Los entrometidos

Nadie pidió la opinión a Romero Bonifaz, negador de su segundo apellido

Mantén tu atención centrada enteramente en lo que es verdaderamente tu propio asunto, y permanece lejos de lo que pertenece a otros; es de su incumbencia y en caso ninguno cosa tuya.

Epicteto

El consejo no solicitado es siempre entrometido.

Jonathan Lockwood Huie

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No debe haber quien ignore entre nosotros que en cuatro días, el domingo 7 de octubre, Venezuela celebrará la elección presidencial que en principio debe determinar quién será el Jefe del Estado para el período 2013-2019. Cada ciudadano deberá ser respetado en su decisión electoral, sea que quiera votar por Hugo Chávez Frías, Henrique Capriles Radonski, María Bolívar, Orlando Chirinos, Reina Sequera o por Luis Reyes Castillo. (Yoel Acosta Chirinos nos hizo el favor de retirar su candidatura). También deberá ser respetado quien decida abstenerse de votar por cualquiera de ellos o quien produzca conscientemente un voto nulo, e incluso quien se equivoque y lo produzca sin intención. Es de la esencia de la democracia ese respeto; sobre todo quienes se autodefinen como demócratas con «patriótica» arrogancia moralista están obligados a tal respeto so pena de inconsistencia. Cualquiera que pretenda forzar a otro a votar en contra de su conciencia es un entrometido.

Pero también se entrometen quienes, desde afuera, emiten solemnes declaraciones que dejan entrever dudas acerca del proceso electoral venezolano. Por ejemplo, dos senadores estadounidenses—Robert Menéndez, demócrata y Marco Rubio, republicano—que ayer declararon así conjuntamente:

El 7 de octubre, los venezolanos tendrán que elegir entre dos futuros radicalmente diferentes para su país en elecciones de importancia estratégica para nuestro hemisferio. El gobierno venezolano tiene la obligación de realizar un proceso electoral libre y transparente, garantizar la seguridad de todos los votantes, y respetar la voluntad de los electores. El pueblo venezolano debe saber que las democracias del Hemisferio Occidental están dispuestas a responsabilizar a cualquier persona que amenace con perturbar la celebración pacífica de elecciones libres y justas.

Instamos a la Administración y la comunidad de las democracias en el hemisferio a mantener un ojo vigilante sobre las condiciones previas y durante el día de las elecciones para garantizar que la voluntad del pueblo se exprese en los resultados.

Eso es una falta de respeto, una intromisión, además de una velada amenaza incumplible. Es al Consejo Nacional Electoral y a los venezolanos todos a quienes corresponde «garantizar que la voluntad del pueblo se exprese en los resultados». No le sale a los senadores Menéndez y Rubio señalarle obligaciones al gobierno de Venezuela, ni a nuestro pueblo cuáles cosas debiéramos saber.

Buscando votos en Florida

Días antes, el presidente Barack Obama había dicho a América TV (Miami): «Mi gran preocupación respecto a Venezuela es que el pueblo venezolano tenga una voz en sus asuntos internos y que, en última instancia, pueda tener elecciones libres y justas». El pueblo venezolano tiene voz en sus asuntos internos, y no recuerdo que Obama haya manifestado sus deseos de elecciones libres y justas en la Inglaterra que eligió a Cameron, la España que optó por Rajoy y la Francia que escogió a Hollande. Uno entiende las propias necesidades electorales del Presidente de los Estados Unidos, acusado de mano débil con Chávez, pero con esas declaraciones se ha entrometido. Captando sus implicaciones, el Palacio de Itamaraty observó por boca del canciller Antonio Patriota que el gobierno de Brasil tiene plena confianza en que el proceso electoral en Venezuela será «creíble y transparente».

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Pero es un entrometido mucho peor Carlos Gustavo Romero Bonifaz, Ministro de Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia. Este señor ha salido a decir que en caso de un triunfo electoral de Capriles, Bolivia se vería obligada a «revisar las relaciones bilaterales con Venezuela“. Metiéndose donde no debe, ha opinado que si Chávez perdiera la votación «se pretendería retornar a la subordinación de nuestros países al imperio del norte».

Aclaremos algunas cosas al entrometido funcionario boliviano. Bolivia recibe importante apoyo monetario venezolano gracias a los dólares que fluyen a las arcas de PDVSA, y ésta es una empresa nacional desde que Carlos Andrés Pérez nacionalizara la industria petrolera venezolana en 1975, afectando a empresas extranjeras de las que las principales eran del «imperio del norte». Tampoco parece que en su segundo gobierno Pérez diera muestras de subordinación a los EEUU cuando escogió, como invitados especialísimos a su segunda investidura, al socialista Felipe González y a Fidel Castro. Antes del primer período de Pérez, Rafael Caldera Rodríguez procedió a denunciar el tratado comercial de Venezuela con los Estados Unidos y a promover la Ley de Reversión de las concesiones petroleras.

En un famoso debate de la campaña electoral de 1963, se enfrentaron—por primera vez en la televisión venezolana—dos de los candidatos del momento: Rafael Caldera y Arturo Úslar Pietri. Éste enrostraba al primero el pecado de haber participado en el gobierno electo en 1958—en cumplimiento caballeroso del Pacto de Punto Fijo—, puesto que Acción Democrática era marxista, la encarnación del demonio. Caldera se mostró extrañado de que esa reconvención viniera de quien fuese ministro del gobierno de Isaías Medina Angarita, cuando éste había pactado con el Partido Comunista de Venezuela en las elecciones municipales de 1941 y había establecido relaciones diplomáticas con la Unión Soviética. Úslar calló respecto del primer detalle, pero atinó a responder que las relaciones con la URSS habían sido inauguradas «por presión abierta y expresa del gobierno de los Estados Unidos». Claro, los EEUU estaban en guerra con Hitler y la URSS era aliado momentáneo de ese país y de Inglaterra, pero no fue Caldera quien reveló la enormidad de la soberanía disminuida sino Úslar, que al cabo de la elección acordó muy inconsistentemente que su partido ingresara al «Gobierno de Ancha Base» presidido por Raúl Leoni, militante de AD, la encarnación de Satán según los medinistas.

En Venezuela hay, naturalmente y como la hay en Bolivia, gente que piensa que los Estados Unidos son lo máximo; durante el segundo período de Caldera una fuerte corriente de opinión quería dolarizar la economía venezolana, y se promovió la «caja de conversión» como el método para hacerlo, como Argentina lo hizo, con resultados desastrosos, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem bajo su ministro financiero Domingo Cavalho. Pero la opinión de esos venezolanos y bolivianos es algo que debe ser respetado, y lo que es una irrespetuosa distorsión de nuestra historia, y un entrometimiento inaceptable, es la falsa noción de que los gobiernos democráticos venezolanos se subordinaron alguna vez al «imperio del norte».

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Medalla de oro

Romero Bonifaz es sólo el subcampeón del entrometimiento, a pesar de su notable esfuerzo. El primer lugar en el podio le corresponde al general Henry Rangel Silva, Ministro de la Defensa. Refiriéndose a Capriles, dijo: «El señor dice ayer [1º de octubre] de que va a nombrar un Ministro de la Defensa, un general activo como su Ministro de la Defensa. Eso es una de las declaraciones que realmente nunca debió haber sacado porque quiere generar o quiere proyectar un nivel de triunfalismo. ¿Cómo va a decir que va a nombrar un general activo cuando en su plan de gobierno está desarticulando a la Fuerza Armada? Yo no creo que haya general activo que se preste, en el supuesto negado por supuesto, a desarticular a la Fuerza Armada».

Bueno, veamos. En el programa de gobierno de Capriles (ProgramadeGobiernoCaprilesRadonski) no se encontrará ni una sola mención de la palabra militar o el término defensa. Varias veces se consigue la noción de seguridad, sólo que exclusivamente referida al plano social y jurídico.

Pero sí dice ese documento:

Hemos tomado como punto de partida los Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional 2013-2019 y, con la participación de cientos de expertos de todo el país y tomando en cuenta lo que aprendimos y escuchamos en nuestros recorridos por comunidades de toda Venezuela, hemos elaborado este Programa de Gobierno en función del trayecto de vida de la familia y cada uno de sus miembros y, en particular, del trayecto de aquellos que tienen más obstáculos para progresar.

Busquemos entonces en aquel acuerdo previo (lineamientosmesaunidad) el plan de «desarticular la Fuerza Armada». Esto es lo que dice en materia de La Fuerza Armada Nacional:

106. Reformular la institución castrense y redefinir su rol en el nuevo gobierno democrático, para despojarla de sujeciones ideológico partidistas.

107. Subordinar el estamento militar a los principios constitucionales y a los lineamientos institucionales del poder civil, lo que es fundamental para el fortalecimiento del sistema político.

108. Restablecer el carácter de la Fuerza Armada Nacional como una institución apolítica, obediente al poder civil, no deliberante y sometida a la Constitución y a las Leyes.

109. Proponer la revisión de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación.

110. Distinguir y definir las áreas de interés común y las áreas de interés propio para los civiles y los militares, respectivamente, a los fines de lograr el equilibrio entre ambos sectores.

111. Reducir progresivamente el monopolio militar en materia de seguridad, en la medida en que organizaciones civiles diseñen, desarrollen y ejecuten eficazmente dicha función, a los fines de que se concrete la corresponsabilidad.

112. Eliminar la Milicia Bolivariana, como cuerpo militar separado de los componentes constitucionales de la Fuerza Armada Nacional, dependiente del Presidente de la República.

113. Fortalecer los mecanismos que garanticen la investigación y el proceso por parte de autoridades civiles de las violaciones a los derechos humanos cometidas por los militares, la reparación del daño causado y la adopción de medidas que eviten la repetición de tales abusos.

114. Adoptar las decisiones dirigidas a reducir la competencia de los tribunales militares al ámbito estrictamente castrense.

115. Propiciar espacios de colaboración entre civiles y militares, en los que éstos se mantengan dentro de la esfera de actuación que democrática y constitucionalmente les corresponde.

En lo que antecede, que suscribo por entero, no hay otra cosa que la corrección de las aberraciones que las administraciones de Hugo Chávez, en contravención de la Constitución Nacional, han producido en el estamento militar venezolano, al que se le hace gritar «Patria, socialismo o muerte». Esto dice el Artículo 328 de la carta política fundamental de Venezuela:

La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su respectiva ley orgánica.

Está claro ¿no? En ningún caso puede ser llamada una desarticulación de la Fuerza Armada Nacional su regreso a lo que la Constitución le prescribe. La Fuerza Armada Nacional es hoy, por obra de Hugo Chávez y ministros como Rangel Silva, un órgano deformado, groseramente puesto al servicio de una persona y su parcialidad política. La agenda explicada arriba es una necesidad.

Quien está excedido, entrometido, es Rangel Silva. No le toca a él, no le incumbe, no es su asunto debatir si un legítimo candidato presidencial puede nombrar un militar activo como su Ministro de Defensa—del «Poder Popular», por si acaso—en la eventualidad de ser electo Presidente de la República. Claro, es característico del Ministro de la Defensa este tipo de exabruptos. (Ver en este blog Glosa de cuatro soles). Habría que preguntarle cómo es que él, general activo, se prestó a la desarticulación de la Fuerza Armada con la introducción de una milicia «bolivariana» que es, por la medida chiquita, una ocurrencia extraconstitucional. LEA

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Otra baladronada más

El chantaje como técnica política

Una vez más, «después de mí el diluvio». Una vez más, Hugo Chávez amenaza con guerra civil—bueno, la predijo—si llegare a perder la elección del 7 de octubre. En su peculiar manera de cortejar, apeló a los «ricachones» invitándoles a que voten por él, puesto que no les convendría una guerra civil: «Hasta los ricachones, hasta las familias ricas que les gusta la tranquilidad, les interesa que gane Chávez y les invito que voten por Chávez el 7 de octubre. Chávez les garantiza paz, estabilidad, crecimiento económico».

El presidente Chávez disfruta, para empezar, una existencia de ricachón: disfruta de un envidiable nivel de vida en el que los lujos no son escasos. No tiene autoridad moral para criticar la riqueza porque él vive como privilegiado. En su gobierno, por otra parte, hay más de un ricachón construido a base de una corrupción descarada. Claro, son ricachones nuevos, pero ricachones al fin. Como en cualquier régimen socialista, una nueva clase de privilegios hace usufructo personal del poder dentro de su administración. Si la insubordinación fuera elogiable, y si él tuviera hoy la edad que lucía en 1992, un gobierno como el suyo le habría impelido a levantarse en armas contra él.

Luego, es una soberbia incomparable creerse imprescindible en el mantenimiento de la paz republicana. También es contradictorio, pues no ha habido gobernante venezolano que haya amenazado más o agredido más que Hugo Chávez. Hay que tener tupé para hablar de paz desde la guerra.

Sus más obsecuentes secuaces lo apoyan en la baladronada; en noviembre de 2010, dijo el actual Ministro de la Defensa, general Henry Rangel Silva: “Los ataques están en la agenda de la oposición. El elemento Fuerza Armada históricamente ha sido utilizado para de alguna manera derrocar gobiernos… Ellos actúan apoyados por terceros países y eso afecta el nacionalismo. La hipótesis (de un gobierno de la oposición) es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN no, y el pueblo menos”. Es francamente un razonamiento muy defectuoso postular que el pueblo rechazaría un hipotético gobierno opositor, cuando la única manera en que pudiera llegar a constituirse es, precisamente, por una decisión de la mayoría de ese pueblo. (Glosa de cuatro soles).

Pero ahora es el Presidente de la República quien amenaza con un conflicto fratricida en el caso de su derrota. Eso es algo absolutamente inadmisible, y es lamentable que la oposición venezolana no haya sido eficaz en el combate a un funcionario tan pernicioso. LEA

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Recidiva candidatural

Un pequeño absceso pélvico (clic para ampliar)

recidiva. (Del lat. recidīva, t. f. de -vus, que renace o se renueva). 1. f. Med. Reaparición de una enfermedad algún tiempo después de padecida.

Real Academia Española

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Audio con la narración del texto

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El más reciente desarrollo patológico en la humanidad del Presidente de la República ha hecho que aumente, considerablemente, la probabilidad de que no pueda ser el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela, en las elecciones previstas para el 7 de octubre próximo. Si el presidente Chávez insistiera en serlo, su movilización de campaña estaría grandemente reducida, so pena de agravar su estado de salud, de por sí delicado. Si, por lo contrario, el PSUV tuviera que poner en la calle un candidato distinto, pareciera exigua la posibilidad de transferir a éste el carisma de aquél, y entonces le sería harto difícil ganar las elecciones, vista la buena recepción del enfoque tranquilo y sensato que Henrique Capriles Radonski ha impreso a su planteamiento electoral.

En estos momentos, el debate interno del oficialismo debe estar hirviendo. Los más radicales pudieran estar planteando, con razonamiento revolucionario, un golpe de Estado en desconocimiento de resultados electorales adversos, como sugiriera el actual Ministro de la Defensa, Henry Rangel Silva, en declaraciones a Últimas Noticias del 8 de noviembre de 2010: “Los ataques están en la agenda de la oposición. El elemento Fuerza Armada históricamente ha sido utilizado para de alguna manera derrocar gobiernos… Ellos actúan apoyados por terceros países y eso afecta el nacionalismo. La hipótesis [de un gobierno de la oposición] es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN no, y el pueblo menos”.

Rangel Silva habría sido reprobado en un examen de Lógica elemental: si algo es apoyado por terceros países es el gobierno actual, cuyo líder es apuntalado por la dinastía y la medicina cubanas, en mucho afectando «el nacionalismo». Y un gobierno de la oposición sólo podría materializarse, por supuesto, por la voluntad del pueblo expresada en urnas comiciales. ¿Cómo es que la gente, que es lo mismo que el pueblo, se negaría a aceptar su propia decisión?

Sería la FAN la que estaría contra el pueblo, como agresivo absceso en la pelvis de la nación.

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En río revuelto

Protohuérfanos de caras largas reportan una llamada de larga distancia desde Cuba

Nuestro proceso bolivariano se inició en esta etapa bicentenaria por la vía electoral, y queremos seguir por allí, por una vía pacífica que permita construir el socialismo bolivariano, pero conscientes de los peligros que nos acechan y seguros de que el enemigo no descansa, no podemos olvidar otros métodos de lucha. Sería imperdonable limitarse tan sólo a lo electoral y no ver otros métodos, incluso la lucha armada, para obtener el poder.

Adán Chávez, 27 de junio de 2011

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La verdadera naturaleza del problema no es electoral. Algo está por nacer.

Oswaldo Álvarez Paz, 27 de abril de 2005

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El «absceso bolivariano», en efecto, se inició en fecha bicentenaria, pero no por la vía electoral. El grupo conspirativo inicial—Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, o MBR 200—inició formalmente sus actividades en tiempos de Luis Herrera Campíns, cuando se celebrara en 1983 el bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar. Por esos días juraron, ante los míseros restos de un decrépito samán en Güere, otrora vigoroso, los conjurados que darían la cara pintada por la tarde del 4 de febrero de 1992.

Claro que las ridículas declaraciones de Adán Chávez, que ya se imagina Doppelgänger—el doble tangible de una persona viviente en la ficción, el folclor o la cultura popular que típicamente personifica al mal—de Raúl Castro, resuenan con las que ofreciera el general Henry Rangel Silva el 8 de noviembre de 2010, al complaciente diario Últimas Noticias: «La hipótesis de un gobierno de la oposición es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN no, y el pueblo menos”. El mismo hermano menor—la sucesión en Cuba es al revés—premió esta amenaza con un sol adicional en las charreteras del Jefe del Comando Estratégico Operacional.

Pero Rangel Silva, o su superior inmediato, el general Carlos José Mata Figueroa, Ministro de la Defensa, no se calarían al adánico gobernador de Barinas como Presidente de la República, y el Artículo 238 de la Constitución dice en su segundo párrafo: «El Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva reunirán las mismas condiciones exigidas para ser Presidente o Presidenta de la República, y no podrá tener ningún parentesco de consanguinidad ni de afinidad con éste».

De modo que el hermano mayor del Presidente lo que ha logrado es emitir una patética y doble señal de debilidad: por un lado, admite la gravedad de las dolencias que abruman a Hugo Chávez; por el otro, da a entender que tiene por perdidas las elecciones presidenciales de 2012.

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Quien si corre con algún chance, en esto de la sucesión de Hugo Chávez, es Diosdado Cabello. El 17 de marzo de este año, relaté—en Infidencias riesgosas—una conversación que sostuve con quien la comenzara en alabanza insistente acerca de un distinguido miembro del absceso bolivariano:

Hubo los consabidos planteamientos preliminares; por ellos me enteré de la relación profesional amistosa que había tenido—no indicó que continuara a estas alturas—con un importante funcionario del gobierno del presidente Chávez, de cómo le había hecho un favor, ayudando a clarificar una cierta circunstancia en gestión personal ante el Presidente. El funcionario en cuestión hizo carrera militar y hoy está en situación de retiro. Supongo que está muy agradecido de los buenos oficios de mi interlocutor.  (…) Y disparó, acto seguido, la pregunta cuyo destino era el establecimiento de la premisa mayor que quería fijar: “Dime una cosa: ¿tú crees que Chávez va a entregar el gobierno por las buenas?” (…) De inmediato aproveché la ventaja de esta posición para decirle: “Está claro que tu pregunta inicial era para establecer, como premisa mayor de lo que querías plantearme, que Chávez no entregaría nunca el poder por las buenas y, por tanto, tu conclusión iba a ser que había que sacarlo por las malas”. En eso llegaron los croissants, los jugos y los cafés que habíamos ordenado, admitió que eso era exactamente lo que quería sugerir y comenzó a comer. (…) A la salida de la panadería-pastelería me dijo: “Yo lo que creo es que el que debe suceder a Chávez es un militar”. (…) Ya en mi casa me preguntaba si él tenía en mente un militar en particular. ¿Sería el que me había mencionado al principio, en aparente comentario casual? Entonces me reconvine por mi apresuramiento; al matarle en la mano el gallo de su premisa, al no haber preguntado qué militar concreto podía ser el sucesor que prefería, posiblemente dejé de enterarme del chisme del año: la identidad del funcionario del gobierno que conspira para sacar a Chávez por las malas.

Quien me invitara y pagara una merienda para decirme estas cosas, hablaba concretamente de Diosdado Cabello en sus elogios anecdóticos iniciales. Él mismo es militar retirado.

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Ahora llevamos tres días preparativos de efemérides, tres actos de una obra de teatro aéreo militar sobre Caracas, ordenados por jefes sin jefe que no ignoran el efecto sobrecogedor que el ruido y la visión de naves rusas y helicópteros ejercen sobre los pobladores de la capital. Es para que nos quedemos tranquilos, mientras rumiamos rumores. En la Lectura de la semana—Ciencia y conciencia—decía:

Es así como la muy mayor parte de la historia política venezolana ha sido transitada por actores que pensaron dentro de un paradigma jurídico-militar. Con una que otra excepción, nuestros más influyentes políticos se han formado en leyes o en el arte castrense. La política que secretan no puede ser otra que una en la que se cree que el acto político supremo es una ley, o la que presume que la política es asunto de fuerza. Y como nuestra historia, con abrumadora ventaja, está más llena de jefes militares que de hombres de leyes, es la segunda noción la que predomina.

Pero Adán Chávez no es hombre de leyes, y tampoco es militar. No es él quien ordena los vuelos. Su ominosa declaración lo es menos porque su importancia es muy menor. Se fue de bruces y dijo lo que no convenía, en estos días de intestinos reacomodos, pescueceos y, quizás, precoces saltos de talanquera. Ha podido coger seña de Rod Blagojevich, ex Gobernador del estado de Illinois quien, a la salida del tribunal que acaba de encontrarlo culpable de diecisiete delitos de corrupción, declaró: «Entre las muchas lecciones que he aprendido de toda esta experiencia está que debo tratar de hablar un poco menos».

Metástasis óseas de cáncer de próstata antes y después de tratamiento con la droga experimental Cabozantinib

Claro, la familia Chávez es locuaz, pero Adán haría un mejor servicio a su hermano si se ocupara exclusivamente de su enfermedad. El Dr. Daniel George, del Instituto Duke de Cáncer, proclamó a comienzos de junio en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica: «Estamos en un tiempo magnífico en cuanto al cáncer de próstata». Y hay ahora drogas que parecen ser remedio eficaz y novísimo a la enfermedad: Provenge, Zytyga, Jevtana… Que el tratamiento con alguna de ellas cueste 93.000 dólares no debe amilanar a las partidas de la casa presidencial.

En lugar, pues, de arengar al desconocimiento de la Constitución, sería mejor que Adán Chávez se pusiera urgentemente al habla con Locatel. Por de pronto, cabe una paráfrasis de palabras de Oswaldo Álvarez Paz: «Algo está por morir». LEA

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Palabras de chamán

¿Quién se sienta en la silla principal?

Cinco días de antesala debí consumir antes de ser recibido por el Chamán del Guaraira-Repano. Lo buscaba desde que decidí que no entendía bien la ausencia presidencial; durante un tiempo pensé que la cosa era cuento chino, una ausencia programada para que la abollada imagen del Presidente no se deteriorara todavía más con los rollos en los penales o en la pertinaz sequía eléctrica en tiempo de lluvia y Guri repleto, una telenovela que debía reponer las simpatías perdidas por vía de la lástima. También creía que a Hugo Chávez le resultaría muy difícil sustituir, el 5 de julio, a su Ministro de Defensa, el general en jefe Carlos José Mata Figueroa, en fecha bicentenaria. ¿Por quién suplantarlo? ¿Por el general Henry Rangel Silva, el señalado por Walid Makled, el que dijo que la Fuerza Armada Popular Revolucionaria Bolivariana y Socialista Patria o Muerte no obedecería a, pongamos, Capriles Radonski? Sería mejor que Elías Jaua cargara con la decisión de apartar a Rangel: «Yo no fui, Henry; eso son vainas de Elías».

Pero después de tan descaminadas especulaciones me llegó un preocupantísimo correo, cuyo contenido dice a la letra:

La tan anunciada operación de rodilla no fue tal. Fue una extirpación radical de próstata. La vanidad (hombría) de HCh los llevó a inventar lo de la rodilla. Resultado de biopsia post-op fue malo. Se planificó viaje a Cuba para hacer PET scan en el CEMIC (querían evitar traslado en Caracas a uno de los dos centros privados que tienen PET scans operativos) y determinar si había metástasis. Para distraer la atención de la enfermedad, y contra la opinión de los médicos, se programó viajes relámpago a Quito y Brasilia. Llegando a Cuba le subió la fiebre y lo llevaron directo a CEMIC. Al llegar detectaron una infección inguinal severa post operatoria. A los pocos días queda controlada la infección, pero los resultados del PET scan son poco alentadores al verse actividad celular anormal en los huesos. Se determina que hay que tratar con radioterapia y se fijan sesiones diarias por 25 días, descanso de 10 días y otras 25 sesiones. Hay mucha preocupación médica por el tema óseo y no se decide aún cómo tratarlo. Especialistas de Alemania, Rusia y España han visitado el CEMIC. Hay mucha discusión sobre cómo anunciar todo esto, pero están preparando contingencia. La caída del pelo no se puede solventar en el caso de Chávez con peluca, y su estado anímico ha sido terrible; es fatalista y cree que esto se lo «hizo» alguien. No recomiendan que tome sus medicinas para la depresión mientras esta en radioterapia. Hay posiciones encontradas sobre el secretismo: parte de la familia dice que la gente no es «pendeja» y sabe que algo está MUY mal; la otra parte de la familia considera que, si se sabe que esto es mucho más grave o el presidente podría estar incapacitado por meses, se desataría una guerra dentro del chavismo que ningún miembro de la familia sobrevivirá.

Esta alarmante descripción es, por supuesto, médicamente consistente, pero yo no tenía modo de discernir si era verídica o la fabricación de una leyenda urbana por sectores interesados y radicales de la oposición. Cuando ya la incertidumbre me quitaba el sueño, decidí que iría a consultar al Chamán.

Como dije, debí esperar cinco días por la llegada de mi turno. Nunca antes había estado el Chamán tan solicitado, y cuando finalmente me recibió lo hizo con cara de fastidio: «Otro más que viene a preguntarme por la salud del cacique desterrado, cuando ya yo lo habría sanado. Los poderes babalawos han sido muy exagerados. Podrán matar gallineros enteros, pero nada de eso lo va a restituir a lo que era. Eso le pasa por despreciarme y preferir a los santeros sobre nuestra medicina indígena».

«¿Se va a morir?», pregunté consternado. «¿Por qué tu miedo?», contestó, mientras buscaba tabaco para rellenar su pipa preferida, que el cacique Rómulo le había regalado en 1946. En todo el Guaraira-Repano no se veía un cartel que lo declarase territorio libre de humo. «El cerro fuma», me explicó sin que yo le hubiera preguntado nada. Por unos minutos no hizo otra cosa que fumar en silencio. Luego habló:

La tribu del cacique ausente está igualita a la de los indios aveledos: el indio Mata, el indio Rangel, el indio Maduro que para mí ya está pasado, el indio Pelo—así le dice a Diosdado Cabello—, el indio Mene—Rafael Ramírez—, el jefe del Consejo Tribal—creí que así se refería a Soto Rojas—, el jefe de los araques, el líder de los jauas, el de los jesses, hasta ese señor que se dice Marciano, todos se aprestan a la rapiña, a ver quién se queda con el coroto. Van a tener que pedirle a la india Tibisay que les haga unas primarias, si no quieren que los guerreros—los militares—lo entierren junto a Simón embalsamado con sangre de gallos de Cuba y se pongan a mandar como caribes sobre toda la indiada.

Ante mi estupor, dijo una cosa más antes de emprender el camino de la pica que conduce hasta el manantial: «Vete ahora y regresa el 17 de diciembre. Nada pasará el 5 de julio. Así me lo ha asegurado un sacerdote de Orunmila que llegó de parte de los indios fidelinos. Acuérdate: es con Simón que quiere irse al reposo definitivo; no con Clodosbaldo, Willian, Lina o Danilo, que no hacen sino panteón chimbo. Patria o muerte, tú sabes. Pero, por ahora, el consejo Yoruba que lo tiene preso delibera si mudarlo de una vez a Guantánamo, a cambio de moneda muy necesaria. El sacerdote visitante me lo dijo».

Bajé del cerro. Mi angustia había aumentado. LEA

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