Para empezar…

Así se dice próxima apertura en catalán

Así se dice próxima apertura en catalán

Hay piezas musicales que son portaestandartes. Abren una colección de piezas, una ópera, un ballet u otra clase de obras. He aquí unas cuantas instancias.

Prekudio al Te deum: parte de violín

Prekudio al Te Deum: parte de violín

Comencemos por la Introducción al Te Deum en Re mayor, H. 146, de Marc-Antoine Charpentier (1643-1704). Tal como es de esperar, es una música alegre: un Te Deum es un himno de acción de gracias, propio de celebraciones. (En Tosca, de Puccini, el Primer Acto cierra con uno equivocado; el oficialismo italiano de la época—el barón Scarpia incluido—celebra lo que creyó una victoria contra Napoleón, pero la cosa resultó al revés, y esto último se revela en el Acto Segundo). Charpentier descolló en el Barroco por la calidad de sus composiciones; para muestra, este botón que no por nada fue escogido por la Unión Radiofónica Europea como su tema insignia. Aquí lo interpreta la Orquesta de Cámara Inglesa conducida por Raymond Leppard.
Te Deum

El Rey del Barroco musical, tal vez de toda la música occidental, es el grandísimo Johann Sebastian Bach (1685-1750). Cuatro fueron las suites orquestales que compuso, y a ellas se las llama en alemán Ouvertüren, pues todas tienen como número inicial una obertura, que ya no preludiaba una ópera sino una suite de danzas u otras piezas. Ese término se emplearía más adelante para designar obras independientes que presagiaban la forma que se conocería como poema sinfónico. (Por ejemplo, la pieza perfecta de Tchaikovsky: la Obertura-Fantasía Romeo y Julieta). Aun así, se suponía que debían iniciar un concierto, delante del resto de las piezas que lo compusieran. De la Suite Orquestal#3 en Re mayor (BWV 1.068) de Bach, escuchemos su grandiosa Obertura por la Akademie für Alte Musik de Berlín con la dirección de Bernhard Forck.
Suite Orquestal #3

El tercer gran líder—Mozart fue el segundo—de la música noble de Occidente, Ludwig van Beethoven (1770-1827), compuso varias oberturas: Egmont, Coriolano, Leonora I, II y III, Las ruinas de Atenas, La consagración de la casa… Su ópera principal es Fidelio, para la que compuso una obertura que aquí escucharemos en versión de Riccardo Muti al frente de la Orquesta de Filadelfia.
Fidelio

Caricatura de Berlioz en el Wiener Theaterzeitung (1846)

Caricatura de Berlioz en el Wiener Theaterzeitung (1846)

Poco después del paso de Beethoven por la tierra emergería la música de Héctor Berlioz (1803-1869), un compositor adelantado a su época. Esto es más evidente en su sinfonía dramática Roméo et Juliette (1839), una obra sinfónico-coral de gran escala. Berlioz fue un gran orquestador—escribió el Grand traité d’instrumentation et d’orchestration modernes (1844), anticipador de los Principios de orquestación (1891) de Nikolai Andreievitch Rimsky-Korsakoff— y un director de orquesta que exigía conjuntos de enormes dimensiones, los que no se verían en Europa sino hasta la época de Gustav Mahler (1860-1911). Por ese rasgo fue caricaturizado más de una vez, al punto de que nadie menos que Gustave Doré se ocupó de él en una caricatura publicada en el Journal pour rire en 1850. Ahora nos ofrece la Introduction de Romeo y Julieta la Orquesta Sinfónica de Londres que dirige Colin Davis.

Roméo et Juliette

Otro poderoso compositor, esta vez el ruso Aleksandr Borodín (1833-1887), es el autor de la ópera El Príncipe Igor, de la que son especialmente populares sus Danzas Polovtsianas, o Danzas de los pólovtsy (cumanos), una tribu nómada que habitó a lo largo del Volga al norte del Mar Negro. El segundo tema de su Introducción es el de la canción Stranger in paradise, un número del musical de Robert Wright y George Forrest, Kismet, cuya música es enteramente de Borodín. El mítico Herbert von Karajan dirige la Orquesta Filarmónica de Berlín.

Danzas polovtsianas

Del mismo modo, lo primero que suena en la obra de Igor Stravinsky (1882-1971) Le Sacre du Printemps (La Consagración—o Rito—de la Primavera) es la Introduction de su Primera Parte (L’adoration de la Terre), cuyo tema es inicialmente expuesto por el fagote. La obra causó un escándalo durante su estreno en París (1913) con los Ballets Ruses de Sergei Dhiagilev y tal vez esa introducción haya sido inspirada en el comienzo de Prelude a l’aprés midi d’un faune (1894), obra de Claude Debussy sobre un poema de Stéphane Mallarmé. Para facilitar el cotejo, primeramente suena el número de Stravinsky (Pierre Boulez con la Orquesta de Cleveland) seguido del tema de Debussy.

Le Sacre du Printemps
L’après-midi d’un faune

Montaje del Ballet de San José, California

Montaje del Ballet de San José, California

Carl Orff regaló a los melómanos una obra extraordinaria: su cantata escénica Carmina Burana (Canciones del Beuern). Aunque la música (1935-36) está orquestada con la riqueza instrumental del siglo XX, Orff logró una ambientación melódica y rítmica que sugiere su origen medieval. (Las letras de los distintos números están tomadas de una colección de poemas de los siglos XI, XII y XIII, descubierta en 1803 en la Abadía Benedictina del Beuern, en Baviera. Orff compuso también Catulli Carmina y Trionfo di Afrodite para completar la trilogía Trionfi). La impar obra fue estrenada en Francfort en 1937, en su versión completa con danza. Desde entonces, el mundo no ha dejado de disfrutarla y admirarla; nada más apropiado: Orff sigue en ella su concepto de escena total, su Theatrum Mundi. Aquí nos entregan su número introductorio—O Fortuna, que se repite, como en el Magnificat de J. S. Bach, al final—, de la breve sección inicial de la obra (Fortuna Imperatrix Mundi), la Orquesta Sinfónica de Londres y su Coro bajo la dirección de André Previn.

O Fortuna

De la precedente riqueza musical pasemos a la simplicidad de la Entrada de las Waldszenen (Escenas del bosque. op. 82) de Robert Schumann (1810-1856), en ejecución de Rudolf Serkin.

Entrada

El inicio de un tema con variaciones es la exposición del tema mismo. (Una excepción es la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Sergei Rachamninoff, que comienza por la primera variación precedida por una introducción). Está aquí el tema de las Variaciones para orquesta sobre un tema original (Enigma), del compositor inglés Edward Elgar (1857-1934), compuestas entre 1868 y 1869. Leonard Bernstein se encarga de dirigir a la Orquesta Sinfónica de la BBC para ofrecérnoslo.

Tema

La esposa de Weill estrenó el pael de Anna I

La esposa de Weill estrenó el papel de Anna I

Nadie discutirá que un prólogo es lo que viene antes de otro texto más largo, y hay obras cantadas que lo tienen. Uno famosísimo es el de la ópera Los Payasos, de Ruggiero Leoncavallo (1857-1919), la más famosa de sus obras. El gran barítono y bajo Ettore Bastianini se encarga de certificar que los artistas son gente de carne y hueso. De seguidas, Gisela May, acompañada por la Orquesta Sinfónica de la Radio de Leipzig que conduce Herbert Kegel, nos trae el Prólogo de Los siete pecados capitales (en alemán, Die sieben Todsünden), un ballet chanté que surgió de la colaboración en 1933 (el año de la llegada de Adolf Hitler al poder en Alemania) del dramaturgo Bertolt Brecht, el músico Kurt Weill y el coreógrafo George Ballanchine. La ocasión trajo el alejamiento de Brecht y Weill; el primero quiso que esta historia de una esquizofrénica (Anna), ambientada en los Estados Unidos, siguiera un tratamiento marxista y Weill impuso un enfoque psicoanalítico. (La composición de Weill trae su habitual reminiscencia de la música de cabaret).

I Pagliacci

Los siete pecados capitales

Arriba se mencionó de pasada el concepto de poema sinfónico, una obra que sigue un poema, una narración o algún elemento pictórico en su desarrollo. Quien primero empleara el término fue el compositor y virtuoso húngaro Franz Liszt (1811-1886). Él mismo compuso trece obras de esa clase, y Les Préludes (d’aprés Lamartine), la tercera de ellas, se ocupa de representar musicalmente una oda del poeta francés en sus Nouvelles méditations poétiques. Es el poema sinfónico más popular de Liszt; el informe radial del ejército alemán (Wehrmachtbericht) en la Segunda Guerra Mundial, así como el noticiero Die Deutsche Wochenschau, emplearon la marcha final como su tema musical. La fina Orquesta Filarmónica de Viena es dirigida acá por Giuseppe Sinopoli.

Les Préludes

Pietro Mascagni

Pietro Mascagni

Un verdadero Preludio es el que introduce la ópera Cavalleria rusticana, la exitosa composición breve de Pietro Mascagni (1863-1945) que frecuentemente se graba junto con Los payasos. Aquí suena en los instrumentos de la Orquesta Filarmónica de Praga dirigidos por Friedemann Riehle. Daniel Barenboim queda a cargo de la Orquesta de París para interpretar otro muy importante, con el que cierra esta entrega de músicas introductorias: el Preludio a los Maestros Cantores de Nuremberg, la solemne composición de Richard Wagner (1813-1883). Es tan bueno, que a pesar de ser un preludio funciona perfectamente como epílogo.

Cavalleria Rusticana

Maestros Cantores

Bueno, ahora que quince magníficos músicos nos han preludiado quince veces, es hora de que nos pongamos a hacer algo muy importante. LEA

_________

Share This:

Para resucitar cuatro veces

Miguelángel: Resurrección (c. 1520). Colección Real del Castillo de Windsor.

…y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. (…) Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.

Credo de los Apóstoles

Concilio de Nicea, 325 d. C.

___________________

La base de la fe cristiana está fundada sobre la creencia en la resurrección de Jesús de Nazaret, muerto por crucifixión, al tercer día de su fallecimiento. Ése es el hecho que manifestaría, de modo definitivo, su divinidad. De alguna manera su propia resurrección habría sido prefigurada por la de Lázaro—de quien se dice que Jesús lo levantó de su tumba—y anticipa la resurrección de los muertos—todos los hombres—para el evento planetario del Juicio Final, en el que decidirá el destino individual de cada alma: el Paraíso eterno o un Infierno interminable.

Siendo que Occidente fue totalmente cristianizado gracias al emperador Constantino, la música occidental refleja el tema de la resurrección con abundancia, y siendo que hoy es día de Pascua de Resurrección vienen al tiempo las cuatro piezas que coloco aquí. De Gregorio I o Gregorio el Grande (540-604), según Calvino el último de los buenos papas, nace el término Canto Gregoriano, pues se le atribuye la codificación de la música litúrgica en su época. (Otro Gregorio, el décimo tercero, instituyó el Calendario Gregoriano mediante bula pontificia en 1582; no confundir). Entre las innumerables piezas de ese modo musical, escuchemos el Resurrexit que interpreta la Coral Gregoriana de la Eglise Querin.

Resurrexit

En una Europa ya religiosamente reformada por Martín Lutero y Juan Calvino, vivió y compuso el colosal Juan Sebastián Bach. Su Misa en Si menor (1749), sorprendentemente según el rito romano en país luterano, es considerada una de sus obras cimeras, y aquí ofrecen de ella Et resurrexit la Orquesta y el Coro Bach de Munich en un concierto dirigido por el gran maestro Karl Richter en la iglesia Stifts de Diessen am Ammersee. La letra del credo es, naturalmente, cantada en latín: Et resurrexit tertia die secundum Scripturas, et ascendit in cœlum, sedet ad dexteram Dei Patris, et iterum venturus est cum gloria iudicare vivos et mortuos, cuius regni non erit finis.

Un nuevo salto secular nos trae a 1890, cuando Pietro Mascagni se alza con uno de los premios ofrecidos por Edoardo Sonzogno para jóvenes compositores italianos que no hubieran tenido óperas representadas en un teatro. Mascagni aporta el último día del plazo Cavalleria rusticana, cuya acción transcurre en una aldea siciliana en Domingo de Resurrección. Uno de sus números, el himno de Pascua Inneggiamo (Alabemos) es cantado por los pobladores desde la iglesia y Santuzza en la plaza, que no puede entrar por estar en pecado. Oigámoslo por Michaela Karadjian y la Orquesta y el Coro de la Filarmónica BRT (Radio y Televisión Belga), dirigidos por Janos Kovacs. El libreto de Giovanni Targioni-Tozzetti y Guido Menasci dice: Inneggiamo, il Signor non è morto. Ei fulgente ha dischiuso l’avel, inneggiamo al Signore risorto oggi asceso alla gloria del Ciel!

Inneggiamo

Alberto Durero: Resurrección

Finalmente, una hora y media de música compuso Gustav Mahler en la sinfonía que llamó Resurrección, la #2 en Do menor, estrenada en 1895. Su movimiento final, como el de la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven, añade un coro a la orquesta. Mahler tomó el texto a cantar del poema Die Auferstehung (La Resurrección) de Friedrich Gottlieb Klopstock, que lo impresionó al escucharlo por primera vez en el sepelio del gran director Hans von Bulow. Pero los versos de la estrofa final fueron escritos por el propio compositor: Sterben werd’ ich, um zu leben! / Aufersteh’n, ja aufersteh’n / wirst du, mein Herz, in einem Nu! / Was du geschlagen / zu Gott wird es dich tragen! (Yo moriré para vivir. Te levantarás de nuevo, sí, ¡te levantarás de nuevo, tú, mi corazón, en un instante! Eso por lo que sufriste, ¡a Dios te conducirá!) He aquí la sinfonía completa en una noble versión de Mariss Jansons, quien dirige a nada menos que la reina de las agrupaciones sinfónicas: la Orquesta Real del Concertgebouw de Ámsterdam.
Sinfonía Resurrección

¡Feliz Pascua! LEA

_________

Share This: