Veinte de las nuestras

Consolas de iluminación: Premio Lo Nuestro a la Música Latina, Univisión

 

 

Hay canciones en nuestra lengua a las que volvemos una y otra vez. Han tocado en nosotros alguna fibra sentimental con música emocionante o pegajosa; algunas las cantamos a coro en celebraciones familiares o amistosas, con amplia tolerancia a la desafinación. Pueden ser lentas, boleros o tangos; otras serán vivaces y fiesteras, propias para el baile. Son las nuestras.

La novia de Agustín

De ellas he seleccionado veinte por las que tengo especial afecto; son canciones que quiero como si fueran personas, y la primera es el himno de Agustín Lara, su María Bonita, compuesto para el amor de su vida: María Félix. Aquí la canta Julio Iglesias, quien siempre ha contado con magníficos arreglos musicales para sus grabaciones; la interpreta desde la alegría que sólo puede transmitir un mariachi, esta vez enriquecido por lujosas cuerdas y maderas.

María Bonita

Estudiaba el bachillerato, ya con catorce años o algo así, y las canciones amorosas habían adquirido una significación que antes no tenían. Entonces escuchaba con unos pocos compañeros las transmisiones de radio con primitivas listas del top ten del momento, cuando por un mes o más dominaron la colección dos canciones en la voz de Raúl Shaw Moreno: Sabrás que te quiero, Cuando tú me quieras. Aprendimos la cursilería de sus letras y las cantábamos para novias imaginarias; ninguno de nosotros tenía una real. Es la segunda de ellas la que pongo a continuación. (El nombre verdadero del cantante y compositor boliviano era el de Raúl Shaw Boutier, que cambió cediendo parcialmente a proposición del Trío Los Panchos—le sugirieron llamarse Raúl Moreno—por considerar sus apellidos anglo-franceses extraños al idioma del bolero. No es con ellos, sino con Los Peregrinos que canta su canción).

Cuando tú me quieras

Perfecto para enamorar

Hablando de listas, en 1955 produjo el sello RCA Victor el álbum Top Pops of Latin America, una selección de doce boleros a cargo de la orquesta del portorriqueño Rafael Muñoz y las voces de su hijo, Rafi Muñoz, y José Luis Moneró. En mi incipiente despertar erótico, bailé mil veces Niebla del riachuelo, platónicamente enamorado, con Corina Stolk; probablemente ella no se acuerde de la fiesta en casa de Raúl «Pupú» Rodríguez, el amable y fallecido dentista amigo que mucho después extraería tres de mis cordales, y tampoco que la miraba desde lejos en los obligados desfiles perezjimenistas de la Semana de la Patria. (Llegué a ser Jefe de Redoblantes de la Banda de Guerra del Colegio La Salle de La Colina, y en ese carácter tenía autorización para alejarme de la formación en busca de las muchachas, lo que hacía junto con Alberto Sarmiento, Jefe de Trompetas. Mi único interés, Corina, lucía su uniforme de gala en el grupo del San José de Tarbes de La Florida). Es Moneró quien canta, transformado en bolero, el tango de Juan Carlos Cobián.

Niebla del riachuelo

Pertenece a Federico Méndez Tejeda, nacido en el barrio de Guadalupe de Aguascalientes, México, el bolero ¿De qué manera te olvido?, interpretado acá por una de las voces latinoamericanas de más amplio registro y segura melodiosidad, la de Marco Antonio Muñiz. (El autor murió en la Ciudad de México en 1988).

¿De qué manera te olvido?

Hay muchas versiones de La Bikina, la pegajosa ranchera de Rubén Fuentes con letra de María José Quinanilla. Una de las que más estimo es la de Gualberto Ibarreto, nuestro cantante oriental de El Pilar, estado Sucre.

La Bikina

Ignacio Jacinto Villa

Ignacio Jacinto Villa (1911-1971), salvo para los connoisseurs, no es un nombre familiar. Es el del cantante que todos conocimos como Bola de Nieve, pianista y bolerista. Vino muchas veces a Venezuela, y los más jóvenes, impedidos de asistir a cabarets o night clubs, supimos de él por sus interpretaciones en El Show de las Doce (Víctor Saume) o Renny presenta, del impar Renny Ottolina. Villa cantaba en su inconfundible estilo intimista, apropiadísimo para ofrecernos No puedo ser feliz, el bolero de Adolfo Guzmán González.

No puedo ser feliz

Mi señora sostiene que se debe al cantante mexicano Luis Miguel (Gallego Basteri, nacido en San Juan, Puerto Rico) el renacer de los buenos boleros en el gusto de las jóvenes generaciones. Es él quien canta para nosotros No sé tú, una de las canciones más eficaces del grandísimo Armando Manzanero. Esta versión fue tomada de un concierto en vivo.

No sé tú

El rey Pedro

Nada como la riqueza de la voz de Pedro Vargas, el cantante con rostro de indio que llenó a la América Latina, en innumerables conciertos, con incontables discos y películas, de música hermosamente cantada. Venezuela tuvo el honor de ser su anfitriona en varias ocasiones, y aquí dejó amigos—Amable Espina muy especialmente—por montones. Don Pedro Vargas nos canta acá, como el más autorizado intérprete de las canciones de Agustín Lara y acompañado en vivo de mariachi, la magnífica Un viejo amor.

Un viejo amor

Seguramente es el éxito mayor del español Alejandro Sanz su Corazón partío, el sabroso son que además canta como ninguno, con el delicioso tumbao a la vez latino y gitano de su grupo. (Atención muchachos, he aprendido a no decir conjunto, lo que me marcaría como anciano).

Corazón partío

En la misma onda de sabrosura despechada viene la pieza Para no verte más, del estupendo conjunto—quiero decir, grupo—argentino La Mosca Tse-tsé.

Para no verte más

Regresemos a un pasado cincuentoso, cuando El Ruiseñor de América, Alfredo Sadel (contracción de Sánchez Delgado) hacía de las suyas con su noble timbre de voz. Hasta ópera cantó, aceptablemente, este gran tenor venezolano. Aquí interpreta otra canción señera del decano Lara: Palabras de mujer.

Palabras de mujer

El Cantante

En este punto repetiré una anécdota que antes se ha contado en este blog: a comienzos de 1974 vino a Venezuela nadie menos que Duke Ellington, el Papa del Jazz. Requerido por una periodista en el aeropuerto de Maiquetía, debió contestar cuál era su cantante favorito. Ellington dijo que eso dependía del estilo musical, del mood, de muchos factores, pero que si la entrevistadora quería saber quién era el cantante, El Cantante se llamaba José Feliciano. Period. De su propia pluma, y con su propia guitarra acompañada de orquesta, interpreta Paso la vida pensando.

Paso la vida pensando

El maestro Alberto Domínguez—fundador del Conjunto Frenesí (no grupo)—compuso la célebre Perfidia, un bolero que cantaba con especial gusto Daniel Santos, El Inquieto Anacobero, cuya versión podemos escuchar de seguidas.

Perfidia

Un gitano que canta de todo

El entonado gitano Diego el Cigala y el gran pianista cubano Bebo Valdés forman un dúo espectacular para Vete de mí, la canción de Virgilio Expósito a la que su hermano, Homero, puso la letra.

Vete de mí

Apelemos ahora a la lengua hermana—entre las raíces del idioma castellano debemos contar al grupo lingüístico galaico-portugués, y gallegos y portugueses, como los brasileños, son nuestros—para recordar el muy hermoso filme Orfeu Negro, realizado en Brasil en 1959—el suscrito se graduaba de Bachiller en Ciencias—por el director francés Marcel Camus. (Palma de Oro en Cannes, 1959; Oscar y Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera, 1960). Aquí canta Astrud Gilberto el tema principal, Manhã de Carnaval, que crearon a cuatro manos Luiz Bonfá y Antônio Maria de Araújo Morais, para afirmar el movimiento musical del Bossa Nova.

 Manhã de Carnaval

La Reina del Azúcar

Es un carnaval de muy distinto temperamento el cantado por la incomparable Celia Cruz en su definitiva rendición de La vida es un carnaval, sabrosa salsa de Víctor Daniel.

La vida es un carnaval

¿Quién no ha bailado una conga en trencito en alguna fiesta de carnaval? La contagiosa Vamos pa’ la conga, de Miguel Matamoros, se vistió con ropaje de lujo en el álbum de Ricardo Montaner (Sonorodven, 1991) En el último lugar del mundo. Músicos del calibre de Ilan Chester (piano) y Frank Quintero (batería) participaron en la grabación. Hela aquí.

Vamos pa’ la conga

¡Cómo cuesta trabajo dejar atrás el espíritu carnavalesco, expiatorio, liberador! Por eso viene ahora el hombre de la bilirrubina, Juan Luis Guerra, con su rica interpretación de Woman de El Callao, emblemático calipso de Julio Delgado que evoca los famosos carnavales de nuestro pueblo guayanés.

Woman de El Callao

Un manantial de boleros grandes

Bueno, viene a curarnos de tanto despelote, de nuevo, Armando Manzanero, con su maravilloso bolero Contigo aprendí. Nos llega en la rotunda voz de Alejandro Fernández.

Contigo aprendí

El Tío Simón

El cierre de este trayecto musical de nuestras entrañas está confiado a la pieza universal del venezolano Simón Díaz—portador de la alegría de vivir mucho—: su famosísimo Caballo viejo, que canta al enamoramiento en la vejez. La canción ha sido interpretada en todo el mundo por numerosos cantores, entre quienes descuella más que ningún otro Plácido Domingo. La versión que suena a continuación es de El Caballero de la Salsa, Gilberto Santa Rosa.

Caballo viejo

¡Qué buena es nuestra música! LEA

_________

Share This:

Treinta (y una) baladas

A «este norte tan cercano»

María Bonita y su cantor

 

balada. (Del prov. balada). 1. f. Canción de ritmo lento y de carácter popular, cuyo asunto es generalmente amoroso.

Real Academia Española

__________________________

 

Es verdaderamente el amor el tema recurrente en la mayoría de las baladas o canciones; entre nosotros, boleros cuando pueden ser bailadas. Por otra parte, parece ser lo más frecuente que el amor cantado en ellas esté seriamente en problemas: añoranza y despecho, traición y cuernos o, simplemente, amor imposible son los incidentes y cuestiones que se explica en las letras que nos son más familiares. Hasta en María bonita, ranchera relativamente feliz dedicada a María Félix por Agustín Lara, hay algo de sospecha, de celos anticipados. Aquí la canta la opulenta voz de Pedro Vargas.

María bonita

Acuérdate de Acapulco,
de aquellas noches
María bonita, María del alma;
acuérdate que en la playa,
con tus manitas, las estrellitas
las enjuagabas.

Tu cuerpo, del mar juguete, nave al garete,
venían las olas, lo columpiaban
y mientras yo te miraba,
lo digo con sentimiento,
mi pensamiento me traicionaba.

Te dije muchas palabras, de esas bonitas
con que se arrullan los corazones,
pidiendo que me quisieras,
que convirtieras en realidades
mis ilusiones.

La luna que nos miraba
ya hacía ratito
se hizo un poquito desentendida,
y cuando la vi escondida
me arrodillé para besarte
y así entregarte toda mi vida.

Amores habrás tenido, muchos amores
Maria bonita, María del alma;
pero ninguno tan bueno ni tan honrado
como el que hiciste que en mí brotara.
Lo traigo lleno de flores
como una ofrenda
para dejarla bajo tus plantas;
recíbelo emocionada
y júrame que no mientes
porque te sientes idolatrada.

Bueno, después de esta clásica introducción, se me antoja escuchar la canción que me parece más real entre las que conozco, seguramente porque he tenido la experiencia que describe el compositor argentino Andrés Calamaro en su Algo contigo. Moncho—el catalán Ramón Calabuch Batista—canta esta versión que difiere en unos pocos puntos de la letra que emplean, entre otros, Los Panchos, grandes intérpretes de este drama amoroso. (Ellos preguntan, por ejemplo: «¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?») De mi experiencia puedo testificar que cuando la cosa parece más desesperada la conquista es aún posible. Y debo gratitud eterna a mi compadre—Horacio Vanegas Fischbach, el mejor serenatero del mundo—por haberme dado a conocer esta maravilla.

Algo contigo

No hace falta que te diga
que me muero por tener algo contigo.
¿Es que no te has dado cuenta
de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?

Ya no puedo acercarme a tu boca
sin desearte de una manera loca;
necesito controlar tu vida,
saber quién te besa y quién te abriga.

No hace falta que te diga
que me muero por tener algo contigo.
¿Es que no te has dado cuenta
de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?

Ya me quedan muy pocos motivos
y aunque pueda parecerte un desatino,
no quisiera yo morirme sin tener
algo contigo.

Ya no puedo continuar espiando
día y noche tu llegada adivinando,
yo no sé con qué inocente excusa
pasar por tu casa… ay…

Ya me quedan muy pocos motivos
y aunque pueda parecerte un desatino,
no quisiera yo morirme sin tener
algo contigo.

(Bis)

Una balada terapéutica, optimista, marcial y grandilocuente es Con te partirò, la pieza crossover (que puede ser clasificada en más de un estilo) que compuso Francesco Sartori, con letra de Lucio Quarantotto, para Andrea Bocelli, aquí presente. (Se atribuye a Carlos V Emperador—a veces a Federico el Grande—haber dicho que el italiano era la lengua para hablar a las mujeres).

Con te partirò

Quando sono solo sogno all’orizzonte
e mancan le parole
si lo so che non c’luce
in una stanza quando manca il sole
se non ci sei tu con me, con me.

Su le finestre
mostra a tutti il mio cuore
che hai acceso chiudi, dentro me
la luce che hai incontrato per strada

Con te partirò, paesi che non ho mai
veduto e vissuto con te
adesso sui li vivrò.

Con te partirò, su navi per mari
che io lo so no, no, non esistono più
con te io li vivrò.

Quando sei lontana sogno all’orizzonte
e mancan le parole
e io solo so che sei con me, con me,
tu mia luna tu sei qui con me
mio sole tu sei qui con me, con me, con me, con me.

Con te partirò
Paesi che non ho mai
veduto e vissuto con te
adesso si li vivrò.

Con te partirò
su navi per mari che, io lo so
no, no, non esistono più
con te io li rivivrò.

Con te partirò
su navi per mari che, io lo so
no, no, non esistono più
con te io li rivivrò.

Con te partirò…

Io con te!

Tres canciones que comienzan con una negativa pondré a continuación; son No puedo ser feliz (de Francisco Céspedes por Bola de Nieve), y dos francesas: Non, je ne regrette rien, de Charles Dumont por la señora Edith Piaf, y Non, c’est rien (Michel Jourdan, Armand Canfora, Joseph Basile) en la voix incroyable de Barbra Streisand.

No puedo ser feliz

No puedo ser feliz,
no te puedo olvidar;
siento que te perdí
y eso me hace pensar…

He renunciado a ti,
ardiente de pasión,
no se puede tener
conciencia y corazón.

Hoy que ya nos separan
la ley y la razón,
si las almas hablaran,
en su conversación
las nuestras se dirían
cosas de enamorados.

No puedo ser feliz
no te puedo olvidar.

Non, je ne regrette rien

Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu’on m’a fait

Ni le mal; tout ça m’est bien égal!
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien

C’est payé, balayé, oublié
Je me fous du passé!
Avec mes souvenirs
J’ai allumé le feu
Mes chagrins, mes plaisirs
Je n’ai plus besoin d’eux!
Balayées les amours
Et tous leurs trémolos
Balayés pour toujours

Je repars à zéro
Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Ni le bien qu’on m’a fait
Ni le mal; tout ça m’est bien égal!

Non, rien de rien
Non, je ne regrette rien
Car ma vie, car mes joies
Aujourd’hui, ça commence avec toi

Non, c’est rien

Non, c’est rien
Aussi peu, croyez le bien
Ça ira mieux dès demain
Avec le temps qui passe
Dans la vie tout s’efface

Non, c’est rien
A qua bon tendre vos mains
Je n’ai pas tant de chagrin
C’est vous qui êtes triste
Mes amis, partez vite

Laissez moi cette nuit
Sortez, mais sans moi
Allez boire à ma santé
Rapportez votre pitié
Vous me faites rire, bien rire…

Non, c’est rien
Aussi peu croyez le bien
Cet amour n’était plus rien
D’autre qu’une habitude
J’en ai la certitude

Non, c’est rien
Ce garçon, moi j’ai le plains
Ne croyez pas que demain
Une seule segonde
Je serai seule au monde

Laissez, laissez-moi cette nuit
Sortez mais sans moi
Allez boire à mes amours
A tous mes futurs amours

Mes prochains je t’aime… Je t’aime…
Laissez-moi et ne croyez pas surtout pas
Que je vais pleurer pour ça
Seul mon coeur n’y comprend rien
Mais à part ça rien, rien
Non c’est rien, aussi peu croyez le bien
Je n’ai pas tant de chagrin
Je n’ai pas tant de chagrin
Non c’est rien… Non c’est rien…
Rien!

Como acabamos de ver, las damas cantan sus desengaños con igual eficacia que los varones, aunque quizás sean muchas más las canciones en las que un hombre es el desencantado. Aquí es Julio Iglesias—alguna vez clasificado como «cantante de cama»—quien canta afectadamente Por el amor de una mujer, la canción que compusiera Danny Daniel.

Por el amor de una mujer

Por el amor de una mujer
Jugué con fuego sin saber
Que era yo quien me quemaba
Bebí en las fuentes del placer
Hasta llegar a comprender
Que no era a mí a quien amaba.

Por el amor de una mujer
He dado todo cuanto fui
Lo más hermoso de mi vida,
Mas ese tiempo que perdí
Ha de servirme alguna vez
Cuando se cure bien mi herida.

Todo me parece como un sueño todavía
Pero sé que al fin podré olvidar un día
Hoy me siento triste pero pronto cantaré
Y prometo no acordarme nunca del ayer.

Por el amor de una mujer
Llegué a llorar y enloquecer
Mientras que ella se reía
Rompí en pedazos un cristal
Dejé mis venas desangrar
Pues no sabía lo que hacía.

Por el amor de una mujer
He dado todo cuanto fui
Lo más hermoso de mi vida,
Mas ese tiempo que perdí
Ha de servirme alguna vez
Cuando se cure bien mi herida.

Son, ciertamente, las melodías brasileñas una música especial, con dulzura especial o dolor especial; una añoranza especial—saudade—que le viene de una de sus raíces, el fado, la melancólica forma de canción portuguesa. Una perfecta versión de Apelo, la lenta desesperación expuesta en la canción de Vinicius de Moraes, es la lograda por Soledad Bravo.

Apelo

Ah, meu amor não vás embora
Vê a vida como chora, vê que triste esta canção
Não, eu te peço, não te ausentes
Pois a dor que agora sentes, só se esquece no perdão
Ah, meu amado me perdoa
Pois embora ainda te doa a tristeza que causei
Eu te suplico não destruas tantas coisas que são tuas
Por um mal que já paguei
Ah, meu amado, se soubesses
Da tristeza que há nas preces
Que a chorar te faço eu
Se tu soubesses num momento todo arrependimento
Como tudo entristeceu
Ah, se soubesses como é triste
Perceber que tu partiste
Sem sequer dizer adeus
Ah, meu amor tu voltarias
E de novo cairias
A chorar nos braços meus
Ah, meu amor tu voltarias
E de novo cairias
A chorar nos braços meus

También en portugués, el gran Chico Buarque de Holanda canta en vivo su Atrás da porta, una desgarradora declaración que no se resigna a la pérdida de la amante y, como la anterior, puede ser cantada indistintamente por hombre o mujer mediante el cambio de los pronombres.

Atrás da porta

Quando olhaste bem nos olhos meus
E o teu olhar era de adeus
Juro que não acreditei
Eu te estranhei
Me debrucei sobre teu corpo
E duvidei
E me arrastei
E te arranhei
E me agarrei nos teus cabelos
Nos teus pelos
Teu pijama
Nos teus pés
Ao pé da cama
Sem carinho, sem coberta
No tapete atrás da porta
Reclamei baixinho
Dei pra maldizer o nosso lar
Pra sujar teu nome, te humilhar
E me vingar a qualquer preço
Te adorando pelo avesso
Pra mostrar que ainda sou tua
Só pra provar que ‘inda sou tua

El DRAE nos advirtió que el tema de las baladas es generalmente amoroso; es decir, no siempre. Hay en más de una exaltación de la amistad. Es justamente lo que, muy tristemente, hace Joan Manuel Serrat en Elegía, música que puso a versos con los que Miguel Hernández elogia al amigo muerto, Ramón Sijé. También es la oferta de una amistad incondicional Bridge over troubled water, de Paul Simon y Art Garfunkel.

Elegía

(En Orihuela, su pueblo y el mío,
se nos ha muerto como del rayo Ramón Sijé,
a quien tanto quería…)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas,
y órganos mi dolor sin instrumentos,
a las desalentadas amapolas
daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler, me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano está rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofes y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Bridge over troubled water

When you’re weary, feeling small,
When tears are in your eyes, I will dry them all;
I’m on your side when times get rough
And friends just can’t be found,
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.

When you’re down and out,
When you’re on the street,
When evening falls so hard
I will comfort you.
I’ll take your part.
When darkness comes
And pains is all around,
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.
Like a bridge over troubled water
I will lay me down.

Sail on silver girl,
Sail on by.
Your time has come to shine.
All your dreams are on their way.
See how they shine.
If you need a friend
I’m sailing right behind.
Like a bridge over troubled water
I will ease your mind.
Like a bridge over troubled water
I will ease your mind.

En ocasiones muy especiales, el amor o la amistad se expresan hacia un animal, y en algunos casos puede tratarse de uno fantástico, como en Mi unicornio azul, de Silvio Rodríguez, uno de los líderes de la Nueva Trova cubana, que aquí canta su dulce canción. Pero en otros se manifiesta el cariño por un animal de carne y hueso que es propio de la ruralidad; una de las más bellas tonadas venezolanas es Flor de mayo, de Otilio Galíndez—brota su copla y responde el llano—, que se canta a una vaca llanera. Simón Díaz, que sabe de tonadas y de llano, la interpreta aquí.

Mi unicornio azul

Mi unicornio azul ayer se me perdió
Pastando lo dejé y desapareció
Cualquier información bien la voy a pagar
Las flores que dejó no me han querido hablar

Mi unicornio azul ayer se me perdió
No sé si se me fue, no sé si se extravió
Y yo no tengo más que un unicornio azul
Si alguien sabe de él le ruego información
Cien mil o un millón yo pagaré
Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue

Mi unicornio y yo hicimos amistad
Un poco con amor, un poco con verdad
Con su cuerno de anís excava una canción
Saberla compartir era su vocación

Mi unicornio azul ayer se me perdió
Y puede parecer acaso una obsesión
Pero no tengo mas que un unicornio azul
Y aunque tuviera dos, yo sólo aquél
Cualquier información la pagaré
Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue

Flor de mayo

Mañana que va llegando
rayito de sol que siento
mañana que va llegando
rayito de sol que siento
llévame por la sabana
llévame sabana adentro
mañana que va llegando
rayito de sol que siento

Flor de mayo, Flor de mayo, Flor de mayo
no eres tan brava como Mariposa
Flor de mayo, Flor de mayo

Agüita de hojitas verdes
perlitas madrugadoras
agüita de hojitas verdes
perlitas madrugadoras
decidme adiós que voy lejos
cantando al morir la aurora
agüita de hojitas verdes
perlitas madrugadoras

Cabalgando en mi rucio paraulato
brota mi copla y responde el llano
Mariposa, Flor de mayo

Fantasmas de sombra y luna
espantos y aparecidos
fantasmas de sombra y luna
espantos y aparecidos

El gallo de mi totumo
ahuyenta con su cantío
fantasmas de sombra y luna
espantos y aparecíos

Azabache pintadita, Blanca espuma
canta la lluvia, se acabó el verano
Blanca Espuma, Flor de mayo.

Algo tan de pueblo como nuestro llanero es el jíbaro borinqueño, el indígena rural de Puerto Rico. La tragedia de Lamento borincano, inmortal canción de Rafael Hernández Marín que es todo un himno de la pobreza, suena dolorosa en el amplio registro de Marco Antonio Muñiz.

Lamento borincano

Sale loco de contento
Con su cargamento
Para la ciudad, sí,
Para la ciudad.

Lleva en su pensamiento
Todo un mundo lleno
De felicidad, sí,
De felicidad.

Piensa remediar la situación
Del hogar que es toda su ilusión, si.

Y alegre el jibarito va
Pensando así, diciendo así,
Cantando así por el camino
Si yo vendo la carga, mi Dios Querido
Un traje a mi viejita voy a comprar.

Y alegre también su yegua va
Al presentir que su cantar
Es todo un himno de alegría.
En esto le sorprende la luz del día
Y llegan al mercado de la ciudad.

Pasa la mañana entera
Sin que nadie pueda
Su carga comprar, ay,
Su carga comprar.
Todo, todo está desierto,
El pueblo está muerto
De necesidad, ay, de necesidad.

Se oye este lamento por doquier,
En mi desdichada Borínquen, si;
Y triste, el, jibarito va
pensando así, diciendo así
Llorando así por el camino;
¡Que será de Borínquen
Mi Dios querido!
¡Que será de mis hijos
Y de mi hogar!

Borínquen, la tierra del edén
La que al cantar, el gran Gauthier
Llamó la perla de los mares.
Ahora que tu te mueres
Con tus pesares
Déjame que te cante yo también.
Yo también.

Las islas como Puerto Rico y Cuba suelen producir música y músicos excepcionales; la condición insular llama al canto. Las islas Hawai no son una excepción, como lo atestigua la popularísima versión en ukelele y voz del tema de El Mago de Oz: Somewhere over the rainbow. Se debe al fallecido cantante hawaiano Israel Kaʻanoʻi Kamakawiwoʻole, quien combinó la música de Harold Arlen con evocaciones fugaces de What a wonderful world de George David Weiss. (Es por esto que nuestro título habla de treinta… y una baladas). Kamakawiwoʻole fue un héroe para los habitantes de Hawai, al punto de que a su muerte recibió los honores de un funeral de Estado.

Somewhere over the rainbow – What a wonderful world

Ooooo oooooo ohoohohoo
Ooooo ohooohoo oooohoo
Ooooo ohoohooo oohoooo
Oohooo oohoooho ooooho
Ooooo oooooo oooooo
Ooooo oooooo oooooo

Somewhere over the rainbow
Way up high
And the dreams that you dreamed of
Once in a lullaby ii ii iii oh
Somewhere over the rainbow
Blue birds fly
And the dreams that you dreamed of
Dreams really do come true ooh ooooh
Someday I’ll wish upon a star
Wake up where the clouds are far behind me ee ee eeh
Where trouble melts like lemon drops
High above the chimney tops thats where you’ll find me oh
Somewhere over the rainbow bluebirds fly
And the dream that you dare to,why, oh why can’t I? i iiii

Well I see trees of green and
Red roses too,
I’ll watch them bloom for me and you
And I think to myself
What a wonderful world

Well I see skies of blue and I see clouds of white
And the brightness of day
I like the dark and I think to myself
What a wonderful world

The colors of the rainbow so pretty in the sky
Are also on the faces of people passing by
I see friends shaking hands
Saying, «How do you do?»
They’re really saying, I…I love you
I hear babies cry and I watch them grow,
They’ll learn much more
Than we’ll know
And I think to myself
What a wonderful world (w)oohoorld

Someday I’ll wish upon a star,
Wake up where the clouds are far behind me
Where trouble melts like lemon drops
High above the chimney top that’s where you’ll find me
Oh, Somewhere over the rainbow way up high
And the dream that you dare to, why, oh why can’t I? I hiii ?

Ooooo oooooo oooooo
Ooooo oooooo oooooo
Ooooo oooooo oooooo
Ooooo oooooo oooooo
Ooooo oooooo oooooo
Ooooo oooooo oooooo

Ricardo Montaner es ochentoso, sin duda. Tampoco puede dudarse que uno de sus grandes éxitos fue Tan enamorados. Es versión castellana de Per noi innamorati, canción de Gianni Togni y Guido Morra. Hela aquí por el cantautor venezolano nacido en Argentina.

Tan enamorados

Quizás te puedas preguntar
Qué le hace falta a esta noche blanca
A nuestras vidas que ya han vivido tanto
Que han visto mil colores de sábanas de seda
Y cuando llueve, te gusta caminar
Vas abrazándome, sin prisa aunque te mojes
Amor mío, lo nuestro es como es
Es todo una aventura, no le hace falta nada

Y estoy aquí, tan enamorado de ti
Que la noche dure un poco más
El grito de una ciudad
Que ve en nuestras caras la humedad
Y te haré compañía más allá de la vida
Yo te juro que arriba te amare más
Tan enamorados y así
La noche dura un poco más

La mañana nos traerá
Un canto nuevo de pájaros alegres
Amor mío, así es la vida juntos
Dos locos de repente, sonriéndole a la gente
Que los ve pasar

Tan enamorados y así
La noche dura un poco más
Viajar a tu lado en el tren
Un sueño difícil, de creer
Poco a poco el abrazo, boca a boca al espacio
Aliento y suspiros tibios anochecer

Tan enamorados y así
La noche dura un poco más
Viajar a tu lado en el tren
Un sueño difícil, de creer

Luis Miguel (Gallego Basteri), cantante mexicano que nació en Puerto Rico de padre español y madre italiana, tiene no sólo un enorme gusto para cantar, sino que su ángel sirvió para interesar a oyentes muy jóvenes en los grandes boleros que gustaban a los abuelos. Es, por tanto, un gran divulgador de esa música romántica. Oigámoslo en su interpretación de Usted es la culpable, clásico bolero de Gabriel Ruiz.

Usted es la culpable

Usted es la culpable
De todas mis angustias y todos mis quebrantos
Usted llenó mi vida
De dulces inquietudes y amargos desencantos
Su amor es como un grito
Que llevo aquí en mi alma y aquí en mi corazón
Y soy aunque no quiera,
Esclavo de sus ojos, juguete de su amor
No juegue con mis penas, ni
con mis sentimientos
Que es lo único que tengo
Usted es mi esperanza, mi última esperanza
Comprenda de una vez
Usted me desespera,
Me mata, me enloquece
Y hasta la vida diera por vencer el miedo
De besarla a Usted

Dos otros boleros comparten con el anterior esa cualidad de quintaesencia de la balada caribeña: Palabras de mujer es maravillosa canción del maestro Agustín Lara que nos canta Alfredo Sadel; Fichas negras, en cambio, es cantada acá por nadie menos que Leo Marini—mi madre entornaba los ojos al referirse a él—y es canción de Johnny Rodríguez.

Palabras de mujer

Palabras de mujer
que yo escuché cerca de ti,
junto de mí, muy quedo,
tan quedo como nunca.
Las quiero repetir
para que tú igual que ayer
las digas sollozando,
palabras de mujer.

Aunque no quieras tú
ni quiera yo, lo quiso Dios;
hasta la eternidad
te seguirá mi amor.

Como una sombra iré,
perfumaré tú inspiración
y junto a ti estaré
también en el dolor.

Aunque no quieras tú
ni quiera yo, lo quiso Dios;
hasta la eternidad
te seguirá mi amor.

Hasta en tus besos me hallarás
hasta en el agua y en el sol,
aunque no quieras tú,
aunque no quiera yo.

Fichas negras

Yo te perdí,
como pierde aquel buen jugador
que la suerte reversa marcó
su destino fatal…

Yo ya jugué
mis cartas abiertas al amor,
la confianza que tuve tronchó
nuestra felicidad.

Pero en cambio tú
me jugaste fichas sin valor,
fichas negras como es el color
de tu perversidad…

Yo ya perdí…
y te juro no vuelvo a jugar,
porque nunca yo volveré a amar,
como te quiero a ti…

Huyamos por un momento, y progresivamente, del castellano. Una magnífica canción de Baden Powell de Aquino y Vinicius de Moraes, que aquí cantan a dúo Agnes Jaoui y el emblema brasileño que es la famosa María Bethania, es Samba em preludio, cuya textura es contrapuntística. Dos melodías diferentes pero armónicamente afines son cantadas, primero, separadamente y en sucesión; luego, combinadamente para un hermoso efecto musical.

Samba em preludio

Eu sem você não tenho porquê
Porque sem você não sei nem chorar
Sou chama sem luz, jardim sem luar
Luar sem amor, amor sem se dar
Eu sem você sou só desamor
Um barco sem mar, um campo sem flor
Tristeza que vai, tristeza que vem
Sem você, meu amor, eu não sou ninguém
Ah, que saudade
Que vontade de ver renascer nossa vida
Volta, querida
Os meus braços precisam dos teus
Teus abraços precisam dos meus
Estou tão sozinho
Tenho os olhos cansados de olhar para o além
Vem ver a vida
Sem você, meu amor, eu não sou ninguém
Eu sem você não tenho porquê
Porque sem você não sei nem chorar
Sou chama sem luz, jardim sem luar
Luar sem amor, amor sem se dar
Eu sem você sou só desamor
Um barco sem mar, um campo sem flor
Tristeza que vai, tristeza que vem
Sem você, meu amor, eu não sou ninguém
Ah, que saudade
Que vontade de ver renascer nossa vida
Volta, querida
Os meus braços precisam dos teus
Teus abraços precisam dos meus
Estou tão sozinho
Tenho os olhos cansados de olhar para o além
Vem ver a vida
Sem você, meu amor, eu não sou ninguém
Sem você, meu amor, eu não sou ninguém

Tiene un carácter similar al del Bólero de Maurice Ravel la canción—¿himno?—de Gilbert Becaud, quien la canta, y Pierre Delanoë: Et maintenant. Es una suerte de mouvement perpétuel cuyo arreglo orquestal se hace cada vez más rico y fuerte; es triunfal.

Et maintenant

Et maintenant que vais-je faire
De tout ce temps que sera ma vie
De tous ces gens qui m’indiffèrent
Maintenant que tu es partie

Toutes ces nuits, pourquoi pour qui
Et ce matin qui revient pour rien
Ce coeur qui bat, pour qui, pourquoi
Qui bat trop fort, trop fort

Et maintenant que vais-je faire
Vers quel néant glissera ma vie
Tu m’as laissé la terre entière
Mais la terre sans toi c’est petit

Vous, mes amis, soyez gentils
Vous savez bien que l’on n’y peut rien
Même Paris crève d’ennui
Toutes ses rues me tuent

Et maintenant que vais-je faire
Je vais en rire pour ne plus pleurer
Je vais brûler des nuits entières
Au matin je te haïrai

Et puis un soir dans mon miroir
Je verrai bien la fin du chemin
Pas une fleur et pas de pleurs
Au moment de l’adieu

Je n’ai vraiment plus rien à faire
Je n’ai vraiment plus rien…

Y uno pudiera suponer que si, tras Becaud, uno invita aquí a Charles Aznavour es para continuar oyendo canciones en francés. Pues no; ahora nos da una canción muy suya cantada en inglés: She, que compuso para que Herbert Kretzmer le pusiera letra.

She

She
May be the face I can’t forget
A trace of pleasure or regret
May be my treasure or the price I have to pay
She may be the song that summer sings
May be the chill that autumn brings
May be a hundred tearful things
Within the measure of the day.

She
May be the beauty or the beast
May be the famine or the feast
May turn each day into a heaven or a hell
She may be the mirror of my dreams
A smile reflected in a stream
She may not be what she may seem
Inside a shell

She who always seems so happy in a crowd
Whose eyes can be so private and so proud
No one’s allowed to see them when they cry
She may be the love that can and hope to last
May come to me from shadows of the past
That I remember till the day I die

She
May be the reason I survive
The why and where for I’m alive
The one I’ll care for through the rough and rainy years
Me I’ll take her laughter and her tears
And make them all my souvenirs
For where she goes I got to be
The meaning of my life is

She, she, she

Descarguemos de seguidas cinco canciones más en la lengua de Shakespeare antes de regresar a la materna. Éstas son: Imagine, de John Lennon, Oh very young, de Cat Stevens, The sage, de Emerson, Lake & Palmer, Me and Bobby McGee, por Janis Joplin y, finalmente, la célebre de Cole Porter I’ve got you under my skin por—who else?—Frank Sinatra.

Imagine

Imagine there’s no heaven
It’s easy if you try
No hell below us
Above us only sky
Imagine all the people
Living for today…
Imagine there’s no countries
It isn’t hard to do
Nothing to kill or die for
And no religion too
Imagine all the people
Living life in peace…
You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one
I hope someday you’ll join us
And the world will be as one
Imagine no possessions
I wonder if you can
No need for greed or hunger
A brotherhood of man
Imagine all the people
Sharing all the world…
You may say I’m a dreamer
But I’m not the only one
I hope someday you’ll join us
And the world will live as one

Oh very young

Oh Very Young, what will you leave us this time?
You’re only dancin’ on this earth for a short while
And though your dreams may toss and turn you now
They will vanish away like your dads best jeans
Denim blue, faded up to the sky
And though you want them to last forever
You know they never will
(You know they never will)
And the patches make the goodbye harder still.

Oh Very Young what will you leave us this time?
There’ll never be a better chance to change your mind
And if you want this world to see a better day
Will you carry the words of love with you
Will you ride the great white bird into heaven
And though you want to last forever
You know you never will
(You know you never will)
And the goodbye makes the journey harder still.

Will you carry the words of love with you
Will you ride, oh, oooooooooooooh

Oh Very Young, what will you leave us this time?
You’re only dancin’ on this earth for a short while
Oh Very Young, what will you leave us this time?

The sage

I carry the dust of a journey
that cannot be shaken away
It lives deep within me
For I breathe it every day.

You and I are yesterday’s answers;
The earth of the past come to flesh,
Eroded by Time’s rivers
To the shapes we now possess.

Come share of my breath and my substance,
and mingle our stream and our times.
In bright, infinite moments,
Our reasons are lost in our rhymes.

Me and Bobby McGee

Busted flat in Baton Rouge, waiting for a train
And I’s feeling nearly as faded as my jeans.
Bobby thumbed a diesel down just before it rained,
It rode us all the way to New Orleans.

I pulled my harp on out of my dirty red bandanna,
I was playing soft while Bobby sang the blues.
Windshield wipers slapping time, I was holding Bobby’s hand in mine,
We sang every song that driver knew.

Freedom’s just another word for nothing left to lose,
Nothing don’t mean nothing honey if it ain’t free, now now.
And feeling good was easy, Lord, when he sang the blues,
You know feeling good was good enough for me,
Good enough for me and my Bobby McGee.

From the Kentucky coal mines to the California sun,
Hey, Bobby shared the secrets of my soul.
Through all kinds of weather, through everything we done,
Hey Bobby baby? kept me from the cold.

One day up near Salinas, Lord, I let him slip away,
He’s looking for that home and I hope he finds it,
But I’d trade all of my tomorrows for one single yesterday
To be holding Bobby’s body next to mine.

Freedom is just another word for nothing left to lose,
Nothing, that’s all that Bobby left me, yeah,
But feeling good was easy, Lord, when he sang the blues,
Hey, feeling good was good enough for me, hmm hmm,
Good enough for me and my Bobby McGee.

La la la, la la la la, la la la, la la la la
La la la la la Bobby McGee.
La la la la la, la la la la la
La la la la la, Bobby McGee, la.

La La la, la la la la la la,
La La la la la la la la la, hey now Bobby now Bobby McGee yeah.
Na na na na na na na na, na na na na na na na na na na na
Hey now Bobby now, Bobby McGee, yeah.

Lord, I’m calling my lover, calling my man,
I said I’m calling my lover just the best I can,
C’mon, hey now Bobby yeah, hry now Bobby McGee, yeah,
Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lord
Hey, hey, hey, Bobby McGee, Lord!

Yeah! Whew!

Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lordy Lord
Hey, hey, hey, Bobby McGee.

I’ve got you under my skin

I’ve got you under my skin
I’ve got you deep in the heart of me
So deep in my heart, that you’re really a part of me
I’ve got you under my skin

I’ve tried so not to give in
I’ve said to myself this affair never will go so well
But why should I try to resist, when baby I know so well
I’ve got you under my skin

I’d sacrifice anything come what might
For the sake of having you near
In spite of a warning voice that comes in the night
And repeats, repeats in my ear

Don’t you know little fool, you never can win
Use your mentality, wake up to reality
But each time that I do, just the thought of you
Makes me stop before I begin
‘cause I’ve got you under my skin

Esta selección, que ha sido un placer recopilar para Ud., cerrará con tres canciones de letra en nuestra lengua madre: Mujer contra mujer, que canta Ana Torroja de José María Cano (esto es, Mecano), una bella canción homoerótica lésbica; Paso la vida pensando, de Leonardo Schultz con el cantante (Duke Ellington dixit) José Feliciano; Vete de mí, que fuera canción compuesta por los hermanos Virgilio y Homero Expósito y fuese insignia de Bola de Nieve, interpretada por Bebo y Cigala, con sabroso tumbao flamenco.

Mujer contra mujer

Nada tienen de especial
dos mujeres que se dan la mano;
el matiz viene después
cuando lo hacen por debajo del mantel.
Luego a solas, sin nada que perder,
tras las manos va el resto de la piel.
Un amor por ocultar,
aunque en cueros no hay donde esconderlo,
lo disfrazan de amistad
cuando sale a pasear por la ciudad.
Una opina que aquello no está bien,
la otra opina que qué se le va a hacer
y lo que opinen los demás está de más.
¿Quién detiene palomas al vuelo
volando a ras del suelo,
mujer contra mujer?
No estoy yo por la labor
de tirarles la primera piedra;
si equivoco la ocasión
y las hallo labio a labio en el salón,
ni siquiera me atreveré a toser;
si no gusto ya sé lo que hay que hacer,
que con mis piedras hacen ellas su pared.
¿Quién detiene palomas al vuelo
volando a ras del suelo,
mujer contra mujer?
Una opina que aquello no está bien,
la otra opina que qué se le va a hacer
y lo que opinen los demás está de más.
¿Quién detiene palomas al vuelo
volando a ras del suelo,
mujer contra mujer?

Paso la vida pensando

Yo te llevo muy dentro de mí, la locura que viví
por ti aún se alberga en mi corazón; te dejé partir,
no me explico la razón.

Porque paso la vida pensando, paso las noches
soñando con tu amor, hey, porque paso la vida
pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor,
con tu amor.

Fue mi orgullo o mi estupidez que me entorpeció;
no tuve sensatez, quizá no supe valorar tu amor,
aunque te ofendí te suplico tu perdón.

Porque paso la vida pensando, paso las noches
soñando con tu amor, hey, porque paso la vida
pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor,
con tu amor.

Vienen a mi mente tantas cosas que a mí no me puedo perdonar
pero nunca, nunca te he dejado de amar.

Yo te llevo muy dentro de mí
y si tú me llevas muy dentro de ti
los dos sufrimos igual decepción
el separarnos fue una tonta decisión.

Porque paso la vida pensando, paso las noches
soñando con tu amor, hey, porque paso la vida
Porque paso la vida pensando, paso las noches
soñando con tu amor, hey.
Porque paso la vida pensando, paso las noches
soñando con tu amor, hey, porque paso la vida
pensando, paso las noches soñando con tu amor, con tu amor,
con tu amor.

Vete de mí

Tú, que llenas todo de alegría y juventud
y ves fantasmas en las noches de trasluz,
y oyes el canto perfumado del azul,
vete de mí…

No te detengas a mirar
las ramas muertas del rosal
que se marchitan sin dar flor.

Mira el paisaje del amor
que es la razón para soñar y amar…

Yo, que ya he luchando contra toda la maldad,
tengo las manos tan desechas de apretar,
que ni te pueden sujetar.
Vete de mí…

Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer,
cuando me llegues a olvidar.

Cómo es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.

¡Viva el amor, aunque a veces duela! LEA

________________________________________________________

 

Share This:

Una docena más

De las cumbres del canto culto puede pasarse sin dificultad a las del canto popular. Música es música, y en el folklore más simple se encuentra con frecuencia gran belleza y calidad musical. El aprecio de un aria de Bellini no debe impedir en absoluto el goce de un bolero de Agustín Lara. Y no es infrecuente el caso en el que cabe como adjetivo descriptor de una pieza clásica la palabra sabrosa, que habitualmente asignaríamos a un número de salsa. De hecho, es el que empleo, a la par de sublime, para referirme a mucha de la música de nadie menos que Juan Sebastián Bach.

¿Estoy desvariando? Presento acá la prueba: el tercero y último movimiento de su Concerto 3zo a tre Violini, tre Viole, è tre Violoncelli col Basso per il Cembalo en Sol mayor (BWV 1.048), del grupo de sus famosos Conciertos de Brandenburgo. Usted convendrá conmigo en que, en lugar de ser marcado como Allegro, ha podido decir, directamente, Joropo.

De modo que, sin la menor vergüenza y a mucha honra, traigo acá otra docena de canciones que no son del repertorio clásico, sino maravillas de la música pop, del género del blue, del bolero.

Resultará apropiado comenzar—begin—con un beguine, y ninguno más indicado, justamente, que Begin the beguine, inventado por Cole Porter al piano del bar del Hotel Ritz en París. El beguine es una forma musical martiniqueña, combinación de danzas francesas y caribeñas que desde la isla de Martinica llegó hasta París. (Beguine es el femenino de begue, que en habla vernácula significa persona de piel blanca). El ritmo es prácticamente el mismo de una samba. Vic Damone canta acá la pieza de modo estupendo.

En 1946 se grabó por vez primera Sixteen tons (Merle Travis), pero fue Tennessee Ernie Ford quien la popularizara. Acá podemos escucharla en versión del cuarteto The Platters o, mejor, en la increíble y afinadísima voz de su gran bajo: Herb Reed. La letra narra las condiciones de un minero de carbón, que para sobrevivir debe empeñar su existencia al economato de la compañía minera.

Mucho más reciente, por supuesto, es el cuarteto sueco ABBA, que estuvo muy activo en el mundo rock, pop y disco entre 1972 y 1983. Sus clips de video para la promoción de sus canciones y álbumes pueden considerarse precursores del género del video musical, hoy tan extendido. He aquí una de mis canciones favoritas del grupo, entre muchas buenísimas: The winner takes it all. La letra habla de un divorcio, experiencia vivida por los cónyuges Björn Ulvaeus y Agnetha Fälkstog, miembros del grupo.

Louis Armstrong, el inigualable trompetista Satchmo, grabó por vez primera What a wonderful world en 1968, y nadie más la ha cantado como él. Aquí está su versión, incorporada en 1999 al Salón de la Fama Grammy:

Del musical que todos amamos, The sound of music (Rodgers & Hammerstein) la canción Climb every mountain es cantada por la Madre Superiora a María, en el convento al que ha regresado para escapar a los riesgos del amor. Luego vuelve a sonar a contrapunto como marcha nupcial en una escena posterior. Dame Kiri Te Kanawa, la soprano neozelandesa de maravillosa voz, la interpreta en la grabación que sigue. La acompaña el Coro del Tabernáculo Mormón.

Elton John no ha olvidado que compuso Your song exactamente el 27 de octubre de 1969. Es considerada por muchos críticos y músicos una canción perfecta; John Lennon dijo: «Es la primera cosa nueva que ha ocurrido desde que nosotros [los Beatles] ocurrimos». El propio John, que la canta, admitió: «No creo que he escrito desde entonces una canción de amor que la supere».

Hablando de canciones impecables, estaría dispuesto a sostener que el bolero venezolano perfecto es uno muy hermoso compuesto por María Luisa [González de] Escobar (1903-1985), Premio Nacional de Música un año antes de su muerte, fundadora y primera Directora del Ateneo de Caracas. Es cantado aquí por Ilan Chester: Desesperanza.

Y es una joya montada en menos de dos minutos por su autor, Joan Manuel Serrat, la canción de simple nombre: Aquellas pequeñas cosas.

Uno de los fundadores de Apple Computers vendió su participación al poco tiempo por una suma irrisoria. Isabel Pantoja cometió un error análogo al rechazar ser quien estrenara Hijo de la Luna, la emblemática canción del muy profesional, elegante y preciso grupo Mecano. Fue compuesta por José María Cano en 1986 y grabada al año siguiente. La canta aquí Ana Torroja, en concierto en vivo que no deja dudas acerca de lo que el público las aprecia a ambas.

Mecano alcanzaba su cúspide justamente en ese año de 1987, cuando también grabó No es serio este cementerio, de nuevo en la voz de Ana Torroja para la composición de José María Cano. El grupo usó con gran maestría las posibilidades técnicas de la grabación electrónica. En este caso, la sección final trae la segunda voz de la misma Ana repitiendo la frase latina Finis gloriæ mvndi.

Jimmy Webb compuso By the time I get to Phoenix para que la grabara por primera vez Johnny Rivers en 1965. Dos años más tarde, Glen Campbell grabaría un álbum con ese nombre y la haría famosa. Físicamente, es imposible el viaje de Phoenix a Oklahoma, pasando por Albuquerque, en el tiempo implicado en la canción, pero eso no importa. La rica voz de Johnny Mathis canta aquí la hermosa melodía.

Volvemos al comienzo, a Cole Porter, para cerrar por hoy. Miss Otis regrets tiene la ironía de una novela negra, una suerte de humor negro a lo Raymond Chandler. Explica a una dama de sociedad que la señorita Otis no puede cumplir su compromiso de almorzar porque fue abandonada por su amante, no puede venir a almorzar porque lo mató de un tiro, es imposible que venga a almorzar porque una turba la sacó de la cárcel y la ahorcó colgándola de un sauce; la señorita Otis siente mucho que no puede venir a almorzar hoy con usted.

Para interpretarla se trae acá un cantante que presentaré de este modo: Duke Ellington, el Papa del jazz, vino a Venezuela a fines de 1973 y una periodista de El Nacional le preguntó cuál era su cantante favorito. Ellington dijo, naturalmente, que eso dependía del género, de la época, del estado de ánimo pero que, si lo que ella quería saber era quién era el cantante, podía decirle que el cantante se llamaba José Feliciano.

Manténgase en la sintonía de esta frecuencia musical. LEA
______________________________________________________________

 

Share This: