La música es un universo; todo cabe en ella. Por supuesto, el arte pictórico, desde el figurativo hasta el abstracto, pasando por el cubista. Erik Satie sostenía que sus Gymnopédies se entendían mejor como un cuadro cubista: la misma cosa vista desde ángulos diferentes. He aquí las tres que compuso para comprobar su pretensión: en ejecución las dos primeras del fino pianista francés Philippe Entremont, la última en versión de la Orquesta de Cámara Orpheus según la instrumentación de Claude Debussy.
Gymnopédie #1 – Lent et douloureux
Gymnopédie #2 – Lent et triste
Gymnopédie #3 – Lent et grave
También se puede, simplemente, musicalizar un ejercicio en cubismo con alguna obra que le sea afín. Por ejemplo, la Nana de Manuel De Falla acompaña acá el despliegue del Guernica de Pablo Picasso (mencionado en Las músicas azules), enriquecido con la tercera dimensión que propone la ilusión de la cinematografía:
El estupendo compositor estoniano Arvo Pärt también ha hecho música con esta idea de la yuxtaposición. Así ha creado Spiegel im spiegel (Espejo sobre espejo), en alusión a las imágenes especulares infinitas que se obtiene con el enfrentamiento de dos superficies bruñidas:
Spiegel im spiegel
Por su parte, el inglés Edward Elgar compuso un ciclo de cinco canciones a las que podríamos llamar Marinas en castellano (Sea pictures), para soprano y orquesta. Acá está la que a mi gusto es la más hermosa de ellas (la cuarta: Donde yacen los corales) en la voz de Jane Baker—Dame of the British Empire—acompañada por la Orquesta Sinfónica de Londres que dirige Sir John Barbirolli:
Where corals lie
Compatriota de Elgar, Benjamin Britten supo dar esencia de gélida pintura a los Cuatro Interludios marinos que compuso para su ópera Peter Grimes. (Apropiadamente, pues la acción transcurre en un pueblo ficticio de la costa este de Inglaterra en el muy frío Mar del Norte). Esto se hace más patente en el tercero de tal grupo: Luz de luna, que aquí interpreta la Orquesta Sinfónica de Boston (en la fría costa este de Nueva Inglaterra) bajo un director inusual: Leonard Bernstein.
Moonlight
Estando en campo operístico, recordemos que el señor Giacomo Puccini tuvo dos pintores como personajes. Marcello es el pintor en La Bohéme, y Mario Cavaradossi, su colega, es el protagonista de Tosca. Mientras este último pinta un cuadro de la Magdalena, canta el aria Recondita armonia hablando de su tarea, lo que nos ofrece pretexto para escuchar la voz única, invicta, la voz de titanio de Jussi Bjoerling:
Recondita armonia
Pero son los gloriosos Cuadros de una exposición, la maravillosa suite de Modesto Mussorgsky, la más explícita representación musical de la obra pictórica; en este caso, de la exposición de varios cuadros del pintor y arquitecto Viktor Hartmann, amigo del compositor y su aliado en la proposición de un arte esencialmente ruso. Originalmente compuesta para piano, fue orquestada, entre otros, por Maurice Ravel. Es su versión la más frecuentemente interpretada. (Acá la oímos por la Orquesta Sinfónica de Chicago, bajo la sabia batuta de Sir Georg Solti). Uno de los números de la suite de Mussorgsky (Promenade) se repite cada cierto tiempo—suena ya al inicio—para ilustrar cómo camina de un cuadro a otro el visitante de la exposición. Notables en la orquestación de Ravel son el retrato de una carreta de bueyes (Bydlo, en el original polaco) que se confía a un solo de tuba y uno de saxofón en Il vecchio castello.
Cuadros de una exposición
………
Encore: Emerson, Lake & Palmer hicieron una versión en rock progresivo de la obra de Mussorgsky, e incluyeron un número—in the mood of a medieval minnesong*, informa Wikipedia—que no es del ruso sino de Greg Lake, el guitarrista del gran trío: The Sage. Cerremos con su hermosura este divertimento musical. (Letra incluida).
The Sage
I carry the dust of a journey
that cannot be shaken away
It lives deep within me
For I breathe it every day.
You and I are yesterday’s answers;
The earth of the past come to flesh,
Eroded by Time’s rivers
To the shapes we now possess.
Come share of my breath and my substance,
and mingle our stream and our times.
In bright, infinite moments,
Our reasons are lost in our rhymes.
………
*Minnesang fue un tipo de canción lírica de los trovadores alemanes entre los siglos XII y XIV—los Minnesänger—, y era su tema el amor. (Minne, amor en la lengua germánica de la época).
LEA
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