Un país con desorden bipolar
maniqueísmo. 2. m. peyor. Tendencia a interpretar la realidad sobre la base de una valoración dicotómica.
Diccionario de la Lengua Española
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En uno de estos últimos sábados conseguí en el cuarto de control de Radio Caracas Radio a un personaje que se creyó autorizado a conminarme sobre mi intención de voto para el 7 de octubre, aduciendo elevados y patrióticos propósitos. El voto es secreto, por supuesto, y mucha de la cháchara opositora se ocupa de denunciar su presunta violación por las famosas máquinas captahuellas del Consejo Nacional Electoral. Pero la consistencia no es virtud frecuente en nuestra política polarizada, y quien me interpelaba se siente cruzado de la campaña de Capriles Radonski. Todo aquel que no esté con él, supone, es muy deficiente en virtud ciudadana.
Una postura parecida conocí en la mañana de hoy, al leer una comunicación electrónica que llegó a mi buzón anoche a las 9 y 21 minutos. Es característica del maniqueísmo en el que se pretende se inscriba todo elector de la República. La película política de Venezuela se filma, según gente así, en blanco y negro, y esto justificaría su visión dicotómica. Por considerarla típica y, por razones pedagógicas, reproduzco de seguidas su correo y mi contestación, enviada hoy a las 8:27 a. m. Naturalmente, preservaré incógnita la identidad de mi corresponsal. (Tampoco editaré los ocasionales errores que comete en su escritura).
Buenas noches Sr. Alcalá,
Le escribo para decirle que disfruto su programa en RCR750 pues lo encuentro edificante. A través de su programa Doctor Político me entere de su blog y lo leo con frecuencia pues lo encuentro interesante así como informativo. Todo lo que usted analiza es muy pertinente y aplicable para nuestra realidad política y económica. Sin embargo desde que empecé a escuchar y leer sus ideas me ha parecido que su posición es mucho de teoría y poco de practica para esta nuestra situación, tan compleja que vivimos en estos momentos, en Venezuela.
Por ejemplo, no logro entender su posición con respecto a los esfuerzos y el trabajo de la oposición Venezolana para hacer algo constructivo que nos saque del berenjenal en el cual vivimos ahora. Porque cree usted que Henrique Capriles Radonski tiene «algunas bondades, sin la menor duda, pero pareciera que ellas son insuficientes para la tarea de alcanzar la Presidencia de la República en un cotejo que, indefectiblemente, incluirá la candidatura de Hugo Chávez, quien repetirá y ampliará su comportamiento ventajista». No es perfecto, sin duda alguna, pero ningun ser humano es perfecto. Sin embargo desde mi punto de vista tiene una visión, tiene un plan de como alcanzarla, y crucialmente sabe que no lo puede hacer solo (reconoce sus limitaciones), que para hacerlo bien tiene que rodearse de gente que puede hacerlo bien.
Mi pregunta para usted es: ¿Porque no Capriles Radonski? Usted obviamente difiere, le pregunto entonces: ¿Quien es ese superheroe que nos rescataría, segun usted? Porque según usted «No es un candidato *normal* quien puede derrotar al Presidente en ejercicio». ¿Que es exactamente lo que tiene el actual presidente que lo hace sobre-natural? ¿Que es lo que en su opinión lo hace invencible? Para mi sus palabras son tan ineficaces como sus ideas están incompletas, cuando leo su análisis sobre la oposición no puedo evitar pensar que por mas progresista que sea su discurso sus ideas verdaderas están con un salvador, un todo poderoso – un caudillo mas. Es esto lo que usted propone? Venezuela ha sido ahogada desde siempre por caudillos todo-poderosos.
Sus exposiciones en la radio y sus artículos, sobre todo, hablan de la necesidad de políticos que puedan resolver problemas y de políticas que sirvan ese fin, usted ha leído mucho sobre teorías de caos y es versado en la sabiduría de los enjambres, usted propone un «paradigm shift»….todas ideas tan lucidas y tan aplicables a nuestros problemas y sin embargo toda esa lucidez es entorpecida por esa mania muy nuestra de creer que hay «alguien» super-dotado que es la única persona que nos puede salvar de nuestro auto-inducido caos político y económico. Sera que usted, tan leído, ¿cree en caudillos a estas alturas Sr. Alcala?
Lo que necesitamos en Venezuela es darnos cuenta que cada uno de nosostros es responsable de construir el país que queremos, no hay nadie que nos pueda salvar. Si cada uno de nosotros no hacemos lo que esta a nuestro alcance para construir hora a hora, día a día la comunidad, la sociedad y el país que soñamos y que nos merecemos estamos perdidos. Es por esto que le pregunto: ¿Porque no un Henrique Capriles Radonski? El es normalito como usted y yo ¿Porque no un cualquiera de nosotros? La respuesta en la cual estoy pensando Sr. Alcalá es que cualquier Venezolano que se lo proponga puede, cualquiera con una visión, un plan y un buen gabinete lo puede lograr. ¿No cree usted en la necesidad de un «paradigm shift», no cree usted en la sabiduría de los enjambres? Capriles Radonski y cada persona que conforma la oposición actual en Venezuela son imperfectos – como lo son todos los seres humanos – y cada una de esas personas individualmente son menos que idóneos para muchas cosas pero en conjunto y concertadamente pueden alcanzar lo inalcanzable y ejecutar un plan mejor para todos. ¿Que a Ud. no le parece? ¿Porque no se une a la «sabiduria del enjambre» y ayuda con su sabiduria? Le ruego no piense que digo esto último jocosamente.
Para una persona de tanta lectura, trayectoria y experiencia yo encuentro realmente triste el hecho de que usted critica con amplia aptitud a la actual administración y usa sus conocimientos para mirar desde un caballo muy alto los esfuerzos de la oposición actual. Ninguna de estas posiciones lo compromete, es muy fácil criticar ¿Con quien esta usted Sr. Alcalá? Ni con Dios ni con el diablo, parece. ¿Sueña usted con una Venezuela diferente? ¿Que esta haciendo usted para promover ese paradigm shift que necesitamos? ¿Que le parecería usar sus habilidades para impartir critica constructiva? ¿Le importa tan poco la suerte del país?
Sus ideas son muy eruditas y hasta acertadas, en mi opinión, pero parece que no las aplica a su país, prefiriendo plasmarlas en un papel. Que triste que la nueva generación de políticos en este país nuestro no pueda contar con su actuación en el ruedo y que tampoco pueda contar con un silencio cortez de su parte sino que tenga que sufrir sus distantes criticas.
He aquí mi respuesta:
Buenos días, Sra. NN. Le agradezco sus generosas opiniones acerca de las cosas que digo y escribo. Son unas cuantas; me dedico a pensar la Política con dedicación casi exclusiva desde 1983. Tan sólo en mi blog hay ahora 1.295 entradas (a partir de febrero de 1970) y 1.198 de ellas son de política. A fines de abril se publicó un libro mío—Las élites culposas—, el que cubre un cuarto de siglo de política venezolana. Su lectura pudiera contestar muchas, si no todas, entre las preguntas que me hace.
El «berenjenal en el cual vivimos ahora» se debe en una gran medida a la oposición actual, que antes fue gobierno. Ella forma parte de eso que debemos dejar atrás; no todo lo que se opone al actual régimen es positivo. La maldad de Hitler no excusa la mía. Y no se trata de ser perfecto, sino de ser adecuado. La frase que Ud. cita fue escrita en marzo de 2011, mucho antes de que la Mesa de la Unidad Democrática celebrara las elecciones de las que saliera la candidatura de Capriles.
Como Ud. dice, la política no es cuestión de héroes aislados, de salvadores individuales. Es por esto que mi primera proposición política explícita (febrero de 1985) fue la de una organización política con un código genético distinto del de un partido convencional. En la formulación de sus propósitos se lee:
La Asociación tiene por objeto facilitar la emergencia de actores idóneos para un mejor desempeño de las funciones públicas y el de llevar a cabo operaciones que transformen la estructura y la dinámica de los procesos públicos nacionales a fin de: 1. Contribuir al enriquecimiento de la cultura y capacidad ciudadana del público en general y especialmente de personas con vocación pública; 2. Procurar la modernización y profesionalización del proceso de formación de las políticas públicas; 3. Estimular un acrecentamiento de la democracia en dirección de límites que la tecnología le permite; 4. Aumentar la significación y la participación de la sociedad venezolana en los nuevos procesos civilizatorios del mundo.
Podrá Ud. ver que ya hace 27 años redactaba el asunto en plural, y que consideraba de la mayor importancia no sólo la dedicación de políticos profesionales bien preparados, sino la participación crucial de los ciudadanos en general. No hay en eso nada de mesianismo o añoranza de salvadores.
A lo largo de 29 años de intensa dedicación al problema político, me he ocupado de elevar proposiciones concretas (incluyendo la asociación mencionada, en cuya conceptualización invertí dos años del análisis más serio y sosegado), por lo que yerra Ud. al suponer que mi preocupación es únicamente teórica. En 1986, propuse un grupo de tratamientos concretos en el trabajo que llamé Dictamen. En época más reciente, y para mencionar sólo unos pocos ejemplos, propuse (sin éxito, debo admitir) que el presidente Caldera convocara en 1998 un referendo sobre una constituyente (lo hizo después Chávez para generar un proceso muy diferente del que hubiera podido ser); en 2002, un procedimiento de abolición del gobierno de Chávez, que expuse, por ejemplo, al Sr. Julio Borges (acompañado de Gerardo Blyde y Liliana Hernández) al considerar que Primero Justicia pudiera ser el vehículo correcto para su promoción (fue rechazado para optar por el iluso procedimiento de enmienda constitucional para el recorte del período, que Primero Justicia, el partido del Sr. Capriles, promovía entonces); en 2009, un referendo consultivo sobre el socialismo que parara el trote a Chávez (de nuevo rechazado por distintos dirigentes de oposición) cuando todas las encuestas medían un rechazo popular a las pretensiones socializantes.
De esta escueta enumeración pudiera Ud. colegir dos cosas: la primera, que no es cierto que mi posición «es mucho de teoría y poco de práctica», puesto que he puesto en la mesa proposiciones políticas concretas, tratamientos específicos; segunda, que ninguna de ellas depende de un Mesías, que en todas hay una apelación al enjambre ciudadano, al pueblo, a la Corona.
Pero también puede notar que la dirigencia opositora no se caracteriza, precisamente, por su imaginación estratégica o por el atrevimiento político. Puede Ud. escuchar, si le place, la entrevista que me hiciera Carolina Jaimes Branger a comienzos de 2007 para un testimonio sobre este punto.
En lo tocante al problema particular de la candidatura Capriles, le recomiendo la lectura de Retrato hablado, que le aclarará mis criterios respecto de una contrafigura viable, de la que enumero los rasgos que estimo imprescindibles. Es mi firme impresión que el Sr. Capriles carece de esos rasgos. Se trata, por lo demás, de un texto elaborado en octubre de 2008, cuando la candidatura Capriles no soñaba con su existencia.
En general, Sra. NN, he trazado una trayectoria como político clínico que se ha enfrentado a reiterados rechazos de la dirigencia que nos ha traído a Chávez y se ha mostrado repetidamente incapaz de derrotarlo; por eso me comunico directamente con el enjambre ciudadano, a través de los modestos medios de mi blog y, ahora, con mi programa de radio sabatino. Luego de décadas de desatención, he optado por abandonar el papel de brujo de los caciques para ensayar el de brujo de la tribu. Los reclamos que Ud. me hace llegar desde una postura rayana en la falta de respeto no tienen la menor justificación. Ud. no me conoce bien; tampoco me ha leído suficientemente. Lo que es triste es que gente que se dice demócrata, y por tanto debiera ser respetuosa de las opiniones de los demás, se arrogue el derecho de cuestionarles en su conducta sin haber refutado en lo más mínimo las tesis que sostienen.
En uno de los trabajos cuyo enlace he marcado (Retrato hablado), escribí:
Es preciso, por tanto, realizar una tarea de educación política del pueblo, una labor de desmontaje argumental del discurso del gobierno, no para regresar a la crisis de insuficiencia política que trajo la anticrisis de ese gobierno, sino para superar a ambos mediante el salto a un paradigma político de mayor evolución.
Reivindico mi derecho democrático de sostener esa opinión sin que personas como Ud. crean tener autorización para hacerme reclamos personales. Estoy abierto, eso sí, a lo que pudiera Ud. señalar de erróneo en puntos como ése. En 1995 compuse y juré cumplir un Código de Ética que incluye la siguiente estipulación:
*Consideraré mis apreciaciones y dictámenes como susceptibles de mejora o superación, por lo que escucharé opiniones diferentes a las mías, someteré yo mismo a revisión tales apreciaciones y dictámenes y compensaré justamente los daños que mi intervención haya causado cuando éstos se debiesen a mi negligencia.
*No dejaré de aprender lo que sea necesario para el mejor ejercicio del arte de la Política, y no pretenderé jamás que lo conozco completo y que no hay asuntos en los que otras opiniones sean más calificadas que las mías.
Mis posiciones, que Ud. estima con tanto desdén, sí me comprometen: mi compromiso es con la verdad, y ésta no es una película maniquea en blanco y negro. A lo largo de mi dedicación a la política he pagado el costo de la incomprensión con privaciones muy concretas para mí y para mi familia. Opiniones como la suya son, lamento decirlo, bastante comunes. A pesar de eso, no me dejo vencer por la amargura aunque, naturalmente, no creo que deba ofrecer excusas por lo que pueda haber estudiado y aprendido. Si Ud. quiere entenderme mejor, le invito a leer un artículo que compuse para explicar este fenómeno: Hallado lobo estepario en el trópico. Es de mayo del año pasado; tardé veintiocho años en defenderme.
Atentamente
Luis Enrique Alcalá
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No concibo la menor esperanza de que esta entrada haga que cesen las conminaciones maniqueas. LEA
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