El pasado 31 de julio la Coordinadora Democrática invitaba a un acto en defensa de los «presos políticos del régimen de Chávez». Sitio de la concentración: frente al raigalmente popular edificio de Parque Cristal, en la populosa y popular barriada de Los Palos Grandes.
Claro, la sede del cuartel general opositor—la quinta Unidad—está ubicada en la populosa y popular barriada de Campo Alegre. Es una ubicación conveniente, si se toma en cuenta que de allí puede pasarse en segundos a la populosa y popular barriada del Caracas Country Club y puede irse a pie, con idéntica comodidad, a la raigalmente popular casa de fiestas La Esmeralda, en la que con alguna frecuencia la Gente del Petróleo escenificara reuniones y donde no mucho antes del 11 de abril de 2002 el pacto precursor del «consenso-país» y esas cosas fuera presentado a la Nación desde la bicefalia de Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega, cuyas manos fueran alzadas como las de boxeadores en tablas por «testigo» eclesial: Luis Ugalde S.J.
Luis Herrera Campíns, que no sólo sabe de los proverbiales—y míticos—»Torontos», hace tiempo que ha aconsejado al estado mayor de la más caracterizada central opositora «salir un poco del este de Caracas». El lunes de esta semana, en conversación con importantísimo líder nacional, recibimos la misma lectura. La presencia del «Sí» se restringe, al menos en la capital, al este de la ciudad. Aprovechando que iba en carro con vidrios muy oscuros, hizo un completo recorrido caraqueño. Se atrevió a penetrar hasta el territorio tupamaro-carapaica en la Parroquia 23 de Enero. Resultado de su veeduría: el «No» está presente en todo el este; el «Sí» brilla por su ausencia en el oeste.
Una vez más, por consiguiente, la dinámica del 15 de agosto estará determinada por la magnitud, la fuerza y la dirección de la mayor parte del enjambre ciudadano, no por lo que haga la Coordinadora Democrática. Mi interlocutor del lunes observó agudamente: «Mientras Chávez hace ofertas con pegada—misiones y esas cosas—la Coordinadora ofrece el académico expediente de un pacto de gobernabilidad».
A diez días del referendo revocatorio presidencial sólo queda esperar que el repliegue aparente del «Sí» corresponda al repliegue hidráulico de las más grandes marejadas, que se retiran de la línea de la costa y la dejan vacía justo antes de invadirla, recrecidas enormemente.
El Soberano está en manos de sí mismo.
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