El mimo Roy

Ahora, una vez que el recién concluido Mundial de Fútbol masificara el pantalleo—miembros del público pendientes de que las cámaras se fijen sobre ellos para agitarse con saludos y pancartas—, el oficialismo ha adoptado la práctica con fruición. Anteayer actuaron así muchos y muchas de los graduandos y graduandas de licenciados y licenciadas en menciones Culturo y Cultura en el Teatro Teresa Carreño y Carreña. En cuanto se percataban de que estaban enfocados, se reían emocionadamente y mostraban algún papel de difícil lectura.

Ayer, por su lado, el embajador Roy Chaderton hizo gala de recursos adicionales. Poco antes de las once de la mañana, mientras su colega colombiano, Luis Alonso Hoyos, descargaba sus acusaciones contra el gobierno venezolano, se dio cuenta de que una cámara se fijaba en él. Miró por breves instantes directamente a ella, pero pronto inició una recuperación algo accidentada pues, por un lado, preservó el gesto de desagrado al desviar los ojos y luego se tocó la nariz—gesto clásico del mentiroso—y un lado de la cara, antes de comenzar a sonreír mecánicamente, con obvia premeditación, como si indicara falta de seriedad, hasta algo de divertido, en la presentación del Embajador de Colombia. Remató la actuación manteniendo la sonrisa y señalando a alguien, probablemente el embajador de alguna nación del ALBA, a quien se dirigía con el gesto de agitar en su dirección el índice de su mano derecha en señal que parecía aprobatoria. Una secuencia verdaderamente postiza, con demasiados gestos distintos para tan breves segundos.

Su jefe último estuvo gestualmente mejor. A Hugo Chávez le sienta bien la compañía de Diego Armando Maradona. Mientras justificaba la ruptura de relaciones con Colombia no torció la boca, ni aportó los gestos que típicamente le acompañan cuando dice enormidades.

Fueron sus persuasivas palabras las que parecieron traicionarlo, con una sugerencia que pareciera poner en duda la materia de la denuncia colombiana ante el Consejo Permanente de la OEA. Dijo: “Uribe es capaz de mandar a montar un campamento simulado del lado venezolano para atacarlo y causar una guerra”.

Bueno, Uribe no ha hecho eso y difícilmente pueda hacerlo en los quince días que le quedan como gobernante. No es eso lo que Chávez quiso decir, sino sugerir que si por algún azar, un satélite estadounidense lograre fotografiar campamentos extraños cerca de La Villa del Rosario en el estado Zulia, eso sería obra de Álvaro Uribe Vélez.

Pero si esto es así, si Uribe puede hacer eso sin que Venezuela lo impida, la defensa de las fronteras nacionales es muy incompetente. LEA

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