Bote salvavidas: Lancha que sirve para que se ahoguen juntos los que se iban a ahogar por separado.
Enrique Jardiel Poncela – Para leer mientras sube el ascensor
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No hay democracia sin partidos, repetía Ramón Guillermo Aveledo el 6 de octubre para la web de El Nacional y su originalísima sentencia era rebotada, con entusiasmo, en el espacio virtual por frenéticos tuits de esa misma fecha. A juzgar por ese concepto, la Mesa de la Unidad Democrática hace honor a su nombre, pues son más o menos treinta partidos sus miembros; es mucha democracia.
Para la elección del 7 de octubre, no todos los partidos—algunos entran y salen, otros se fusionan o cambian el nombre—fueron con tarjeta propia. Los venerables AD y COPEI, por ejemplo, así como Proyecto Salas Gallo-Pollo (perdón, Proyecto Venezuela), optaron por no exponerse al conteo y decidieron «ir con» la tarjeta MUD Unidad. Otros han añadido la palabra o el concepto de unidad a sus denominaciones: Unidad para Venezuela, MIN Unidad, Unidos Visión Venezuela, Unidad DR, Unidad NOE. (En la lista oficial de la MUD aparece también el vetusto nombre de Unión Republicana Democrática). Muchos fueron los que quisieron montarse en el bote salvavidas, en el autobús del progreso.
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He aquí una tabla que registra el desempeño de las distintas tarjetas el pasado domingo:
(Los votos reportados luego para Capriles Radonski fueron 6.499.575, vs. 8.136.637 para Chávez Frías. La proporción de las distintas tarjetas de la MUD no varía sustancialmente).
Resulta claro que Primero Justicia alcanzó su objetivo: siendo que el candidato de la MUD es miembro suyo, quiso ir con tarjeta propia para medirse y emerger, circunstancialmente, como el «primer partido de la oposición». Esa jugada era, obviamente, un tiro al piso. La gran mayoría de los votantes sabe que Capriles es un primojusticiero, y era natural que una buena cantidad de los votos a su favor desaguara por el canal de su partido. PJ—Primero Julio, al decir de Leopoldo López y Ramón José Medina—estuvo muy cerca de la votación por la tarjeta unitaria y diez puntos por encima de Un Nuevo Tiempo, que es porcentualmente la ventaja que Chávez obtuvo sobre su contendor. (Ahora se razona que esa diferencia es un gran progreso del autobús respecto de la elección de 2006—cuando Chávez superó a Rosales por 26 puntos—, y que la pérdida no fue por mucho; los estrategas zulianos pudieran aducir lo mismo en esto de determinar cuál es el principal partido de la oposición. Ya lo harán).
Las tres primeras tarjetas (MUD, PJ, UNT) representaron el 80% (79,8%) de la votación a favor de Capriles. Si se considera las cinco primeras, añadiendo el «popular» partido de Leopoldo López—ex Primero Justicia, ex Un Nuevo Tiempo—y Avanzada Progresista, refugio de los ex chavistas Ismael García, Henri Falcón, el «Gato» Briceño y algunos ex adecos y otros izquierdistas menores, se alcanza 90,9% de los votos de la oposición. Así se repartió la torta, y ya Moverse no puede moverse más, porque llegó en el último lugar.
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Las reacciones dignas en el mundo opositor llaman a no rendirse; así razonan los dirigentes de la MUD y el candidato mismo, tanto Julio Borges como Teodoro Petkoff: que Chávez tiene a «la mitad del país en contra», que el vaso está medio lleno. No alcanzan al obvio corolario: que Capriles tiene más de la mitad de la población en contra. Y ahora se escucha lo mismo que se decía tras la elección presidencial de 2006, cuando se creyó que Rosales era el líder que a la oposición le faltaba. (Ver la Lectura recomendada de esta semana en este blog: Medio líder). Ahora se cree haber encontrado esa figura en Capriles, sobre todo porque tuvo un desempeño mejor que el del zuliano. Si éste no ganó en ningún estado del país (sólo en el municipio Maracaibo), Capriles superó a Chávez en Mérida y Táchira, que eran los únicos estados—más Trujillo—donde COPEI, fundado en 1946, ganaba tradicionalmente con la afluencia del gomecismo (hegemonía andina) desplazado por la revolución protagonizada por militares y Acción Democrática en 1945. Son cosas que se han dicho antes: luego del revocatorio de 2004, la elección de gobernadores en 2008 y la minoría en la Asamblea Nacional en 2010. La MUD casi que celebra, como aquel entusiasmado argentino luego de la Guerra de las Malvinas: «¡Che, quedamos subcampeones!»
Ahora bien, como Manuel Rosales, Capriles tendría que ejercer el tal liderazgo de la oposición en el tiempo que le dejaría el ejercicio de la Gobernación del Estado Miranda (¿medio tiempo?), si es que gana la elección decembrina en la que ha decidido participar 72 horas después de cesar como candidato presidencial. Tendrá por competidor a Elías Jaua, en un estado que se suponía suyo y en el que no pudo ganarle a Hugo Chávez, quien lo superó por unos siete mil votos. A comienzos de 2007, cuando una buena parte de opositores entendidos creía con fe de bretona que Rosales era ese líder que la oposición «tanto había buscado», el Dr. Ramón J. Velásquez mostró su molestia por la nueva candidatura del zuliano a la Alcaldía de Maracaibo. (El segundo parágrafo del Artículo 160 de la Constitución especificaba entonces que los gobernadores en ejercicio sólo podían presentarse una vez a la reelección, y Rosales ya había sido reelecto el 31 de octubre de 2004). El ex Presidente dijo a una reunión de una fracción de aquellos entendidos: «¿No y que era un líder nacional? ¿Cómo es eso de refugiarse en una alcaldía? ¡Jefe es jefe!» Capriles sigue los pasos de Rosales con su mismo justificativo: Más vale pájaro en mano que cien volando. (En realidad treinta, el número de partidos que componen la MUD). El franciscanismo de Capriles no llega hasta prescindir así como así del presupuesto del estado Miranda.
¿No es una de las críticas que se hace a Hugo Chávez que además de su cargo público ejerce muy activamente la jefatura del oficialismo como Presidente del PSUV?
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Un automatismo que no deja de ser conmovedor postula que «lo que hay que hacer», «lo que tenemos que hacer», es preservar el «capital político» obtenido el 7 de octubre. Esto es una ilusión de base lingüística: la mera conjunción del sustantivo capital y el adjetivo político. Ese capital fue gastado íntegramente el domingo pasado; Chávez no tiene un «capital» de ocho millones de votos ni Capriles uno de seis millones y medio. (Como no tenía siquiera el capital de 53,11% de electores mirandinos que lo eligieron en 2008; el domingo obtuvo el apoyo de 49,51%). En cada campaña hay que empezar de nuevo; la conciencia de la gente no es un mineral cristalizado para siempre. Y la primera persona del plural en «tenemos» se refiere, por supuesto, a quienes se definen como antichavistas. Esta gente alienada (fuera de sí, referida a algo externo y no a sí misma, sin sustancia propia) puede conformarse con el liderazgo del «Flaco»—como hay innumerables referencias en Twitter y Facebook a Capriles Radonski—por el mero hecho de que él no es Chávez, pero la cosa no será tan fácil en el seno de la central opositora. Dicho sea de paso, en una de sus ineficaces imitaciones de Chávez, Capriles adquirió la costumbre de referirse a él mismo en tercera persona, y hablaba en su mítines del «Flaco» y de «Capriles» o «Capriles Radonski». David Owen anotó como uno de los rasgos de lo que llamó enfermedad hibrística la «tendencia a hablar de sí mismos en tercera persona o con el plural mayestático». (In Sickness and in Power, 2008).
Tampoco se acerca la aprobación de la oposición organizada al volumen de votos obtenidos por Capriles el 7 de octubre. En la cuarta semana de septiembre, Datanálisis levantó los datos de su Tracking telefónico nacional; en el rubro de autodefinición política encontró un 42% de entrevistados que se identificaban con el oficialismo o chavismo—menos que el 54% que terminó sufragando por Chávez—y sólo 17,6% que lo hacían con la oposición o el antichavismo; 33,4% se denominó Ni-Ni y 7% no supo o no contestó. Claro que Datanálisis no es la encuestadora favorita de los opositores, aquella que habló primero de «empate técnico» y luego, para el 2 de octubre, de la victoria de Capriles por 4,6% de ventaja. («Alguien está mintiendo». Saúl Cabrera, Vicepresidente de Consultores 21). Los votos por Capriles no son de la Mesa de la Unidad Democrática.
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Una cosa es el liderazgo del capriloradonskismo y otra muy distinta el de los factores formales de oposición, reunidos en la Mesa de la Unidad Democrática. Esta organización de organizaciones o «movimiento de movimientos»—lo que se necesita es una organización de ciudadanos—dista mucho de ser un movimiento homogéneo. En famosa entrevista a Ciudad Ccs—un diario al que también han concedido sus declaraciones Julio Borges y Eduardo Fernández, entre otros opositores—dijo Henry Ramos Allup (9 de marzo de 2011): «Bueno, la política suele hacer extraños compañeros de cama. Hoy compartimos propósitos, no ideales ni visiones».
Por otra parte, la MUD misma, su secretaría, es objeto de competencia. Ya se comenta que Ramón José Medina buscará postularse como sucesor de Ramón Guillermo Aveledo, y ésta sería sólo una de las luchas internas en su seno. No todos querrán admitir a Capriles como líder único de la oposición, y más de uno querrá ser candidato presidencial en 2018 o aun antes, si es que una incapacitación de Chávez da paso a una nueva elección según lo contemplado en el Artículo 233 de la Constitución: «Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. (…) Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los treinta días consecutivos siguientes».
Pero peor aún es que la MUD no ha logrado desprenderse de su imagen de vieja política, por más que Capriles dijera en su campaña que la había superado. La MUD es hija de la extinta Coordinadora Democrática, a juzgar por su composición:
El 60% de las organizaciones que componían la Coordinadora Democrática forma ahora parte de la Mesa de la Unidad Democrática; en cualquier caso, sus miembros más importantes y vocales: Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática, COPEI, Movimiento al Socialismo, La Causa R, Proyecto Venezuela. Entre las que estaban y no están han desaparecido algunas; otras han cambiado de nombre o se han fundido, y entre las que están y no estaban hay un buen número que no existía cuando se despachaba los asuntos de la oposición desde la quinta Unidad en la popular y populosa barriada de Campo Alegre.
Cuatro días después del referendo revocatorio de 2004, la Carta Semanal #100 de doctorpolítico estableció un símil que precedía a una conclusión:
Si tuviéramos, Dios no lo permita, un pariente con tan grave dolencia que ameritara la atención de toda una junta médica; si este cuerpo de facultativos intentase primero una cierta terapéutica y con ella provoca a nuestro familiar un paro cardiaco; si a continuación prescribe un segundo tratamiento que le causa una crisis renal aguda; si, finalmente, aplica aún una tercera prescripción que desencadena en nuestro deudo un accidente cerebro-vascular, con toda seguridad no le querremos más como médicos.
Y ésta es la estructura del problema con la Coordinadora Democrática. La constelación que se formó alrededor de ella, no sin méritos que hemos reconocido, nos llevó primero a la tragedia de abril de 2002, luego a la sangría suicida del paro, finalmente a la enervante derrota del revocatorio. (Para no agregar al inventario una nutrida colección de derrotas menores). No hay vuelta de hoja. No podemos atender más nunca a esa dirigencia.
La hija y heredera de aquella otra organización de organizaciones, que no de ciudadanos, ha vuelto a fracasar. La misma dirigencia que entregó íntegra al gobierno la Asamblea Nacional en 2005 y fue incapaz de obtener una mayoría de curules en la de 2010—tampoco numérica: PSUV 48,13%, MUD 47,22%—, la organización que ni siquiera existía en 2007 cuando el gobierno perdió, fundamentalmente por abstención entre sus filas, el referendo sobre las reformas constitucionales de 2007, la que en el mejor de sus intentos hasta ahora logró cinco de veintitrés gobernaciones en 2008, ha aplicado un nuevo tratamiento que no cura al paciente de su chavoma.
Si la oposición tuvo su mejor desempeño desde 1998 es porque esta vez derrotar a Chávez era más fácil que nunca. Un artículo en TIME Magazine del día siguiente a la elección apuntaba:
Pero los venezolanos tenían más razones que nunca para votar en contra de Chávez en estas elecciones—delitos violentos y rampantes que han significado para el país la tasa más alta de homicidios de América del Sur, la mala gestión económica que ha producido una de las tasas de inflación más altas del mundo, la corrupción oficial que ha comenzado a recordar a los venezolanos la sordidez que Chávez condenara cuando llegó al poder—, y el hecho de que la mayoría no lo rechazara habla menos del duro ventajismo de Chávez que del persistente fracaso de la oposición en ofrecer una alternativa convincente.
Se trata de la misma gente. Es gente, hay que reconocerlo, muy consistente: volvió a poner la torta, aunque haya sido una torta más pequeña. LEA
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Felicitaciones Luis Enrique por tus artículos.
Descubrí tu pagina web antes de las elecciones y ahora es consulta obligatoria para mi.
Coméntame por favor lo siguiente:
Después de haberme leído este artículo y los demás vinculantes, creo entrever que Capriles comete un error al pasar de líder nacional a líder regional. Chavez lo va a medir con Jaua y pudiera quedar Capriles mal parado.
Ratifica a Diosdado (JVR) en el Congreso en caso muera antes de la posesión del 10/01. Maduro como Vice-Presidente en caso de que muera después (asumiendo que tiene cáncer y es terminal por supuesto). Chavez va a utilizar toda su maquinaria, dinero y poder para que su gente de confianza gane en las regionales. Esto se ve como un plan de batalla militar y si lo ejecuta como hizo en las presidenciales, bueno, creo que la cosa se pondría color de hormiga para los opositores.
Que chances le ves a la oposición y que escenarios manejas?
Saludos y un abrazo,
Juan Esteban Gandica
Cada cierto tiempo, converso con el Chamán del Guaraira Repano, quien tiene muy buenos contactos. El miércoles de esta semana me confirmó que Chávez ha emitido órdenes de recuperar ciertas gobernaciones; alguna como la de Zulia pudiera dejarse a la oposición, pero quiere retomar Lara, Carabobo y muy especialmente Miranda.
La oposición debe remontar el efecto de la derrota—depresión post partum o post abortus—y la prédica acerca de fraude, que cunde en grupos de opositores a pesar de que las autoridades de la MUD y el mismo ex candidato presidencial han señalado que no existe la más mínima evidencia de tal cosa. Los irredentos de la explicación fraudulenta siempre han hecho daño a la propensión a votar de la población opositora. (Comenté esto en entrevista de un poco menos de diez minutos que me hiciera Manuel Felipe Sierra. Su archivo de audio está ahora en la esquina superior izquierda de este blog).
Más allá de esto, no tengo ni información cuantitativa ni he formulado escenarios. Obviamente, si Capriles no es capaz de ganar el estado donde no pudo vencer a Chávez, recibirá un golpe político mortal.
La MUD, por su parte, confirma su anclaje en la «vieja política» al designar a Antonio Ledezma en la coordinación de campañas regionales. En recientes declaraciones (11 de octubre), apoyó la postulación de Capriles a la magistratura regional en estos términos: «Es un gesto propio de los que corren riesgos». (???) Me parece que es todo lo contrario: Capriles no toma el riesgo del liderazgo nacional al calcular que su supervivencia se asegura en el estado que ya ha gobernado.
Muy buena tu respuesta en el primer párrafo; puro realismo mágico.
Referente al segundo párrafo, estoy de acuerdo en ayudar a cerrar el debate sobre el fraude. Como dijo CAP: es un auto-suicidio..
Tu ultimo párrafo asoma una realidad peligrosa: la «vieja política» con todos sus vicios y acostumbrados a «sobrevivir clientelarmente» del Estado, esta tomando un aliento otra vez.
Pienso, hasta que punto Capriles sirvió de tonto útil de esta «vieja política» para tener momentum en las regionales, su verdadero y mas profundo propósito.
Lo de Chamán del Guaraira Repano es un nombre-código que empleo para referirme a una persona real, muy competente en el análisis político, que usualmente prefiere permanecer anónima. Pudiera no mencionarla en absoluto y presentar sus análisis como míos, pero no acostumbro a ganar indulgencias con escapulario ajeno. (De mi Código de Conducta: «Reconoceré según mi conocimiento y en todo momento la precedencia de aquellos que hayan interpretado antes que yo o hayan recomendado antes que yo aquello que yo ofrezca como interpretación o recomendación, y estaré agradecido a aquellos que me enseñen del arte de la Política y procuraré corresponderles del mismo modo»).
Es sorprendente la coincidencia; cuando iniciamos la conversación del miércoles pasado en presencia de otros dos amigos, el Chamán comenzó su exposición diciendo que detrás de Capriles operó una cábala de gente poderosa que había decidido poner mano al Estado venezolano. Han fracasado en el intento más reciente, pero no han cesado en su deseo. Ahora piensan en la posibilidad de una segunda elección en el caso de la incapacitación de Chávez. No se refería a la MUD.
Prefiero no psicologizar demasiado; quien conoce sus propósitos verdaderos y profundos es Capriles. Me temo que creyó que podría ser Presidente.
Tu articulo ‘Segunda Elección» era un de los artículos vinculantes a los que me refería en el comentario original. Muy bueno también. Como expones allí, Capriles iría a medirse de nuevo, sin necesidad de llamar a primarias en la oposición en caso de que Chávez quede incapacitado, si es que pudiera quedar incapacitado. Posiblemente, y como asomas, sin la MUD o cualquier sentido de unidad. ¿PJ solamente? Craso error, pero el ego es grande.
Lo que no me cuadra es: si Chavez está tan mal que le pronostican una aceleración de la enfermedad a partir de este noviembre (Dr. Marquina en tu artículo ya citado), ¿por qué reducirse (Capriles) en lanzarse en unas elecciones regionales y no esperar como caimán en boca’e caño a algo que está a días, meses de distancia?
Ya empezaron a montar la matriz de opinión, donde «astrológicamente» pronostican la muerte de Castro e inmediatamente después la de Chávez. El punto a tomar en consideración a lo que escribo en este párrafo es que la única esperanza de los opositores es la desaparición física de Chavez. No existe una propuesta de país. Es lo que llaman «liderazgo negativo». Cuando muera, la oposición de dispersa ya que la razón que los une no existe más. Se lanzan por separado porque creen se la están comiendo y cuando se vayan a enfrentar al «bloque» del régimen, zuaaass.
Gracias por el nuevo aporte a este blog.
Este artículo refleja más que un análisis explicativo de lo pasado, la precaución que habría de tener para no reincidir en los errores o imprecisiones que llevaron a la derrota de la oposición. Sin embargo, como otros tantos consejos o recomendaciones que dicta la moral, la ética o el mismo sentido común, será ignorado y desoído por aquellos que siempre tienen una explicación y son los predisgitadores de excusas y justificaciones a las más dispares acciones, con tal de conservar sus respectivas posiciones de poder o de acceso a este.
Prefiero eliminar nombres y referirme a los actores como agentes. El Doctor Político diagnostica exactamente que el agente o enjambre de agentes que aspiran el poder, tiene casi más abejas reinas y zánganos que abejas obreras, pero estas insisten que el enjambre de abejas reinas es lo «democrático». Por otro lado, los que ejercen el poder, alaban a su única abeja reina y las abejas obreras salen tarde a volar después que les prometen miel gratis o más miel. Entranto, las aspirantes al poder están celebrando anticipadamente y soberbiamente el éxito de sus planes y elucubraciones.
Entre dos ambiciones ciegas y probablemente inmorales se estrangula el futuro del país como un todo.
Lo peor que tiene la oposición y el chavismo no es lo que los diferencia, sino peor aún, en lo que son similares y se parecen más: nepotismo, en Barinas, Carabobo y Zulia, como muestra. Valor de las maquinarias en ambos contendores. carrera política como coartada de enrriquecimiento y poder. Culto a la personalidad y actitud infantil de los seguidores, tanto cuando triunfan como cuando pierden. Pero perder siempre tiene una causa externa. El culto a la personalidad impide en que los candidatos pierdan, sino como bien lo expone el doctor político, quedan de subcampeones.
No sólo son expertos los dos bandos en eso de la realpolitik, tienen el Principe escrito en el ADN y no requieren leerse el libro. Saben lo que es no tener poder o plataforma de poder en Venezuela. Por eso, si el expresidente Bill Clinton o George Bush regresaran a los estados de Arkansas y Texas para reelegirse como gobernadores como una vez lo fueron antes de ser presidentes, sería el fin del mundo,para que lo entiendan los Tirios, o como si Stalin regresase a Giorgia o Andropov a la KGB después de haber sido «presidentes» de la finada URSS, y nunca bien llorada para que los troyanos entiendan también.
Regresar a una gobernación después de haber sido candidato presidencial más allá de lo ético-moral, puede ser una estrategia de sobrevivencia contra la competencia interna del enjambre de abejas reina de la oposición. Es un punto imitado de la conducta de desde la vicepresidencia se va a una gobernación, total «hay que ir donde la revolución lo necesite a uno». Lo cierto es que los días pasarán y mientras los que «ganaron» celebran su «vistoria» y los que perdieron, perdón, los que quedaron subcampeones pontifican y racionalizan cómo lograron su vicecampeonato, las abejas reinas de los dos enjambres enfrentados reciben sus respectivos sueldos, viáticos, honores, cupos, carros, guardaespaldas y tiempo de exposición en los medios. ¡¡¡Qué buen negocio!!!! ¡¡¡¡Quién dijo que el mejor negocio siempre era el petrolero!!!!
En fin, mientras un bando se gasta la vida y el dinero de todos en la creación de la Unión de Repúblicas Bolivarianas del Mundo y que la oposición se vaya del país y mientras los factores hiperpoderosos de la oposición sueñan en que todos los chavistas regresen a sus guetos y no salgan más de allí y puedan disponer de los recursos que hoy maneja el gobierno para poder ir a descomprimirse y desestresarse a Miami o Gstaad, el país seguira perdiendo las oportunidades de ser mejor y de evolucionar, y todo por las mentiras y falsedades que enmarcan la conducta política de los que usufructan el poder en Venezuela.
Doctor político: por favor, acuda de cuanto antes a la sala de emergencia, los campeones y vicecampeones están indigestos, enfiebrados y delirando. Lleve equipo de resucitación.
Un abrazo.
Brillante como siempre.
Quienes se topaban a Henrique Capriles en sus recorridos de campaña por Venezuela comenzaron a experimentar raptos de euforia. En cada pueblo empezó a gestarse un tumulto dispuesto a arropar al candidato hasta la asfixia, de mujeres que lo pedían en matrimonio, de señoras que le regalaban estampas de santos, de hombres afanados en estrecharlo. Esto no ocurría hace dos años, cuando Capriles empezó a dar la vuelta al país con la idea de disputarle a Hugo Chávez la Presidencia en las elecciones de este domingo y estropearle el plan de ser reelegido por cuarta vez. Capriles despierta ahora fervor, como no lo hizo ningún otro oponente de Chávez. Antes era sólo un buen muchacho.
De ser como Ud. dice, y creo que su descripción se acerca mucho a la verdad, las razones del fenómeno serían estrictamente emocionales. Éstas son las emociones negativas asociadas al repudio a Chávez, y cualquier otro candidato opositor hubiera capitalizado para sí esas mismas emociones. Si Capriles mejoró el desempeño de las candidaturas de oposición—respecto de Rosales, por ejemplo—tal vez eso se deba a lo que Chávez destacara ayer: que su condición física le impidió desarrollar una campaña más activa. Aunque no creo en la causación simple de procesos sociales, lo cierto es que, como lo puso TIME Magazine, Capriles no pudo o no supo articular «una alternativa convincente».