Una cierta corriente de la Sociología entiende a esta ciencia como el estudio de los grupos, independientemente de su tamaño. (Desde una pareja hasta una nación). Y ha sido observación de este enfoque que la tríada, el grupo formado por tres entidades o personas, es uno de los grupos más inestables. En teoría, las tres comienzan como pares, pero pronto dos de las tres se encompinchan, se vuelven camaradas, se enamoran. Esto deja a la tercera excluida, relegada, obligada a seguir lo que la díada decida.
El tercero relegado se defiende entonces con una campaña de seducción sobre uno de la díada interna hasta que logra arrancarlo y formar una nueva díada, dejando un nuevo tercero excluido, undsoweiter (y así sucesivamente). Es ésa la dinámica de la tríada.
Para el término del mundial de fútbol de Alemania, el tercero excluido era Teodoro Petkoff. Rosales primero y en minutos Borges se plegaron al ultimátum primarista de Súmate, dejando a Petkoff desubicado: continuaba jugando pero se le había declarado en posición adelantada, íngrimo delante de la meta y con toda la defensa contraria en sus talones. Sus dos compañeros de ataque se habían replegado tras ésta, abandonándolo. La díada Borges-Rosales encontraba difícil reunirse con él, o asistía a sesiones acordadas con harto retraso.
Hoy sin embargo, Borges vuelve a recular y alude a la debilidad de unas primarias de baja asistencia porque «la gente tiene miedo», opina que la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia del viernes pasado, estipulando que Rosales no debe estar en el ejercicio del cargo de gobernador si quiere postularse, debe ser tomada en cuenta y que él será el candidato único. (Dicho sea de paso, el TSJ tenía que decidir como lo hizo. La Constitución no dice nada sobre una necesaria separación de su cargo de un presidente en ejercicio que quiera reelegirse; en cambio incluye un artículo específico, el 229, que dice así: «No podrá ser elegido Presidente o Presidenta de la República quien esté de ejercicio del cargo de Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva, Ministro o Ministra, Gobernador o Gobernadora y Alcalde o Alcaldesa, en el día de su postulación o en cualquier momento entre esta fecha y la de la elección». Como se ve, tampoco exige la renuncia del gobernador del Zulia, tan sólo que no esté «de ejercicio»; ni siquiera dice «en el ejercicio». Si se quiere ver en esto una injusta ley del embudo, pues hay razón, pero no debiera haber sorpresa. Como en el caso de tantos dictadores de antaño en nuestro país, la constitución que nos rige fue hecha a la medida del presidente Chávez).
Borges se descoloca él solo, porque lo que debe andar cocinándose es un pacto entre Rosales y Petkoff. Éste no puede oponer a su par zuliano que es el mejor ubicado en las encuestas: Rosales es el primero de los tres y Petkoff el último de los tres, y hay mucho menos distancia ideológica entre Petkoff y Rosales que entre Petkoff y Borges. El autor de Las dos izquierdas difícilmente podría explicar su apoyo a un candidato de centro-derecha. Y así como Borges no podía dejar de atender al llamado de Súmate, tampoco podría dejar de apoyar al líder de Únete (UNT o Un Nuevo Tiempo), si Petkoff le pica adelante.
Así que lo más probable es que no haya primarias (Primero Justicia y COPEI han insinuado que Súmate no puede organizar las primarias exitosamente ni en Altamira), que Súmate eche la culpa del fracaso a los candidatos (como ya lo ha venido preparando) y a la campaña del gobierno en su contra, que Carlos Blanco ya ha reclamado. Lo más probable es que sea Rosales el candidato de la terna, y Súmate tendrá que decidir si continúa cerca de él, que a fin de cuentas era su candidato preferible, o si se radicaliza consistentemente hacia las posturas abstencionistas de Acción Democrática, Pablo Medina o Álvarez Paz. Pero aun cuando Súmate decida esta radicalización, que la separaría del candidato unitario-trinitario, Rosales quedaría marcado como el candidato «de oposición», esto es, como el candidato del 15% de los electores. (Que a estas alturas pueden ser pensados como escindidos en un 10% de participacionistas y un 5% de abstencionistas a ultranza).
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En ocasión reciente (Carta Semanal #190, del 15 de junio de 2006) fue mencionado acá un hallazgo del encuestador Eugenio Escuela, quien había encontrado, en registro de opinión del mes de mayo, que la mitad (50,25%) de quienes respondían a una pregunta por ubicación política se tenían por colocados en el centro. Si se añade a quienes se confesaron de centro-derecha (14,06%) y a quienes se entienden de centro-izquierda (14,42%), se llega a la suma de 78,73%, prácticamente las cuatro quintas partes de quienes respondieron. (El 70% de los entrevistados).
Después de esa perla se dio a conocer (El Nacional, Descifrado) la encuesta de Hinterlaces que presentaron a cuatro manos Oscar Schemel y el asesor político norteamericano Dick Morris, sobre datos levantados en junio. A pregunta sobre ubicación en chavismo, oposición o categoría que no es ninguna de las otras dos, 35% dijo ser chavista, 15% opositor y 49% «ni-ni». Por otro lado, el mismo estudio medía una intención de voto de 55% a favor de Chávez, 7% para Rosales, 5% por Borges y 4% por Petkoff. (Para Smith, 2%, después de ¿diez millones de pasos?) Pero también encontraba que 17% quería «otro distinto» (más que el trío BPR unido), y 10% estaba por el candidato Nosabe Ninguno Nocontesta.
La Ficha Semanal #57 (Manual del outsider, 2 de agosto de 2005) y la Carta Semanal #68 (El outsider), del 9 de enero de 2004, trataron de la atractriz del outsider, un cauce disponible como salida eficaz, como viraje pronunciado de la dinámica política en la Venezuela de estos días. Y hace dos semanas se reproducía acá (Carta Semanal #195) un capítulo escrito el año pasado para un libro (Chávez es derrotable) editado por don Fausto Masó: Tío Conejo como outsider. Éste, a su vez, refrescaba un concepto expuesto en el #131 de la Carta Semanal de doctorpolítico (31 de marzo de 2005): «Siendo que Chávez tiene el mayor control del poder posible en Venezuela—político, militar, económico—una oposición al estilo cacical debe fracasar. Es un brujo, no un cacique, quien puede suceder a Chávez a corto plazo. (2006). No es otro ‘tío tigre’ menor que pretenda discutirle la posición alfa a Tío Tigre en su manada. Es Tío Conejo». Es difícil pensar en otra figura a la que le queden mejor el disfraz y el carácter de Tío Conejo que a Benjamín Rausseo.
Er Conde der Guácharo, hasta donde se la ha visto actuar, no ha incurrido en desatinos, y desde su humor—»MVR lo que significa es Me Volví Rico», «la diferencia entre Chávez y yo, que somos ambos feos y de pelo malo, es que yo vivo en Venezuela»—ha sido el más corrosivo competidor que se haya levantado ante «el líder del proceso». Sería verdaderamente Tío Conejo si estuviera pendiente de su seguridad, pues aparentemente sólo su desaparición física impediría que sus dardos desinflen la pomposidad mussolinista de Chávez y sus pretensiones de némesis de George W. Bush.
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De Wikipedia: «El Guácharo (Steatornis caripensis) es un ave sudamericana de la familia Steatornithidae (única especie) y son conocidos como las aves de las cavernas o los pájaros aceitosos, una derivación de su nombre en otras lenguas europeas (p.ej. latín steatornis; alemán: Fettschwalm; inglés: oilbird.) Es la única especie de su familia y género, la única ave frugívora nocturna de su orden (los Caprimulgiformes), y una de las pocas aves, y la única nocturna, que navegan por los ecos en condiciones de baja luz.
Vive en colonias en el interior de profundas cavernas. Durante el vuelo nocturno fuera de las cavernas, arranca sus principales alimentos (nueces de palma) con su poderoso pico ganchudo. Mientras vuelan en cavernas oscuras, los guácharos emplean un sistema de orientación por ecos similar al sonar, produciendo ‘cliqueos’ audibles de frecuencia de 7.000 ciclos por segundo. Se puede oír fácilmente cuando el pájaro está en vuelo. A las 10 semanas de nacidas, las crías tienen 50 por ciento más de peso que sus padres. El cuerpo de los polluelos está lleno de grasa y se sabe que éstos comen un cuarto de su peso cada noche.
El guácharo vive en varias partes de la cordillera de los Andes desde la isla de Trinidad por lo menos hasta Bolivia; también se ha reportado en Brasil.
El guácharo fue descrito por Alejandro de Humboldt durante su viaje a Sudamérica en 1799. Lo observó en la Cueva del Guácharo, en Caripe, Venezuela. El nombre científico de la especie, Steatornis caripensis, significa ‘ave grasosa de Caripe’. La Cueva del Guácharo es el centro del Parque Nacional Cueva del Guácharo, y del Monumento Nacional (el primero establecido en Venezuela) ‘Alejandro de Humboldt’.»
El 8 de mayo de 2003 se hacía en la carta #35 la siguiente observación: «Un cierto matiz avícola ha teñido recientemente la política nacional. Desde el orgulloso anuncio de la importación de tres mil toneladas de pollo que ofreciera Chávez Frías, pasando por su previo dibujo de los estratégicos gallineros verticales y las ejecutorias criminales del prócer revolucionario Manuel Arias—alias ‘Pollo Ronco’—hasta las imágenes gallináceas que maneja con insistencia Henrique Salas Römer». Pero aunque la candidatura de Rausseo es aun mucho más ornitológica que la del jefe de Proyecto Venezuela, no tiene nada de gallinácea, como acabamos de ver.
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Al anochecer del día que el coronel Soto alcanzara su efímera fama—cuando una patrulla de policía militar quiso prenderle y debió retirarse con el rabo entre las piernas, impedida por una acción de enjambre, por una espontánea aglomeración de vehículos y ocupantes protectores—y fue a tener en hombros hasta la Plaza Francia y más tarde a las afueras de La Casona, el conductor de un programa radial llamó a un analista político para hacerle la siguiente pregunta: «Dime ¿tú crees que el coronel Soto es el líder que la sociedad civil ha estado esperando?» Semejante interpelación, por supuesto, era un signo inequívoco de la sequía dirigencial del territorio no chavista, que hasta ahora no había visto candidatos que resonaran con el alma venezolana.
En cambio, ahora asistimos al despegue de un famoso cohete que, según parece haber medido Eugenio Escuela, en cuestión de días hace que la intención de voto por Chávez haya mermado hasta 40% y alcance por su cuenta 30% a su favor. Unos cuantos días más y tendremos un empate técnico, y si el cohete continúa en ascenso, Chávez quedará asolado en el piso del 35% chavista medido por Hinterlaces y habrá sido superado por Rausseo.
Como ha apuntado acertadamente el profesor Antonio Cova, Rausseo ha cortado el nudo gordiano de la abstención al mostrar el tramojo del método ucraniano contra un intento de fraude electoral, en señal de doble filo: una advertencia al gobierno y una superación de los abstencionistas, sin siquiera discutir con ellos. E Ignacio Ávalos así lo caracteriza: «Tipo popular, de físico criollo a más no poder, ideal, argumentan, para echarle una vaina a Chávez, al margen de que no se sepa de sus ideas políticas, de su diagnóstico sobre el país, mucho menos de las proposiciones que tiene para gobernarlo. Pero no importa, es el Chávez de los que no quieren a Chávez».
Es más bien otra cosa que esto último. En un país organizado como Schemel-Morris lo han medido, la polarización entre Chávez y un «candidato único de oposición» daría el triunfo al primero, pero, en contra de lo intuitivo, en una campaña entre tres—Chávez, Rosales, Rausseo—el primero pudiera perder sin que todo su poder sea capaz de impedirlo. Rausseo, aunque no lo ha dicho, es el más genuino ofertante hacia los «ni-ni», hacia el centro que es la inmensa mayoría nacional.
Hace seis meses no quise poner atención a un amigo siempre sorprendente que me advertía: «Hay un grupo que está reuniendo un ‘pote’ para lanzar al Conde del Guácharo, pues estima que a la procacidad de Chávez sólo puede oponérsele otra, y cuidado como se convierte en un fenómeno electoral». Pero ahora estoy a punto de creer que Rausseo puede suceder a Chávez y Castro puede ser sustituido, no por su hermano Raúl, sino por Álvarez Guédez. Ya sintonizan con el eco de orientación serísimos abogados. Uno de ellos querría sugerir al bunker de Musipán que se considere el nombre del accidentado Jorge Rodríguez como Ministro de Vivienda: si fue capaz de meter dos millones de habitantes en una sola casa…
Chávez será el miedo, Rosales tomará prestado el lema teodorista «contra el miedo», Rausseo será la risa, que bastante falta nos hace y nunca pudo Salas Römer devolverle a Venezuela.
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