Cartas

Nada más apropiado que el martes de carnaval para la más reciente pantomima del G-3 del Consejo Nacional Electoral. Pero ayer fue ya Miércoles de Ceniza, y la más descarada de las excusas con las que el G-3 ha vuelto a entorpecer y retrasar la convocatoria a referendo que le revocaría el poder a Chávez Frías está en vías de ser tratada y vencida con inteligencia.

Varias reacciones, como era de esperarse, se han sucedido luego de la cobarde decisión del G-3, desde proponer la secesión del Zulia y otros estados hasta la petición de la renuncia de Chávez Frías. Pero dos iniciativas tienen futuro y son dignas de toda la concentración que sea posible materializar. La primera ha sido iniciada por los observadores internacionales y apoyada luego por Primero Justicia. La segunda corrobora el poder anticipatorio y de organización de Súmate.

Como sabemos, el G-3 impuso su tesis de que las firmas que estén asentadas en renglones de planillas en los que se note el llenado de datos por mano distinta, deben ser pasadas «a observación» y tal vez a fase de reparo. Esto es, que si firmé e imprimí mi huella dactilar en un renglón en el que mis otros datos fueron escritos por un funcionario de recolección, entonces tendría que ir a decirle al CNE que era mi intención firme suscribir la petición de revocatorio. Y esto a pesar de que en ningún punto de la normativa tal condición fue contemplada.

Jorge Rodríguez intentó explicar lo inexplicable al precisar que la aplanadorita del CNE tripartito no había declarado ninguna firma inválida, sino que sostenía «dudas razonables» sobre la validez de las planillas planas planimétricas y por eso el plan de aplanarlas, cosa que es por supuesto menos estricta que aplicar plan de machete a los firmantes. No debemos quejarnos, por tanto.

Y he allí que los observadores de la OEA y el Centro Carter han puesto sobre la mesa un procedimiento simple, expedito y convincente para despejar las «razonables dudas» del inefable G-3. Tómese una muestra al azar, tan plana como el G-3 desee, de las planillas planas y verifíquese allí si las firmas corresponden a las huellas digitales y corresponden a los datos restantes. Es decir, de ese modo el G-3 puede satisfacer su duda metódica de una manera más rápida y económica y, sobre todo, menos onerosa para los Electores, de quienes se pretende abusar mediante la inversión de la carga de la prueba.

El argumento de los observadores internacionales es tan claramente impecable que el mismo Jorge Rodríguez debió declarar que el Directorio del CNE no debiera tener inconveniente en estudiar el asunto, sólo que algunas de las fórmulas estipulaban muestras de tamaño nada significativo estadísticamente. Bien, hagamos entonces muestras de significación irrefutable.

Captando tempranamente la potencia del asunto, Julio Borges fue con gran tranquilidad hasta los predios del CNE para exhortar al organismo a que acepte la proposición OEA-Centro Carter. Durante sus declaraciones en la sede del organismo se mantuvo en sus serenos trece y eludió cualquier estímulo de los periodistas para que se pronunciara de forma destemplada. Bien por Julio Borges. Ya se ha sumado a su línea, según declaración de William Ojeda, la gente del movimiento «Un solo pueblo».

Pero algo todavía más aleccionador es noticia que se generó en Puerto La Cruz. Allí se supo que la gente de Súmate ya tenía determinado el operativo de apoyo para el nuevo «reafirmazo» de los reparos, si es que finalmente éste sea el cobarde y antipopular camino por el que opten los conjurados del G-3. (Valga el punto para recomendar a Jorge Rodríguez y Oscar Battaglini que muden su residencia al Círculo Militar, en prevención de desagradables cacerolazos e insultos que pudieran llover sobre sus augustas personas. En compañía de Francisco Carrasquero e Iván Rincón estarían mejor resguardados).

Es decir, Súmate anticipó la surrealista decisión del G-3 y se había preparado para el próximo forcejeo. Han planificado cómo contactar a quienes sus firmas les sean cuestionadas y cómo proveer la logística que les apoye y traslade para ejercer su protesta formal y su reiteración de voluntad revocatoria en cuanto salgan a publicación las firmas objetadas. Súmate está lista. Nosotros debiéramos estarlo.

Entretanto es evidente, una vez más, la exquisita coordinación táctica del oficialismo. Justo al día siguiente del desatino del G-3, en el día penitencial del Miércoles de Ceniza, Ismael García introducía acusaciones formales en contra de Súmate, Asamblea de Educación y otras organizaciones ante la Fiscalía General de la Revolución. En perfecta sincronización con este servicio revolucionario, el Gonzalo Barrios del régimen, William Lara, descargaba desde la sede del CNE una bien construida y ominosa prosa en contra de Enrique Mendoza, cuyo aprisionamiento anunció. La reiteración del punto, que traía a colación insistentemente, así se estuviera hablando del cumpleaños de Carrasquero, descubre el juego implacable del gobierno. Del mismo modo que vulneraron anteriores liderazgos, ahora quieren neutralizar a uno de los principales factores organizativos de la oposición, justo en momentos cuando tendrían que estarse tramitando los reparos revocatorios. Ambos, García y Lara, emplearon con profusión la técnica favorita del framing—enmarcar una cuestión, comentado anteriormente en esta carta—y repitieron con evidente intención nomencladora las nociones de una tal «empresa Súmate» (inexistente) y un «gobernador golpista».

Pero aun cuando Mendoza fuese maniatado y María Corina Machado puesta bajo detención domiciliaria, el gobierno no podrá detener el inexorable proceso. Y de eso nos encargaremos los Electores de este país. El gobierno cuenta con que la desmoralización causada por el G-3 y su servil impedimento provocarán una abstención suficiente entre quienes se verían forzados a defender su voluntad. No sabe con quiénes se está metiendo. Ya hierve entre los más radicales opositores al régimen la disposición a presentar cuartel en cualquier circunstancia. La indignación nacional amenaza con desbordar la copa del mero desencanto.

Nos sacudiremos esta procaz y desvergonzada dominación. Por ahora no olvidamos quiénes estuvieron disfrazados de negrita en martes de carnaval. No olvidaremos su infamia y tampoco sus nombres: Francisco Carrasquero, Jorge Rodríguez, Oscar Battaglini. Te conozco, mascarita.

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