Canciones de película

El cine es el gran mecenas de la música

El cine es el gran mecenas de la música

Cómo escuchar la música es un libro escrito en 1939 por Aaron Copland, el compositor estadounidense de Billy the Kid, Primavera Apalache, el Salón México y la Fanfarria para el hombre común. Lo leí en la traducción al español que publicara en 1955, como uno de sus Breviarios, el Fondo de Cultura Económica de México. Es la mejor ayuda textual que conozco para la apreciación de la música culta (clásica o académica) y su décimo capítulo, añadido para la segunda edición inglesa (1957) es La música de películas. En él se ocupa del «ámbito relativamente nuevo de la música para películas y su relación con el cinéfilo». Copland, por tanto, estimó que la música del cine es un tesoro de considerable importancia, y este blog apuntó el 3 de septiembre de 2010 en Música para ver: «…antes hubo cortes reales, ducales, condales que sostenían el trabajo de los buenos músicos, e iglesias que podían contratar un Kapellmeister que se encargara de tocar órgano, dirigir coro y orquesta y, de paso, componer una que otra cantata, como hizo Juan Sebastián Bach para cada día del año litúrgico. Es decir, había que empatarse con la realeza o la nobleza, o con los apoderados de Dios en la tierra, para hacer música y comer al mismo tiempo. Pero ahora son las cortes de Hollywood o Bollywood o Cinecittà las que hacen económicamente posible mucha música bien compuesta».

Wilson, Bogart, Bergman

Wilson, Bogart, Bergman

Naturalmente, las canciones son parte destacada de la música fílmica; muchas películas son en gran medida recordadas por su canción más representativa. Éste es el caso, por ejemplo, de la famosa Casablanca (Ingrid Bergman y Humphrey Bogart, 1942), el drama romántico que dominó toda una era y hacía suspirar a mi madre, casada ese mismo año, y a toda otra dama de su generación. As time goes by (A medida que el tiempo pasa), compuesta por Herman Hupfeld (1931) para el musical de Broadway Everybody’s Welcome, fue cantada en el filme e inmortalizada por Dooley Wilson, que la canta abajo. Por poco no se produce esta feliz conjunción fílmico-musical: la música de la película se debe a Max Steiner, de resonante éxito con las partituras de Lo que el viento se llevó, quien quiso sustituir la composición de Hupfeld por una canción propia, pero ya se había filmado escenas con la canción que perduró e Ingrid Bergman ya se había cortado el pelo para trabajar en otra producción (¿Por quién doblan las campanas?), lo que hizo imposible el cambio.

As time goes by

Fred Astaire y Ginger Rogers fueron una pareja extraordinaria de la actuación y el baile en varias comedias musicales. La que les reportó más fama fue Top hat (Sombrero de copa, 1935), y es de esta película la muy popular canción Cheek to cheek (Mejilla contra mejilla), una composición de Irving Berlin que se distinguió como la canción #1 de ese año. Su penetración cultural no cesó entonces; la canción se escucha en El paciente inglés, Rain Man y La rosa púrpura de El Cairo, entre otras películas, y ha sido interpretada por innumerables cantantes, que incluyen a la gran Ella Fitzgerald. Acá suena en versión de Frank Sinatra.

Cheek to cheek

Treinta y nueve años transcurrirían entre El maravilloso mundo del Mago de Oz, la fantástica narración (1900) de L. Frank Baum y la exitosa película El Mago de Oz (1939) que lanzó a la fama a Judy Garland. Es una de las canciones más apreciadas de toda la historia del cine Over the rainbow (a veces referida como Somewhere over the rainbow, En algún punto del arco iris). Una lista construida por la Fundación Nacional para las Artes (National Endowment for the Arts) de los Estados Unidos y la Asociación de la Industria de la Grabación (RIAA, Recording Industry Association of America) la colocó en el primer lugar de las canciones del siglo XX, y el American Film Institute la considera the greatest movie song of all time. Harold Arlen hizo la pegajosa melodía y E. Y. Harburg su letra. Oigamos a Judy Garland en la versión original.

Over the rainbow

Madre e hija

Madre e hija

La Sra. Garland tuvo una hija, y esta cría es nadie menos que Liza Minnelli. La conocimos todos a raíz de su inolvidable actuación y su maravilloso canto en Cabaret, la película de Bob Fosse que la convirtió en estrella internacional en 1972. Siendo que estuvo más o menos basada en un musical de teatro del mismo nombre, y que buena parte de la trama se desarrolla en un club nocturno—en Alemania de 1931, con la sombra de los nazis que llegarían al poder dos años más tarde—, hubo oportunidad para muchos números musicales, por su mayor parte cantados por Minelli. Hela aquí en una de sus canciones principales: Mein Herr. La música es de John Kander y la letra de Fred Ebb.

Mein Herr

Los musicales, por supuesto, se prestan frecuentemente para ser llevados al cine. Son muchos los ejemplos que recordamos. Evoquemos cuatro en sucesión. En primer lugar, cantada por la reina Julie Andrews, la canción inicial en The sound of music, la película que había que ver «con quien esté más cerca de tu corazón», según la publicidad. Ella no es otra que The hills are alive, la expansiva canción de los maestros del musical, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II.

The hills are alive

Luego, Jimmy Bryant canta María, la canción principal de West Side Story, inolvidable musical y película sobre música de Leonard Bernstein, el carismático Director, por muchos años, de la Orquesta Filarmónica de Nueva York. Siendo Bernstein quien era, las melodías en su obra son musicalmente refinadas. María, por caso, está compuesta en una escala lidia, uno de los modos del Canto Gregoriano, que contiene intervalos de tres tonos consecutivos (de Fa a Si, por ejemplo). Era una de las canciones favoritas de mi hermana María Elena, quizás porque dice su nombre veintisiete veces; cantaba muy mal sus graves notas iniciales y reíamos mucho por eso.

María

Un año antes de La novicia rebelde (The sound of music), nos cautivó en las salas de cine una adaptación de My Fair Lady, a su vez adaptación de la pieza teatral de George Bernard Shaw, Pigmalión. Se trata del musical cumbre de Alan Jay Lerner (letras) y Frederick Loewe (música). En las tablas, era Julie Andrews la protagonista, pero George Cukor optó por confiar el papel de Eliza Doolittle a Audrey Hepburn, quien tuvo que doblar la voz de Marni Nixon. Un enamorado de Eliza, Freddy Eynsford-Hill, fue representado por Jeremy Brett, tan incompetente para el canto como Hepburn. Fue Bill Shirley, a quien le escuchamos de seguidas On the street where you live, el barítono que oímos en el estupendo filme.

On the street where you live

Jerome Kern se distinguió como compositor de canciones memorables, e hizo pareja con Otto Harbach para producir Roberta en 1933. En 1935, ya había sido este musical adaptado al cine con los inevitables Fred Astaire y Ginger Rogers, y en la película Irene Dunne se encargó de cantar la maravillosa canción que lleva por nombre Smoke gets in your eyes. Nadie la ha cantado mejor que Tony Williams, el tenor líder del grupo The Platters. Es esta versión la que podemos escuchar ahora.

Smoke gets in your eyes

Nickie (Grant) y Terry (Kerr)

Nickie (Grant) y Terry (Kerr)

Una novela rosa fue la película An affair to remember (Algo para recordar, Cary Grant y Deborah Kerr, 1957), considerada entre las películas más románticas de la historia. Asociada a su éxito viene la canción del mismo nombre, compuesta por Harry Warren con letra proporcionada por Leo McCarey y Harold Adamson. La vi en el cine Broadway, de Chacaíto, el año de su estreno. (A los 14 años, ya se lo admitía a uno en funciones de besuqueo libre). Vic Damone cantó en la película y canta aquí.

An affair to remember

Autumn leaves, acá en la voz de Johnny Mathis y la orquesta de Henry Mancini, nació en 1945 como Les feuilles mortes, una canción compuesta por el húngaro-francés Joseph Kosma, con letra del poeta y guionista Jacques Prévert. Al año siguiente, Yves Montand la presentaba en el filme Les portes de la nuit y, en 1956, Nat King Cole cantaba en inglés la canción para una película homónima protagonizada por Joan Crawford. En castellano seguimos el título francés: Las hojas muertas. Su conocimiento es prácticamente universal.

Autumn leaves

El prolífico Irving Berlin viene de nuevo a esta entrada con Blue skies, originalmente una adición de última hora a un musical de Richard Rodgers y Lorenz Hart: Betsy. Esta canción tiene un honroso lugar en el primer largometraje sonoro de la historia, The jazz singer (1927), cantada por el mítico Al Jonson. La versión que aquí sigue nos llega en la inconfundible voz de Ella Fitzgerald.

Blue skies

Al estrellato de un viaje

Al estrellato de un viaje

En 1967, como cohete interplanetario, quedaba lanzada la carrera cinematográfica de Dustin Hoffman desde la película The graduate, con Anne Bancroft y Katharine Ross como partenaires. La música fue provista por el genial dúo de Simon & Garfunkel, y Mrs. Robinson fue la canción titular del filme. Ellos, of course, la interpretan de seguidas.

Mrs. Robinson

La monumental película Titanic, realización de James Cameron, trajo una canción de contrabando. Cameron no quería ninguna canción, para no hacer concesiones «comerciales», así que James Horner, que había compuesto el tema empleado instrumentalmente en varias escenas, añadió la letra escrita por Weston Hughes y logró que Céline Dion grabara un demo. En momento apropiado, hizo que Cameron escuchara My heart will go on, y éste finalmente aceptó que la canción sonara en su obra maestra. La gran artista canadiense la canta ahora.

My heart will go on

La misma Céline une su voz a la de Andrea Bocelli para interpretar The prayer, que ganara un Globo de Oro como Mejor Canción Original en la película Quest for Camelot (En busca de Camelot, 1998). David Foster, Carole Bayer Sager, Alberto Testa y Tony Renis formaron el eficaz equipo que compuso y escribió la canción.

The prayer

El submarino amarillo

El submarino amarillo

Un experimento en animación fue The yellow submarine, una película de 1968 con música enteramente por The Beatles, quienes cantaron los distintos números del filme y actuaron en sus secuencias de cierre. Su canción insignia lleva el mismo nombre.

Yellow submarine

Ha llegado el momento de cerrar esta muestra muy incompleta de canciones de película. Para la clausura, escuchemos When you wish upon a star, la canción escrita por Leigh Harline y Ned Washington para Pinocho, del genio de la animación Walt Disney. Este tema se convertiría con el tiempo en el emblema aural de los programas de televisión de los Estudios Disney. Hacemos el encargo de cantarla al Maestro Satchmo, el gran Louis Armstrong. LEA

When you wish upon a star

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Puer est natus in Bethlehem

Georges de la Tour: Adoración de los Pastores (1644)

Georges de la Tour: Adoración de los Pastores (1644)

 

Música de Navidad es lo que cabe hoy. Las festividades de la Natividad de Jesús de Nazaret son verdaderamente universales, observadas aun en países en las que predominan otras religiones que no son cristianas. Asimismo, la música apropiada para la época es conocida en el mundo entero. He aquí una variada colección, clásica y popular, que siempre escuchamos en tiempo decembrino.

El oratorio de Bach

El oratorio de Bach

Comencemos por una sucesión de piezas de la música culta, en orden de aparición histórica. Primero que nada, pues, una pieza del simple Canto gregoriano: Puer est natus in Bethlehem (Un Niño ha nacido en Belén), que interpreta el Coro de Monjes Benedictinos de Santo Domingo de Silos. Luego, dejamos la palabra y la partitura al grande Juan Sebastián Bach, de quien se trae el número inicial—Jauchzet, frohlocket, auf, preiset die Tage, que corresponde al Nacimiento y Anunciación a los pastores—de su Oratorio de Navidad (Weihnachts-Oratorium, BWV 248), a cargo del Coro Monteverdi y los Solistas Barrocos Ingleses dirigidos por John Eliot Gardiner. Del mismo compositor oigamos después el coro Magnificat de la obra del mismo nombre en Re mayor (BWV 243a, la versión original estaba en Mi bemol mayor), puesto que esta salutación a Santa Isabel, madre de Juan el Bautista, es proferida por María la Madre de Jesús, y ella es protagonista principalísima de la Navidad. (La Cantoría Gächhinger de Stuttgart interpreta el vivificante coro). Ocho años después de la obra de Bach, Georg Friedrich Händel componía el oratorio El mesías, cuyo coro ¡Aleluya! es sin duda una de las piezas más conocidas en el mundo entero. (Eugene Ormandy dirige en este caso a la Orquesta de Filadelfia y el Coro del Tabernáculo Mormón).

Puer est natus in Bethlehem

Oratorio de Navidad

Magnificat

Aleluya

ELSAHEFA-28334-33

Ballet de nueces

Ya arrancado el siglo XIX, Héctor Berlioz compuso La infancia de Cristo, obra de la que está aquí El adiós de los pastores, con la dirección de Robert Shaw de la Coral que lleva su nombre y la Orquesta Sinfónica de Atlanta. Y, por supuesto, se ha consagrado como música de Navidad el ballet Cascanueces, de Pyotr Illyich Tchaikovsky, cuyo Primer Acto ocurre en Nochebuena con árbol navideño, cena, regalos y todo. Se pone acá la Marcha que sigue a la Petite ouverture en los instrumentos de la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la dirección de André Previn. También ocurren en Navidad los actos primero y segundo de La bohème, la apreciable ópera de Giacomo Puccini. En el segundo acto, Musetta canta su famoso Vals, y es lo que acá escuchamos en la privilegiada voz de Renée Fleming.

El adiós de los pastores

Marcha

Vals de Musetta

El sitio donde Jingle Bells fue creada (clic amplía)

El sitio donde Jingle Bells fue creada (clic amplía)

Pasemos ahora a música más popular: los villancicos, aguinaldos y canciones de Navidad. Un temprano ejemplo es Adeste fideles, que con toda probabilidad compuso John Francis Wade en el siglo XVIII. Una versión de lujo combina las voces de Elīna Garanča, Juan Diego Flórez, Genia Kühmeier, Paul A. Edelmann, los Niños Cantores de Viena y el Chorus Viennensis, a quienes acompaña la Orquesta Sinfónica de Viena con Karel Mark Chichon en la dirección. Después de eso, los mismos Niños Cantores de Viena cantan Campanas de Ucrania, que en el mundo anglosajón se conoce como Carol of the bells y es obra del ucraniano Mikola Leontovich. (Escuché por primera vez esta pieza por la coral que dirigía Eduardo Plaza Aurrecoechea el 4 de mayo de 1976, en noche inolvidable por el hecho de ver por primera vez a mi esposa, quien hacía de contralto en el grupo). Frank Sinatra, en cambio, es resucitado ahora para cantarnos la inconfundible Jingle bells, canción de invierno compuesta por James Lord Pierpont en 1850, con la intención de que fuera cantada en Día de Acción de Gracias (Thanksgiving, en el cuarto jueves de noviembre). Y Andy Williams toma el podio para ofrecernos It’s the most wonderful time of the year, canción compuesta con letra de George Wyle por Edward Pola. Nos latiniza la cosa la rica voz italiana de Andrea Bocellí, con una redonda rendición de Blanca Navidad (White Christmas), la popular composición de Irving Berlin.

Adeste fideles

Campanas de Ucrania

Jingle bells

It’s the most wonderful time of the year

Blanca Navidad

Venezuela ofrecerá acá dos aguinaldos, ambos de autor desconocido. Son voces jóvenes alemanas—el berlinés grupo a cappella Add 9—quienes cantan, sin embargo, el hermoso Niño lindo. El magnífico Quinteto Contrapunto, en cambio, nos regala el divertido Aguinaldo de El Callao.

Niño lindo

Aguinaldo de El Callao

Cerraremos esta fiesta con algo audiovisual. La buenísima—en estado y esencia—Beyoncé canta una estupenda (y sexy) Noche de Paz (Silent Night), el villancico que todos aprendimos en la infancia y fue compuesto por Franz Xaver Gruber. Él y el autor de la letra, el joven sacerdote Joseph Mohr, lo cantaron por primera vez en la Misa de Gallo escenificada en Obernsdorf bei Salzburg, Austria, en 1818.

¡Feliz Navidad a los amables visitantes de este blog! LEA

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