Resulta científicamente válido estudiar la arquitectura de los sistemas biológicos para obtener claves que orienten el diseño de sistemas políticos viables. Es particularmente notable el valor heurístico (relativo a la indagación y el descubrimiento) que ofrece el funcionamiento del sistema nervioso. (DRAE: heurístico, ca. 4. f. En algunas ciencias, manera de buscar la solución de un problema mediante métodos no rigurosos, como por tanteo, reglas empíricas, etc.)
El cerebro humano, a pesar de ser el órgano nervioso más desarrollado de todo el reino de lo biológico, no regula directamente sino muy pocas cosas. Más específicamente, la corteza cerebral, asiento de los procesos conscientes y voluntarios de mayor elaboración, sólo regula directamente los movimientos de conjunto del organismo, a través de su conexión con el sistema músculo-esquelético. La gran mayoría de los procesos vitales es de regulación autónoma. La analogía con lo económico es inmediata. La economía, según la observamos, tiende a funcionar mejor dentro de un ambiente de baja intensidad de regulación.
La corteza cerebral puede emitir órdenes incuestionables al organismo… por un tiempo limitado. Puede ordenar a los músculos respiratorios, por ejemplo, que se inmovilicen. Al cabo de un tiempo más bien breve, esta orden es insostenible y el aparato respiratorio recupera su autonomía. Este hecho sugiere, por supuesto, más de una analogía útilmente aplicable para comprender la relación entre gobierno y sociedad.
Más aún, es sólo una pequeña parte de la corteza cerebral la que emite estas órdenes ineludibles. Esta corteza motora o área piramidal, ubicada en la circunvolución pre-rolándica, abarca la extensión aproximada de un dedo sobre toda la superficie de la corteza cerebral.
Un tercio de la corteza restante es corteza de naturaleza sensorial. A través de los cinco sentidos registra información acerca del estado ambiental o externo; a través de las vías sensoriales “propioceptivas” se informa acerca del estado del medio interno corporal.
La gran mayoría de la superficie cortical del cerebro humano es corteza asociativa. Emplea la información recibida por la corteza sensorial, coteja recuerdos almacenados en sus bancos de memoria, y es la que verdaderamente elabora el telos, la intencionalidad del organismo humano. Es interesante constatar este hecho: en la corteza cerebral hay más brujos que caciques.
En cambio, en nuestro aparato político la participación de actores de tipo asociativo es muy reducida, a pesar de que cada vez su necesidad sea mayor. Un desarrollo político a futuro es el de superar el estilo piramidal, autoritario, cacical de nuestro Estado, por uno en el que tenga más cabida la formación racional, científica, no ideológica, responsable, clínica de las políticas. LEA
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