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Por estos días, unos cuantos irredentos regatean la significación de la elección de Barack Obama como cuadragésimo cuarto Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Impedidos de negarla por completo, en vista de la oleada aprobatoria en todo confín del mundo, entresacan con pinzas los artículos más críticos para distribuirlos electrónicamente. Su líder máximo, por lo contrario, se ha sumado gallardamente al reconocimiento universal.
El presidente George W. Bush dirigió a su país, alrededor de las diez de la mañana del día 5 de noviembre, una breve y noble alocución que lo enaltece. Es la traducción de ese discurso el escueto contenido de esta Ficha Semanal #220 de doctorpolítico.
Además de llamarla victoria impresionante e histórica, Bush empleó algunas de las imágenes usadas por Obama en su discurso de la víspera en el Parque Grant de Chicago. Por ejemplo, que la nación se mueve como una sola, en dirección de una unión más perfecta, que se trata ahora de un período de cambio en Washington. Más aún, para acallar a quienes estiman peligrosa una presidencia de Obama, dijo Bush: “El gobierno de los Estados Unidos permanecerá vigilante para cumplir con su más importante responsabilidad: la protección del pueblo estadounidense. El mundo puede estar seguro de que este compromiso continuará firme bajo nuestro próximo Comandante en Jefe”.
Honrar honra, por supuesto. Así como fue elegante John McCain en la oportunidad de reconocer su derrota, la alocución de George W. Bush fue una lección universal de respeto democrático. Las posturas de Obama y Bush, evidentemente, son muy opuestas en muchos de los grandes temas del momento. Pero el presidente Bush se elevó por encima de las diferencias para dar, sin mezquindad, la bienvenida al cambio, aunque éste llegue para revertir, incluso tempranamente, muchas de sus decisiones más vistosas. Y el senador Obama dijo en la noche del 4 de noviembre: “Recordemos que fue un hombre de este estado quien primero portara el estandarte del Partido Republicano a la Casa Blanca, un partido fundado sobre los valores de la confianza en uno mismo, la libertad individual y la unidad nacional. Ésos son valores que todos compartimos. Y aunque el Partido Demócrata ha ganado esta noche una gran victoria, lo hacemos con una medida de humildad y la determinación de sanar las divisiones que han frenado nuestro progreso”.
¡Cómo hace falta esa clase en la Presidencia de la República de Venezuela, donde su titular es singularmente divisionista, mezquino, procaz y amenazante!
Ayer mismo la pareja Obama fue recibida en la Casa Blanca por la familia Bush. Antes de viajar a Washington, el Presidente Electo dejó personalmente a sus hijas en su colegio de Chicago. Las fotografías de la ocasión muestran a Obama de chaqueta casual y gorra de los Medias Blancas, la divisa de Oswaldo Guillén y Alfonso Chico Carrasquel.
LEA
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Honrar honra
Buenos días.
Anoche sostuve una cálida conversación con el Presidente Electo, Barack Obama. Le felicité y al senador Biden por su impresionante victoria. Dije al Presidente Electo que puede contar con la completa cooperación de mi administración en su transición a la Casa Blanca.
También hablé con el senador John McCain. Lo felicité por la campaña llena de determinación que él y la gobernadora Palin emprendieron. El pueblo estadounidense siempre estará agradecido por la vida de servicios que John McCain ha dedicado a su nación. Sé que continuará haciendo tremendas contribuciones a nuestro país.
Sin importar cómo votaron, todos los estadounidenses pueden estar orgullosos de la historia que ayer fue hecha. Por todo el país, los ciudadanos votaron en grandes números. Mostraron a un mundo vigilante la vitalidad de la democracia estadounidense, y las zancadas que hemos dado hacia una unión más perfecta. Escogieron a un Presidente cuya jornada representa un triunfo de la historia estadounidense: un testimonio de trabajo duro, optimismo y fe en la duradera promesa de nuestra nación.
Muchos de nuestros ciudadanos pensaron que no vivirían para ver ese día. Este momento es especialmente edificante para una generación de estadounidenses que fueron testigos de la lucha por los derechos civiles con sus propios ojos, y cuatro décadas después ven realizarse un sueño.
Ahora ha concluido una larga campaña, y nos movemos hacia adelante como una sola nación. Estamos embarcándonos en un período de cambio en Washington; sin embargo, hay algunas cosas que no cambiarán. El gobierno de los Estados Unidos permanecerá vigilante para cumplir con su más importante responsabilidad: la protección del pueblo estadounidense. El mundo puede estar seguro de que este compromiso continuará firme bajo nuestro próximo Comandante en Jefe.
Queda trabajo importante por hacer en los próximos meses, y continuaré conduciendo los asuntos del pueblo mientras este cargo permanezca bajo mi responsabilidad. Durante este tiempo de transición, mantendré al Presidente Electo plenamente informado de las decisiones importantes. Y cuando el 20 de enero llegue el tiempo, Laura y yo regresaremos a nuestro hogar en Texas con atesorados recuerdos de nuestro tiempo acá, y con profunda gratitud por el honor de servir a este sorprendente país.
Será una visión estimulante ver al presidente Obama, su esposa Michelle y sus hermosas hijas atravesar las puertas de la Casa Blanca. Sé que millones de estadounidenses estarán sobrecogidos de orgullo por ese inspirador momento que muchos han esperado por largo tiempo. Sé que la querida madre y los abuelos del senador Obama habrían estado encantados ver al hijo que criaron ascender las escalinatas del Capitolio y jurar que respetará la Constitución de la más grande nación de la faz de la tierra.
Anoche extendí una invitación al Presidente Electo y a la Sra. Obama para que vengan a la Casa Blanca. Laura y yo esperamos darles la bienvenida tan pronto como sea posible.
Muchas gracias.
George W. Bush
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