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La Navidad promete ser la mejor de la última década. Para Venezuela, ya sabemos por qué. Para el mundo, porque después de todo parece que la batalla de Armagedón no es inminente. El más reciente National Intelligence Estimate (Estimado Nacional de Inteligencia) de los Estados Unidos, que el presidente Bush dice haber conocido tan tarde como la semana pasada, asevera ahora que Irán abandonó su programa de armas nucleares en 2003, hace ya cuatro años. El informe es producto del consenso de dieciséis agencias estadounidenses de inteligencia.

Naturalmente, han surgido las preguntas obvias. ¿Cómo es posible que el gobierno norteamericano haya sostenido un discurso tan duro contra Irán, cuando se descubre, con peligroso retraso, que a fin de cuentas el gobierno iraní estuvo todo el tiempo diciendo la verdad sobre este punto? ¿Dónde se va a meter ahora el Presidente de la Universidad de Columbia? ¿Ofrecerá George W. Bush sus excusas a Mahmoud Ahmadinejad?

En Irán se ha recibido el histórico reporte con gran beneplácito. Manouchehr Mottaki, su Ministro de Asuntos Exteriores, ha dado la bienvenida a los “países que corrigen sus apreciaciones con realismo, aunque en el pasado tuvieran preguntas y sostuvieran ambigüedades respecto de las actividades nucleares iraníes”.

Ah, pero los tercos del planeta, como Chávez, no cejan en su dureza. Bush ha aducido no sólo que no conocía la nueva evaluación hasta hace muy pocos días, sino que sugiere que la detención del programa de armas nucleares en Irán se debió, precisamente, al temor inspirado por la postura norteamericana. “Irán era peligroso, Irán es peligroso e Irán será peligroso si tiene el conocimiento necesario para hacer un arma nuclear”, dijo el Presidente de los Estados Unidos. El gobierno de Sarkozy, que emula el amorochamiento que Aznar mantuviera con Bush, mantiene su posición dura de exigir sanciones más pesadas. Una vocera de la cancillería francesa declaró: “Parece que Irán no está respetando sus obligaciones internacionales. Debemos mantener la presión sobre Irán”. Los ingleses, por su parte, dicen (oficina del Primer Ministro): “En términos generales, el gobierno cree que el informe confirma que teníamos razón en estar preocupados acerca del intento por parte de Irán de desarrollar armas nucleares”. Etcétera.

La oposición a Bush en los mismos Estados Unidos no se come el cuento de que él no sabía nada, y recuerda cómo fue que la invasión a Irak fuera predicada sobre evaluaciones completamente erradas acerca de la presencia de armas de destrucción masiva en ese país y su presunta cooperación con al Quaeda. El senador Barack Obama, principal competidor de la senadora Hillary Clinton por la candidatura presidencial de los demócratas, observó con ironía: “El presidente Bush continúa impidiendo que los hechos se atraviesen en el camino de su ideología”. Si éste hubiera leído suficientemente a Isaac Asimov, ripostaría: “No dejes que tu sentido de la moralidad te impida hacer lo que es correcto”. Aun sin ese barniz cultural sigue en sus trece. Y estuvo a punto de ordenar el bombardeo de Irán.

Pero esta vez se ha quedado sin pretexto. Feliz Navidad.

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