La Verdad

Yo puedo certificar la seriedad personal y profesional de José Antonio Gil, y por tanto las encuestas de Datanálisis  me merecen confianza. En encuesta realizada en la tercera semana de mayo, se encontró conque 83% de los encuestados demanda reformas políticas profundas. Una escueta minoría de 16% cree todavía que las cosas pueden mejorar con sólo cambios moderados.

Me cuento dentro del trozo mayor. Creo que no es necesario demostrar que los males de la República de Venezuela son de seria gravedad, de larga data y resistentes a los remedios convencionales. Y mis lectores tal vez recordarán la siguiente expresión del primero de mis artículos en La Verdad: “Entre el sinnúmero de acciones públicas que es preciso acometer en Venezuela, pocas pueden disputar la primacía estratégica que tiene la siguiente tarea: cambiar el sistema operativo del Estado venezolano”.

La pieza más importante de este cambio vendrá a ser una nueva Constitución de la República. Eso es, ni más ni menos, lo que tenemos que hacer. Una remodelación mayor, una reconstitución de la República de Venezuela. Eso creo desde hace ya quince años.

También he expuesto aquí la opinión de los más respetados constitucionalistas venezolanos. Cuando se trata, no ya de una reforma aun extensa de la constitución vigente, sino de una constitución distinta, que no puede ser obtenida por simple modificación de la anterior, es preciso convocar un órgano explícitamente convocado para la tarea constituyente. No puede el Congreso, dentro de la normativa de la propia constitución actual, hacer otra cosa que enmendar o reformar el texto de ésta. Y como creo que el nuevo Estado que debe servir a la nueva República y aportar mejores cosas al mundo, no puede ser obtenido a partir de la más grande de las reformas a la constitución de 1961, estoy firmemente convencido de que una asamblea constituyente es ineludible.

Acá estoy de nuevo acompañando a la mayoría. La misma encuesta de Datanálisis encuentra que una mayoría de 53%, frente a una más nutrida minoría de 41%, cree que la constituyente es más capaz de promover los cambios requeridos que el Congreso de la República. Esto es evidente con un congreso elegido dentro de las previsiones de la muy manoseada legislación electoral venezolana, con un congreso elegido adelantadamente como resultado de una de las más recientes inversiones de los partidos dominantes, con un congreso de políticos que no se han caracterizado, precisamente, por querer cambiar las cosas.

Que todavía haya un 41% de venezolanos que piensen que del Congreso puede venir el cambio profundo se debe a varios factores. Desconocimiento, en primer lugar, puesto que se ignora lo que es una constituyente. Temor, ante la especie de que una constituyente es un caos, según los satanizadores de la idea. (Que se aprovechan del rechazo a Chávez para identificarla totalmente con él). Convencimiento de que una nueva constitución no servirá para mucho.

Una constituyente es tan sólo un órgano que estableceremos para que en plazo perentorio nos presente un proyecto de nueva constitución que de todas formas deberá ser aprobado por nosotros mismos: los Electores. No vamos a renunciar a ninguna de las pocas facultades que la constitución de 1961 reconoce a los Electores, y según ella somos nosotros quienes, más allá de una enmienda menor, debemos aprobar las modificaciones constitucionales. (¿Oyó, Sr. Chávez?) De modo que no tiene por qué ser un factor caótico. Pensar lo contrario es pensar demasiado mal de nosotros mismos. Y negar que la pieza legal fundamental de la República, a la que tienen que estar sometidas todas las demás leyes, puede cambiar mucho las cosas, es demasiado tonto. No es necesario presentar a la constituyente como panacea.

Sin dudarlo apostaría a que un nuevo registro de Datanálisis o de alguna otra encuestadora responsable conseguiría que la mayoría a favor de una asamblea constituyente ha aumentado y que la minoría en su contra ha disminuido.

Y he aquí que quien en apariencia es el campeón más denodado de la elección y celebración de una constituyente, propone ahora que las elecciones presidenciales previstas para diciembre de este año deben ser adelantadas, argumentando que el gobierno actual ha entrado en punto muerto.

Si la hora ha llegado en Venezuela para considerar que lo más importante es lo más urgente, entonces, Sr. Chávez, lo que hay que adelantar es la Constituyente. ¿Qué le parece realizar en noviembre, con ocasión de las anticipadas elecciones regionales, el referéndum que genere su convocatoria? ¿Qué le parece elegir los diputados constituyentes en diciembre, aprovechando la elección presidencial? Los lapsos estipulados en las leyes electorales lo permiten. El Consejo Nacional Electoral debe fijar la fecha del referéndum al mes de recibida la convocatoria, y puede establecerla dos meses después.

Fíjese, se podría celebrar el referéndum en noviembre porque la fijación de la fecha puede darse en septiembre—en los muy primeros días—y esto significa que el Consejo todavía podría recibir en el mes anterior la convocatoria. Eso es en agosto y todavía nos queda el mes de julio, mes patriótico, mes bolivariano.

Ud., Sr. Chávez, prometió tener listas las firmas necesarias para convocar a una asamblea constituyente. (10% de los electores, según la ley). Ud., que según las encuestas disfruta del 35% de la actual intención de voto, ¿cree que podría tener esas firmas después de un mes de esta fecha? Si no puede Sr. Chávez, no se preocupe mucho. Siempre podemos pedirle al presidente Caldera que haga aprobar la convocatoria necesaria en consejo de ministros.

Pero lo que está claro es que Ud. parece comenzar a portarse como aquellos a quienes combate, que adelantaron unas elecciones por lo que creyeron su conveniencia, aunque ahora esté claro que cometieron, incluso según ese criterio, un grave error. Es Ud. quien ahora propone adelantar las elecciones presidenciales cuando cree que las tiene ganadas.

Ud. no va a ganar las elecciones presidenciales, Sr. Chávez, así que ¿por qué no se porta como un hombre serio y consecuente y dice que lo que hay que adelantar es la Constituyente, porque eso es lo más importante?

LEA

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