Las 2:08 p.m. de ayer miércoles. Muchos disparos. Cae muerto un concejal, asesinado dentro del ayuntamiento por un oponente político. El asesino muere, a su vez, a manos de un policía.
El viernes 18 de julio, meses de tensión política acumulada hicieron erupción, luego de que los parlamentarios discutieran agriamente por un punto de procedimiento: la oposición acusaba a la fracción gobiernista de intentar usar su mayoritaria aplanadora para aprobar legislación que no habían tenido tiempo de estudiar. La oposición rompió el quórum y el presidente de la comisión los mandó a traer con las fuerzas de seguridad del parlamento.
El gobernador de un estado grande, militante contrario al partido de gobierno, enfrenta ahora un referendo revocatorio de su mandato, a pesar de sus últimos intentos dilatorios del procedimiento a través de maniobras legales. La fecha para el referendo ha sido confirmada: el 7 de octubre de este mismo año.
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Pareciera que estas cosas pudieran ser de aquí, pero el lector avisado sabe que esto no es el caso. Ayer no mataron a nadie en ningún ayuntamiento venezolano, no tenemos noticia de que el mandato de ninguno de nuestros gobernadores vaya a ser revocado en octubre y tampoco de que Ameliach haya solicitado los servicios de la policía de Bernal o de la Guardia Nacional para meter en cintura a los díscolos diputados de oposición.
Las tres noticias provienen de los Estados Unidos. El gobernador de California, Gray Davis, es quien enfrenta la posibilidad creciente de la revocación de su mandato. El episodio con los congresistas ocurrió en Washington: el Presidente del Comité de Procedimientos, el republicano William Thomas, fue quien requirió el uso de la policía del Capitolio para sacar a los demócratas de ese comité de una reunión que sostenían en la biblioteca. Y ayer fue en los predios del City Hall neoyorquino donde el concejal James Davis cayó abatido por los siete disparos de una pistola .40 esgrimida por su oponente político, Othniel Askew. Davis, irónicamente, tenía una larga hoja de servicios, primero como policía y luego como legislador municipal, distinguida por sus esfuerzos para controlar la violencia en Nueva York.
En todas partes se cuece habas, pues. Y si no leamos lo que nos reporta Zenit, agencia católica de noticias desde Roma, en cable de hoy 24 de julio: «Diversos sectores sociales y políticos han comenzado a movilizarse en España para frenar el impacto de la telebasura que invade las cotas de programación tanto de la televisión privada como de la pública… Una de las medidas para lograrlo, secundada por varias entidades sociales y educativas, consiste en la petición de un Consejo Audiovisual que a nivel nacional actúe como un órgano verificador de la calidad de los contenidos, especialmente los dirigidos a niños y jóvenes».
Un agudo amigo recomienda que ventilemos este último tema, añadiendo que no conviene dejarlo solamente en manos de los medios de comunicación.
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