La cura es un pronunciamiento del Soberano

La cura es un pronunciamiento del Soberano

 

Siguen impertérritos los dirigentes de la clase política nacional, oficialistas y opositores. Ambos se preparan al cotejo electoral del 6 de diciembre: el gobierno con el cierre militar de fronteras—lo último: el Vicepresidente Ejecutivo Jorge Arreaza comentó hoy que con el estado de excepción extendido a los municipios Rómulo Gallegos y Pedro Camejo se va a «corroborar» la propiedad de las fincas «para hacerlas productivas» (El Universal: Revisarán «finca por finca» titularidad de tierras en Apure)—, el desacato a una sentencia supranacional que lo obliga, la condena absurda a un connotado opositor, la cotidianidad de su guerra sucia—banalidad del mal, diría Hannah Arendt—y la negación a la realidad económica; la oposición con comunicados y el anuncio de nuevas marchas, luego del resonante fracaso de la última convocatoria (8 de agosto).

Luis García Mora escribió el domingo pasado en Prodavinci:

Lo grave es que el Gobierno sigue imponiendo la agenda. Y la oposición no lo logra. Y pendientes: las elecciones las gana quien lleva la iniciativa, quienes llevan la vanguardia en los temas y los plantean. La oposición no articula una sola idea que obligue al Gobierno a reaccionar, a responderle. Eso no significa que tengan perdidas las elecciones, sino que de no actuar (quedan todavía tres meses), el Gobierno puede salir mejor parado el 6-D de lo que debería. En lo que queda de campaña, los líderes y estrategias del comando de la Unidad (Borges, Ramos Allup, Freddy Guevara y Márquez) tienen que imaginar (por decirlo así) su propio Dakazo, su crisis de frontera, su sentencia. Vale decir: la oposición necesita un evento que produzca el quiebre, pero los mediocampistas no pasan el balón, no generan los espacios, no producen variantes. Puro pase largo infinito y sin ubicación, con un déficit organizativo contra un Gobierno que sí lo tiene.

En ninguno de los dos lados emerge un interés por dar al Pueblo la tribuna de oradores. Son los políticos profesionales los que guardan celosamente el protagonismo—¿cómo podría entrevistarse al Poder Constituyente Originario en CNN, cuál es su dirección en Twitter?—, para que no caiga en manos del Soberano que teóricamente preside una democracia «participativa y protagónica». No creen en ella. El oficialismo calla sobre el punto, la oposición se refiere a él a regañadientes para decir que no se debe «distraer esfuerzos». (Jesús Torrealba: «Para cruzar ese puente hay que llegar al río» y, por supuesto, «No estamos en un cantón suizo»).

El 5 de abril del año pasado aumenté la apuesta, al plantear la celebración de un Gran Referendo Nacional que daría participación a ambos lados de la contienda. (En la emisión #89 de Dr. Político en RCR). He aquí un fragmento de 15 minutos, proveniente de esa transmisión:

(Fe de erratas: al comienzo del audio digo que un revocatorio se convoca a los cuatro años del período constitucional; en verdad, puede convocarse una vez cumplida la mitad del período: después de tres años de iniciado. En el caso del presidente Maduro, a partir del 10 de enero de 2016).

Sigo creyendo que es la voz del Pueblo la que sanará nuestras heridas.

LEA

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