Fichero

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Daniel Bell (1919) es un sociólogo estadounidense de importante influencia. En 1960 publicó el penetrante estudio que llamó “El fin de la ideología”. De tendencia izquierdista—“Soy un socialista en economía, un liberal en política y un conservador en cultura”—, Bell hizo, no obstante, fuerte oposición al estalinismo dentro del grupo conocido como “Intelectuales de Nueva York”. A la fundación del Instituto Hudson por Herman Kahn, Bell fue invitado a unirse a su claustro de investigadores, en compañía de Raymond Aron. Comoquiera que ese instituto estaba dedicado a la futurología—The Year 2000, de Kahn y Anthony Wiener con prólogo de Bell, The Next 200 Years —, este último está ampliamente familiarizado con el problema de la predicción social.

En el verano de 1987, Daedalus, la revista de la American Academy of Arts and Sciences, publicó un artículo futurológico de Bell: El mundo en 2013. En él trató, obviamente, de pronosticar el estado de la humanidad con veinticinco años de anticipación, de los que cinco están aún por cumplirse. Es la sección media de ese artículo la que se reproduce acá, en esta Ficha Semanal #199 de doctorpolítico.

La lectura de los pronósticos de Bell confirma lo intrínsecamente difícil que es el arte de predecir. Él mismo advierte al comienzo del artículo: “¿Podemos predecir el futuro? Si por ello entendemos la configuración exacta de la sociedad mundial, o incluso de los Estados Unidos, en el año 2013, es muy poco probable. Los imponderables son principalmente las corrientes político-ideológicas, que son demasiado complejas y difíciles de proyectar”. (De paso, esta afirmación de Bell contesta a algunos de los críticos de The End of Ideology, puesto que la suponía muy actuante diecisiete años después de haber decretado su fin).

Más adelante, Bell continúa la discusión sobre la posibilidad de pronosticar: “Entonces, ¿qué es posible predecir? Dentro de una perspectiva limitada se puede identificar marcos que están surgiendo y que forman la matriz de la vida de las personas”.

El segundo gran libro de Daniel Bell es “El advenimiento de la sociedad postindustrial” (1973), caracterizada por la difusión planetaria del capital, el desequilibrio del comercio internacional y la declinación del sector manufacturero en la economía doméstica de los Estados Unidos. Además de estos cambios estructurales, sociales o económicos hay también cambios en los valores, con predominio de la racionalidad y la eficiencia. Bell teme que tarde o temprano esto desemboque en una separación de la sociedad y su cultura.

En cuanto a la claridad de su bola de cristal, el texto reproducido registra más de un acierto y, como era de esperar, unos cuantos desatinos. Una puntería imperfecta es característica inmancable de cualquier intento de predicción por parte, si se quiere, de una academia de los más sabios.

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Putt de veinticinco

EL DESPLAZAMIENTO A LA ZONA DEL PACÍFICO

La cuestión más importante es si, para el año 2013, la cuenca del Pacífico será el centro del poderío económico. De ser así, las naciones del este de Asia encabezadas por Japón y China, los países del sudeste asiático, y los Estados Unidos y la Unión Soviética, serán los principales actores económicos del mundo.

Éste es un cambio de extraordinarias dimensiones históricas. Tradicionalmente, Europa ha sido el centro del desarrollo económico y de la civilización. La matriz inicial fue la Cuenca del Mediterráneo. Después del siglo XVII, el centro económico se desplazó a la zona del Atlántico y a los países del norte de Europa. Desde 1970, el desplazamiento ha sido hacia el Pacífico. Actualmente, la gran expansión en el comercio de los EUA es con los países de la zona del Pacífico.

Si ocurre un giro económico, lo que es probable, ¿ocurrirá también un giro político? Y, de ser así, ¿es posible que un país sea una potencia política de primer orden sin llegar a ser también, con el tiempo, una gran potencia militar? Es poco probable. La “línea de fuerza económica” más importante va de Japón a Australia. Japón tiene escasos recursos naturales y produce pocos alimentos propios. Australia posee vastos depósitos de hulla y uranio; es un granero de gran importancia.

La vieja división del trabajo, que moldeó a la economía mundial durante 200 años desde 1780 hasta 1980, creó un conjunto de sociedades manufactureras centrales (el Reino Unido y Alemania, después los Estados Unidos, luego la Unión Soviética y Japón), junto con una periferia de países, principalmente en el Tercer Mundo. que suministraron las materias primas y los productos primarios para los países centrales. Este patrón está desapareciendo y no ha surgido una pauta clara y única. La manufactura industrial básica de bienes estandarizados de producción en masa está siendo “sacada” del mundo occidental y ubicada en el este de Asia y, en menor medida, en Brasil y la región mexicano-caribeña.

Los Estados Unidos y Japón han pasado a ser sociedades postindustriales; las partes predominantes de sus economías son los sectores de servicios y alta tecnología. Para 1990 casi el 75% de la fuerza laboral de los EUA estará en los servicios. La palabra servicios trae a la mente imágenes de empleos mal pagados en restaurantes de servicio rápido. Esto es engañoso. Las principales áreas de empleo son los servicios financieros, los servicios profesionales y de diseño, los servicios humanos (salud, educación y servicios sociales) y, en el extremo inferior de la escala, los servicios personales. El núcleo de la sociedad postindustrial reside en sus servicios profesionales y técnicos.

En la nueva manufactura, la proporción de materias primas disminuye en forma sostenida como porcentaje de los costos. En los países avanzados, el cambio básico consiste en evitar los productos y procesos pesados y con empleo intensivo de materiales: 40 kilos de fibras ópticas en un cable pueden trasmitir la misma cantidad de mensajes que una tonelada de alambre de cobre. Las materias primas disminuyen en importancia, no sólo a causa de la miniaturización (por ejemplo, los microconductores) y la reducción de los requerimientos de energía, sino también por la revolución en la ciencia de los materiales.

UN NUEVO SISTEMA MONETARIO MUNDIAL

Si el primer cambio ocurre en los centros múltiples de manufactura, el segundo en los centros financieros: los Estados Unidos se han convertido en la sede de la economía de grandes partes del mundo. Londres, a la mitad del camino entre Nueva York y Tokio (en tiempo), se esta volviendo un nódulo de servicios financieros.

El punto principal es la internacionalización del capital; un estado de cosas simbolizado por la vasta acumulación de eurodólares “apátridas” (dólares retenidos por bancos y países fuera de los Estados Unidos) que no están sujetos al reglamento financiero de los EUA. La existencia de esta vasta provisión significa que los grupos banqueros y empresariales pueden buscar rendimientos más altos para sus capitales, incluso cuando estas acciones vayan en contra de los intereses nacionales de cada país en particular. Pocos son los países que pueden controlar su propia moneda.

Tendrán que surgir algunos sistemas monetarios nuevos que constituyan la columna vertebral de la nueva economía internacional. El oro es una solución sencilla: los precios se denominan en oro; el oro es fungible. Sin embargo, también está sujeto a la manipulación: no puede funcionar fácilmente como patrón independiente ajeno a los controles políticos. Además, el oro es en gran medida inaccesible para la mayoría de los países pequeños y menos desarrollados.

Otras dos posibilidades: una “canasta” de las principales monedas o una “canasta de productos” en las que los países depositaran y retiraran créditos para aquéllos, y un sistema bancario internacional que funcionara como lo hace la Reserva Federal en los Estados Unidos, es decir, como supercontrol para los bancos centrales nacionales.

Todo esto puede parecer esotérico; no obstante, sin un nuevo arreglo estructural internacional, la economía mundial seguirá siendo errática e inestable. Un nuevo sistema monetario no descarta inestabilidades, pero las vuelve más manejables dentro de los contextos nacionales.

Dos puntos adicionales:

Aunque vemos el libre movimiento de capitales desde un punto de vista internacional, los precios de las materias primas—especialmente de los metales—han sido deprimidos, y pueden permanecer así hasta finales del siglo, aumentando sólo en forma lenta y limitando por ende la capacidad de muchos países (particularmente en África) de construir una base de capital para su propio desarrollo.

El “iceberg oculto”. Aunque el capital puede moverse libremente, no ocurre así con la mayoría de las personas. Si los empleos son dispersados por todo el mundo, ¿seguirán las personas a los empleos?

LA PROXIMA REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

Para el 2013 habrá madurado la tercera revolución tecnológica: la unión de las computadoras y las telecomunicaciones (televisión interactiva, audio telefónico, computadoras para la informática. facsímiles de textos) en un sistema único pero diferenciado, el de la “nación cableada” e incluso la “sociedad mundial”.

La primera revolución tecnológica, ocurrida hace 200 años, fue la aplicación de la energía del vapor al transporte (ferrocarriles, barcos de vapor), a la minería y a la producción de maquinaria en las fabricas. La segunda revolución tecnológica, acaecida hace 100 años, dependió de la difusión de la electricidad (mensajes codificados en alambres, telégrafo y teléfono; luz; energía para turbinas y elevadores, lo que permitió la construcción de rascacielos) y el progreso de la química, que por primera vez permitió a los hombres hacer productos fuera del contexto de la naturaleza (productos sintéticos, petroquímicos, plásticos).

La tercera revolución tecnológica será auxiliada por las comunicaciones en idiomas ordinarios, la traducción mediante máquinas y ciertos sistemas periciales. Se habrán difundido la robótica, el correo y los mensajes electrónicos, la recuperación de la información sobre pedido, los servicios organizados por medio de terminales interactivas. La gama de cambios posibles y probables es enorme.

Esta revolución resultará en la eliminación de la geografía como variable controladora. Para ilustrar esto, considérese la naturaleza cambiante de los mercados.

Históricamente, el mercado fue el lugar donde los caminos y los ríos se cruzaban, donde los comerciantes y las caravanas hacían un alto en su recorrido, donde los agricultores llevaban sus productos y los artesanos sus habilidades. En la nueva economía ya no es así. Tomemos el mercado de petróleo de localización específica. Se le llama “el mercado de Rotterdam” porque los buques tanque con capacidad por encima de sus entregas contratadas solían dirigirse a Rotterdam a vender el petróleo excedente “en el lugar mismo”. Allí, los corredores hacían sus tratos y enviaban a los barcos a sus nuevos destinos. El mercado ya no está en Rotterdam. ¿Dónde está? En todas partes. Es una red de télex-radio-computadora que vincula a los corredores en todo el mundo y desvía a los barcos en alta mar a sus nuevos destinos.

Cada día se desliga más el trabajo del lugar, y las operaciones de sus oficinas generales. Las redes de comunicaciones, con estallidos de datos que recorren velozmente miles de kilómetros, significan la disolución de los viejos hábitos y ubicaciones geográficos. Así, vemos un cambio de extraordinaria importancia histórica y sociológica: el cambio en la naturaleza de tos mercados de “lugares” a “redes”.

Sin embargo, la realización de estas posibilidades tecnológicas podría verse frustrada por dos dificultades tal vez insuperables. Casi todas las personas han tendido a concentrarse en problemas relacionados con los recursos (alimentos, energía, agua, metales y minerales). Creo que sus temores son un tanto infundados. Sin embargo, hay dos problemas estructurales que constituyen peligrosas bombas de tiempo.

¿HACIA DÓNDE SE DIRIGE LA NACIÓN-ESTADO?

Bomba de tiempo 1: El estado. Tenemos en la actualidad una economía internacional fuertemente interdependiente. Sin embargo, pese a que la economía internacional se halla cada día más integrada, muchos estados se están fragmentando. El proceso se parece al acordeón, expandiéndose y contrayéndose en momentos determinados. En Bélgica, la fragmentación es lingüística y nacional; en Canadá es lingüística; en el norte de Irlanda es religiosa; en España se basa en el nacionalismo local; en Nigeria es tribal. En cualquiera de estas naciones, las divisiones siguen las “fallas” históricas de estos países. Pero como esto parece estar ocurriendo en tamos lugares diferentes, deberíamos sospechar la existencia de un problema estructural común subyacente. Creo que es éste: la nación-estado se está volviendo demasiado pequeña para los grandes problemas de la vida, y demasiado grande para los pequeños problemas de la vida.

La nación-estado es demasiado pequeña para los grandes problemas porque no existen mecanismos internacionales efectivos para resolver los problemas de los flujos de capital, los desequilibrios entre productos, la pérdida de empleos y las varias oleadas demográficas que se presentarán en los próximos 20 años. Pero es demasiado grande para los pequeños problemas porque la afluencia de poder a un centro político nacional significa que la nación-estado se vuelve cada vez menos sensible a la variedad y diversidad de necesidades locales, y los centros políticos locales pierden la capacidad para controlar efectivamente los recursos y tomar sus propias decisiones.

Una retrospectiva histórica: ¿qué fue el Nuevo Trato de Franklin D. Roosevelt? Para algunos fue un “socialismo insidioso”, para otros fue “la salvación del capitalismo”. Tal vez el punto central es que fue una respuesta a un cambio de escala. De 1900 a 1930 hubo un crecimiento en los mercados y las empresas nacionales. Pero el poder económico y equilibrador efectivo permaneció en manos de los estados. Lo que el Nuevo Trato hizo fue crear mecanismos nacionales eficaces para resolver los problemas económicos nacionales: una Comisión Controladora de Acciones y Valores para regular los mercados financieros y un sistema de Seguridad Social para ofrecer a las personas de edad avanzada una red de seguridad.

En la actualidad no existe semejante correspondencia de escalas. Hay muy pocas agendas económicas o coordinadoras internacionales efectivas que estén a la altura del poder económico internacional. Y dada la multiplicación de las soberanías nacionales como resultado de la disolución del viejo sistema colonial, la nación-estado se ha vuelto cada día más inefectiva para hacer frente a tos problemas económicos. Así, estamos ante la integración económica internacional y la fragmentación política nacional.

Bomba de tiempo 2: La demografía. La población mundial asciende hoy a unos 5.000 millones de personas. Dadas las proyecciones actuales, podría duplicarse en 40 años, a 10.000 millones. ¿Podremos alimentar a todas estas personas? ¿Habrá empleos suficientes? Así es como suelen plantearse las preguntas, Creo que tanto los cálculos como las preguntas están equivocados.

Habría que decir, en primer lugar, que debemos desagregar las cifras del crecimiento. Es probable que en Europa haya una declinación absoluta de la población. Esto ya está ocurriendo en Alemania Occidental y en Hungría, y pronto ocurrirá en algunos otros países. En África, y en menor medida en América Latina, las poblaciones aún van en rápido aumento. El problema en estos países se deriva menos de los números totales—en África, la relación entre las personas y la tierra disponible para el cultivo es aún manejable—que del hecho de la urbanización, la concentración en las ciudades.

Es en las urbes del Tercer Mundo donde tiende a haber un problema con el crecimiento de las megalópolis: la ciudad de México (30 millones de habitantes para el ano 2000); Shanghai (25 millones); Bombay y Jakarta (cerca de 17 millones cada una). En estas ciudades, los problemas de infraestructura y servicios serán severos, como lo son ahora en El Cairo y Calcuta.

Aun así, ésa no es la principal bomba de tiempo. Lo es más bien la brecha cada vez más amplia entre los grupos de edad en diferentes partes del mundo. En toda el África, los jóvenes menores de 15 años de edad constituyen entre el 40 v el 50% de la población. En casi toda América Latina—en especial en Centroamérica y el Caribe—los jóvenes representan cerca del 40% de la población; en la mayor parte de Asia, entre el 30 y el 40%; en los EUA y Canadá, aproximadamente el 22%. Con excepción de Irlanda, en Europa esta proporción de jóvenes es de 20% o menos.

Estos desequilibrios de la población significan que, en los próximos 20 años, veremos que el mundo es arrasado por oleadas demográficas. En los países densamente poblados, significará duplicar las tasas de ingreso a las fuerzas laborales.

LA DEMANDA DE RECURSOS

Contrariamente a la opinión aceptada y popular, los recursos—alimentos, agua, energía, metales y minerales, bosques y tierras pantanosas, el problema del ozono—no son aspectos de gran impacto, ni siquiera limitaciones graves. Lo que ocurre es que todos los cálculos se basan en proyecciones que sobrestiman el lado de la demanda y suelen equivocarse garrafalmente en el lado de la oferta.

Tomemos un ejemplo como indicación de la lógica prevaleciente y sus deficiencias. En 1973, el Club de Roma predijo el agotamiento temprano de las existencias mundiales de cobre. En el lapso de unos años, sin embargo, el precio del cobre se duplicó. A ese elevado precio, Israel, Panamá y Zaire abrieron minas durante largo tiempo inactivas. Asimismo, y en vista del alto precio del cobre, los usuarios empezaron a remplazar la tubería de cobre por plástico y a buscar otros materiales sustitutos, como las fibras ópticas. En la actualidad los mercados están saturados de cobre. De ahí mi relato admonitorio.

Alimentos. Hace 10 años sólo había unos cinco grandes exportadores de cereales y granos: los Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina y, marginalmente, uno o dos países más. Hoy, casi todos los países del mundo son prácticamente autosuficientes en alimentos y buscan mercados para exportar. La India es un magnífico ejemplo.

Energía. Es difícil saber si se nos agotará el petróleo para el año 2013. Las proyecciones actuales indican que habrá una crisis de petróleo entre principios y mediados de la década de 1990. Para el año 2013 habrá nuevas tecnologías en el horizonte: diodos emisores de luz que remplazarán a las bombillas y a las luces de los semáforos, y la superconductividad que reforzará las redes de fuerza electromotriz, posiblemente mediante molinos de viento y tableros solares.

Agua. Un problema creciente, sobre todo en los Estados Unidos, pero provocado en gran medida por el desperdicio, la mala administración y la contaminación. De nuevo, no es fundamentalmente un problema de recursos, sino económico y político: la necesidad de administrar mejor los recursos escasos.

¿Podemos trazar un cuadro integral y coherente del mundo en el año 2013? Dados tan sólo los imponderables políticos esbozados aquí, la respuesta es no. Pero si deseamos concentrarnos en los problemas principales, los más explícitos serían los desequilibrios demográficos y de grupos de edad. El mas difuso pero crucial seria la fragmentación política. De tos cambios estructurales, el auge de la zona del Pacífico es claramente el cambio más trascendental que se vislumbra, y es de extraordinaria importancia histórica y económica.

Daniel Bell

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