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Además de las cada vez más numerosas señales de que los Estados Unidos están, encima de todo, perdiendo la guerra de Irak—no en términos de bajas, ciertamente—acaba de conocerse una historia que pudiera, si se desenredara su madeja, llevar a George W. Bush hasta su impeachment, pues pudiera proporcionar un caso no gravísimo de su gestión de la guerra que él mismo inició, algo así como la malversación de Pérez para ayudar a Chamorro, que es de todas maneras suficiente impropiedad como para despedirlo, bastante más impropia que las indiscreciones sexuales de Bill Clinton. (Es una lástima que alguien tenga que decir: «¡Hola! ¡Soy Al Gore! Yo solía ser el próximo Presidente de los Estados Unidos»).

Resulta que los trabajos de reconstrucción en Irak están presentando gastos generales anormalmente altos, lo que deja menos recursos para cubrir necesidades básicas de la población—agua, electricidad, petróleo—al tiempo que no son costos directos de construcción. Estos costos de overhead, que debieran representar unos pocos puntos porcentuales, van desde un poco menos de 20% de los presupuestos hasta 55% para algunos proyectos. El informe del propio gobierno norteamericano apunta que en muchos casos hubo muy largos períodos de absoluta inactividad, mientras tenía que cubrirse los gastos generales. Ciertos proyectos no hicieron nada en nueve meses.

Pero lo potencialmente delicado es que los gastos generales más elevados de todos fueron los de KBR Inc., antes Kellogg Brown & Root, subsidiaria, por supuesto, de Halliburton, la compañía que interesa a la familia Bush y que fuera presidida por nadie menos que Dick Cheney.

Los hallazgos mencionados provienen del análisis de contratos por 1.300 millones de dólares, menos de diez por ciento del total de 18.400 millones. ¿Qué pudiera encontrarse allí? Bajo Bush sólo se sabría hasta dentro de un año. En octubre de 2007 ya el Contralor General no podrá continuar su inspección de los registros, según ley que Bush acaba de firmar. En teoría le queda un poco más de dos años de gobierno. ¿Por qué necesita la inmunidad a la contraloría en el último año de su último período?

Por todas partes hace agua la política internacional de los Estados Unidos, su política de guerra. Esta semana se añadió un funcionario del Departamento de Estado a la bola de nieve de las declaraciones, que dijo que ha habido «arrogancia y estupidez» en el desempeño de aquellos en Irak. Es terrible la sordera programada al creciente coro de advertencias y continuar con una invasión fracasada pero sangrienta, porque de admitir la derrota en Irak se perderían las elecciones del 7 de noviembre para el Congreso.

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