Hay que consultar a la Corona

El sábado 27 de octubre de 2012, hace tres días, dediqué el segundo segmento de la emisión de esa fecha del programa Dr. Político, que se transmite por Radio Caracas Radio, a iniciar la consideración del tema del bendito poder comunal, que promete tomar nuevos aires con el reclamo que Hugo Chávez hiciera a su equipo de gobierno a poco de ser reelecto el pasado domingo 7: «¿Dónde está la comuna? ¿Acaso es sólo para el Ministerio de la Comuna? Voy a tener que eliminarlo porque piensan que le toca a éste nada más. Hemos asumido que el problema de las comunas es de un ministerio y eso es un gravísimo error que seguimos cometiendo. (…) No se ven por ningún lado y tampoco el espíritu comunal, que es hasta más importante. ¿Será que yo seguiré clamando en el desierto por cosas como ésta?” (20 de octubre).

Hay una Ley Orgánica de las Comunas, aprobada por la Asamblea Nacional el 13 de diciembre de 2010; el oficialismo no podía esperar: el 26 de septiembre de ese año se había elegido un nuevo cuerpo legislativo que entraría en funciones el 5 de enero del año siguiente, y ya no dispondría entonces de las dos terceras partes de las curules, necesarias para el trámite de una ley orgánica según el Artículo 203 de la Constitución. Al estilo útil de la legislación chavista, un conjunto de definiciones precede a la mayor parte del articulado de esa ley; en el numeral 10 de su artículo 4 se lee: «Estado comunal: Forma de organización político-social, fundada en el Estado democrático y social de derecho y de justicia establecido en la Constitución de la República, en la cual el poder es ejercido directamente por el pueblo, a través de los autogobierno [sic, en el Nº 6.011 Extraordinario de la Gaceta Oficial] comunales, con un modelo económico de propiedad social y de desarrollo endógeno y sustentable, que permita alcanzar la suprema felicidad social de los venezolanos y venezolanas en la sociedad socialista. La célula fundamental de conformación del estado comunal es la Comuna».

Es clarísimo que esa previsión y, por consiguiente la ley entera, son inconstitucionales. Por una parte, la Constitución establece en su Artículo 168: «Los Municipios constituyen la unidad política primaria de la organización nacional…» Luego, el texto constitucional no menciona ni una sola vez la noción o el término «comuna», como tampoco las palabras «socialista» o «socialismo». En cambio, dice cosas como la siguiente, en el Artículo 102: «La educación es un servicio público y está fundamentada en el respeto a todas las corrientes de pensamiento».

A pesar de esto, el Presidente de la República insiste en hablar del tema en forma engañosa, falaz. En alocución del día 26 citó como «demostración» de que las comunas son entidades previstas en la Constitución, el Artículo 308 de ésta, que dice: «El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria, las cooperativas, las cajas de ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa y cualquier otra forma de asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo, bajo régimen de propiedad colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del país, sustentándolo en la iniciativa popular. Se asegurará la capacitación, la asistencia técnica y el financiamiento oportuno». No hay que ser tan aventajado como Hugo Chávez para entender que una cosa es proteger o promover formas de asociación comunitaria y otra muy distinta construir un «Estado comunal», que tampoco es lo mismo que un «Estado de asociaciones comunitarias»; si se siguiera su «lógica» pudiera concluirse que ha sido autorizado suficientemente para establecer un «Estado de cajas de ahorro».

No nos protegerá de tal despropósito el Tribunal Supremo de Justicia. Su propia Sala Constitucional ya ha demostrado que es capaz de mutilar la Constitución cuya integridad debiera preservar a toda costa. (Ver en este blog Constitución amputada). Lo único práctico y conducente es apelar al juicio y voluntad de la Corona, que es el Pueblo, el Poder Constituyente Originario, el enjambre ciudadano.

Necesitamos celebrar un referendo consultivo sobre estas pretensiones del presidente reelecto. En el día de ayer, ha dicho en entrevista de Noticias 24 el Secretario General de Acción Democrática, el Sr. Henry Ramos Allup (quien habló de varios temas políticos del día con inteligencia y sensatez): “Ojalá se hiciera una especie de referéndum, donde independientemente de campañas, de discursos y de carisma se le pregunte a los ciudadanos si quieren un régimen parecido al comunismo cubano”. He aquí el audio de esa breve declaración (la entrevista completa puede escucharse en la web de Noticias 24):

Ramos Allup

Es curioso, porque dos días antes yo había recordado por Radio Caracas Radio que expresé, no un deseo como Ramos Allup, sino una proposición concreta a ese respecto en 2009: «La mayoría abundante que no quiere un régimen socialista para Venezuela debiera apoyar la convocatoria, por iniciativa popular, de un referéndum consultivo sobre dicha posibilidad…» (En Parada de trote, Carta Semanal #341 de doctorpolítico, 23 de julio de 2009). Acá está el fragmento de la emisión #16 de Dr. Político por RCR:

Dr. Político

¿Será que Ramos Allup pone el dial de su radio en 750AM los sábados a mediodía? Probablemente sus declaraciones de ayer sean una coincidencia insignificante y, en todo caso, él pudiera refugiarse en el dictum de Jorge Luis Borges: «Uno crea sus propios precursores». Lo cierto es que esto consta en la página 368 de Las élites culposas:

…lo que era una recomendación de perfecta lógica política [el referendo sobre el socialismo], fue torpedeado insistentemente, con evaluaciones ligeras o interesadas y aun con descaradas mentiras. (…) Dos personas importantísimas para mí (…) encontraron mucha virtud en la idea. (…) también entendía la solidez del concepto estratégico y, gracias a él, hasta Lewis Pérez llegó a aceptarlo. Pero Henry Ramos Allup dijo a este último que la cosa era una locura.

No tiene la menor importancia la paternidad de la idea, como tampoco la secuencia contradictoria de Ramos Allup. Lo que es importante, obviamente, es la convocatoria del referendo y su celebración. Pero creo además que esa convocatoria, por iniciativa popular—menos de dos millones de firmas, que son medio millón menos que las recabadas en 2004 (con un registro electoral más pequeño) para el referendo revocatorio—, no deberá provenir de «la oposición», de la Mesa de la Unidad Democrática o de Acción Democrática u otro partido cualquiera que la integre. Esa iniciativa no debe partir sino de una asociación civil de propósito único: el de convocar un referendo consultivo sobre la implantación caprichosa e inconstitucional de un régimen socialista en Venezuela. Por supuesto, bienvenido sea el apoyo de opinión del inteligente Secretario General de Acción Democrática, que en 1999 se postulara para una diputación a la Asamblea Constituyente fuera de AD, por iniciativa propia. (Cf. Luis Enrique Alcalá: Las élites culposas, Libros Marcados, pág. 118). Pero la acción de convocatoria no debe ser una decisión de la MUD porque, entre otras cosas, hay gente sinceramente convencida de las bondades del socialismo que también apoyaría ese referendo. (Ver en este blog Doctrina del referendo sobre el socialismo, 9 de junio de 2010).

Es hora de que la Corona se pronuncie. De haber encontrado la proposición apoyo suficiente cuando fue formulada, hace más de tres años, jamás hubiera podido aprobarse el adefesio de la Ley Orgánica de las Comunas. Pero bueno, como dice el título de esta nota, más vale tarde que nunca. LEA

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