simons (1889-1945) que todos hemos escuchado (y bailado): El manisero. Pero sería la versión grabada por Antonio Machín y la Orquesta Habana Casino en 1930 la que vendería más de un millón de copias en discos de 78 revoluciones por minuto, la primera vez que esto ocurría para una pieza compuesta por un cubano. Simons llegó a obtener regalías de más de cien mil dólares tan sólo por la venta de partituras. Y Rita Montaner fue la primera esposa de Xavier Cugat (Francesc d’Asís Xavier Cugat Mingall de Bru i Deulofeu), un vasco-cubano-estadounidense que más tarde tendría otras cuatro consortes (entre ellas la bomba sexy Abbe Lane). Es con la Orquesta Waldorf-Astoria fundada y dirigida por Cugat, que escuchamos ahora The Peanut Vendor.
El manisero
La edición original de 1902
Bastante antes, Scott Joplin (1867-1917) componía y publicaba The entertainer (1902), el ragtime que volvió a popularizarse al ser empleado como tema de la película El golpe, coprotagonizada por Paul Newman y Robert Redford. (The sting fue a las salas de cine el día de Navidad de 1973; al año siguiente ganó siete Premios Oscar, entre ellos el de mejor película). Una sífilis terciaria llevaría a Joplin a la demencia y a la muerte, pero este músico ya había desatado una previa locura por el ragtime con su pieza emblemática: The Maple Leaf Rag, e influido de manera decisiva la evolución del jazz. Aquí toca The entertainer, con el ritmo sincopado característico del rag, Joshua Rifkin, quien grabó tres álbumes de larga duración con obras de Joplin y contribuyó a su redescubrimiento tanto como lo hiciera la película mencionada.
The entertainer
El lounge del Café del Mar en Ibiza
Del piano a las guitarras, como permitía Federico Chopin con felicidad—dijo: «Sólo hay algo más hermoso que una guitarra: dos guitarras»—, con la pieza Entre dos aguas, a cargo del brillante guitarrista y compositor gaditano Paco de Lucía (1947) en compañía de José Torregrosa. (En una versión previa de 1975, Ramón de Algeciras tocaba la segunda guitarra). El verdadero nombre del autor es Francisco Gustavo Sánchez Gómez; lo de Paco se entiende de inmediato, y sólo queda explicar que su madre portuguesa se llamaba Lucía Gomes. La pieza en cuestión fue incluida en el disco compacto #1 de la selección de Café del Mar de 2003, con la versión grabada en 1981 por de Lucía y Torregrosa. Paco de Lucía, líder del flamenco moderno, ha alcanzado justa fama como guitarrista y promotor; es su calidad artística lo que llevara a Carlos Saura a solicitar su participación en películas tan hermosas como Carmen (1983), protagonizada por Antonio Gades y su compañía de baile.
Entre dos aguas
La pieza por su orquesta
No se necesita una orquesta, pues, para tocar música muda, pero es un conjunto orquestal una experiencia sonora más completa, sin duda. Alguien que capitalizó este gusto del público por la música instrumental fue el compositor David Rose (1910-1990), él mismo director de orquesta además de pianista y arreglista. Nacido en Londres, fue criado en Chicago, donde se inició profesionalmente como músico a la edad de dieciséis años. Su primera composición fue la muy exitosa Holiday for strings, que oiremos por la Orquesta de Billy Vaughn. Cuando el comediante Red Skelton, a quien Rose conoció en el ejército durante la II Guerra Mundial, lo reclutó para dirigir la orquesta del espectáculo televisado de los cigarrillos Raleigh, la pieza se convirtió en el tema del programa. Otras versiones que alcanzaron fama fueron la parodia Holiday for States, cuya letra consiste en nombrar los estados de los EEUU, y una en la que el cantante (Ruth Buzzi) ríe la melodía. Hasta el cine llegó en una película—It could happen to you—de Bridget Fonda y Nicolas Cage. Apuesto a que Ud. había oído la pieza y no recordaba su nombre.
Holiday for strings
Double play de Edwards y Mancini
Ya que he hablado varias veces de cine, pudiéramos recibir a Henry Mancini (1924-1994) y su tema más famoso, el de la serie de películas del Inspector Clouzeau, La pantera rosa, que hiciera el descacharrante Peter Sellers y diera origen a los divertidos dibujos animados del astuto animal. Los padres de Mancini emigraron de Abruzzo a los Estados Unidos y, tal vez para no perder a la madre patria de un todo, se residenciaron en Little Italy, un suburbio de Cleveland en el estado de Ohio, donde nació el compositor. Mancini ganó varios premios de la Academia del Cine, los más de ellos dentro de su larga colaboración con Blake Edwards. Entre sus piezas más famosas se encuentran nada menos que Moon River (el tema de Desayuno en Tiffany) y Days of Wine and Roses. Es su colega musicalizador de cine, John Williams, quien dirige a la Boston Pops (la misma gente de la Orquesta Sinfónica de Boston) en el tema de The Pink Panther.
La pantera rosa
¡Auxilio! ¡Socorro!
No son únicamente los músicos de atril estadounidenses quienes interpretan música que no es de la llamada culta. Los doce violonchelistas de la mismísima Orquesta Filarmónica de Berlín han formado un conjunto que toca música popular tanto como clásica. Aquí interpretan Yesterday, la conocidísima pieza compuesta por Paul McCartney (1942) y popularizada por The Beatles en 1965. (En el álbum que se llamó Help!) Mc Cartney la compuso mientras dormía en la casa de su novia de entonces y al despertar fue al piano para fijarla; luego sospechó que pudiera haber plagiado la melodía en sueños, por lo que invirtió el siguiente mes en averiguar si pertenecía a alguien. Era de él, y tal vez sea la canción del grupo más interpretada de todas. La pieza se presta al tratamiento berlinés porque ella misma está arreglada para cuarteto de cuerdas en su versión original (lo que atestigua que estos músicos de Liverpool lo eran de verdad verdad). Elevada al Salón de la Fama del Premio Grammy, fue votada en 1999, en una encuesta de la BBC, como la mejor canción del siglo XX. (Para mi gusto, es una canción mejor Your song, de Elton John. Ver en este blog Una docena más).
Yesterday
La película de Tony Richardson
Permanezcamos por dos piezas más en las Islas Británicas. Allí, en 1958, se estrenó A taste of honey, la opera prima de una dramaturga inglesa de dieciocho años de edad, Shelagh Delaney. Esta obra revolucionó el teatro inglés, y ya en 1960 llegaba a Broadway acompañada de una canción compuesta por Bobby Scott (letra de Ric Marlow). Al año siguiente, el drama fue adaptado para el guión de una premiada película con el mismo nombre. Los Beatles grabaron la canción en 1963, y Herb Alpert y sus Tijuana Brass grabaron en 1965 una versión instrumental que les valió el Premio Grammy y todo el mundo bailó. Es ella la que oímos a continuación.
A taste of honey
Lady Enya
Luego, podemos reposar con Relaxation (Watermark), una apacible pieza de Eithne Ní Bhraonáin (1961), a quien mejor conocemos como Enya. Esta versátil profesional de la música nacida en Irlanda del Norte, hace todos sus arreglos y se ha convertido en una importante musicalizadora de películas. Su incansable actividad, y la aceptación de sus excepcionales ejecuciones, la han llevado a colocarse sólo tras la banda U2 como exportadora de música de Irlanda, habiendo vendido más de 75 millones de discos.
Relaxation
El álbum más famoso de Brubeck
Ya que hemos sido apaciguados estamos preparados para la vivacidad de Take five, la pieza principal de Time Out, el más exitoso álbum y la más exitosa pieza del Cuarteto de Dave Brubeck (1920). Su compositor es Paul Desmond (1924-1977), el talentoso saxofonista del grupo y largo tiempo socio de Brubeck. Joe Morello en la batería y Eugene Wright en el bajo completaban el cuarteto que produjo Time Out. El nombre del álbum y el de la pieza aluden a la experimentación rítmica abordada por el cuarteto; Take five sugiere, naturalmente, al acto de chocar esos cinco (hoy dicen: Give me five!) pero se trata, en verdad, de que la pieza está escrita en un compás de cinco notas negras (5/4), lo que la hace rítmicamente inusual. (Otra pieza, Blue Rondo à la Turk, está en ritmo balcánico—de allí el nombre que evoca al Rondó a la turca de W. A. Mozart—de 9 por 8). En cambio, la dulce Dziekuje (Gracias, en polaco) fue compuesta por Brubeck en homenaje a Federico Chopin, al salir de Polonia en gira plasmada en el álbum de 1958 Jazz Impressions ofEurasia. (En este caso el contrabajista fue Joe Benjamin). Las dos piezas seguidas vienen ahora.
Take five
Dziekuje
Otro premio para Barry White
Y ahora viene a nosotros el gran éxito de Love’s theme, la pieza compuesta por el compositor y cantante estadounidense Barry White (Barry Eugene Carter, 1944-2003), ganador de dos Premios Grammy. White y la orquesta Love Unlimited fueron precursores de la música disco que dominara la década de los setenta (ver en este blog, para el dúo de Barbra Streisand y la Reina del Disco, Donna Summer, en Enough is enough, La voz de la mujer). White, un delincuente juvenil apresado por robos de neumáticos de Cadillac a sus 17 años, escuchó en la cárcel a Elvis Presley cantando en la radio It’s now or never, y la experiencia le señaló el camino de su verdadera vocación. En 1973 creó la orquesta, y al año siguiente grababa el álbum Rhapsody in White (alusiva a la rapsodia blue de George Gershwin) que contenía Tema de amor, que ese año se ubicó en el primer lugar de las tablas Billboard Pop. El pegajoso tema se convirtió en una suerte de himno de las discotecas.
Love’s theme
El genio musical de Cuba
Vamos a cerrar esta entrada cumpleañera con un video en el que veremos al pianista cubano Frank Fernández mientras interpreta, con el lujoso acompañamiento de la Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, otra clase de himno: La comparsa, del gran Ernesto Lecuona (1895-1963). Este caballero, fruto de padre canario y madre cubana, nació en Guanabacoa (La Habana); compuso más de seiscientas obras, entre las que se cuentan la famosísima Malagueña, la no menos famosa Siboney, Andalucía y la canción Siempre en mi corazón, que fue nominada a un Premio Oscar de 1955. (Perdió en buena lid ante la canción navideña más grabada en la historia, White Christmas; tan sólo la versión cantada por Bing Crosby vendió 50 millones de copias). Lecuona fue a morir a Santa Cruz de Tenerife, donde estaba sembrada la raíz paterna, luego de emigrar de Cuba a Florida en 1960, muy inconforme con el régimen de Fidel Castro. En su testamento, dispuso que sus cenizas sean repatriadas a Cuba una vez que cese la dominación castrista.
Sí; por unos segundos escuchamos voces, aunque no suficientes para desmentir la premisa de esta entrada: eran voces a boca cerrada. ¡Feliz cumpleaños, hermana! LEA
balada. (Del prov. balada). 1. f. Canción de ritmo lento y de carácter popular, cuyo asunto es generalmente amoroso.
Real Academia Española
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Es verdaderamente el amor el tema recurrente en la mayoría de las baladas o canciones; entre nosotros, boleros cuando pueden ser bailadas. Por otra parte, parece ser lo más frecuente que el amor cantado en ellas esté seriamente en problemas: añoranza y despecho, traición y cuernos o, simplemente, amor imposible son los incidentes y cuestiones que se explica en las letras que nos son más familiares. Hasta en María bonita, ranchera relativamente feliz dedicada a María Félix por Agustín Lara, hay algo de sospecha, de celos anticipados. Aquí la canta la opulenta voz de Pedro Vargas.
María bonita
Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches María bonita, María del alma; acuérdate que en la playa, con tus manitas, las estrellitas las enjuagabas.
Tu cuerpo, del mar juguete, nave al garete, venían las olas, lo columpiaban y mientras yo te miraba, lo digo con sentimiento, mi pensamiento me traicionaba.
Te dije muchas palabras, de esas bonitas con que se arrullan los corazones, pidiendo que me quisieras, que convirtieras en realidades mis ilusiones.
La luna que nos miraba ya hacía ratito se hizo un poquito desentendida, y cuando la vi escondida me arrodillé para besarte y así entregarte toda mi vida.
Amores habrás tenido, muchos amores Maria bonita, María del alma; pero ninguno tan bueno ni tan honrado como el que hiciste que en mí brotara. Lo traigo lleno de flores como una ofrenda para dejarla bajo tus plantas; recíbelo emocionada y júrame que no mientes porque te sientes idolatrada.
Bueno, después de esta clásica introducción, se me antoja escuchar la canción que me parece más real entre las que conozco, seguramente porque he tenido la experiencia que describe el compositor argentino Andrés Calamaro en su Algo contigo.Moncho—el catalán Ramón Calabuch Batista—canta esta versión que difiere en unos pocos puntos de la letra que emplean, entre otros, Los Panchos, grandes intérpretes de este drama amoroso. (Ellos preguntan, por ejemplo: «¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?») De mi experiencia puedo testificar que cuando la cosa parece más desesperada la conquista es aún posible. Y debo gratitud eterna a mi compadre—Horacio Vanegas Fischbach, el mejor serenatero del mundo—por haberme dado a conocer esta maravilla.
Algo contigo
No hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo. ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?
Ya no puedo acercarme a tu boca sin desearte de una manera loca; necesito controlar tu vida, saber quién te besa y quién te abriga.
No hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo. ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?
Ya me quedan muy pocos motivos y aunque pueda parecerte un desatino, no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.
Ya no puedo continuar espiando día y noche tu llegada adivinando, yo no sé con qué inocente excusa pasar por tu casa… ay…
Ya me quedan muy pocos motivos y aunque pueda parecerte un desatino, no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.
(Bis)
Una balada terapéutica, optimista, marcial y grandilocuente es Con te partirò, la pieza crossover (que puede ser clasificada en más de un estilo) que compuso Francesco Sartori, con letra de Lucio Quarantotto, para Andrea Bocelli, aquí presente. (Se atribuye a Carlos V Emperador—a veces a Federico el Grande—haber dicho que el italiano era la lengua para hablar a las mujeres).
Con te partirò
Quando sono solo sogno all’orizzonte e mancan le parole si lo so che non c’luce in una stanza quando manca il sole se non ci sei tu con me, con me.
Su le finestre mostra a tutti il mio cuore che hai acceso chiudi, dentro me la luce che hai incontrato per strada
Con te partirò, paesi che non ho mai veduto e vissuto con te adesso sui li vivrò.
Con te partirò, su navi per mari che io lo so no, no, non esistono più con te io li vivrò.
Quando sei lontana sogno all’orizzonte e mancan le parole e io solo so che sei con me, con me, tu mia luna tu sei qui con me mio sole tu sei qui con me, con me, con me, con me.
Con te partirò Paesi che non ho mai veduto e vissuto con te adesso si li vivrò.
Con te partirò su navi per mari che, io lo so no, no, non esistono più con te io li rivivrò.
Con te partirò su navi per mari che, io lo so no, no, non esistono più con te io li rivivrò.
Con te partirò…
Io con te!
Tres canciones que comienzan con una negativa pondré a continuación; son No puedo ser feliz (de Francisco Céspedes por Bola de Nieve), y dos francesas: Non, je ne regrette rien, de Charles Dumont por la señora Edith Piaf, y Non, c’est rien (Michel Jourdan, Armand Canfora, Joseph Basile) en la voix incroyable de Barbra Streisand.
No puedo ser feliz
No puedo ser feliz, no te puedo olvidar; siento que te perdí y eso me hace pensar…
He renunciado a ti, ardiente de pasión, no se puede tener conciencia y corazón.
Hoy que ya nos separan la ley y la razón, si las almas hablaran, en su conversación las nuestras se dirían cosas de enamorados.
No puedo ser feliz no te puedo olvidar.
Non, je ne regrette rien
Non, rien de rien Non, je ne regrette rien Ni le bien qu’on m’a fait
Ni le mal; tout ça m’est bien égal! Non, rien de rien Non, je ne regrette rien
C’est payé, balayé, oublié Je me fous du passé! Avec mes souvenirs J’ai allumé le feu Mes chagrins, mes plaisirs Je n’ai plus besoin d’eux! Balayées les amours Et tous leurs trémolos Balayés pour toujours
Je repars à zéro Non, rien de rien Non, je ne regrette rien Ni le bien qu’on m’a fait Ni le mal; tout ça m’est bien égal!
Non, rien de rien Non, je ne regrette rien Car ma vie, car mes joies Aujourd’hui, ça commence avec toi
Non, c’est rien
Non, c’est rien Aussi peu, croyez le bien Ça ira mieux dès demain Avec le temps qui passe Dans la vie tout s’efface
Non, c’est rien A qua bon tendre vos mains Je n’ai pas tant de chagrin C’est vous qui êtes triste Mes amis, partez vite
Laissez moi cette nuit Sortez, mais sans moi Allez boire à ma santé Rapportez votre pitié Vous me faites rire, bien rire…
Non, c’est rien Aussi peu croyez le bien Cet amour n’était plus rien D’autre qu’une habitude J’en ai la certitude
Non, c’est rien Ce garçon, moi j’ai le plains Ne croyez pas que demain Une seule segonde Je serai seule au monde
Laissez, laissez-moi cette nuit Sortez mais sans moi Allez boire à mes amours A tous mes futurs amours
Mes prochains je t’aime… Je t’aime… Laissez-moi et ne croyez pas surtout pas Que je vais pleurer pour ça Seul mon coeur n’y comprend rien Mais à part ça rien, rien Non c’est rien, aussi peu croyez le bien Je n’ai pas tant de chagrin Je n’ai pas tant de chagrin Non c’est rien… Non c’est rien… Rien!
Como acabamos de ver, las damas cantan sus desengaños con igual eficacia que los varones, aunque quizás sean muchas más las canciones en las que un hombre es el desencantado. Aquí es Julio Iglesias—alguna vez clasificado como «cantante de cama»—quien canta afectadamente Por el amor de una mujer, la canción que compusiera Danny Daniel.
Por el amor de una mujer
Por el amor de una mujer Jugué con fuego sin saber Que era yo quien me quemaba Bebí en las fuentes del placer Hasta llegar a comprender Que no era a mí a quien amaba.
Por el amor de una mujer He dado todo cuanto fui Lo más hermoso de mi vida, Mas ese tiempo que perdí Ha de servirme alguna vez Cuando se cure bien mi herida.
Todo me parece como un sueño todavía Pero sé que al fin podré olvidar un día Hoy me siento triste pero pronto cantaré Y prometo no acordarme nunca del ayer.
Por el amor de una mujer Llegué a llorar y enloquecer Mientras que ella se reía Rompí en pedazos un cristal Dejé mis venas desangrar Pues no sabía lo que hacía.
Por el amor de una mujer He dado todo cuanto fui Lo más hermoso de mi vida, Mas ese tiempo que perdí Ha de servirme alguna vez Cuando se cure bien mi herida.
Son, ciertamente, las melodías brasileñas una música especial, con dulzura especial o dolor especial; una añoranza especial—saudade—que le viene de una de sus raíces, el fado, la melancólica forma de canción portuguesa. Una perfecta versión de Apelo, la lenta desesperación expuesta en la canción de Vinicius de Moraes, es la lograda por Soledad Bravo.
Apelo
Ah, meu amor não vás embora Vê a vida como chora, vê que triste esta canção Não, eu te peço, não te ausentes Pois a dor que agora sentes, só se esquece no perdão Ah, meu amado me perdoa Pois embora ainda te doa a tristeza que causei Eu te suplico não destruas tantas coisas que são tuas Por um mal que já paguei Ah, meu amado, se soubesses Da tristeza que há nas preces Que a chorar te faço eu Se tu soubesses num momento todo arrependimento Como tudo entristeceu Ah, se soubesses como é triste Perceber que tu partiste Sem sequer dizer adeus Ah, meu amor tu voltarias E de novo cairias A chorar nos braços meus Ah, meu amor tu voltarias E de novo cairias A chorar nos braços meus
También en portugués, el gran Chico Buarque de Holanda canta en vivo su Atrás da porta, una desgarradora declaración que no se resigna a la pérdida de la amante y, como la anterior, puede ser cantada indistintamente por hombre o mujer mediante el cambio de los pronombres.
Atrás da porta
Quando olhaste bem nos olhos meus E o teu olhar era de adeus Juro que não acreditei Eu te estranhei Me debrucei sobre teu corpo E duvidei E me arrastei E te arranhei E me agarrei nos teus cabelos Nos teus pelos Teu pijama Nos teus pés Ao pé da cama Sem carinho, sem coberta No tapete atrás da porta Reclamei baixinho Dei pra maldizer o nosso lar Pra sujar teu nome, te humilhar E me vingar a qualquer preço Te adorando pelo avesso Pra mostrar que ainda sou tua Só pra provar que ‘inda sou tua
El DRAE nos advirtió que el tema de las baladas es generalmente amoroso; es decir, no siempre. Hay en más de una exaltación de la amistad. Es justamente lo que, muy tristemente, hace Joan Manuel Serrat en Elegía, música que puso a versos con los que Miguel Hernández elogia al amigo muerto, Ramón Sijé. También es la oferta de una amistad incondicional Bridge over troubled water, de Paul Simon y Art Garfunkel.
Elegía
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se nos ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a quien tanto quería…)
Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma tan temprano.
Alimentando lluvias, caracolas, y órganos mi dolor sin instrumentos, a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler, me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.
Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos.
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano está rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.
En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes, sedienta de catástrofes y hambrienta.
Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.
Quiero mirar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.
Volverás a mi huerto y a mi higuera, por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera
de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores.
Alegrarás la sombra de mis cejas y tu sangre se irá a cada lado, disputando tu novia y las abejas.
Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas, mi avariciosa voz de enamorado.
A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.
Bridge over troubled water
When you’re weary, feeling small, When tears are in your eyes, I will dry them all; I’m on your side when times get rough And friends just can’t be found, Like a bridge over troubled water I will lay me down. Like a bridge over troubled water I will lay me down.
When you’re down and out, When you’re on the street, When evening falls so hard I will comfort you. I’ll take your part. When darkness comes And pains is all around, Like a bridge over troubled water I will lay me down. Like a bridge over troubled water I will lay me down.
Sail on silver girl, Sail on by. Your time has come to shine. All your dreams are on their way. See how they shine. If you need a friend I’m sailing right behind. Like a bridge over troubled water I will ease your mind. Like a bridge over troubled water I will ease your mind.
En ocasiones muy especiales, el amor o la amistad se expresan hacia un animal, y en algunos casos puede tratarse de uno fantástico, como en Mi unicornio azul, de Silvio Rodríguez, uno de los líderes de la Nueva Trova cubana, que aquí canta su dulce canción. Pero en otros se manifiesta el cariño por un animal de carne y hueso que es propio de la ruralidad; una de las más bellas tonadas venezolanas es Flor de mayo, de Otilio Galíndez—brota su copla y responde el llano—, que se canta a una vaca llanera. Simón Díaz, que sabe de tonadas y de llano, la interpreta aquí.
Mi unicornio azul
Mi unicornio azul ayer se me perdió Pastando lo dejé y desapareció Cualquier información bien la voy a pagar Las flores que dejó no me han querido hablar
Mi unicornio azul ayer se me perdió No sé si se me fue, no sé si se extravió Y yo no tengo más que un unicornio azul Si alguien sabe de él le ruego información Cien mil o un millón yo pagaré Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue
Mi unicornio y yo hicimos amistad Un poco con amor, un poco con verdad Con su cuerno de anís excava una canción Saberla compartir era su vocación
Mi unicornio azul ayer se me perdió Y puede parecer acaso una obsesión Pero no tengo mas que un unicornio azul Y aunque tuviera dos, yo sólo aquél Cualquier información la pagaré Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue
Flor de mayo
Mañana que va llegando rayito de sol que siento mañana que va llegando rayito de sol que siento llévame por la sabana llévame sabana adentro mañana que va llegando rayito de sol que siento
Flor de mayo, Flor de mayo, Flor de mayo no eres tan brava como Mariposa Flor de mayo, Flor de mayo
Agüita de hojitas verdes perlitas madrugadoras agüita de hojitas verdes perlitas madrugadoras decidme adiós que voy lejos cantando al morir la aurora agüita de hojitas verdes perlitas madrugadoras
Cabalgando en mi rucio paraulato brota mi copla y responde el llano Mariposa, Flor de mayo
Fantasmas de sombra y luna espantos y aparecidos fantasmas de sombra y luna espantos y aparecidos
El gallo de mi totumo ahuyenta con su cantío fantasmas de sombra y luna espantos y aparecíos
Azabache pintadita, Blanca espuma canta la lluvia, se acabó el verano Blanca Espuma, Flor de mayo.
Algo tan de pueblo como nuestro llanero es el jíbaro borinqueño, el indígena rural de Puerto Rico. La tragedia de Lamento borincano, inmortal canción de Rafael Hernández Marín que es todo un himno de la pobreza, suena dolorosa en el amplio registro de Marco Antonio Muñiz.
Lamento borincano
Sale loco de contento Con su cargamento Para la ciudad, sí, Para la ciudad.
Lleva en su pensamiento Todo un mundo lleno De felicidad, sí, De felicidad.
Piensa remediar la situación Del hogar que es toda su ilusión, si.
Y alegre el jibarito va Pensando así, diciendo así, Cantando así por el camino Si yo vendo la carga, mi Dios Querido Un traje a mi viejita voy a comprar.
Y alegre también su yegua va Al presentir que su cantar Es todo un himno de alegría. En esto le sorprende la luz del día Y llegan al mercado de la ciudad.
Pasa la mañana entera Sin que nadie pueda Su carga comprar, ay, Su carga comprar. Todo, todo está desierto, El pueblo está muerto De necesidad, ay, de necesidad.
Se oye este lamento por doquier, En mi desdichada Borínquen, si; Y triste, el, jibarito va pensando así, diciendo así Llorando así por el camino; ¡Que será de Borínquen Mi Dios querido! ¡Que será de mis hijos Y de mi hogar!
Borínquen, la tierra del edén La que al cantar, el gran Gauthier Llamó la perla de los mares. Ahora que tu te mueres Con tus pesares Déjame que te cante yo también. Yo también.
Las islas como Puerto Rico y Cuba suelen producir música y músicos excepcionales; la condición insular llama al canto. Las islas Hawai no son una excepción, como lo atestigua la popularísima versión en ukelele y voz del tema de El Mago de Oz: Somewhere over the rainbow. Se debe al fallecido cantante hawaiano Israel Kaʻanoʻi Kamakawiwoʻole, quien combinó la música de Harold Arlen con evocaciones fugaces de What a wonderful world de George David Weiss. (Es por esto que nuestro título habla de treinta… y una baladas). Kamakawiwoʻole fue un héroe para los habitantes de Hawai, al punto de que a su muerte recibió los honores de un funeral de Estado.
Somewhere over the rainbow – What a wonderful world
Somewhere over the rainbow Way up high And the dreams that you dreamed of Once in a lullaby ii ii iii oh Somewhere over the rainbow Blue birds fly And the dreams that you dreamed of Dreams really do come true ooh ooooh Someday I’ll wish upon a star Wake up where the clouds are far behind me ee ee eeh Where trouble melts like lemon drops High above the chimney tops thats where you’ll find me oh Somewhere over the rainbow bluebirds fly And the dream that you dare to,why, oh why can’t I? i iiii
Well I see trees of green and Red roses too, I’ll watch them bloom for me and you And I think to myself What a wonderful world
Well I see skies of blue and I see clouds of white And the brightness of day I like the dark and I think to myself What a wonderful world
The colors of the rainbow so pretty in the sky Are also on the faces of people passing by I see friends shaking hands Saying, «How do you do?» They’re really saying, I…I love you I hear babies cry and I watch them grow, They’ll learn much more Than we’ll know And I think to myself What a wonderful world (w)oohoorld
Someday I’ll wish upon a star, Wake up where the clouds are far behind me Where trouble melts like lemon drops High above the chimney top that’s where you’ll find me Oh, Somewhere over the rainbow way up high And the dream that you dare to, why, oh why can’t I? I hiii ?
Ricardo Montaner es ochentoso, sin duda. Tampoco puede dudarse que uno de sus grandes éxitos fue Tan enamorados. Es versión castellana de Per noi innamorati, canción de Gianni Togni y Guido Morra. Hela aquí por el cantautor venezolano nacido en Argentina.
Tan enamorados
Quizás te puedas preguntar Qué le hace falta a esta noche blanca A nuestras vidas que ya han vivido tanto Que han visto mil colores de sábanas de seda Y cuando llueve, te gusta caminar Vas abrazándome, sin prisa aunque te mojes Amor mío, lo nuestro es como es Es todo una aventura, no le hace falta nada
Y estoy aquí, tan enamorado de ti Que la noche dure un poco más El grito de una ciudad Que ve en nuestras caras la humedad Y te haré compañía más allá de la vida Yo te juro que arriba te amare más Tan enamorados y así La noche dura un poco más
La mañana nos traerá Un canto nuevo de pájaros alegres Amor mío, así es la vida juntos Dos locos de repente, sonriéndole a la gente Que los ve pasar
Tan enamorados y así La noche dura un poco más Viajar a tu lado en el tren Un sueño difícil, de creer Poco a poco el abrazo, boca a boca al espacio Aliento y suspiros tibios anochecer
Tan enamorados y así La noche dura un poco más Viajar a tu lado en el tren Un sueño difícil, de creer
Luis Miguel (Gallego Basteri), cantante mexicano que nació en Puerto Rico de padre español y madre italiana, tiene no sólo un enorme gusto para cantar, sino que su ángel sirvió para interesar a oyentes muy jóvenes en los grandes boleros que gustaban a los abuelos. Es, por tanto, un gran divulgador de esa música romántica. Oigámoslo en su interpretación de Usted es la culpable, clásico bolero de Gabriel Ruiz.
Usted es la culpable
Usted es la culpable De todas mis angustias y todos mis quebrantos Usted llenó mi vida De dulces inquietudes y amargos desencantos Su amor es como un grito Que llevo aquí en mi alma y aquí en mi corazón Y soy aunque no quiera, Esclavo de sus ojos, juguete de su amor No juegue con mis penas, ni con mis sentimientos Que es lo único que tengo Usted es mi esperanza, mi última esperanza Comprenda de una vez Usted me desespera, Me mata, me enloquece Y hasta la vida diera por vencer el miedo De besarla a Usted
Dos otros boleros comparten con el anterior esa cualidad de quintaesencia de la balada caribeña: Palabras de mujer es maravillosa canción del maestro Agustín Lara que nos canta Alfredo Sadel; Fichas negras, en cambio, es cantada acá por nadie menos que Leo Marini—mi madre entornaba los ojos al referirse a él—y es canción de Johnny Rodríguez.
Palabras de mujer
Palabras de mujer que yo escuché cerca de ti, junto de mí, muy quedo, tan quedo como nunca. Las quiero repetir para que tú igual que ayer las digas sollozando, palabras de mujer.
Aunque no quieras tú ni quiera yo, lo quiso Dios; hasta la eternidad te seguirá mi amor.
Como una sombra iré, perfumaré tú inspiración y junto a ti estaré también en el dolor.
Aunque no quieras tú ni quiera yo, lo quiso Dios; hasta la eternidad te seguirá mi amor.
Hasta en tus besos me hallarás hasta en el agua y en el sol, aunque no quieras tú, aunque no quiera yo.
Fichas negras
Yo te perdí, como pierde aquel buen jugador que la suerte reversa marcó su destino fatal…
Yo ya jugué mis cartas abiertas al amor, la confianza que tuve tronchó nuestra felicidad.
Pero en cambio tú me jugaste fichas sin valor, fichas negras como es el color de tu perversidad…
Yo ya perdí… y te juro no vuelvo a jugar, porque nunca yo volveré a amar, como te quiero a ti…
Huyamos por un momento, y progresivamente, del castellano. Una magnífica canción de Baden Powell de Aquino y Vinicius de Moraes, que aquí cantan a dúo Agnes Jaoui y el emblema brasileño que es la famosa María Bethania, es Samba em preludio, cuya textura es contrapuntística. Dos melodías diferentes pero armónicamente afines son cantadas, primero, separadamente y en sucesión; luego, combinadamente para un hermoso efecto musical.
Samba em preludio
Eu sem você não tenho porquê Porque sem você não sei nem chorar Sou chama sem luz, jardim sem luar Luar sem amor, amor sem se dar Eu sem você sou só desamor Um barco sem mar, um campo sem flor Tristeza que vai, tristeza que vem Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Ah, que saudade Que vontade de ver renascer nossa vida Volta, querida Os meus braços precisam dos teus Teus abraços precisam dos meus Estou tão sozinho Tenho os olhos cansados de olhar para o além Vem ver a vida Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Eu sem você não tenho porquê Porque sem você não sei nem chorar Sou chama sem luz, jardim sem luar Luar sem amor, amor sem se dar Eu sem você sou só desamor Um barco sem mar, um campo sem flor Tristeza que vai, tristeza que vem Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Ah, que saudade Que vontade de ver renascer nossa vida Volta, querida Os meus braços precisam dos teus Teus abraços precisam dos meus Estou tão sozinho Tenho os olhos cansados de olhar para o além Vem ver a vida Sem você, meu amor, eu não sou ninguém Sem você, meu amor, eu não sou ninguém
Tiene un carácter similar al del Bólero de Maurice Ravel la canción—¿himno?—de Gilbert Becaud, quien la canta, y Pierre Delanoë: Et maintenant. Es una suerte de mouvement perpétuel cuyo arreglo orquestal se hace cada vez más rico y fuerte; es triunfal.
Et maintenant
Et maintenant que vais-je faire De tout ce temps que sera ma vie De tous ces gens qui m’indiffèrent Maintenant que tu es partie
Toutes ces nuits, pourquoi pour qui Et ce matin qui revient pour rien Ce coeur qui bat, pour qui, pourquoi Qui bat trop fort, trop fort
Et maintenant que vais-je faire Vers quel néant glissera ma vie Tu m’as laissé la terre entière Mais la terre sans toi c’est petit
Vous, mes amis, soyez gentils Vous savez bien que l’on n’y peut rien Même Paris crève d’ennui Toutes ses rues me tuent
Et maintenant que vais-je faire Je vais en rire pour ne plus pleurer Je vais brûler des nuits entières Au matin je te haïrai
Et puis un soir dans mon miroir Je verrai bien la fin du chemin Pas une fleur et pas de pleurs Au moment de l’adieu
Je n’ai vraiment plus rien à faire Je n’ai vraiment plus rien…
Y uno pudiera suponer que si, tras Becaud, uno invita aquí a Charles Aznavour es para continuar oyendo canciones en francés. Pues no; ahora nos da una canción muy suya cantada en inglés: She, que compuso para que Herbert Kretzmer le pusiera letra.
She
She May be the face I can’t forget A trace of pleasure or regret May be my treasure or the price I have to pay She may be the song that summer sings May be the chill that autumn brings May be a hundred tearful things Within the measure of the day.
She May be the beauty or the beast May be the famine or the feast May turn each day into a heaven or a hell She may be the mirror of my dreams A smile reflected in a stream She may not be what she may seem Inside a shell
She who always seems so happy in a crowd Whose eyes can be so private and so proud No one’s allowed to see them when they cry She may be the love that can and hope to last May come to me from shadows of the past That I remember till the day I die
She May be the reason I survive The why and where for I’m alive The one I’ll care for through the rough and rainy years Me I’ll take her laughter and her tears And make them all my souvenirs For where she goes I got to be The meaning of my life is
She, she, she
Descarguemos de seguidas cinco canciones más en la lengua de Shakespeare antes de regresar a la materna. Éstas son: Imagine, de John Lennon, Oh very young, de Cat Stevens, The sage, de Emerson, Lake & Palmer, Me and Bobby McGee, por Janis Joplin y, finalmente, la célebre de Cole Porter I’ve got you under my skin por—who else?—Frank Sinatra.
Imagine
Imagine there’s no heaven It’s easy if you try No hell below us Above us only sky Imagine all the people Living for today… Imagine there’s no countries It isn’t hard to do Nothing to kill or die for And no religion too Imagine all the people Living life in peace… You may say I’m a dreamer But I’m not the only one I hope someday you’ll join us And the world will be as one Imagine no possessions I wonder if you can No need for greed or hunger A brotherhood of man Imagine all the people Sharing all the world… You may say I’m a dreamer But I’m not the only one I hope someday you’ll join us And the world will live as one
Oh very young
Oh Very Young, what will you leave us this time? You’re only dancin’ on this earth for a short while And though your dreams may toss and turn you now They will vanish away like your dads best jeans Denim blue, faded up to the sky And though you want them to last forever You know they never will (You know they never will) And the patches make the goodbye harder still.
Oh Very Young what will you leave us this time? There’ll never be a better chance to change your mind And if you want this world to see a better day Will you carry the words of love with you Will you ride the great white bird into heaven And though you want to last forever You know you never will (You know you never will) And the goodbye makes the journey harder still.
Will you carry the words of love with you Will you ride, oh, oooooooooooooh
Oh Very Young, what will you leave us this time? You’re only dancin’ on this earth for a short while Oh Very Young, what will you leave us this time?
The sage
I carry the dust of a journey that cannot be shaken away It lives deep within me For I breathe it every day.
You and I are yesterday’s answers; The earth of the past come to flesh, Eroded by Time’s rivers To the shapes we now possess.
Come share of my breath and my substance, and mingle our stream and our times. In bright, infinite moments, Our reasons are lost in our rhymes.
Me and Bobby McGee
Busted flat in Baton Rouge, waiting for a train And I’s feeling nearly as faded as my jeans. Bobby thumbed a diesel down just before it rained, It rode us all the way to New Orleans.
I pulled my harp on out of my dirty red bandanna, I was playing soft while Bobby sang the blues. Windshield wipers slapping time, I was holding Bobby’s hand in mine, We sang every song that driver knew.
Freedom’s just another word for nothing left to lose, Nothing don’t mean nothing honey if it ain’t free, now now. And feeling good was easy, Lord, when he sang the blues, You know feeling good was good enough for me, Good enough for me and my Bobby McGee.
From the Kentucky coal mines to the California sun, Hey, Bobby shared the secrets of my soul. Through all kinds of weather, through everything we done, Hey Bobby baby? kept me from the cold.
One day up near Salinas, Lord, I let him slip away, He’s looking for that home and I hope he finds it, But I’d trade all of my tomorrows for one single yesterday To be holding Bobby’s body next to mine.
Freedom is just another word for nothing left to lose, Nothing, that’s all that Bobby left me, yeah, But feeling good was easy, Lord, when he sang the blues, Hey, feeling good was good enough for me, hmm hmm, Good enough for me and my Bobby McGee.
La la la, la la la la, la la la, la la la la La la la la la Bobby McGee. La la la la la, la la la la la La la la la la, Bobby McGee, la.
La La la, la la la la la la, La La la la la la la la la, hey now Bobby now Bobby McGee yeah. Na na na na na na na na, na na na na na na na na na na na Hey now Bobby now, Bobby McGee, yeah.
Lord, I’m calling my lover, calling my man, I said I’m calling my lover just the best I can, C’mon, hey now Bobby yeah, hry now Bobby McGee, yeah, Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lord Hey, hey, hey, Bobby McGee, Lord!
Yeah! Whew!
Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lord Hey, hey, hey, Bobby McGee.
I’ve got you under my skin
I’ve got you under my skin I’ve got you deep in the heart of me So deep in my heart, that you’re really a part of me I’ve got you under my skin
I’ve tried so not to give in I’ve said to myself this affair never will go so well But why should I try to resist, when baby I know so well I’ve got you under my skin
I’d sacrifice anything come what might For the sake of having you near In spite of a warning voice that comes in the night And repeats, repeats in my ear
Don’t you know little fool, you never can win Use your mentality, wake up to reality But each time that I do, just the thought of you Makes me stop before I begin ‘cause I’ve got you under my skin
Esta selección, que ha sido un placer recopilar para Ud., cerrará con tres canciones de letra en nuestra lengua madre: Mujer contra mujer, que canta Ana Torroja de José María Cano (esto es, Mecano), una bella canción homoerótica lésbica; Paso la vida pensando, de Leonardo Schultz con elcantante (Duke Ellington dixit) José Feliciano; Vete de mí, que fuera canción compuesta por los hermanos Virgilio y Homero Expósito y fuese insignia de Bola de Nieve, interpretada por Bebo y Cigala, con sabroso tumbao flamenco.
Mujer contra mujer
Nada tienen de especial dos mujeres que se dan la mano; el matiz viene después cuando lo hacen por debajo del mantel. Luego a solas, sin nada que perder, tras las manos va el resto de la piel. Un amor por ocultar, aunque en cueros no hay donde esconderlo, lo disfrazan de amistad cuando sale a pasear por la ciudad. Una opina que aquello no está bien, la otra opina que qué se le va a hacer y lo que opinen los demás está de más. ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo, mujer contra mujer? No estoy yo por la labor de tirarles la primera piedra; si equivoco la ocasión y las hallo labio a labio en el salón, ni siquiera me atreveré a toser; si no gusto ya sé lo que hay que hacer, que con mis piedras hacen ellas su pared. ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo, mujer contra mujer? Una opina que aquello no está bien, la otra opina que qué se le va a hacer y lo que opinen los demás está de más. ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras del suelo, mujer contra mujer?
Paso la vida pensando
Yo te llevo muy dentro de mí, la locura que viví por ti aún se alberga en mi corazón; te dejé partir, no me explico la razón.
Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor, con tu amor.
Fue mi orgullo o mi estupidez que me entorpeció; no tuve sensatez, quizá no supe valorar tu amor, aunque te ofendí te suplico tu perdón.
Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor, con tu amor.
Vienen a mi mente tantas cosas que a mí no me puedo perdonar pero nunca, nunca te he dejado de amar.
Yo te llevo muy dentro de mí y si tú me llevas muy dentro de ti los dos sufrimos igual decepción el separarnos fue una tonta decisión.
Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey. Porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, hey, porque paso la vida pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor, con tu amor.
Vete de mí
Tú, que llenas todo de alegría y juventud y ves fantasmas en las noches de trasluz, y oyes el canto perfumado del azul, vete de mí…
No te detengas a mirar las ramas muertas del rosal que se marchitan sin dar flor.
Mira el paisaje del amor que es la razón para soñar y amar…
Yo, que ya he luchando contra toda la maldad, tengo las manos tan desechas de apretar, que ni te pueden sujetar. Vete de mí…
Seré en tu vida lo mejor de la neblina del ayer, cuando me llegues a olvidar.
Cómo es mejor el verso aquel que no podemos recordar.
De las cumbres del canto culto puede pasarse sin dificultad a las del canto popular. Música es música, y en el folklore más simple se encuentra con frecuencia gran belleza y calidad musical. El aprecio de un aria de Bellini no debe impedir en absoluto el goce de un bolero de Agustín Lara. Y no es infrecuente el caso en el que cabe como adjetivo descriptor de una pieza clásica la palabra sabrosa, que habitualmente asignaríamos a un número de salsa. De hecho, es el que empleo, a la par de sublime, para referirme a mucha de la música de nadie menos que Juan Sebastián Bach.
¿Estoy desvariando? Presento acá la prueba: el tercero y último movimiento de su Concerto 3zo a tre Violini, tre Viole, è tre Violoncelli col Basso per il Cembalo en Sol mayor (BWV 1.048), del grupo de sus famosos Conciertos de Brandenburgo. Usted convendrá conmigo en que, en lugar de ser marcado como Allegro, ha podido decir, directamente, Joropo.
De modo que, sin la menor vergüenza y a mucha honra, traigo acá otra docena de canciones que no son del repertorio clásico, sino maravillas de la música pop, del género del blue, del bolero.
Resultará apropiado comenzar—begin—con un beguine, y ninguno más indicado, justamente, que Begin the beguine, inventado por Cole Porter al piano del bar del Hotel Ritz en París. El beguine es una forma musical martiniqueña, combinación de danzas francesas y caribeñas que desde la isla de Martinica llegó hasta París. (Beguine es el femenino de begue, que en habla vernácula significa persona de piel blanca). El ritmo es prácticamente el mismo de una samba. Vic Damone canta acá la pieza de modo estupendo.
En 1946 se grabó por vez primera Sixteen tons (Merle Travis), pero fue Tennessee Ernie Ford quien la popularizara. Acá podemos escucharla en versión del cuarteto The Platters o, mejor, en la increíble y afinadísima voz de su gran bajo: Herb Reed. La letra narra las condiciones de un minero de carbón, que para sobrevivir debe empeñar su existencia al economato de la compañía minera.
Mucho más reciente, por supuesto, es el cuarteto sueco ABBA, que estuvo muy activo en el mundo rock, pop y disco entre 1972 y 1983. Sus clips de video para la promoción de sus canciones y álbumes pueden considerarse precursores del género del video musical, hoy tan extendido. He aquí una de mis canciones favoritas del grupo, entre muchas buenísimas: The winner takes it all. La letra habla de un divorcio, experiencia vivida por los cónyuges Björn Ulvaeus y Agnetha Fälkstog, miembros del grupo.
Louis Armstrong, el inigualable trompetista Satchmo, grabó por vez primera What a wonderful world en 1968, y nadie más la ha cantado como él. Aquí está su versión, incorporada en 1999 al Salón de la Fama Grammy:
Del musical que todos amamos, The sound of music (Rodgers & Hammerstein) la canción Climb every mountain es cantada por la Madre Superiora a María, en el convento al que ha regresado para escapar a los riesgos del amor. Luego vuelve a sonar a contrapunto como marcha nupcial en una escena posterior. Dame Kiri Te Kanawa, la soprano neozelandesa de maravillosa voz, la interpreta en la grabación que sigue. La acompaña el Coro del Tabernáculo Mormón.
Elton John no ha olvidado que compuso Your song exactamente el 27 de octubre de 1969. Es considerada por muchos críticos y músicos una canción perfecta; John Lennon dijo: «Es la primera cosa nueva que ha ocurrido desde que nosotros [los Beatles] ocurrimos». El propio John, que la canta, admitió: «No creo que he escrito desde entonces una canción de amor que la supere».
Hablando de canciones impecables, estaría dispuesto a sostener que el bolero venezolano perfecto es uno muy hermoso compuesto por María Luisa [González de] Escobar (1903-1985), Premio Nacional de Música un año antes de su muerte, fundadora y primera Directora del Ateneo de Caracas. Es cantado aquí por Ilan Chester: Desesperanza.
Y es una joya montada en menos de dos minutos por su autor, Joan Manuel Serrat, la canción de simple nombre: Aquellas pequeñas cosas.
Uno de los fundadores de Apple Computers vendió su participación al poco tiempo por una suma irrisoria. Isabel Pantoja cometió un error análogo al rechazar ser quien estrenara Hijo de la Luna, la emblemática canción del muy profesional, elegante y preciso grupo Mecano. Fue compuesta por José María Cano en 1986 y grabada al año siguiente. La canta aquí Ana Torroja, en concierto en vivo que no deja dudas acerca de lo que el público las aprecia a ambas.
Mecano alcanzaba su cúspide justamente en ese año de 1987, cuando también grabó No es serio este cementerio, de nuevo en la voz de Ana Torroja para la composición de José María Cano. El grupo usó con gran maestría las posibilidades técnicas de la grabación electrónica. En este caso, la sección final trae la segunda voz de la misma Ana repitiendo la frase latina Finis gloriæ mvndi.
Jimmy Webb compuso By the time I get to Phoenix para que la grabara por primera vez Johnny Rivers en 1965. Dos años más tarde, Glen Campbell grabaría un álbum con ese nombre y la haría famosa. Físicamente, es imposible el viaje de Phoenix a Oklahoma, pasando por Albuquerque, en el tiempo implicado en la canción, pero eso no importa. La rica voz de Johnny Mathis canta aquí la hermosa melodía.
Volvemos al comienzo, a Cole Porter, para cerrar por hoy. Miss Otis regrets tiene la ironía de una novela negra, una suerte de humor negro a lo Raymond Chandler. Explica a una dama de sociedad que la señorita Otis no puede cumplir su compromiso de almorzar porque fue abandonada por su amante, no puede venir a almorzar porque lo mató de un tiro, es imposible que venga a almorzar porque una turba la sacó de la cárcel y la ahorcó colgándola de un sauce; la señorita Otis siente mucho que no puede venir a almorzar hoy con usted.
Para interpretarla se trae acá un cantante que presentaré de este modo: Duke Ellington, el Papa del jazz, vino a Venezuela a fines de 1973 y una periodista de El Nacional le preguntó cuál era su cantante favorito. Ellington dijo, naturalmente, que eso dependía del género, de la época, del estado de ánimo pero que, si lo que ella quería saber era quién era el cantante, podía decirle que el cantante se llamaba José Feliciano.
Manténgase en la sintonía de esta frecuencia musical. LEA
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