A pesar de una magra receptividad de su más reciente emisión de bonos en dólares—por 3.000 millones con vencimientos en 2014, 2015 y 2016—PDVSA ha anunciado que no rebajará el precio de 138% del valor nominal de los papeles emitidos. Los analistas explican el poco entusiasmo de los compradores en el hecho de que la tasa de cambio resultante—alrededor de 5 Bs. F. por dólar—está demasiado cerca del valor del llamado mercado paralelo, que ayer estuvo exactamente en Bs. F. 5 para la compra y 5,35 para la venta.
En verdad, la nueva emisión había sido predicada, justamente, como un esfuerzo adicional del gobierno para reducir la gran brecha entre el valor del dólar en ese mercado—en el que la propia PDVSA es el principal oferente—y la tasa de CADIVI: Bs. F. 2,15, en el esquema de control de cambios. La debilidad del bolívar fuerte en el mercado paralelo es un factor decisivo en la aceleración de la considerablemente alta inflación que el país ha experimentado en lo que va de año, especialmente en un lapso durante el que CADIVI no ha sido precisamente generoso en el otorgamiento de divisas, asunto que ahora busca el gobierno paliar. (El economista Pedro Palma ha estimado que la tasa de inflación cerrará en diciembre a 40%). Como el gobierno se muestra reacio a la devaluación, el camino posible era el de aumentar el endeudamiento fiscal con sus ofertas de bonos.
Pero hay en la oferta comentada un aspecto que no puede evaluarse sino positivamente: la honestidad exhibida por PDVSA en el prospecto de los bonos. Varias y francas fueron las advertencias pronunciadas.
Que “las operaciones de Pdvsa dependen principalmente de los precios internacionales del petróleo”.
Que “[e]n vista de que Petróleos de Venezuela se encuentra controlada por el Gobierno venezolano, no puede garantizar que éste no impondrá en el futuro compromisos adicionales sustanciales sobre Pdvsa o intervendrá su gestión comercial de una manera que afecte sus operaciones, flujo de caja y resultados financieros”.
Que “la República Bolivariana de Venezuela puede hacer que Pdvsa siga ciertos objetivos sociales y macroeconómicos que pueden tener efectos en los resultados operacionales y condiciones financieras”.
Que la empresa estatal “no puede garantizarle a los tenedores de bonos que en el futuro el Estado no requiera que Pdvsa adquiera otros activos en líneas de negocios que no se encuentran relacionadas con su negocio principal, lo cual puede tener efectos en su condición financiera y resultados operacionales”.
Incluso advirtió que está presente el riesgo de sentencias desfavorables en arbitrajes como los disputados por Exxon-Mobil y Conoco-Phillips.
A este respecto, pues, nadie puede decir que PDVSA miente. Ha descubierto ante los mercados financieros debilidades suyas y riesgosas como gente honrada y seria.
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