A los cien días de haberse iniciado el gobierno de Barack Obama, el Senado de los Estados Unidos ha completado la aprobación del presupuesto federal más grande de la historia (tres billones cuatrocientos mil millones de dólares), en logro de enorme significación. Al comentar ayer este hito extraordinario, dijo el Presidente de los Estados Unidos:
“Este presupuesto construye sobre los pasos que hemos dado en los últimos cien días para mover esta economía de la recesión a la recuperación y, en último término, a la prosperidad. Comenzamos aprobando una ley de recuperación que ya ha ahorrado o creado más de 150 mil empleos y ofrecido una rebaja del impuesto al 95% de todas las familias trabajadoras. Hemos aprobado una ley que provee y protege el seguro de salud para 11 millones de niños estadounidenses cuyos padres trabajan a tiempo completo. Y lanzamos un plan de vivienda que ya ha contribuido con un pico en la cantidad de propietarios de casas que están refinanciando sus hipotecas, lo que equivale a una rebaja de impuestos adicional”.
Pero también ha podido decir: “Hemos rechazado el falso dilema entre nuestra seguridad y nuestros ideales cerrando el centro de detención de Guantánamo y prohibiendo la tortura sin excepción”.
En el ámbito internacional, por otro lado, ha revertido la postura negadora de la administración Bush en materia de calentamiento global, y sustituido la prepotente postura de jefe del mundo por la de una postura respetuosa de otros países y gobiernos.
Un regalo inesperado para Obama ha sido el espectro que le ha salido a los republicanos. El senador Arlen Specter, que hasta ayer militaba en filas republicanas, ha anunciado su migración a las demócratas. Siendo que lo más probable es que el puesto por definir en Minessota vaya también a los demócratas en la persona de Al Franken, no les será posible a los republicanos entorpecer la agenda legislativa de la Casa Blanca mediante las tácticas dilatorias del “filibusterismo”.
El electorado de los Estados Unidos, en más de 60%, aprueba su gestión. (El promedio es de 61,6%; Rasmussen Reports mide 55% mientras que ABC News/Washington Post registra 69% de aprobación).
Es, sin duda, una fuerza benéfica en el mundo el gobierno de Barack Obama.
Pero no falta quien encuentre forma de resentir y rechazar su brillante desempeño de arranque. Rob Asghar, Fellow del Centro de Diplomacia Pública de la Universidad del Sur de California, ha registrado—en The Huffington Post—cómo los comentaristas conservadores y “halcones” no cesan de chismear sobre lo que llaman el “tour global de excusas” de Barack Obama que incluye, más allá de sus propias representaciones, la admisión de su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, de la responsabilidad estadounidense en el problema de las drogas en su reciente e impactante visita a México. Entre sus “pecados” estaría el haber saludado a Hugo Chávez con cortesía en Trinidad.
Lo cortés no quita lo valiente, reza el dicho español, y el propio Obama, en respeto de sus propios detractores, se ha limitado a señalar que sus fugaces intercambios con Hugo Chávez en nada han vulnerado la seguridad de los Estados Unidos, que es lo que es su responsabilidad.
El mundo, el continente americano en particular, desde hace cien días, y especialmente desde un evento cumbre en Puerto España que se anunciaba conflictivo y no lo fue, presenta otra cara, adquiere otro cariz.
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Ocariz. Carlos Ocariz, Alcalde del Municipio Sucre del estado Miranda. Puede decirse de su triunfo electoral del pasado 23 de noviembre que, además de capturar la Alcaldía del más importante, poblado y representativo municipio mirandino, produjo asimismo el triunfo en la Gobernación de Miranda de Henrique Capriles Radonski y el de Antonio Ledezma en la Alcaldía Metropolitana. Sus votos dieron para tres gobiernos y para profunda molestia de Hugo Chávez, que visitó Petare once veces en la campaña a favor de la candidatura de Jesse Chacón. Chávez, por consiguiente, fue personalmente derrotado por Ocariz en el Municipio Sucre.
En 2004 (el 4 de noviembre) reportaba esta carta así: “De los juveniles de Primero Justicia tal vez quien haya alcanzado más proyección política es, paradójicamente, el perdedor Carlos Ocariz. A menos de cuarenta y ocho horas de las votaciones concedió la victoria a su adversario, no sin destacar que había perdido por sólo 1.500 votos. De los ‘tres justicieros’ postulados a alcaldías caraqueñas—luego de que la mosquetera Hernández se retirara del centro de Caracas—fue el único que se midió en municipio de población mayormente proletaria, y estuvo a punto de ganar. Se ve claramente que hizo un buen trabajo”. El 10 de julio del año pasado decía la Carta Semanal #294 de doctorpolítico: “…Carlos Ocariz—por quien el suscrito votará para la Alcaldía del Municipio Sucre, justamente por su valentía al decir cosas ‘políticamente incorrectas’, como que en octubre de 2004 había perdido las elecciones por abstención opositora y no por fraude gobiernista—…” El 30 de septiembre de 2007 decía Luis Vicente León en su acostumbrado artículo dominical: “Carlos Ocariz lo entendió en carne propia cuando perdió la alcaldía de Sucre no porque era minoría, ni por que nadie lo robó, sino porque su mercado natural no votó, pensando que era imposible ganar, cuando la historia está llena de ejemplos que indican que nada, en política, es imposible”.
Pues bien, este lunes pasado llegó Carlos Ocariz a presentarse ante un nutrido grupo que esperaba para escucharlo con gran interés, y al describir su exitosa trayectoria política destacó como paso crucial justamente ese honesto reconocimiento de noviembre de 2004. Dijo Ocariz: “Me gané, no el apoyo de los chavistas de Petare, pero sí su respeto”.
Más cosas dijo y contó Ocariz hace tres días; por ejemplo, que el foco no es Chávez sino la gente, que la participación en elecciones es esencial, que si la oposición se contrae a decir sólo cosas desagradables a los electores les provocará inscribirse en el PSUV, y otras cosas en la misma dirección optimista.
Lo que no sabía Ocariz es que el efecto balsámico de sus palabras era en esos momentos más intenso que lo habitual: había llegado a la cita con algo de retraso y, antes de su discurso, el grupo se había enfrascado en la lectura más negativa posible de la situación política y económica, a partir de una justificada alarma por la proyectada Ley de Propiedad Social. Lo dicho por Ocariz dio otro cariz a la sesión. No disipó, por supuesto, los temores por las consecuencias de la ley mencionada, pero mostró una manera eficaz de oponerse, una fórmula para el éxito aun en contra del ventajismo más abrumador, como el que tuvo él que aguantar en el Municipio Sucre directamente de manos del Presidente de la República, que hacía cadenas de radio y televisión desde Petare.
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El lunes de esta semana se preguntaba Teodoro Petkoff, en su editorial de ese día en el diario Tal Cual, “¿Qué hacemos?” Y decía estas cosas:
“Chacumbele viene leyendo con preocupación lo que ha ocurrido desde su reelección para acá. Los resultados numérico-políticos del referéndum constitucional, de las elecciones regionales y del referéndum para la enmienda, muestran una clara tendencia al incremento en la votación opositora y a un decrecimiento correlativo en el respaldo popular a Chacumbele. La votación opositora ha subido desde un 37%-38% durante los ocho primeros años del chacumbelato, hasta girar en torno al 50% en los tres últimos procesos, en tanto que el respaldo electoral del oficialismo ha venido cayendo desde un promedio de 62%-63% hasta, también, las vecindades del 50%. Chacumbele sabe que, inexorablemente, las dos líneas opuestas van a cruzarse; la primera tendencia seguirá hacia arriba y la segunda hacia abajo. Eso es lo que lo ha llevado a tratar de descarrilar la estrategia democrática. Los atropellos que ha adelantado, más que fuerza, denotan una debilidad intrínseca”.
La respuesta de Petkoff a su propia pregunta es la siguiente: “¿Qué vamos a hacer? Pues, responder al nuevo reto, en las nuevas condiciones, pero sin llevar a que las contingencias coyunturales afecten la línea principal de acción, esa que ha venido produciendo avances”.
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Dos cosas es preciso superar en estos días de la “contingencia coyuntural” de una preocupación recrecida: primero, la desesperanza, que lleva a suponer que todo está perdido y no debe perderse un minuto más sin preparar las maletas; segundo, el simplismo estratégico, inmediatista o regañón.
Ya se conoce que ha comenzado la promoción de la figura y candidatura de Eveling Trejo de Rosales, en ocurrencia apresurada de algunos, que ven en ella el clon de Corazón Aquino ahora que su esposo ha optado por el exilio y asilo en Perú para no someterse a jueces controlados por Hugo Chávez. A algún iluminado le ha parecido que tal cosa es estrategia brillante, que es la hora de Merkel y Bachelet, la hora de que una mujer ocupe la Presidencia de la República en Venezuela.
Pudiera ser; el suscrito no tiene absolutamente nada en contra de la más igualitaria participación política de las damas. En 1968 escribía un artículo decididamente feminista en la clásica revista El Farol; en 1978 defendía la participación igualitaria de las mujeres en las sesiones del Grupo Santa Lucía, cuyas primeras reuniones las relegaban, como gran concesión, a escuchar en silencio las conferencias y deliberaciones, pues lo que se había pensado para ellas eran excursiones turísticas y expediciones de compra. (La defensa no se hizo porque fueran mujeres, sino porque eran personas). En 1986 llegó a escribir: “Sin ánimo de comparaciones, cuando he pensado en mujeres venezolanas que podrían desempeñar muy bien la Presidencia de la República, el nombre de Alba [Fernández de Revenga] viene a mi mente junto con el de Mercedes Pulido de Briceño”.
Pero no es mérito suficiente para el liderazgo nacional el ser esposa de un mártir político. Que el nombre de Doña Eveling sea propuesto, sin embargo, es sintomático: de algún modo expresa la falta que hace una voz opositora, una contrafigura de Chávez. Éste es personaje excepcional; podrá burlarse uno de que haya obsequiado un libro obsoleto y poco leído ya a Barack Obama, pero su gesto disparó el texto de Eduardo Galeano hasta el segundo lugar en ventas de Amazon en menos de treinta y seis horas, con celeridad “viral” digna de Susan Boyle. No podrá superársele sino con la oposición de persona excepcional.
Y además de los ocurrentes tenemos—parece ser nuestro sino—que lidiar con quienes son rápidos para desencadenar discursos de superioridad moral y arresto heroico. Una vez más el geólogo Gustavo Coronel pontifica airadamente desde su distante residencia en los Estados Unidos. En reciente artículo, echando en falta un levantamiento masivo del enjambre ciudadano para oponerse al gobierno de Hugo Chávez, expone con arrogante indignación: “El coraje moral es el ingrediente que falta en Venezuela para dar al traste con la pandilla chavista que ha arruinado al país. Aunque estoy seguro de que aún si los venezolanos no hiciéramos nada para sacarla del poder, ella implosionaría debido a su ineptitud, la exhibición de cobardía moral que está dando la sociedad venezolana, con su pasividad y hasta masoquismo, representa un profundo descrédito para nuestro gentilicio”. (Destacado de esta carta). Antes ha resucitado, con desprecio lombrosiano, un argumento que invalida cualquier pretensión democrática que aún quiera exhibir. Así pone: “Los seguidores del régimen son gente mediocre, resentida, ansiosa del poder y del dinero que ahora está a su alcance: son los chacones, los merentes y los isaíases; las linas, las cilias y las irises. Son gente cuya anatomía frecuentemente refleja sus torvas cualidades morales, generalmente fáciles de identificar por su aspecto en cualquier lugar del mundo, ya se trate de Calixto en Las Vegas, Hugo en Doha o Nicolás en Nueva York”.
Estas declaraciones de Coronel, emitidas desde la segura distancia que desde hace años lo separa de esta atribulada tierra, son injustas y constituyen una falta de respeto hacia quienes permanecemos en ella para dar la batalla cotidiana y la más profunda y penetrante. Dice Coronel: “La cobardía moral predomina entre los venezolanos sentados en la barrera, asistiendo inexplicablemente al espectáculo de su propia destrucción, exhibiendo una cobardía mezclada con indiferencia y masoquismo”. Y también: “Pronto tendrá que llegar la chispa que prenda la resistencia civil en Venezuela, una acción continuada en el tiempo, no una protesta esporádica.. Y esa chispa la encenderá un venezolano (a) con coraje moral”. Si, como parece ser su implicación, es él alguien con la estatura moral que haría falta ¿por qué no deja de vivir en los Estados Unidos y se radica de nuevo en Venezuela a guiarnos con su superioridad?
Coronel nos haría un gran favor adquiriendo un poco de modestia y respeto por los que aquí estamos dando la pelea.
luis enrique ALCALÁ
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