Consummatum est

Quien progresó fue él

Veremos claramente un día que el triunfo es la derrota.

Henrik Ibsen

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Una hora antes de que la campaña electoral de 2012 concluyera oficialmente, el jueves 4 de octubre (Día de San Francisco), Venezolana de Televisión transmitía en vivo una entrevista en Miraflores al Presidente de la República; lo propio hacía Globovisión con Henrique Capriles Radonski, Gobernador del estado Miranda, candidato de la oposición. Fue muy instructivo alternar entre ambas señales, para percatarse de que así como hablaron ambos contendientes han debido ser los discursos de la campaña que entonces tocaba a su fin. Ambos entregaron disertaciones elevadas.

No pude encontrar error de importancia en las cosas que le escuchaba a Capriles; antes bien, creí que dijo cosas muy bien dichas. Contestó con gran altura una pregunta acerca de cuál creía que era el mayor logro del presidente Chávez, si es que veía alguno; dijo, sin la menor mezquindad, que sin duda su mayor acierto fue llevar el problema de las necesidades sociales a un primer plano. También dijo que para aprender a ganar era preciso aprender a perder.

Ahora debe Capriles decidir—en pocas horas—si se presentará a la reelección a la Gobernación de Miranda, donde tendría una plataforma de recursos y operaciones, o la declinará para intentar fungir como líder de la oposición. Esto último no es tan fácil, contando con el  carácter de archipiélago de la Mesa de la Unidad Democrática, de la que ha dicho Henry Ramos Allup que no es un sitio donde se comparte principios o ideales, tan sólo propósitos. (Los de derrotar a Chávez). Aun en su propio partido, Primero Justicia, no le será fácil convencer a Julio Borges—que ha diferido ya dos veces su propia aspiración presidencial y se va poniendo viejo—de que le permita mandar. Amanecerá y veremos.

Pero Capriles ha tenido una indudable ganancia, al haber superado con creces el desempeño electoral de Manuel Rosales quien, por cierto, regresó a refugiarse en la Gobernación del Zulia para ejercer el liderazgo opositor a medio tiempo, por tiempo brevísimo. El comando de Capriles, y el mismo candidato, supieron insuflar en el electorado de oposición un hálito triunfalista, y en la recta final de la campaña ejecutaron un envión que a última hora redujo muy significativamente la brecha que por largos meses lo separaba de la primera posición en las encuestas. Que la ventaja de Chávez haya sido ligeramente menor de dos dígitos*—54, 42% contra 44,97%, o 9,45%—debe atribuirse a Capriles y la gente de su comando, así como a los miles de voluntarios que contribuyeron con su esfuerzo. También, claro, a la mala campaña que Chávez hizo: de contenido agotado y repetitivo.

Hay factores estructurales en el resultado del 7 de octubre, y puede comentárselos con mayor extensión. Este blog lo hará; de Chávez me ocuparé más adelante, pero hoy va mi reconocimiento a Henrique Capriles Radonski por una campaña de gran gallardía, con la que ha crecido inmensamente como político. LEA

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*La diferencia final alcanzó dos dígitos: 10,84% (55.11% a 44.27%). Las cifras de arriba corresponden al primer boletín emitido por el CNE, poco después de las 10 p. m. del 7 de octubre.

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La jihad de Kico

Un ayatollah al servicio de Capriles que difama sin escrúpulos

Francisco (Kico o Kiko) Bautista emite sus comentarios de lunes a viernes por la señal Actualidad, del Circuito Unión Radio, durante hora y media. A este Tin Tán del periodismo venezolano le asiste en plan de carnal Marcelo su colega de profesión y antiguo izquierdismo, Vladimir Villegas. (Ya Villegas se ha dejado de eso que llaman chavismo). Ambos tienen el elitesco privilegio de transmitir noventa minutos diarios por esa potente emisora.

En el día de ayer, Bautista arremetió contra Oscar Schemel, el portaestandarte de la encuestadora Hinterlaces, mientras Villegas le ofrecía servilmente pies de pretendidas ingeniosidad y comicidad. La difamación alegre e irresponsablemente proferida fue el contenido de un poco más de doce minutos de infamia. Sin el menor asomo de prueba, Bautista acusó a Schemel de venalidad puesta a la orden del gobierno: «Schemel: ¿qué te pasa? Yo entiendo que te volviste loco con los reales, pero…», fue una de las pequeñeces que le dijo después de haber sugerido que era un sastre que hacía encuestas a la medida. A los hallazgos de Hinterlaces—que no son por supuesto halagadores para la candidatura de Henrique Capriles, cuyo aparato comunicacional cuenta precisamente con los servicios de Bautista—, los tildó de mentiras, y criticó que Schemel hubiera aceptado aparecer por Venezolana de Televisión. En pobre intento de demostrar more geometrica la «imposibilidad» de las cifras obtenidas por la encuestadora, aludió a las graves deficiencias de los servicios públicos (cosa evidente) y presentó el teorema impepinable de que por tal razón Hugo Chávez debía estar perdiendo en las encuestas. Creyó cuestionar la profesionalidad de Hinterlaces al afirmar que no hacía encuestas y que sólo tenía «una máquina para llamar por teléfono».

En el curso de su grave irresponsabilidad, «Kico» Bautista dio rienda suelta a su vocación por la caricatura y la exageración. Así, habló de las encuestadoras que dicen que Chávez tiene 400 (o 200) puntos, y cuando admitió que Chávez podía estar ganando reiteró que lo que no podía ser es que le llevara 30 puntos de ventaja a Capriles.

Empecemos con esto último a juzgar—eso es lo que merecen—los falsos testimonios de Bautista. Jamás ha adjudicado Hinterlaces una ventaja de 30 puntos al candidato del PSUV sobre el candidato de la MUD; en marzo encontró que esa diferencia era de 18% y en abril que había aumentado a 19 puntos. (Bautista dijo confiar en tres encuestadoras, de las que una era Datos, que realiza su Pulso Nacional; esta prestigiosa firma tenía a Chávez ganando en marzo por 16 puntos y Datanálisis, que no es de la devoción del pintoresco periodista, reportaba unos benévolos 13,3 puntos de distancia a favor del socialista; ahora ha medido 17%. Ninguna encuestadora, por supuesto, ha hablado de centenares de puntos de ventaja; eso son bufonadas y exageraciones de Bautista, ante el beneplácito y la sorna de Villegas).

Luego, Hinterlaces ha destacado, justamente, la aparente contradicción entre una gestión muy deficitaria del gobierno y la alta aprobación del jefe del PSUV, poniendo de manifiesto los mecanismos de este fenómeno: «La enfermedad del primer mandatario HIPER-PERSONALIZA el debate electoral, la atención pública se concentra en el liderazgo personal de Chávez y desplaza el cuestionamiento a su gestión». (Monitor País Abril 2012, Reporte Ejecutivo, lámina 10). Lo que le parezca natural al Sr. Bautista no es necesariamente lo que piensa la mayoría del país, y es una encuesta como las que hace Hinterlaces el instrumento para conocerla.

Finalmente, Bautista ha incurrido en grave perjuicio a Hinterlaces y a la persona de Schemel, colocando su reputación en entredicho sin aducir la más mínima prueba de que hayan reportado resultados falsos a cambio de dinero. Si yo fuera Schemel demandaría civil y penalmente a Bautista por sus infundios, por difamación e injuria, y si fuera directivo de Unión Radio procedería a su despido. No puede admitirse que se manche el prestigio de una empresa que depende de su reputación de seriedad para el giro normal de su legítimo negocio. (Hoy sugerí al presidente Chávez que despidiera a su inepta Ministra de Servicio Penitenciario; me parece que Bautista y ella son tal para cual).

Es una necedad cuestionar la realización de encuestas por vía telefónica; en el país que mucho pitiyanqui admira, los Estados Unidos de Norteamérica, esta clase de sondeos telefónicos es moneda de uso corriente; grandes medios de comunicación—The New York Times, The Washington Post, CNN—encargan comúnmente encuestas telefónicas a prestigiosas encuestadoras estadounidenses. (Dicho sea de paso, con muestras usualmente menores a las usadas generalmente en Venezuela). Pero es que además hace Hinterlaces trabajo de recolección en campo y, más todavía, focus groups con los que indaga en profundidad acerca de los motivos de los ciudadanos para sostener tal o cual opinión. Si una encuesta convencional es, como se ha dicho tantas veces, una fotografía instantánea de la opinión pública, el trabajo combinado de Hinterlaces equivale a la riqueza de información que obtiene una tomografía.

Y si Schemel fue a Venezolana de Televisión tal vez haya sido porque Globovisión, que en otras ocasiones lo ha invitado, últimamente no lo ha hecho. Pudiera ser que lo que tiene que decir no sea del agrado de la línea editorial-política de la aguerrida televisora.

Bautista, que pontifica con ignorancia sobre encuestas y encuestadoras—sugirió que Datanálisis argumenta contra Capriles ante financistas de su campaña—, tiene una trayectoria infortunada en ese campo. En 2004 debió abandonar su cargo de Director del entonces vespertino El Mundo cuando llevó a primera plana una encuesta pirata y amañada, enteramente construida, que pretendía que el mandato electoral de Chávez sería revocado por el voto popular. El mismo Bautista intentó explicar después en entrevista de Reportero 24:

—¿Qué ocurrió en el caso de su renuncia al diario El Mundo por la encuesta presuntamente falsa del referendo revocatorio de 2004?

—Yo me encontré en un sitio al rector (Antonio) París, el rector de la UCV en ese momento. Él me habló sobre una encuesta que había hecho la Facultad de Ciencias, y me contó todos los detalles. Me dio esa exclusiva, un tubazo. Luego yo me enteré de que eso fue un peine, me lo montaron, era algo planificado.

—¿Cómo es que un rector tan reconocido se prestó para eso?

—Eso fue lo que escuché.

—¿Y lo cree?

—Sí, lo creo plenamente. Detrás hubo gente que con esa encuesta calculó la jugada, precisamente para producir todo lo que ocurrió. Fue una jugada de José Vicente (Rangel) y otra gente que me pusieron esa concha de mango y yo me la tragué.

La vergüenza debiera limitar la ligereza de alguien que, por la medida chiquita, entonces disparó sin averiguar. LEA

Archivo de audio de Kico Bautista y Vladimir Villegas (16/05/12)

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