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La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (18 de abril de 1961) dice en su Artículo 39 (numeral 2): “Cuando terminen las funciones de una persona que goce de privilegios e inmunidades, tales privilegios e inmunidades cesarán normalmente en el momento en que esa persona salga del país o en el que expire el plazo razonable que le haya sido concedido para permitirle salir de él, pero subsistirán hasta entonces, aún en caso de conflicto armado”.

El gobierno de facto en Honduras argumentará que una vez vencido el plazo de 72 horas que dio al personal diplomático venezolano para que salga del país, los privilegios e inmunidades concedidos a ése se habrán extinguido, y por tanto podrá deportar a ese personal contra su voluntad anunciada sin violar aquella convención.

El gobierno constitucional venezolano ha emitido instrucciones clarísimas a su personal diplomático: “Permanezca en Honduras”. El choque parece inevitable y el punto lógico-jurídico-político de la cancillería venezolana es razonable: el ultimátum con plazo de 72 horas fue emitido por un gobierno inconstitucional, ilegal, írrito. Por tanto, ningún acto de un gobierno como ése puede tener validez, y en este caso no podría aplicar disposiciones de la Convención de Viena. Venezuela da por no recibida la conminatoria.

Al mismo comienzo de la crisis hondureña, por otro lado, el Presidente de la República advirtió que consideraría un acto expreso de guerra por parte de Honduras cualquier maltrato al embajador venezolano. Si llegare a producirse la expulsión forzada de los diplomáticos venezolanos, y si Chávez quisiera sostener su palabra, habría peligro cierto de guerra entre ambos países.

Los aviones Sukhoi Su-30 MK2 de la Fuerza Aérea Venezolana tienen una autonomía de vuelo más que suficiente para atacar blancos hondureños: 3.000 kilómetros. Pero es que seguramente, en un combate tan desigual como el planteado, Venezuela podría contar con bases de operación concedidas por Nicaragua. (Y se queja de las anunciadas de Estados Unidos en Colombia).

No es de despreciar tan horrible posibilidad. No sería la primera vez en la historia que un gobierno en serios problemas se involucra adrede en un conflicto bélico con otro país, como medio de concitar apoyo interno y superar dificultades de gobernabilidad. Hugo Chávez está de a toque. Tiene motivos doctrinales, políticos, coyunturales, temperamentales y espectaculares para declarar la guerra a Honduras. ¿Qué otra cosa pudiera traer más satisfacción a un militar de su tipo?

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