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Hablando en plural—¿colectivo o mayestático?—Hugo Chávez ha dicho, en advertencia al gobierno estadounidense que es su fijación y coartada principal: “No nos obliguen a acciones violentas en Bolivia”. Chávez presta de este modo a Evo Morales su excusa favorita, para explicar las crecientes dificultades del mandatario de Bolivia. Luego volvió con su acostumbrado ladrido amenazante: la comparación de la guerra de Vietnam con una teórica guerra asimétrica contra los Estados Unidos en territorio sudamericano. Esta declaración ya ha suscitado manifestaciones de repudio de parte de dirigentes bolivianos. En el país que presidiera por primera vez Antonio José de Sucre, crece el rechazo a la figura de Chávez y sus prácticas intervencionistas.

De Montevideo, donde asistiera a una reunión de Mercosur, el presidente venezolano dio un brinquito hasta Cuba, para almorzar y conferenciar con Fidel Castro. Allí hablaron, sin duda, del tema de los rehenes secuestrados por sus amigos, los guerrilleros terroristas y narcotraficantes de las FARC.  La noticia de la próxima liberación de algunos de esos “retenidos” fue capturada por Reuters en una primicia obtenida por Prensa Latina, la agencia de noticias cubana. (“Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC, dijeron que habían ordenado que Clara Rojas, su hijo Emmanuel y Consuelo González fueran liberados y entregados a Chávez o su contacto, de acuerdo con la agencia cubana de noticias Prensa Latina, que obtuvo el comunicado de los rebeldes). No puede haber señal más clara de la connivencia de Castro y Chávez con la guerrilla de Colombia, que busca alisarle a éste el traje ajado por el despido que Uribe Vélez le infligiera.

Pero el intento de los guerrilleros por atribuir a las gestiones de Chávez el “gesto humanitario” de esta liberación unilateral, sólo lo confirma como su cómplice y encubridor, y lo que se ha revelado recientemente del trato inhumano de los prisioneros lo marca como amigo de quienes para nada respetan los derechos humanos.

Ni esto, ni su maniática búsqueda de presuntos asesinos de Bolívar, sin embargo, logran disolver el brete en que se encuentra por causa del affaire Antonini. Desde Argentina se informa ahora que este ciudadano norteamericano-venezolano, al concluir la retención de los dólares que introdujo ilegalmente en ese país, enderezó de inmediato sus pasos hacia la Casa Rosada, seguramente para reportar el serio inconveniente de la pérdida monetaria. Con la protección de Kirchner pudo evadirse hacia Uruguay primero y los Estados Unidos después.

Tales, pues, los más recientes logros de Chávez en la escena internacional. Cada vez aumenta más su aislamiento. Hasta Amahdinejad se apresta a una reconciliación con los Estados Unidos, a raíz del último National Intelligence Estimate, que certifica que Irán dejó de lado la procura de armas nucleares hace cinco años. Pronto quedará Chávez ladrando solo al “imperio”.

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