HCF vs. HCR (actualizado)
Puede señalarse en cada uno de ellos algunas bondades, sin la menor duda, pero pareciera que ellas son insuficientes para la tarea de alcanzar la Presidencia de la República en un cotejo que, indefectiblemente, incluirá la candidatura de Hugo Chávez, quien repetirá y ampliará su comportamiento ventajista. No es un candidato “normal” quien puede derrotar al Presidente en ejercicio. Menos suficientes todavía serían esas bondades para manejar acertadamente el Poder Ejecutivo Nacional en las condiciones esperables para 2013, en el improbable caso de que éste cayera en sus manos.
Así hablaba Tío Conejo – 10 de marzo de 2011
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«Yo nunca tengo razón», solía decir el padre del arquitecto Juan Bravo Sananes; «yo siempre tenía razón». Cuando este blog reportó, el 11 de noviembre del año pasado, los resultados de la encuesta del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD, Félix Seijas) sobre un levantamiento de datos del 27 de octubre al 3 de noviembre, un cordial amigo distribuyó mi texto a su lista de corresponsales electrónicos. Entonces puso esta advertencia: «Tengo la impresión de que el análisis y conclusiones de LEA son prematuros. Que Chávez es un formidable animal político nadie lo pone en duda. Que hoy sus posibles contendores parecen no tener suficiente garra, es una percepción válida. Sin embargo, es factible que esa ventaja de Chávez hoy contra un potencial opositor (9-12 puntos), se quede ahí, en un pronóstico potencial pero que muy bien pudiera terminar alejado de la realidad. Considero prudente esperar pues las lluvias pueden desempantanar los lodos».
No dejaba de tener alguna sensatez esa postura aunque, naturalmente, las lluvias sólo traen más lodo; yo mismo he escrito, como hace poco recordé: «En todo caso, los próximos tres meses indicarán si existe alguna posibilidad de que Capriles supere a Chávez en las elecciones que sobrevendrán en ocho» (Triunfo rotundo, 12 de febrero de 2011), y expresé mis buenos deseos: «Este blog desea a Capriles la mejor de las suertes. Ojalá logre un desempeño convincente a breve plazo”. Después dije, equivocadamente, en Schemel, el aguafiestas: «Parece que al plazo más breve no se ha producido todavía ese desempeño que pudiera convencer, y que la oposición se encamina a una derrota que quizás no sea tan grave como la que experimentara con la candidatura de Manuel Rosales, que el 3 de diciembre de 2006 perdió hasta en el Zulia (en todo el territorio nacional, sólo pudo ganar en el municipio Maracaibo)». Creo que incluso esta inusual gentileza de mi parte está muy equivocada; Capriles Radonski no da; a lo que se encamina la Mesa de la Unidad Democrática, y él su candidato, es a una derrota bastante peor que la que sufriera Rosales, a juzgar por las mediciones sucesivas de Hinterlaces, Consultores 30.11 y, ahora, IVAD.
La encuesta de IVAD adjudica a la candidatura de Hugo Chávez una ventaja de prácticamente treinta puntos (29,9%). Mide a treinta días de las elecciones primarias de la MUD una intención de voto de sólo 26, 6% a favor de Capriles Radonski, y la votación por Manuel Rosales del 3 de diciembre de 2006 fue de 36,9%, o 13,3% más que lo que Capriles marca ahora. Pero estamos hablando de fotografías, y lo más decidor es el registro dinámico de las tendencias.
La encuestadora resume así la autopsia anticipada de la candidatura de Capriles Radonski:
Tendencia de intención de votos y su proyección en los resultados de las elecciones del 7 de octubre en un escenario polarizado
– En el lapso de 6 meses, la brecha de intención de votos a favor de Hugo Chávez ha mantenido un crecimiento sostenido. De 18% en octubre de 2011 se incrementó a 29,9% en la medición cuyo trabajo de campo finalizó el 13 de marzo de 2012 (un incremento de 11,9%).
– En el lapso de 6 meses, la intención de votos hacia Capriles Radonski ha decrecido de manera sostenida. De 34,8% en octubre 2011, decreció a 29,9% en el mes de enero 2012 (una caída de 4,9%). Pero el hecho mas resaltante lo constituye que a un mes de celebrarse las elecciones primarias donde resultó electo candidato de la MUD sufre una caída de 3,3% en la intención de votos en relación a la medición de enero. De 29 9% cae a 26 6% en la encuesta cuyo trabajo de campo culminó el 13 de marzo de 2012.
– Una brecha de intención de votos de 29,9% a favor de un candidato, que crece sostenidamente en los últimos 6 meses a un promedio de 2% mensual, en combinación con un decrecimiento sostenido del candidato opositor en un promedio de 1,4% mensual, nos indica una tendencia prácticamente irreversible a menos de 7 meses de celebrarse las elecciones.
– La proyección de la brecha de 29,9% en un escenario polarizado, nos indica que de celebrarse hoy las elecciones presidenciales, Hugo Chávez ganaría con el 65% de los votos.
No deja de ser significativo, por otra parte, el grado de apoyo recabado por las organizaciones políticas actuantes en el escenario nacional. La suma de las simpatías por todos los partidos representados en la MUD equivale a poco más de la mitad del apoyo expresado al Partido Socialista Unido de Venezuela. A eso se reduce el mito de la unidad: una unidad para perder.
En suma, un nuevo mensajero viene a traer malas noticias, muy malas, al candidato, la dirigencia y la clientela opositoras, que insisten en la polarización. Puesto a hacer mi propio pronóstico, creo que al menos el primero y la segunda se negarán a aceptar tan desalentadora lectura, con terco y estéril heroísmo. Entre los opositores de a pie, habrá quienes se consuelen con la sabiduría política que se manifiesta en profundas máximas como «Hay que arar con los bueyes que tenemos» o la más escueta «Eso es lo que hay». Es flojera estratégica. Las alarmas vienen encendiéndose una tras otra, y no paran de sonar. Como no habría muerte hasta el 7 de octubre, es aconsejable un alto para repensar, para ejercer lo que nunca ha estado en la burocracia opositora: la imaginación política y el atrevimiento de encontrar soluciones alternas, no convencionales. No es un candidato “normal” quien puede derrotar al Presidente en ejercicio, y una clave para el pensamiento imaginativo es preguntarse: ¿qué pudiera pasar en un escenario no polarizado? LEA
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Nota
Me complace admitir que aprecio mucho la consistente contribución de Eugenio G. Martínez al mejor análisis del acontecer político nacional; admiro su perspicacia y su valor para decir lo que piensa. El Universal ha publicado hoy, 22 de marzo, su artículo Las encuestas no ganan elecciones. En él dice al comienzo acerca de la encuesta de IVAD aquí reseñada:
La guerra de encuestas—o la guerra de análisis sobre las encuestas—comenzó antes de lo esperado. El más reciente estudio del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD)—con campo en la primera quincena de marzo—desató la nueva polémica, antes lo hizo Hinterlaces y en febrero las encuestas preprimarias. Con relación al último estudio del IVAD se deben hacer dos consideraciones: 1) Las cifras de intención de voto publicadas, especialmente por los medios oficiales, son correctas y corresponden al estudio realizado en el mes de marzo—el análisis de las causas de esta brecha entre Hugo Chávez y Henrique Capriles Radonski es materia para otro artículo—; 2) No es cierto que la encuestadora concluyera en su informe que la tendencia de votación registrada en marzo es irreversible y por lo tanto el Presidente tiene la reelección asegurada, o que la intención de voto por Capriles Radonski no puede aumentar (de ahí la importancia de ver todo el estudio y no las respuestas a una sola pregunta).
El destacado en cursivas en la cita es de este blog. El segundo punto hecho por Martínez parece estar equivocado; como consta arriba en esta entrada, la lámina de conclusiones elaborada por IVAD dice a la letra: «Una brecha de intención de votos de 29,9% a favor de un candidato, que crece sostenidamente en los últimos 6 meses a un promedio de 2% mensual, en combinación con un decrecimiento sostenido del candidato opositor en un promedio de 1,4% mensual, nos indica una tendencia prácticamente irreversible a menos de 7 meses de celebrarse las elecciones». Quizás quiera Martínez hilar fino para decir que no es lo mismo escribir «es irreversible» que «prácticamente irreversible». Vale
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