Fichero

LEA, por favor

Una de las cosas más aconsejables en tiempos de vorágine es recordar lo que han dicho los profetas. A fin de cuentas, es su función empinarse sobre los muros de la percepción convencional para divisar movimientos de cosas exteriores que habitualmente no se ven. Lo que para la multitud es una sorpresa es una certeza para el buen profeta, aun si como dice de nuestro tiempo uno particularmente profundo y atinado, Yehezkel Dror, la sorpresa se ha hecho endémica.

Kevin Kelly puede tenerse por uno los más interesantes profetas, más bien heraldos, de nuestra era. Fundador y editor eterno de la revista Wired—acreedora por su excelencia al Premio Nacional de Revistas de los Estados Unidos en 1994—Kelly tiene una pasión enciclopédica que lo ha llevado desde las tareas de edición de Whole Earth Review y Whole Earth Catalogue a la más reciente operación (la Empresa Linneo) de colocar en la Internet un inventario completo de todas las especies vivientes en el lapso de una generación.

Experto de la cibercultura, publicó en 1994 el notable libro Out of Control: The New Biology of Machines, Social Systems, and the Economic World. (El texto íntegro de esta obra única puede obtenerse gratuitamente del sitio web de Kelly. Es lectura altamente recomendable para ser una “persona XXI”: alguien que entienda la actualidad y la navegue sin angustia). Allí encuentra para nosotros los sentidos de nuestra época vertiginosa, principalmente el hallazgo y las implicaciones del hecho de que la inteligencia, sea ésta la de una organización, la de un computador o la de un solo cerebro, no está centralizada sino distribuida. Es tiempo de enjambres, y quien pretenda ser el único tomador de decisiones, quien suponga que una ideología tiene todas las respuestas, está fundamentalmente desalineado en términos de futuro.

Cuando Hugo Chávez comenzaba a gobernar en Venezuela, y traía a su trabajo la extraña mezcla de su anacronismo ideológico con su modernidad tecnológica (comunicacional y de control social), Kelly volvía a publicar. Esta vez (Penguin, 1999) se trataba de New Rules for the New Economy: 10 Radical Strategies for a Connected World, libro que puede igualmente “bajarse” íntegramente del sitio www.kk.org, aunque el autor hace notar que es más barato comprar la edición rústica que imprimir su archivo digital. El capítulo sexto, del que se ofrece una sinopsis traducida en esta Ficha Semanal #216 de doctorpolítico, puede leerse online en http://www.kk.org/newrules/newrules-6.html, pero todo el libro es remunerador. En particular, Kelly nos hace entender en él que, al menos por un buen tiempo, la vida será cada vez más turbulenta y cambiante. Lo hemos notado en la década que media entre su escritura y este instante.

A medida que se hace más política, este arte se hace más difícil. Los espíritus simples debieran alejarse de su práctica.

LEA

Despréndete arriba

La naturaleza estrechamente eslabonada de cualquier economía, pero especialmente la constitución ultraconectada de la Economía de Red hace que ésta se comporte ecológicamente. El destino de las organizaciones individuales no depende enteramente de sus propios méritos, sino también del destino de sus vecinos, sus aliados, sus competidores y, por supuesto, el del ambiente inmediato.

Algunos biomas en la naturaleza escasamente tienen oportunidades de vida. En el Ártico hay sólo un par de estilos de vida, y le convendrá a una especie ser buena en alguno de los dos. Otros biomas están repletos de oportunidades, y esas posibilidades están en flujo constante, aparecen y desaparecen en el tiempo biológico mientras las especies luchen a como dé lugar hacia la adaptabilidad máxima.

La rica forma, interactiva, altamente plástica de la Economía de Red se parece a un bioma que bulle de acción. Nuevos nichos aparecen constantemente y se van igualmente rápidos. Los competidores germinan bajo nuestros pies y luego engullen nuestro sitio. Un día es uno rey de la montaña, al día siguiente no hay ninguna montaña.

Los biólogos describen la lucha de un organismo por adaptarse dentro de su bioma como una larga escalada colina arriba, donde más arriba es mayor adaptación. En esta visualización, un organismo que está máximamente adaptado a sus tiempos está situado en una cumbre. Es fácil imaginar una organización comercial en lugar de un organismo. Una compañía gasta un esfuerzo enorme en mover su mole hacia arriba, o a desarrollar su producto para asentarlo en el tope, donde estará máximamente adaptado al ambiente de los consumidores.

Todas las organizaciones (con o sin fines de lucro) confrontan dos problemas en el intento de encontrar su pico de adaptación óptima. Ambos se amplifican en una Economía de Red en la que la turbulencia es la norma.

Primero, a diferencia del ambiente relativamente simple del arco voltaico, cuando estaba bastante claro cómo lucía un producto óptimo y donde una compañía podía situarse en un horizonte de lento desplazamiento, es cada vez más difícil discernir cuáles colinas son más altas y cuáles cumbres son falsas.

Tanto las grandes como las pequeñas compañías pueden verse en este problema. No está claro si uno debe luchar por ser el mejor fabricante de discos duros del mundo cuando la montaña bajo ese pico particular pudiera no estar allí en unos pocos años. Una organización puede perfectamente aplaudirse a sí misma en la ruta de convertirse en el experto mundial en una tecnología que ha entrado en una calle ciega. En léxico de la biología, uno se atasca en una cumbre local.

Las duras noticias es que atascarse es una certidumbre en la nueva economía. Más pronto que tarde, cualquier producto será eclipsado en su apogeo. Mientras está un producto en la cima, otro moverá la montaña cambiando las reglas.

Hay sólo una salida. El organismo debe devolverse. Con el fin de ir de una altura elevada a otra, debe ir primero en bajada y cruzar un valle antes de escalar de nuevo. Debe retroceder y hacerse menos adaptado, menos adecuado, menos óptimo.

Esto nos lleva al segundo problema. Las organizaciones, como los seres vivientes, están cableados para optimizar lo que conocen y no botar el éxito. A las compañías les parece que devolverse es a) impensable y b) imposible. Simplemente, no hay espacio en la empresa para el concepto de soltar—menos todavía la destreza en soltar—algo que está funcionando, y bajar a paso lento hacia el caos.

Será caótico y peligroso allá abajo. Una adaptabilidad baja significa que se está más cerca de la extinción. Conseguir el nuevo es pico es súbitamente la siguiente tarea de vida o muerte. Pero no hay alternativa (que sepamos) a dejar productos perfectamente buenos, tecnologías costosamente desarrolladas y marcas maravillosas y zambullirse en problemas con la esperanza de ascender de nuevo. En el futuro, esta marcha forzada se hará rutina.

La naturaleza biológica de esta era significa que la desintegración repentina de dominios establecidos es tan segura como la súbita aparición de los nuevos. Por consiguiente, no puede haber pericia en innovación que no se acompañe de pericia en demoler lo asentado.

En la Economía de Red, la capacidad de renunciar a un producto, o una ocupación o una industria en su apogeo no tendrá precio. Soltar en la cima.

Kevin Kelly

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