El artículo que acabó con Stanley

A Rolling Stone hits a McChrystal roof and rests on Petraeus ground.

Barack Obama no tardó mucho en dejar cesante al general de cuatro estrellas Stanley McChrystal, hasta ayer Comandante de la Fuerza Internacional de Asistencia de Seguridad en Afganistán, encargada de diezmar a lo que queda de al Quaeda. McChrystal había cometido la imprudencia de opinar despreciativamente de los más altos funcionarios de seguridad del gobierno presidido por Obama, especialmente del vicepresidente Biden, ante un corresponsal de la revista Rolling Stone encargado de redactar una semblanza del militar. Al caer la tarde del lunes, Tommy Vietor, asistente del Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, había recibido un archivo .pdf del trabajo ya publicado por la revista, y a las 8 de la noche ya Obama lo estaba leyendo.

El general McChrystal fue entonces convocado a Washington, donde se reunió primero con su jefe inmediato, el Secretario de Defensa (Robert Gates), luego de un vuelo de 15 horas desde Kabul, en horas de la mañana de ayer. Minutos después era recibido por Obama en la Oficina Oval, para una charla final de treinta minutos. El Presidente de los Estados Unidos anunciaría después que había aceptado la renuncia de McChrystal.

Tampoco tardó mucho Obama en dar a conocer el sustituto de McChrystal: anunció que había escogido al general David Petraeus, a quien George W. Bush pusiera al frente de las fuerzas estadounidenses en Irak, donde ganó considerable prestigio. Petraeus, que ejercía la jefatura del Comando Central en Florida, aceptó el encargo, permitiendo así a Obama una comprobación vital para apuntalar la confianza de los pocos aliados que quedan a los Estados Unidos en Afganistán: que ha habido un cambio de personal y no uno de política o estrategia. Petraeus es perfectamente conocido en la región de su nuevo trabajo.

Por lo que respecta a la cesantía de McChrystal, no había realmente otra opción. Mantenerlo en el cargo habría equivalido a socavar la autoridad de Biden, Gates y del propio Obama. Cuando éste explicó ayer la decisión, destacó que la conducta de McChrystal, tal como la revelara Rolling Stone, minaba el principio del “control civil de lo militar que está en el núcleo de nuestro sistema democrático”.

También fue generoso con McChrystal, al decir: “Se ha ganado la reputación de ser uno de los mejores soldados de nuestra nación. Esa reputación está fundada en su extraordinaria dedicación, su profunda inteligencia y el amor de su país. Me apoyé en su servicio, particularmente al ayudar al diseño de nuestra nueva estrategia en Afganistán y conducirla. Así que todos los estadounidenses deben estar agradecidos de la notable carrera del general McChrystal en uniforme”.

No es infrecuente que gente con tan señaladas dotes se confíe excesivamente en ellas y cometa imprudencias costosas. LEA

Share This: