Para una estrellita que hoy cumple años en Argentina
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Pon tu mano entre las mías… / temblarán como un canario / y oiremos las sinfonías / de algún amor milenario.
Alfonsina Storni
Un pájaro no canta porque tenga una respuesta, / canta porque tiene una canción.
Maya Angelou
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El canto de las sirenas podía perder a los navegantes; el de una mujer de buena voz puede enamorar a cualquiera. Gracias a Dios, hay mujeres, y ellas tienen muchas más canciones que los pájaros y las sirenas.
He aquí dieciséis canciones en voces femeninas; creo que son una muestra elocuente para la tesis que antecede. Edith Piaf (Édith Giovanna Gassion), el Pequeño Gorrión (medía 1 metro 42 cms.), es la encargada de comenzarla, con su Hymne a l’amour. Pocas películas son tan completas y satisfactorias como La Vie en Rose, donde Marion Cotillard se destaca en el papel de Piaf hasta el Oscar a la Mejor Actriz en 2007, el primero a una artista en idioma extranjero, cuando se celebraba la octogésima ceremonia de premiación de la Academia de Artes y Ciencias del Cine. Ella nos hizo amar, todavía más, a La Môme.
Edith Piaf – Hymne a l’amour
Bueno, para mí la voz más rica, sabia y expresiva de una cantante viva es la de Barbra Streisand. Pudiéramos poner acá muchas canciones que lo comprobarían, pero sonará primero Moon river, cantada en una emisión de radio cuando contaba 19 años de edad. (El año anterior, había hecho su primera presentación en un club gay de Nueva York). Inmediatamente después, canta en dúo con Donna Summer Enough is enough, tal vez la canción más popular de la música disco. (En una divertida aparición en Inside the Actors Studio, Streisand reconoció a James Lipton que mucha gente creyó que era negra, como Summer, al oír su generosa voz sin haberla visto. Acto seguido, se puso de pie y dijo: «Además, cuento con esto», y se dio una palmada en una notable nalga). Barbra Streisand también recibió un Oscar a la Mejor Actriz (1969) por su papel en Funny girl, y como directora se alzó con el Golden Globe a la Mejor Película por Yentl, en 1984.
Barbra Streisand – Moon river
Barbra Streisand & Donna Summer – Enough is enough
Es también una dama de color Diana Ross, y una magnífica cantante. No lo oculta, al haber filmado Mahogany (caoba), en la que cantó su tema principal: Do you know where you’re going to? En los míticos años sesenta, fue la vocalista principal de Las Supremas; poco después se independizó para una asombrosa y exitosa carrera individual. En 1972 se hizo acreedora al Globo de Oro a la mejor actriz por su actuación como Billie Holiday en Lady sings the blues, papel por el que también fue nominada al Oscar. Escuchemos por ella misma el tema de Caoba.
Diana Ross – Mahogany
Pero muchos connoisseurs sostendrían fervientemente que la reina de las cantantes negras fue Ella Fitzgerald, y no soy quien para contradecirles. En efecto, se la llamó Reina del Jazz, Lady Ella y la Primera Dama de la Canción. No ganó un Oscar, pero sí trece Premios Grammy (incluyendo el Lifetime Achievement Award en 1967), la Medalla Nacional de Arte de los Estados Unidos, la Medalla Presidencial de la Libertad y el Premio Magnum Opus de la Universidad del Sur de California, que mucho la satisfizo. Era, por otra parte, una dama dada a la más generosa filantropía; todavía hoy, la fundación de caridad que estableció en 1993—tres años antes de su muerte a sus 79 años—, y que lleva su nombre, distribuye ayuda monetaria y propaga los ideales humanitarios de la fundadora. Es un privilegio escucharla en esta gran canción, grabada en vivo, de Cole Porter: I’ve got you under my skin.
Ella Fitzgerald – I’ve got you under my skin
Entre nosotros hay también voces supremas, y una de ellas es, sin ninguna duda, la de Soledad Bravo, quien ha cantado de todo. Su padre, un republicano español, la trajo con su familia desde Logroño (La Rioja) para escapar del horror franquista. Acá hizo estudios de Arquitectura y Filosofía en la Universidad Central de Venezuela, y fue en el teatro de la primera facultad donde fue descubierta por Sofía Imber, quien se convirtió en su más entusiasta promotora junto con su esposo, Carlos Rangel. De tendencia izquierdista, cantó y grabó muchas canciones de protesta (ha grabado más de cuatro decenas de discos). Al morir Francisco Franco, regresó a su país de origen; allí y en Francia alcanzó fama muy merecida. Nos entrega ahora la zamba Alfonsina y el mar, que canta el suicidio de la poetisa Alfonsina Storni quien, sola y con cáncer en el pecho, envió a un periódico bonaerense su último poema—Voy a dormir—y se adentró en Mar del Plata para suicidarse de ahogo, como tres años después lo haría Virginia Woolf.
Soledad Bravo – Alfonsina y el mar
Tal vez haya sido Argentina un país con cultura de muerte. Uno podría presumirlo leyendo a Jorge Luis Borges—su cuento favorito era El sur, en el que se preludia un deceso tan ineludible como innecesario, y no es ésa la única muerte en sus narraciones—, pero también recuerdo a mi tío Harry Corothie contándome el luto que vivió horrorizado en Buenos Aires, donde se doctoró en Música llegado como Ingeniero Forestal, a la muerte de Evita Péron; vívidamente describió la enfermiza ciudad engalanada con pendones negros en cada calle y rincón. En todo caso, Andrew Lloyd Webber compuso en honor a ella el musical Evita, del que el número más famoso es la canción Don’t cry for me, Argentina. La famosísima diva Madonna, a quien el Libro Guinness de Récords la tiene como la vocalista que más ha vendido discos en la historia—por sobre 300 millones—, la interpreta de seguidas.
Madonna – Don’t cry for me, Argentina
Un sentimiento muy diferente se manifiesta en una canción de Simon & Garfunkel, la pareja que produjo la música de The Graduate; es su Feeling groovy (excitante, a la moda), también conocida como la Canción del Puente de la calle 59. Nana Mouskouri es la maravillosa voz de Creta que la canta ahora. Si el secreto de Streisand es su apéndice nasal, el de Mouskouri es haber nacido con dos cuerdas vocales diferentes. Sabe cantar, por supuesto, en griego, pero también lo ha hecho en español y portugués, en inglés y alemán, en hebreo y turco, en galés y holandés, en mandarín y maorí, en italiano y en francés. Y es, como Madonna, una gran vendedora de discos; ya sobrepasa los doscientos millones de copias.
Nana Mouskouri – Feeling groovy
Todo lo que hizo musicalmente el grupo (trío) español Mecano es bueno. Sus canciones son música inteligente con letra inteligente, y la vocalista de ellas es Ana Torroja, quien interpreta los memorables números con agradable voz aniñada. Ha hecho carrera por su cuenta, pero son ciertamente los números con los hermanos José María y Nacho Cano los que todos apreciamos. Aquí canta Me cuesta tanto olvidarte.
Ana Torroja – Me cuesta tanto olvidarte
Al separarse de Mecano, Torroja cantaba Porque te vas, de José Luis Perales; pero esta canción es propiedad exclusiva de Jeanette (Janette Anne Dimech). Nacida en Londres de padre belga-congolés y madre española, fue criada en los Estados Unidos antes de sentar plaza muy musical en la patria materna. Jeanette añade al alemán y el francés de Mouskouri, el canto en japonés. Ha colaborado con numerosos artistas—Raphael, Sacha Distel, Mocedades, Julio Iglesias—y se dio el lujo de rechazar una oferta de nadie menos que Michael Jackson por no considerarlo musicalmente afín. ¿Qué tal? También, como Torroja, tiene una voz de niña, aunque canta mejor el éxito de Perales, que es también el de su carrera.
Jeanette – Porque te vas
Es hora de regresar a Francia en busca de Mireille Mathieu. A esta chanteuse se la ha declarado la sucesora de Edith Piaf. Este Gorrión de Aviñón, que debutó ante un público a los cuatro años de edad (ganándose una chupeta), era la mayor de catorce hermanos que vivían en la pobreza. Más tarde vería a Piaf en la televisión, y esto marcó su vida. A la fecha, Mathieu ha grabado más de 1.200 canciones diferentes en nueve idiomas (a pesar de su dislexia), y ha vendido 120 millones de discos. Era dueña de un peculiarísimo vibrato que ha perdido con el tiempo, pero eso no le ha impedido codearse con admiradores políticos como François Mitterrand o Vladimir Putin. Su amable tono intimista es perfecto para cantar Ne me quitte pas.
Mireille Mathieu – Ne me quitte pas
Así como Mecano, el grupo sueco ABBA se caracterizó por la composición e interpretación de buenas y sabrosas canciones. Hasta la grandiosa Meryl Streep quiso protagonizar Mamma mia!, la estupenda comedia musical sobre canciones de ABBA que fue nominada en varios renglones pero no premiada. (Pierce Brosnan recibió el Premio Razzie al Peor Actor de Reparto). Dos eran las vocalistas de este grupo: Agnetha Fâltskog y Anni-Frid Lyngstad (hoy Su Serena Alteza Princesa Anni-Frid Synni Reuss, Condesa de Plauen, luego de su matrimonio con un príncipe alemán de la Casa de Reuss). Es la plebeya de este dúo quien nos canta The winner takes it all, una canción del álbum Super Trouper que hice sonar durante un mes seguido al conocerla cuando mis hijos eran pequeños y me toleraban el abuso. La pieza es referencia al divorcio de Fâltskog y Björn Ulvaeus, uno de los varones de ABBA.
Agnetha Fâltskog – The winner takes it all
Eithne Ní Bhraonáin no es nombre eufónico o fácil de recordar; por eso su dueña prefirió ser conocida como Enya. La cantautora e instrumentista irlandesa es conocida en el mundo entero por sus piezas de textura céltica, que consigue en el folclor de su tierra. En el primer año del tercer milenio cristiano, fue la cantante con más discos vendidos en el mundo. Se ha ocupado hasta del río Orinoco (Sail away), y ha recibido una nominación al Oscar y cuatro Premios Grammy. Nicky Ryan produce sus discos y Roma, su esposa, escribe las letras, a menos que estén en irlandés. Todo lo demás, la vocalización, la percusión y la ejecución de los demás instrumentos, es hecho por la elegante Enya quien, naturalmente, escribe los versos irlandeses. Es ella sola una fábrica de música. Aquí hace sonar todo lo que suena en Only time.
Enya – Only time
Llegados a tierras británicas, consideremos a una cantante que cantando dos veces fue escuchada por cinco mil millones de personas. Es Sarah Brightman, que lo hizo en los Juegos Olímpicos de Barcelona con José Carreras para una audiencia de mil millones de televidentes y con Liu Huan en los de Beijing, cuando fue oída por cuatro mil millones de pares de orejas. (Claro, hay más chinos que catalanes). Se la define como voz del crossover clásico—piezas de música culta que llegan a hacerse populares, como el reiteradísmo Canon de Pachelbel—y logra descollar en tal menester con un rango vocal de tres octavas, un véritable monstre à musique. Tan sólo del dueto que grabó con Andrea Bocelli—Time to say goodbye—vendió doce millones de copias, y ha recogido hasta ahora sólo unos ciento ochenta discos de oro y de platino. La UNESCO la nombró su Artista para la Paz del período 2012-2014, en reconocimiento a su “compromiso con las causas humanitarias y caritativas, su contribución, a través de su carrera artística, a la promoción del diálogo cultural y el intercambio entre culturas, y su dedicación a los ideales y objetivos de la Organización». ¿Qué puede hacerse con un engendro de esa naturaleza? Hay que matarlo. Encaramémosla, pues, en el Titanic (armado en Belfast, en suelo celta) y obliguémosla a cantar el tema principal de la película de James Cameron. Iremos con ella, pues con ella hay que morir.
Sarah Brightman – My heart will go on
Cercanos a Terranova, nos conseguimos a Celine Dion. (Céline Marie Claudette Dion, Compañera de la Orden del Canadá, también condecorada con la Orden Nacional de Québec). Es una cantante magnífica, de dulce y poderosa voz. Su primer disco fue posible gracias a que su futuro marido, René Angelil—un auténtico ángel—, hipotecó su casa para producirlo en 1981, cuando Celine tenía trece años y él 39. (Luego de seis años se empataron y más tarde se casaron, en 1994; en 2000 renovaron sus votos en nueva luna de miel en Las Vegas. Tienen tres hijos varones; dos de ellos mellizos concebidos por fertilización in vitro y traídos por cesárea. Son insistentes en su amor). Dion es la artista canadiense del canto más vendedora de todos los tiempos. Viéndonos pasar, canta My heart will go on, una versión que es a la que escuchamos de Brightman lo que entre sí son las Gymnopedies de Erik Satie.
Celine Dion – My heart will go on
Pero, premunidos por un druida allegado a mares canadienses, nos agenciamos puestos con Brightman en un bote salvavidas y llegamos, a pesar del naufragio, sanos y salvos en el Carpathia a la isla que los lenapes nombraron Mana-hata. La maga Enya dispuso que una máquina del tiempo nos adentrara en el futuro, y en Manhattan escuchamos a Liza Minnelli, la impar hija de Judy Garland, cantar New York, New York. Allí nos quedamos un buen tiempo.
Liza Minnelli – New York, New York
El viaje ha concluido con un descubrimiento: «Sin la música, la vida sería una equivocación», dijo Federico Nietzsche, pero sin la voz de la mujer la propia música sería un error. LEA
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Luis Enrique: excelente obsequio, una gran selección de temas y voces, una gran sorpresa de miércoles!!! Se te agradece, muy cordialmente, Carlos Lee.
Me alegra que lo disfrutes.
¡Excelente compilación! Necesitaba varias voces femeninas para agregar a mi colección. Me voy a permitir hacer una pequeña contribución de mujeres bellas con voces más bellas aún pero en el arte lírico. ¡Aquí va! 🙂
Anna Netrebko. Quando m’en vo-La Boheme (Puccini): http://www.youtube.com/watch?v=oV3F_yNSQwM
Natalie Desssay. Les oiseaux dans la charmille-Contes d’Hoffmann (Offenbach): http://www.youtube.com/watch?v=e1k5l4oiCEc
Elina Garanca. Habanera-Carmen. (Bizet): http://www.youtube.com/watch?v=jGFUKsv1epk
Diana Damrau. Je Veux Vivre-Roméo et Juliette (Gounod): http://www.youtube.com/watch?v=Qo5qZQdbBns
Desirée Rancatore. Ah! non credea mirarti…Ah! non giunge-La Sonnambula (Bellini): http://www.youtube.com/watch?v=vG4QRIdXqFY
Joyce DiDonato. Tanti affetti-La Donna del Lago (Rossini): http://www.youtube.com/watch?v=Zm60GkntPiM
Somos privilegiados por vivir en una época en la que joyas del arte están al alcance de un clic.
¡Gracias por la música doc!
Bueno, un millón de gracias. Son interpretaciones extraordinarias y, por supuesto, no incluí cantantes de ópera, una categoría aparte. Quizás quiera explorar acá Doce canciones para romper el silencio. Incluyen los enlaces para descarga de los archivos de audio. Más en general, quizás quiera hurgar en la sección de Música de este blog.
Y, para propósitos de contraste con la estupenda Garanca, he aquí la Habanera por María Callas:
Ahora, si hablamos de mujeres bellas, no creo que ninguna pueda superar a Angela Gheorghiou:
Buenos dias LEA, solo para saludarle y agradecerle tan valioso aporte. Gracias!!
Gracias a Ud. por el aprecio.
Mis felicitaciones por esta estupenda selección de canciones interpretadas por voces femeninas. Sin embargo, creo que quien canta Alfonsina y el Mar es la gran cantante argentina ya desaparecida Mercedes Sosa. Puedo estar equivocado, pero el acompañamiento de piano y el timbre de voz es el mismo de las grabaciones que tengo de esta bella canción dedicada a la trágica poetisa e interpetadas por la señora Sosa. La interpretación de Madonna de Don’ cry for me Argentina es muy buena, pero para mi la que hizo mucho años antes Olivia Newton-John me parece mejor. Nana Mouskuri, como siempre, canta muy bien y ni que decir de Mireille Mathieu y de la ex Abba Agneta. La gran dama Enya con su voz y su música me traslada a las tierras de los elfos y de los hobbits de Tolkien, en tanto que Sarah Brightman nos lleva a las cubiertas de un fantasmal Titanic. Celin Dion tiene una bella y delicada voz que contrasta con la voz casi agresiva de Liza Minelli. Nuevamente se agradece toda esta música y las voces de grandes y excelentes cantantes
Tiene Ud. razón: es Mercedes Sosa la intérprete de Alfonsina y el mar; he debido equivocarme al montar el archivo en ivoox. Ésta es la versión de Soledad Bravo en YouTube
En verdad, prefiero la versión de un compadre mío, el Dr. Horacio Vanegas, antiguo y muy buen Director del IVIC y un eficaz serenatero. Fue de su voz que escuché la canción por primera vez; la canta sin languidez, más rápidamente, para un efecto estupendo. Gracias por llamar mi atención y la de los lectores del blog.
Del número principal de Evita tengo asimismo interpretaciones de Sarah Brightman, ABBA, Nana Mouskouri, Sinead O’Connor y Barbra Streisand. Hay para escoger, y traté de no repetir cantantes.
La primera vez que escuché esta canción fue en labios de un cantante mexicano de un grupo folklórico que entonaba, entre otros, floklore latinoamericano, y fue en casa de un amigo argentino en Belgrado. Por cierto, Soledad Bravo canta un polo margariteño que no se si su nombre es «El cantar tiene sentido» o únicamente es el primer verso de la canción. De este mismo polo tengo una interpetación con mariachi, aunque la cantante es venezolana, y hay otra versión del mismo polo cantada por Cecilia Todd, quien también canta una que se llama «Los amores de Cabré» y una divertida canción intitulada «La embarazada del viento». Le mando un saludo cordial.
Nuestros polos son música lenta de origen andaluz; de allí que existan en Margarita, pues el oriente venezolano fue colonizado por andaluces. La provincia de Cumaná se conoció primero como Nueva Andalucía, y el carácter de nuestra gente oriental es divertido y exagerado, ocurrente. Su juego favorito es el truco, que quizás sepa Ud. se declara con faroles (bluffs). De allí vienen por cierto, los Alcalá venezolanos, llegados a fines del siglo XVII. José Gabriel de Alcalá y Sánchez, padre de mi tatarabuelo, firmó el Acta de Independencia del 5 de julio de 1811, siendo Diputado por Cumaná. Hay también un Polo coriano (incluido en un disco que Aldemaro Romero hizo para la serie de RCA Victor «Dinner in..», en este caso in Caracas en 1955). En Coro también existe nuestro apellido, aunque tiene origen en Aragón.
La pieza lleva por nombre Polo margariteño («El cantar tiene sentido, entendimiento y razón» es el inicio de su letra), y creo que su mejor intérprete es el ingeniero Carlos Enrique Reyna, quien tiene una dulce voz aguda que es casi de contratenor. (En los Llanos se la conoce como «bien p’arriba»).
Agradezco y retorno su saludo.
Interesantes los datos que me ha dado, sobre todo por los antecedentes históricos en su propia familia. Por cierto, una vez le grabé en vivo a Gualberto Ibarreto otro polo que creo se llama «Alli viene el muerto». Fue en una de esas inolvidable reuniones que organizaba Jesús Puente Leyva e Ibarreto se acompañó sólo con su cuatro. Y en alguna otra reunión, Alfonso Montilla dió una curiosa explicación del origen del polo, situándolo, desde luego, en Andalucía y expresó no saber en que navío llegó a la Nueva Andalucía donde fué el Polo Margariteño. Un saludo.
Se usaba bromear diciendo que en realidad se trataba de un dúo: Gualberto y Barreto. (DRAE: polo. 1. m. Cierto baile y canto popular de Andalucía).
No todos los antepasados fueron tan ilustres. Carlos Iturriza Guillén dice del abuelo de José Gabriel (Diego Antonio de Alcalá y Guevara)—en Algunas familias de Cumaná—que «fue Escribano Público, de Cabildo, de Gobernación, de Vista de Registro y de Juzgado de Hacienda. Capitán desde 1734». Pero anota también que murió a sus 82 años «dejando una considerable fortuna». Con sólo cargos públicos en su haber, para mí que este abuelo de mi tatarabuelo fue un corrupto del siglo XVIII venezolano.
Por lo que se refiere a su tatatatatatatarabuelo, demosle el beneficio de la duda en cuanto al origen de su «considerable fortuna» ya que todo puede ser. Y en cuanto a la broma del dúo «Gualberto y Barreto» voy a ver si cabe un artículo de Rodolfo Izaguirre que leí hoy en la mañana cuando andaba buscando algúna información sobre el poeta Montilla:
Rimsky
Rodolfo Izaguirre
Lunes, 21 de noviembre de 2011
Aprovechábamos las fechas patrias, los puentes festivos y las vacaciones para irnos a Valera porque allí vivían los familiares de Adriano González León, Carlos Contramaestre, Marcos Miliani, Alfonso Montilla, David Alizo y otros conocidos trujillanos.
Desafiábamos las inclemencias de la trasandina y durante el viaje recitábamos poemas, cantábamos canciones recopiladas por García Lorca y boleros que rogaban a Dios mitigar las penas de amor. Lo que mirábamos nos parecía escapado de algún cuadro de Cezanne y el cielo, por momentos, era el que pintaba Vlaminck. ¡Qué alegres éramos; qué brillantes e irresponsables! Félix Guzmán chocó contra el borde de un puente y como única explicación del suceso dijo que el puente estaba mal diseñado.
En Trujillo nos esperaban los tragos, los viajes alocados hacia Escuque y a la casa de Ramón Palomares y allí mismo, en el Alto de Escuque, el agua de manantial de las tías de Adriano parecía brotar del Árbol de la Vida que está en el centro del Paraíso Terrenal. A pesar del oprobio de la dictadura militar de Pérez Jiménez, que tanto pesaba sobre nosotros, nos sentíamos libres y bellos por la única razón de sabernos poetas y de asociar el esplendor de la naturaleza que respirábamos por los ojos con el deslumbramiento que la poesía removía en nuestros sentidos, cada vez más despiertos y ansiosos.
Aquéllos fueron y continúan siendo momentos gloriosos en mi vida y una manera digna que encontré para oponerme al fascismo ordinario del perezjimenismo. Han transcurrido sesenta años y con el mismo vigor, voluntad y esperanza avanzo sin cautela ni temor alguno en mi último viaje hacia la democracia venezolana arrebatada desde hace doce o trece años por otra ingrata sacudida fascista y populista. Trato de beber nuevamente el agua pura como el cristal que brota del Árbol de la Vida y quiero emerger, bañado en nuevas aguas lustrales y mirar con renovada alegría el amanecer de la democracia en el país.
En uno de aquellos viajes de jubilosos arrebatos llegamos a Trujillo, la capital del estado.
Orgulloso, mostré a mis amigos la casa donde se firmó el Decreto de Guerra a Muerte, convertida en museo histórico, y comenté que Pablo Izaguirre Colmenares, mi papá, la alquiló durante la presidencia del general Emilio Rivas en los últimos tiempos del gomecismo y allí fui concebido.
Celebramos la revelación de tan notable acontecimiento en la terraza de un bar y allí reímos, hablamos de literatura y mencionamos a Laudelino Mejías y la delicadeza de «Conticinio», el vals instrumental que compuso en el silencio de una noche en 1922. Desde una mesa cercana nos miraban y escuchaban tres hombres vestidos de dril y sombrero. Lugareños, con toda evidencia, y uno de ellos se levantó y se acercó a nuestra mesa. Se quitó el sombrero, saludó a los jóvenes que él suponía de visita en la ciudad y dijo: «Han mencionado ustedes a nuestro Laudelino. Bueno, si bien Alemania tuvo su Beethoven y Rusia su Rimsky y su Korsakov, ¡Trujillo no es de menos y tiene a Laudelino Mejías!» Nos levantamos, aplaudimos y los invitamos a compartir nuestros tragos. Durante el jolgorio, uno de ellos me dijo: «¡Conocí a Laudelino. Era un hombre feo, pero dulce!» Lo que me maravilló, además del orgullo con el que mencionaban a Laudelino, fue la generosidad con la que aquel hombre, sin pedir nada a cambio, regalaba a Rusia un nuevo compositor llamado Korsakov.
De manera que desde entonces agrego a parejas ilustres como Ortega y Gasset; traumatología y ortopedia o «Gualberto y Barreto», la formada por Rimsky y Korsakov: dos músicos ilustres que surgieron de pronto en un bar de Trujillo junto al nombre indeleble y sonoro de Laudelino Mejías.
Cupo y le envio un cordial saludo expresándole que es un placer leer sus comentarios a mis comentarios.
La sincronicidad jungiana que nos une a Izaguirre—y a Nikolai y Andreievich—horripila. Ud. ha traído a mi blog un regalo inestimable; es un honor recibir el delicioso texto—del 21/11/2011—de quien hacía El cine: mitología de lo cotidiano en nuestra Radio Nacional y tenerle a Ud. como lector y contribuyente. Conticinio, nos dice la Real Academia de la Lengua, es «Hora de la noche, en que todo está en silencio». No debo romperlo, entonces; que sea taciturna mi gratitud.
Caramba luis enrique que buena recopilacion e informacaion de voces femeninas
Gracias por ese regalo
Saludos mary
La aprobación me alegra.
Mi querido Luis, gracias por este maravilloso viaje por la música, con estas maravillosas cantantes. Lo disfruté muchísimo!!!