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Después de su discurso de aceptación de la candidatura presidencial demócrata en Denver, y aun después de la vistosa y audaz selección de la gobernadora de Alaska como compañera de fórmula de McCain, Barack Obama ha logrado un pequeño margen de ventaja—6 a 8%—en las encuestas de intención de voto en los Estados Unidos. Este margen, sin embargo, puede disminuir en las próximas horas, puesto que todavía no ha concluido la convención republicana, desde la que seguirán lloviéndole ataques.

Por otra parte, la intención de voto puede ser un predictor razonable de lo que será el voto popular, pero como en los Estados Unidos hay en realidad un sistema de elección de segundo grado, lo que a la postre importa es la cantidad de votos de los llamados colegios electorales de los estados para determinar el resultado de la elección. Al Gore, por ejemplo, obtuvo más votos de los ciudadanos, pero perdió la elección cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos adjudicó a George W. Bush los votos del colegio electoral de Florida. En los actuales momentos ninguno de los adversarios tiene una ventaja clara a este respecto, aunque de nuevo Obama parece estar mejor posicionado. En síntesis, la elección del próximo Presidente de los Estados Unidos dista bastante de haberse definido.

Debe apuntarse, además, que Obama no siempre es atinado en sus declaraciones. Dándose por aludido en el tema de su preparación para el cargo, cometió una pifia incomprensible, al compararse no con John McCain, sino con Sarah Palin, la elección del primero para la Vicepresidencia. Obama argumentó, innecesaria y débilmente, que su experiencia ejecutiva era superior a la de Palin, dado que ha sido el ejecutivo principal de su propia campaña. El discurso de ésta en la convención de los republicanos, y la agresiva campaña de McCain, han metido el dedo en esa llaga, y seguramente continuarán haciéndolo hasta las elecciones. Con una metida de pata tan marcada, Obama no ayuda a su candidatura. Ruddy Giuliani introdujo un clavo adicional al señalar que la Sra. Palin ya tenía más experiencia ejecutiva, como alcalde de una ciudad y gobernadora de un estado, que la conjunta de Obama y John Biden, ambos hombres de experiencia reducida a la función legislativa.

En este mes se producirán los importantes debates televisados entre los contendientes. En otras elecciones, notablemente en la de Kennedy vs. Nixon, los debates fueron determinantes a la hora de la escogencia popular. En este caso, dos estilos muy diferentes llegarán a enfrentarse: uno más intelectual, el de Obama, contra el más directo  y familiar de McCain.

Las edades combinadas de ambas fórmulas son muy similares: el ticket demócrata suma 112 años, el republicano 116. La proporción está invertida en los dos casos, sin embargo: los demócratas tienen un candidato presidencial más joven (47) que el vicepresidencial (65); los republicanos uno más viejo (McCain, 72; Palin, 44).

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